"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

domingo, 15 de octubre de 2017

Una verdad muy incómoda: Ahora o nunca. Trailer




Una verdad muy incómoda: Ahora o nunca... por elseptimoarte

Sinopsis

Una década después de que “Una verdad incómoda” llevase el cambio del clima a la cultura popular, aparece la fascinante y vibrante secuela que pone de manifiesto lo cerca que estamos de una verdadera revolución de la energía. El ex vicepresidente Al Gore continúa su incansable lucha, viajando por todo el mundo para preparar a un ejército de adalides del clima y para influir en la política climática mundial. Las cámaras le siguen tras el escenario, en momentos privados y públicos, divertidos y emotivos, en su esfuerzo por materializar la idea de que, aunque nunca nos hemos jugado tanto, los peligros del cambio climático pueden ser superados mediante el ingenio y la pasión que atesora el ser humano.

Notas de producción

Secuela del aclamado documental de 2006, 'Una verdad incómoda'.Ver web oficial

Texto íntegro del registro de derechos humanos de EEUU en 2016


BEIJING,9 mar (Xinhua) -- A continuación presentamos el texto íntegro del Registro de Derechos Humanos de Estados Unidos en 2016, publicado hoy jueves en Beijing por la Oficina de Información del Consejo de Estado (gabinete de China):

Registro de Derechos Humanos de Estados Unidos en 2016

Oficina de Información del Consejo de Estado de la República Popular China

Prólogo:

El 3 de marzo, hora local, el Departamento de Estado de Estados Unidos publicó sus informes por países sobre prácticas de derechos humanos, presentándose una vez más como "el juez de los derechos humanos". Blandiendo "el bastón de los derechos humanos" señaló y atribuyó responsabilidades sobre la situación de los derechos humanos en muchos países, pero no prestó atención a sus propios terribles problemas en este ámbito. La gente no puede evitar preguntarse cuál era la situación real de los derechos humanos en Estados Unidos en 2016. Los hechos concretos muestran que el año pasado se produjo un continuo deterioro en algunos aspectos clave de los problemas de derechos humanos ya existentes. Con los disparos aún sonando en los oídos de la gente más allá de la Estatua de la Libertad, una discriminación racial que empeoró y una farsa electoral dominada por la política del dinero, el autoproclamado defensor de los derechos humanos retrató su "mito" en materia de derechos humanos con sus propias acciones.

-- Los frecuentes delitos relacionados con las armas condujeron a una elevada cifra de víctimas y la tasa de encarcelamiento se mantuvo alta. Se produjeron un total de 58.125 incidentes de violencia con armas, entre ellos 385 tiroteos masivos, en Estados Unidos en 2016, que provocaron 15.039 muertes y heridas a 30.589 personas (www.gunviolencearchive.org, 31 de diciembre de 2016). Estados Unidos tiene la segunda mayor ratio de presos, con 693 reclusos por cada 100.000 habitantes (www.statista.com, abril de 2016). Hay 70 millones de estadounidenses --casi uno de cada tres adultos-- con algún tipo de antecedente penal (harvardlawreview.org, 5 de enero de 2017).

-- El nivel de vida de los grupos con ingresos medios y bajos fue preocupante en un contexto en el que la brecha en los ingresos se amplió. En 2016, la proporción de estadounidenses adultos que tenían un trabajo a tiempo completo registró el nivel más bajo desde 1983. En las últimas tres décadas, cerca del 70 por ciento de los ingresos fue a parar a los bolsillos del 10 por ciento más rico. La población de clase media de Estados Unidos llegó a un punto de inflexión hacia la contracción. Además, uno de cada siete estadounidenses seguía viviendo en la pobreza y 45 millones de personas se encontraban en circunstancias difíciles. La esperanza media de vida cayó de 78,9 a 78,8 años y, con ello, Estados Unidos registró un descenso en la esperanza de vida general por primera vez en más de 20 años.

