"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

domingo, 7 de enero de 2018

¡Nieve en Cuba!, ¿cuándo, dónde?

La mayoría de los especialistas coinciden en calificar de muy remota la probabilidad de que pueda nevar en determinado punto del país, pues nuestra característica insular hace que en su avance hacia el sur las masas de aire sumamente gélido de origen ártico y los frentes fríos activos provenientes de Norteamérica sean atenuados por las aguas más cálidas del Golfo de México y el Estrecho de la Florida





Foto: Ariel Cecilio Lemus

Acostumbrados a sacar en muy pocas ocasiones los abrigos durante buena parte de los últimos inviernos, no pocas personas y en particular muchos jóvenes se muestran sorprendidos por la persistencia de varios días consecutivos con frío en este comienzo del 2018, principalmente en el occidente y centro del país.

Sin embargo y como lo ha planteado Granma en ocasiones anteriores, para nada ello constituye algo inusual desde el punto de vista meteorológico, pues en las décadas de los 30, 40, 50, 60 y 70 del pasado siglo, por solo mencionar algunos ejemplos, tuvimos temporadas invernales donde hubo temperaturas notablemente bajas.

Vale citar la mínima de 2,0 grados Celsius, medida el 28 de enero de 1940 en el aeropuerto de Rancho Boyeros, en las afueras de la capital, reseñada en medios de prensa de la época.

Reportes muy significativos tuvieron lugar también el 11 de enero de 1970. Así el poblado de Güira de Melena registró 1,8 grados (la más baja de los últimos 50 años en ese momento), mientras los termómetros marcaron 2,5 en Tapaste y 2,9 en la ciudad de Santa Clara.

La habanera estación de Casablanca notificó ¡8,5 grados!, que todavía es el récord vigente para la zona metropolitana de la capital.

Un año después, el 21 de enero de 1971, los campos de caña del central Puerto Rico Libre, en Unión de Reyes, amanecieron cubiertos por una fina escarcha en el momento que la estación meteorológica de la referida localidad matancera tenía una mínima de ¡1,0 grados!

Hubo, además, valores muy significativos en Indio Hatuey con 1,2: Güines, 2,1 y Jovellanos, 2,4.

Y aunque más cercano en el calendario, es indispensable mencionar el récord nacional de frío de 0,6 grados Celsius, establecido en Bainoa el 18 de febrero de 1996, y lo sucedido en la madrugada y primeras horas de la mañana del 15 de diciembre del 2010, al romperse los récords de mínima para el mes en 31 estaciones. Nueve de ellos fueron absolutos, relación encabezada por el reporte de 1,9 grados en Colón, Matanzas.

Pero observaciones hechas por Andrés Poey y Aguirre, precursor de la meteorología científica en Cuba, sugieren que en nuestro país pudieron ocurrir en épocas ya bien lejanas temperaturas inferiores a las anteriormente mencionadas.

En un trabajo investigativo sobre su obra, cuyo autor es el fallecido meteorólogo Roberto Ortiz Héctor, Poey hace alusión a una serie de anotaciones hechas por el Barón Alejandro de Humboldt durante su visita a la mayor de las Antillas en 1800, referentes a la presencia de «heladas» en puntos situados en las cercanías de La Habana.

Igualmente comenta el fuerte invierno de 1845, que produjo escarcha en las afueras de la ciudad de Santiago de Cuba (algo inconcebible para los cubanos de hoy). Dice además que en San Diego Núñez, a 28 leguas de La Habana, se congeló el aceite en las lámparas del alumbrado público.

Lo más insólito de los apuntes de Poey es su referencia a la caída de nieve en una cima montañosa de Pinar del Río, en enero de 1852.

¿Veremos alguna vez las actuales generaciones de cubanos tan llamativo fenómeno?

Sobre el tema la mayoría de los especialistas coinciden en calificar de muy remota la probabilidad de que pueda nevar en determinado punto del país, pues nuestra característica insular hace que en su avance hacia el sur las masas de aire sumamente gélido de origen ártico y los frentes fríos activos provenientes de Norteamérica sean atenuados por las aguas más cálidas del Golfo de México y el Estrecho de la Florida. Por tanto, ello solo podría suceder bajo la persistencia de condiciones meteorológicas extremas y anómalas.

Es oportuno resaltar que si bien hay una marcada tendencia hacia el calentamiento del planeta, de ningún modo eso significa que no haya inviernos intensos, como se viene comportando el actual en gran parte de los Estados Unidos y Europa.

Hitos de la guerra




No se conoce con precisión qué significa la palabra «mambí» ni tampoco su origen. ¿Dominicano? ¿Brasileño? ¿Congo? El caso es que parecen ser varias las etimologías del término, y al cabo es un solo significado. Para unos era el nombre que se daba a los indios que se rebelaban contra sus caciques y se ocultaban en los bosques. Era en Santo Domingo sinónimo de «rebelde» o «cimarrón», y equivalía a «jíbaro» en Perú, en tanto que en Brasil se llamaba así al animal cerrero, sin cortes ni marcas que indicaran que tenía dueño.

En congo, asevera el polígrafo cubano Fernando Ortiz, significaba «hombre malo», «abominable», «cruel», «sucio», «malvado». Una palabra como esa, despreciativa e injuriosa, era la que, en congo, utilizaban los poderosos para designar a los que se oponían a sus designios. Mambises llamaron los colonialistas españoles a los insurrectos cubanos. Para ellos, los miembros del Ejército Libertador eran viles, viciosos, dañinos… rebeldes y por lo tanto mambises, en definitiva. No supieron los españoles que los cubanos asumirían la denigrante palabreja como un título de gloria.

Esos mambises mal armados y harapientos derrotaron en toda la línea al poderoso ejército español, mandado por la flor y nata de sus generales. Fue una lucha que comenzó el 10 de octubre de 1868, inicio de la llamada Guerra de los Diez Años, se prolongó poco después con la Guerra Chiquita y luego de un período de «reposo turbulento» o «tregua fecunda», se reinició el 24 de febrero de 1895.

Aunque hubo antecedentes, el más notable de estos el de Joaquín de Agüero, que protagonizó el primer enfrentamiento armado contra el colonialismo español, el 13 de julio de 1851, se cumplen ahora 150 años del inicio de las gestas por la independencia cubana.
La campaña más grande

La guerra reiniciada en 1895 se prolongaría hasta 1898. España tenía en la Isla, entre tropas regulares y paramilitares, más de 90 000 efectivos. Poco después llegaban 117 000 hombres de refuerzo. El capitán general Martínez Campos, vencedor en la Guerra de los Diez Años, se percata de que Cuba se ha perdido para España y que la metrópoli no tiene otro camino que el de arrasar la Isla.

Por eso viene a sustituirlo el sanguinario Valeriano Weyler. Madrid insiste en que luchará en Cuba «hasta el último hombre y la última peseta» y Weyler tendrá bajo su mando a casi 250 000 hombres, el ejército más grande que hasta entonces tuvo España en América. Se anota logros parciales y puede asestar a la revolución algún que otro golpe demoledor, pero fracasa a la postre. Su sustituto, el general Blanco Erenas, que había logrado sofocar la Guerra Chiquita, enarbolaría una política de apaciguamiento, pretendida reconciliación que no se vio acompañada de la reducción de tropas. Blanco tuvo en campaña a 1 500 hombres más que Weyler, y aunque el número de tropas regulares disminuyó bajo su mando, aumentaron los paramilitares, lo que hizo que en ese momento España contara en Cuba con una fuerza superior a los 278 000 efectivos, la más alta de toda la contienda.

Noventa y dos generales españoles pasaron por Cuba entre 1895 y 1898. Eran hombres experimentados en la teoría y en la práctica de las armas. El valor y el honor primaron en la mayoría de ellos, que luchó en defensa de sus intereses patrios. Eso engrandece todavía más a nuestros mambises, capaces de derrotar a los principales estrategas y tácticos de su época.

Los ingleses llamaron a Máximo Gómez, general en jefe del Ejército Libertador, «el Napoleón de la guerrilla». No alcanza la palabra para describir el genio militar de los mayores generales Antonio Maceo y Calixto García. Sin el concurso del Ejército Libertador y la clara estrategia de Calixto, hubiera sido muy difícil a las tropas norteamericanas derrotar a los españoles cuando en 1898 irrumpieron en la guerra de Cuba contra España para lastrar a la postre la soberanía cubana sobre la Isla. Un hecho revela como pocos el arrojo y la valentía de los mambises que, con hambre y miseria sin cuento, se enfrentaron al armamento más poderoso de la época. Durante la invasión de Oriente a Occidente, entre marchas y contramarchas, los insurrectos cubanos, unos a pie y otros a caballo, recorrieron 1 700 kilómetros y mantuvieron no menos de 27 combates de envergadura en 76 días. Es la campaña militar más grande habida en América Latina, una hazaña que cubrió de gloria a un ejército que asumía con orgullo la palabra con que los españoles pretendían denigrarlo.
Recuento