-- El racismo continuó existiendo y las relaciones raciales empeoraron. En 2016, el Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes de las Naciones Unidas informó al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas de que los problemas raciales eran graves en Estados Unidos. La historia colonial, la esclavitud, la subordinación y la segregación raciales, el terrorismo racial y la desigualdad entre razas en Estados Unidos siguieron planteando un serio desafío. Las muertes a manos de la policía recordaron al pasado terrorismo racial del linchamiento. Estados Unidos estaba atravesando una "crisis de derechos humanos" (www.un.org, 18 de agosto de 2016).

-- No se logró ninguna mejora en la protección de los derechos de las mujeres, los niños y los ancianos y los derechos de los grupos vulnerables fueron gravemente violados. Las mujeres recibieron salarios mucho menores comparados con los de sus colegas hombres. Las mujeres que trabajaban para el gobierno municipal en Nueva York ganaban un 18 por ciento menos que los hombres (www.nydailynews.com, 11 de abril de 2016). Las mujeres eran en torno al 60 por ciento de los trabajadores de California que cobraban el salario mínimo o menos (www.sandiegouniontribune.com, 10 de abril de 2016). El acoso y las agresiones sexuales se produjeron con frecuencia. Casi una de cada cuatro mujeres manifestaron haber sido acosadas en el trabajo (www.usatoday.com, 7 de julio de 2016). El 20 por ciento de las mujeres jóvenes que asistieron a la universidad durante un periodo de cuatro años dijeron haber sido agredidas sexualmente (www.washingtonpost.com, 5 de marzo de 2016). La tasa de pobreza entre los niños se mantuvo en un nivel elevado y una cifra estimada de 6,8 millones de personas con edades entre los 10 y los 17 años se encontraban en situación de inseguridad alimentaria (www.urban.org, 11 de septiembre de 2016). Se produjeron ocasionalmente casos de abusos y asesinatos de ancianos y unos cinco millones de personas mayores fueron víctimas de abusos cada año (www.csmonitor.com, 15 de junio de 2016).

-- Estados Unidos pisoteó repetidamente los derechos humanos en otros países y llevó a cabo deliberadamente matanzas de inocentes. Entre el 8 de agosto de 2014 y el 19 de diciembre de 2016, Estados Unidos lanzó 7.258 ataques aéreos en Irak y 5.828 en Siria, que causaron 733 incidentes con una estimación de muertes de civiles de entre 4.568 y 6.127 (airwars.org, 19 de diciembre de 2016). Desde 2009, el nivel máximo de muertes de civiles a causa de drones estadounidenses se situó en más de 800 personas en Pakistán, Yemen y Somalia (www.theguardian.com, 1 de julio de 2016). El problema de la detención ilegal y las torturas a prisioneros de otros países continuó sin resolverse.

-- Estados Unidos rechazó aprobar convenciones internacionales fundamentales sobre derechos humanos y no aceptó los borradores de resolución de la ONU relacionados con los derechos humanos. Todavía no ha ratificado convenciones sobre derechos humanos internacionales básicas, incluidos el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. En la 71ª Asamblea General de la ONU, Estados Unidos votó en contra de borradores de resolución relacionados con los derechos humanos, entre los que figuraban "El derecho al desarrollo", "Los derechos humanos y las medidas coercitivas unilaterales", la "Promoción de un orden internacional democrático y equitativo" y la "Declaración del derecho a la paz" (www.un.org, 19 de diciembre de 2016).

I. Violaciones serias del derecho a la vida y a la seguridad personal

En 2016, el gobierno de Estados Unidos no ejerció un control efectivo sobre las armas, los departamentos de aplicación de la ley abusaron de su poder y los delitos no se frenaron de forma efectiva. Como resultado, los derechos civiles, en especial el derecho a la vida, se vieron seriamente amenazados y se cometieron violaciones continuas de los derechos personales del pueblo.