El alzamiento, en la región oriental de la Isla, de Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, el 10 de octubre de 1868, es pronto secundado por patriotas de otras provincias. Combatientes de los tres frentes de guerra se reúnen el 10 de abril de 1869, y constituidos sus representantes en asamblea nacional redactan una Constitución democrática y proclaman la República. La lucha será encarnizada.

Cuesta a España 95 000 hombres que mueren en combate o por enfermedades, y el desembolso de unos 250 millones de pesos. Cuenta el Ejército Libertador cubano con unos 8 000 efectivos y llevan adelante una gesta que asombra al mundo, como reconoce el capitán general español Arsenio Martínez Campos. Pero la guerra a la postre se hace insostenible y finaliza con el llamado Pacto del Zanjón, el 10 de febrero de 1878.

No todos los patriotas aceptan el cese de las hostilidades. El mayor general Antonio Maceo, con la llamada Protesta de Baraguá —15 de marzo de 1878— deja muy claro que hay cubanos inconformes con el Pacto porque no reconoce la independencia ni contempla la abolición total de la esclavitud, términos fundamentales de la Revolución. El 23 de marzo se rompen de nuevo las hostilidades que cesarán el 21 de mayo, en Loma Pelada, a orillas del río Barigua, en Santiago de Cuba.

Resuenan de nuevos los fusiles y relucen los machetes entre 1879 y 1880. Es la llamada Guerra Chiquita. Se mantiene sobre todo en la mitad oriental de la Isla. Sobrevienen después los pronunciamientos de Ramón Leocadio Bonachea y Limbano Sánchez.

Mientras en Estados Unidos, José Martí, Apóstol de la Independencia, sienta las condiciones para lo que él llama la Guerra Necesaria y organiza el Partido Revolucionario Cubano. Es una guerra que más allá de la independencia de la Isla, dice, redundaría en favor de América y del mundo y evitaría que Washington terminara apoderándose de las Antillas.

La insurrección, desatada como ya se dijo, el 24 de febrero de 1895, prende rápido en casi toda la Isla. Pronto llegan a Cuba sus principales líderes y se reúnen en La Mejorana. Muere Martí, el 19 de mayo, en un enfrentamiento con una tropa española. El 23 de enero de 1896, el mayor general Antonio Maceo da por concluida, en el extremo occidental de Cuba, la Invasión que partió de Oriente, y muere en combate en ese mismo año, el 7 de diciembre.

En febrero de 1898, por causas aún no bien precisadas, explota en la bahía de La Habana el crucero norteamericano Maine, pretexto que utiliza Washington para intervenir en la guerra cubano-española, intervención que cambiará el curso de los acontecimientos.
Generales

La antigua provincia de Oriente es el territorio que más generales aportó al Ejército Libertador cubano desde 1868. Le siguen Las Villas y Camagüey, y luego La Habana, Matanzas y Pinar del Río. Hubo además generales no cubanos: siete venezolanos y siete dominicanos llevaron en sus solapas las estrellas de general, y lo fueron asimismo seis españoles, tres mexicanos, dos colombianos y dos norteamericanos, además de un polaco, un francés, un puertorriqueño y un chileno.

Vale recordar en este aniversario 150 de la guerra que de los generales del Ejército Libertador, 13 fueron abogados, y médicos otros 13. Hubo cinco maestros y cuatro periodistas; cinco dentistas y dos ingenieros. Un veterinario, dos doctores en Farmacia y un doctor en Filosofía y Letras. Suman 220 los generales de la independencia cubana.

Se afirma que el más joven —28 años— fue Juan Bruno Zayas. Lo fue en el momento de su ascenso porque, aun sin ánimo de ser exhaustivo, con esa misma edad eran generales Antonio Maceo y Rafael de Cárdenas, y también con 28 recibió Agramonte su designación como mayor general.

Flor Crombet accedió al generalato con 27, al igual que Gerardo Machado, y Calixto García (hijo) con 24.

A veces, durante las guerras cubanas, hay en una sola familia más de un general o un oficial superior. Mayor general fue el holguinero Julio Grave de Peralta y general de brigada su hermano Belisario.

Entre los Sánchez Agramonte hay dos generales de brigada y un coronel. José Joaquín, hermano del mayor general Serafín Sánchez Valdivia, era general de brigada. Primos los mayores generales Luis y Perucho Figueredo, y fueron coroneles dos de los hermanos de Mario García Menocal. Carlos Manuel de Céspedes y su hermano Francisco Javier fueron mayores generales, y coroneles otro hermano, un sobrino y uno de los hijos mayores del Padre de la Patria, en tanto que su vástago menor, ya en la guerra del 95, lució el grado de teniente coronel.

El mayor general José Maceo participó en más de 500 acciones combativas y recibió 19 heridas de guerra. Su hermano Antonio intervino en más de 600 combates, 200 de ellos de gran significación.

Su cuerpo estaba marcado por 27 cicatrices. De estas, 21 corresponden a la contienda del 68.

Las balas no lo matan

Acciones heroicas hay muchas en esos años de guerra. A modo de ejemplo vaya esta, que más que historia parece cosa de leyenda. Yace Antonio Maceo, casi moribundo, en la hamaca de un hospital de campaña. Tiene en el pecho una herida del tamaño de un puño y una mano prácticamente destrozada. Se hacen esfuerzos desmedidos por salvarlo cuando la columna española del general González Muñoz, perseguidor incansable del Titán, se hace presente en el lugar. Ayudado por su esposa María Cabrales, su hermano José y otros combatientes, logra Maceo dejar la hamaca y subir a un caballo. Se esfuma, a todo galope, ante los ojos de los que daban como segura su captura.

Poco después, el capitán general Arsenio Martínez Campos informaba a Madrid: «Creí habérmelas con un mulato estúpido, con un rudo arriero, pero me lo encuentro transformado no solo en un verdadero general, capaz de dirigir sus movimientos con tino y precisión, sino en un atleta que en momentos de hallarse moribundo en una camilla, es asaltado por mis tropas y abandonando su lecho se apodera de un caballo, poniéndose fuera del alcance de los que lo perseguían».

Así era Maceo. Como decía el coronel Francisco Camps en sus memorias: «Un hombre a quien las balas no matan».



Sobre estos y otros temas volverá el escribidor en este aniversario 150 de las Guerras.

MIS RECUERDOS DE PHILIP AGEE

Por Pedro Martínez Pírez



Este domingo se cumplen diez años del fallecimiento del ex oficial de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos Philip Agee, quien al morir en La Habana el 7 de enero de 2008 fue calificado por el periódico Granma como un leal amigo de Cuba y ferviente defensor de la lucha de los pueblos por un mundo mejor. 

Aunque como integrante de la misión diplomática cubana en Ecuador entre 1960 y 1962 sufrí los intentos de penetración de la Embajada, así como otros actos organizados por la CIA contra Cuba, pude conocer personalmente a Philip Agee en octubre de 1983, cuando el entonces ex agente de la CIA participó como invitado en la Sesión Solemne del Tribunal Antiimperialista de Nuestra América, organizado por su Presidente, el ex canciller guatemalteco Guillermo Toriello, y su Secretario Ejecutivo, el periodista venezolano Freddy Balzán.

En esa Sesión Solemne, a la cual asistieron otros ex agentes de la CIA, Philip me fue presentado en Managua por el entonces Ministro del Interior de Nicaragua y Fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Tomás Borge, ante quien reconoció con arrepentimiento el daño que hizo a Cuba y al movimiento revolucionario ecuatoriano durante su misión en el país andino, todo lo cual relata con lujo de detalles en el libro LA CIA EN EL ECUADOR, que Agee me obsequió con la siguiente dedicatoria: "Con saludos afectuosos a mi ahora compañero, antaño enemigo, esperando un futuro de gran provecho en proyectos conjuntos. !Viva la Revolución! Philip".

Nunca olvidaré la honestidad de Philip durante su intervención en las sesiones del Tribunal Antiimperialista de Nuestra América, evento realizado días antes de la criminal y abusiva invasión imperialista a la pequeña isla de Granada, y al que también asistieron el ex presidente dominicano Juan Bosch, el patriota boricua Rafael Cancel Miranda y el escritor y militante revolucionario Jaime Galarza, de Ecuador, entre otras figuras de izquierda de la región.