Se mantuvo un nivel elevado de delitos relacionados con armas. De acuerdo con datos difundidos por el FBI el 26 de septiembre de 2016, se utilizaron armas de fuego en el 71,5 por ciento de los asesinatos de todo el país, en el 40,8 por ciento de los robos y en el 24,2 por ciento de los casos de lesiones graves en 2015 (ucr.fbi.gov, 26 de septiembre de 2016). Según un informe del Archivo de Violencia con Armas, se produjeron un total de 58.125 incidentes violentos con armas, incluidos 385 tiroteos masivos, en Estados Unidos en 2016, en los que murieron 15.039 personas y 30.589 resultaron heridas (www.gunviolencearchive.org, 31 de diciembre de 2016). El 12 de junio de 2016, un pistolero abrió fuego dentro de una discoteca en Orlando en la que había una gran cantidad de personas y mató a 50 de los presentes y provocó heridas a otros 53 en un acto que se convirtió en el tiroteo masivo con más víctimas mortales de la historia del país (www.washingtonpost.com, 12 de junio de 2016).

La tasa de delitos se disparó. De acuerdo con el informe "El crimen en Estados Unidos" publicado por el FBI en 2016, se estima que se cometieron 1.197.704 delitos violentos en todo el país en 2015, un 3,9 por ciento más que el año anterior. La tasa estimada de delitos violentos fue de 372,6 por cada 100.000 habitantes, un aumento del 3,1 por ciento respecto a la tasa de 2014. Dentro del total de delitos violentos de 2015, el 63,8 por ciento fueron casos de lesiones graves; el 27,3 por ciento, robos; el 7,5 por ciento, violaciones; y el 1,3 por ciento, asesinatos. En todo el país, se estima que se produjeron 7.993.631 delitos contra la propiedad y las víctimas de los mismos sufrieron pérdidas de que se calculan en unos 14.300 millones de dólares (ucr.fbi.gov). En 2015, se estima que ocurrieron en el país 15.696 casos de asesinato y homicidio involuntario no negligente, según los datos divulgados por Statista (www.statista.com). El sitio web del periódico británico Daily Mail informó el 26 de julio de 2016 de que los homicidios en las 51 principales ciudades de Estados Unidos en la primera mitad del año habían aumentado un asombroso 15 por ciento y de que la tasa de homicidios en Chicago se había incrementado un 48 por ciento interanual (www.dailymail.co.uk, 26 de julio de 2016). El entonces secretario de prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo que era problema de que algunas ciudades "están experimentado un preocupante aumento de los delitos violentos" (www.washingtonpost.com, 14 de mayo de 2016). El actual presidente estadounidense, Donald Trump, también admitió que "los delitos están fuera de control y empeorando rápidamente" (www.dailymail.co.uk, 26 de julio de 2016). Los delitos de odio también se incrementaron. De acuerdo con las Estadísticas de Delitos de Odio de 2015 publicadas por el FBI, las agencias de aplicación de la ley presentaron informes de incidentes sobre 5.850 casos delictivos y 6.885 infracciones relacionadas motivados por prejuicios raciales, étnicos, de origen, religiosos, de orientación sexual, por discapacidad, de género y de identidad de género en 2015 (www.fib.gov, 14 de noviembre de 2016).

La policía abusó de su poder de aplicación de la ley. De acuerdo con los datos de delitos publicados por el FBI, se estima que los agentes realizaron 10.797.088 detenciones en 2015 en todo el país. La tasa de arrestos estimada para Estados Unidos ese mismo año fue de 3.363 por cada 100.000 habitantes (ucr.fbi.gov). El abuso en el uso de armas fue grave entre los policías estadounidenses en la aplicación de la ley. Artículos en la prensa identificaron 1.348 muertes potencialmente relacionadas con arrestos en el país entre el 1 de junio de 2015 y el 31 de marzo de 2016, una media de 135 fallecimientos al mes (www.bjs.gov, 22 de diciembre de 2016). Un total de 963 personas recibieron disparos mortales de la policía en 2016 (github.com/washingtonpost/data-police-shootings). De acuerdo con una información del Washington Post, hasta el 8 de julio de 2016, de las 509 personas muertas a manos de la policía de Estados Unidos ese año, se cree que al menos 124 padecían enfermedades mentales (www.statista.com, 8 de julio de 2016). Los agentes de policía que matan a civiles en rara ocasión se enfrentan a cargos criminales. En torno a 1.000 civiles mueren a manos de la policía cada año, pero solo 77 agentes han sido acusados de homicidio involuntario o asesinato por alguna de esas muertes entre 2005 y 2016 (www.washingtonpost.com, 19 de octubre de 2016). La tasa de encarcelamiento siguió siendo alta. De acuerdo con datos sobre delitos publicados por una empresa de investigación de mercado estadounidense en abril de 2016, Estados Unidos tiene la segunda proporción de presos más elevada, con 693 reclusos por cada 100.000 habitantes. Casi 2,2 millones de personas estaban encarceladas en Estados Unidos en 2014 (www.statista.com, abril de 2016). Han estado encarcelados 70 millones de estadounidenses --casi uno de cada tres adultos-- y cuentan con algún tipo de antecedente penal (harvardlawreview.org, 5 de enero de 2017). Diseñadas para acoger a solo 13.000 internos en total, las cárceles de Alabama tenían una población reclusa de 28.000 personas, más del doble de la capacidad diseñada. La salud de los presos no se puede salvaguardar y enfermedades infecciosas como la tuberculosis o la dermatosis se transmiten fácilmente entre los internos (apr.org, 16 de diciembre de 2016). El sitio web del Washington Post informó el 28 de noviembre de 2016 de que dos policías habían sido encarcelados por golpear a un recluso con una enfermedad mental y por falsificar registros para encubrir sus abusos (www.washingtonpost.com, 28 de noviembre de 2016). Según una información del mismo medio del 19 de diciembre de 2016, guardas del departamento del 'sheriff' del condado de Los Ángeles habían golpeado y maltratado a internos. Su antiguo jefe obstaculizó una investigación federal sobre las palizas y otros abusos en el sistema carcelario del condado de Los Ángeles que él gestionaba. La indagación llevó a condenar a 20 miembros del departamento del 'sheriff' (www.washingtonpost.com, 19 de diciembre de 2016). El 2 de diciembre de 2016, el Washington Post publicó en su sitio web que un guarda del complejo carcelario de la ciudad de Nueva York Rikers Island pateó "salvajemente" a un preso en aislamiento hasta la muerte (www.washingtonpost.com, 2 de diciembre de 2016). Las muertes en las cárceles continuaron en aumento. De acuerdo con datos difundidos por el Buró de Estadísticas de la Justicia en diciembre de 2016, entre 2001 y 2014 se produjeron 50.785 muertes de internos en Estados Unidos. En 2014, hubo 3.927 fallecimientos en las prisiones estatales y federales. Esta es la mayor cifra de muertes de presos de la que se tiene constancia desde que el Programa de Información sobre Muertes en Custodia (DCRP, por las siglas en inglés) comenzó a recoger datos en 2001. El suicidio fue la primera causa de muerte en las cárceles locales. En 2014 se registraron 372 suicidios, lo que supuso un aumento del 13 por ciento en relación a 2013. En las prisiones estatales la cifra aumentó un 30 por ciento entre 2013 y 2014 (www.bjs.gov, diciembre de 2016).

II. Derechos políticos socavados

En 2016, la política del dinero y los acuerdos de poder a cambio de dinero controlaron las elecciones presidenciales, que estuvieron repletas de mentiras y farsas. No hubo garantías para los derechos políticos y los ciudadanos respondieron con oleadas de boicots y protestas, y expusieron totalmente la naturaleza hipócrita de la democracia de Estados Unidos.

La participación y la tasa de apoyo alcanzaron un nuevo mínimo. Solo en torno al 55 por ciento de los ciudadanos en edad de votar depositó su papeleta en las elecciones de 2016, el nivel más bajo en 20 años (edition.cnn.com, 30 de noviembre de 2016). Un creciente número de estadounidenses se mostraron decepcionados o incluso enfadados con las elecciones. Una investigación de Pew realizada antes de las elecciones mostró que muchos de los votantes que tenían pensado acudir a las urnas estaban enfadados. Aquellos que no votaron esta vez fueron más allá de la alienación, hasta la antipatía --una completa aversión y desagrado respecto a los asuntos políticos-- (www.huffingtonpost.com, 6 de diciembre de 2016).