En sus emotivas palabras Philip Agee pidió perdón a todas las personas afectadas por las misiones que él cumplió como oficial de la agencia de espionaje y subversión yanqui en Ecuador, Uruguay y México, durante los doce años que perteneció a la CIA.

En encuentros que sostuvimos en Managua y La Habana y en entrevistas que le realicé para Radio Habana Cuba, me contó Philip que él fue reclutado por la CIA siendo muy joven, cumplió su primera misión en Ecuador, pero comenzó a tomar conciencia de los crímenes que cometía la CIA años después, en Uruguay, su segunda misión en América Latina, y pudo darse cuenta allí de la razón que asistía a los valerosos militantes del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, hombres y mujeres que luchaban contra la dictadura y por una revolución justiciera. A partir de su salida de la tenebrosa agencia y sus trascendentales revelaciones, Agee fue calificado de traidor por el gobierno de los Estados Unidos, y perseguido con saña por los servicios especiales estadounidenses con la complicidad de algunos de los aliados de Washington.

Rodeado del respeto y la admiración de los cubanos Philip Agee murió a los 72 años de edad, víctima de cáncer, en La Habana, donde se había radicado luego de un largo peregrinar, y en Cuba creó un portal en Internet con el nombre de MI CUBA LINDA para favorecer los viajes y las inversiones de ciudadanos y empresas de los Estados Unidos, en su empeño de ayudar a Cuba a enfrentar el criminal bloqueo económico, comercial y financiero yanqui que se mantiene hasta hoy a pesar del rechazo virtualmente unánime de la comunidad internacional.


La periodista de la televisión cubana Maritza Deschapelles Morejón debe conservar imágenes de la participación de Philip Agee en un Encuentro de Corresponsales de Guerra celebrado hace algunos años en el Centro de Prensa Internacional de La Habana, donde la colega se me acercó con la intención de entrevistarme sobre mi experiencia como corresponsal de Radio Habana Cuba en Angola, y como en ese momento conversaba con el entonces amigo y compañero Philip Agee, le dije en son de broma: "entrevístalo a él quien como oficial de la CIA trató de asesinarme en Quito cuando yo era un joven diplomático". Nos reímos mucho con Philip y con Maritza, quien es una valiosa periodista de la televisión cubana que algún día pudiera sorprendernos con un documental en que podamos apreciar vivo y solidario a este gringo bueno que decidió renunciar y denunciar a la CIA y echar su suerte con los pobres de la tierra.

Cuba en transición: la isla que recibe a Michelle Bachelet ( Debate)

Camilo Villa J. |Domingo 7 de enero 2018 8:53 hrs.


Nunca una visita de Estado a Cuba ha pasado inadvertida. Desde el triunfo revolucionario de 1959 arribar a la mayor de Las Antillas desborda lo estrictamente protocolar. Aquel país caribeño despierta conflictos que muchos se esfuerzan por superar, pero la historia termina pasando la cuenta y florecen pasiones arraigadas en el corazón del siglo pasado, cuando la Guerra Fría incitaba temibles odiosidades.

Por eso no son de extrañar las encendidas polémicas que suscita el viaje de la presidenta Michelle Bachelet a una de las pocas naciones en el mundo que se define como socialista. Apenas la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado aprobó el viaje el pasado tres de enero, comenzaron ataques posicionados en uno de los lados del desaparecido pero presente Muro de Berlín.

Las críticas argumentan que el viaje es innecesario y obedece a un gusto personal de la Mandataria. Muestra de esto es la ironía escrita por Manuel José Ossandón en su cuenta twitter el tres de enero: “No me parece mal el viaje a Cuba de la Presidenta Bachelet, es más, si agregara una visita a Nicaragua y otra a Venezuela, podría pasar a la historia como ‘la gira del socialismo fracasado'”.

Más allá de las diversas opiniones en torno a Cuba, la nación que visita la presidenta no es la misma que dirigió Fidel Castro.

El 2006 Raúl Castro asumió el máximo cargo del país, pero no fue sino hasta el 2008 cuando se posesionó formalmente en la presidencia. Ese mismo año se autoriza a agricultores privados recibir tierras en usufructo.

En Octubre del 2010 el trabajo privado se permitió para 181 oficios, mientras que el año 2011, durante el VI Congreso del Partido Comunista, fueron aprobadas 300 medidas apuntadas a la ampliación del sector particular, la autogestión de empresas públicas, y la reducción del personal de las empresas estatales.

De ahí en más, La isla se ha abierto al capital extranjero, permitiendo incluso inversiones estadounidenses, como la cadena hotelera Starwood. También ha modificado su política migratoria y restableció, el 17 de diciembre del 2014, las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, rotas en 1961.

Según informó en octubre pasado el ministro de comercio exterior y de la inversión extranjera, Rodrigo Malmierca Díaz, durante el 2017 Cuba logró atraer más de dos mil millones de dólares, y la cartera para el próximo año propone un total de 456 proyectos por un monto superior a los 10 mil 700 millones de dólares.

En cuanto al turismo –sector fundamental para la economía cubana-, se proyecta que este año los visitantes superen los cinco millones, quienes aportarían más de mil doscientos millones de dólares por semestre.

La apertura económica también se ha acompañado de la religiosa, muestra de esto son las visitas de los últimos tres Papas. En el mismo sentido, desde el 2012 los viernes santos se han declarado feriados, algo impensado hasta hace algunas décadas.

Sin embargo, para Mijail Bonito, abogado cubano nacionalizado chileno, no son aperturas que necesariamente se reflejan en la sociedad. Para él, el único cambio real es que “un señor con casi noventa años, que lleva sesenta años en un poder heredado por su hermano, ha dicho que se retira. Más cambios no hay.

“Para el pueblo cubano, en términos de crecimiento económico, en términos de apertura, en términos de libertad, no ha habido absolutamente ningún cambio, y yo personalmente no vislumbro ninguno”. Afirma el también militante de Evópoli.

Quien camine por las ciudades cubanas, se encontrará con no pocos carteles anunciando que las reformas actuales son para perfeccionar el socialismo, propaganda que no convence a Diosnara Ortega, académica y socióloga cubana radicada en Chile.

Para la docente de la Universidad Católica Silva Henríquez, decretos promulgados como los del 2008 que permite ofrecer tierras en usufructo a cubanos y también parte del territorio nacional al capital extranjero, son reformas abiertamente liberales, por eso han generado cierto desconcierto en la población.

Reacción obvia tomando en cuenta que “la Revolución, más allá de todos los vaivenes que hemos pasado, ha tratado de confirmar una autonomía en todos los sentidos, y sobre todo en el territorio. Esto la pone en riesgo”, acota.

Mientras unos afirman que los cambios en Cuba no son más que fachada y otros entrevén la desaparición del socialismo en la isla, para la doctora cubana en Ciencias de la Comunicación, Ana Teresa Badía, las transformaciones son efectivas y a ritmos prudentes.

“Los cambios que tienen lugar en Cuba no han sido apresurados. La elección de un nuevo Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, obedece a una política de transformación por parte del gobierno Cubano. En una reciente entrevista que tuvimos la oportunidad de hacer al actual Primer Vicepresidente del país, Miguel Díaz-Canel, él expresaba ante una pregunta de Radio Rebelde que vendría un período de continuidad histórica para el país”, comenta Badía.

En ese sentido, los medios cubanos juegan un rol fundamental, pues deben reflejar el discurso oficial siempre bajo la lupa de las críticas foráneas, empecinadas en acusar un férreo hermetismo informativo.

La también docente de la Universidad de La Habana, aclara que se debe diferenciar entre la prensa cubana y los periodistas cubanos: “Estamos hablando de profesionales entre los mejores formados en América Latina y también a nivel internacional, te puedo dar fe de ello. Lo otro tiene que ver con el funcionamiento de la prensa cubana, muy mediado sobre todo por factores extra mediáticos”.

Para la académica estos factores corresponden a la negativa de las fuentes para obtener información, la poca iniciativa de los medios para tener sus propias agendas, y la poca preparación que a veces tienen quienes se ponen al frente de las instituciones comunicacionales, entre otros. Inconvenientes que los periodistas esperan combatir con una ley en proyecto, incluida en este proceso de reformas.

Cuba vive momentos trascendentales. El retiro de Raúl Castro de la presidencia el próximo mes de abril conlleva necesariamente a otro mandatario. Especulaciones van y vienen, pero la más arraigada en el pueblo cubano es que el próximo dignatario de la nación será Miguel Díaz-Canel, actual primer vicepresidente.

A esta Cuba llega Michelle Bachelet, un país que se debate entre su historia y su futuro.
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