Las elecciones más caras de la historia. Los estadounidenses que se presentaron a cargos de elección federal se gastaron más dinero que nunca: unos 6.800 millones de dólares. Esta cifra es superior a lo que los consumidores se gastaron en cereales (6.000 millones de dólares). Se preveía que los candidatos a la Cámara y el Senado y los grupos independientes que los apoyaron desembolsasen 410 millones de dólares más que durante las elecciones presidenciales de 2012 (www.cbsnews.com, 8 de noviembre de 2016). Según el sitio web del Washington Post, la campaña de Clinton había recaudado 1.400 millones de dólares al cierre de noviembre de 2016, mientras que la de Trump había logrado 932 millones de dólares (www.washingtonpost.com, 9 de diciembre de 2016). La CNN publicó que 2016 fue "el año en el que el dinero no le consiguió nada a nadie" y "una época dorada para ser un hombre de recursos" (us.cnn.com, 12 de noviembre de 2016). La política del dinero provocó protestas en todo el país, en las cuales se produjeron numerosos arrestos.

Los medios no fueron objetivos e imparciales. Los medios estadounidenses publicaron muchas informaciones y comentarios sesgados durante las elecciones de 2016 y mostraron totalmente que no fueron capaces de ser objetivos o imparciales. Los medios eligieron claramente de qué lado estaban en la cobertura de las elecciones. Entre los 100 periódicos más importantes por su tirada diaria, 57 apoyaban a la candidata demócrata, mientras que dos respaldaban al republicano, de acuerdo con los datos revelados por la contabilización de apoyos de los medios realizada por la Universidad de California en Santa Bárbara. Otra encuesta hecha por la Universidad de Quinnipiac el 19 de octubre de 2016 también concluyó que los medios de comunicación hicieron una cobertura sesgada de las elecciones presidenciales, una sensación compartida por el 55 por ciento de los estadounidenses que previsiblemente votarían, incluidos en torno al 90 por ciento de los republicanos y el 61 por ciento de los votantes independientes (poll.qu.edu, 19 de octubre de 2016).

III. Preocupantes condiciones de vida de los estadounidenses con ingresos medios y bajos

En 2016, la polarización social de Estados Unidos se volvió más grave y la proporción de adultos que tenían un trabajo a tiempo completo descendió hasta un nuevo mínimo desde 1983 (www.gallup.com, 20 de septiembre de 2016), las brechas en los ingresos continuaron ampliándose, el tamaño de la clase media alcanzó un punto de inflexión y comenzó a descender (bigstory.ap.org, 12 de mayo de 2016) y las condiciones de vida de las clases más bajas se deterioraron.

La brecha en los ingresos siguió ampliándose. El 17 de mayo de 2016, el sitio web de The Guardian informó de que los 500 directores ejecutivos (CEO) más relevantes de Estados Unidos ganaron 340 veces el salario medio de un trabajador en 2015. Corregidos por la inflación, los salarios de los trabajadores comunes se mantuvieron estancados durante 50 años (www.theguardian.com, 17 de mayo de 2016). El businessinsider.com reveló que, mientras que los salarios de los CEO de las 350 mayores empresas de Estados Unidos crecieron en torno al 940 por ciento entre 1978 y 2015 tras ser corregidos por la inflación, la paga típica de un trabajador aumentó solo un 10 por ciento en ese tiempo (www.businessinsider.com, 15 de agosto de 2016). El sitio web del Wall Street Journal publicó que en los últimos 30 años cerca del 70 por ciento de los ingresos fueron a los bolsillos del 10 por ciento de los estadounidenses más ricos, lo que fue calificado como el "logro económico" más asombroso de los últimos años por Time de forma sarcástica (www.newser.com, 8 de diciembre de 2016).

La clase media descendió. El Wall Street Journal informó de que el 92 por ciento de las personas nacidas en los años 40 ganaban más a los 30 años que sus padres a la misma edad. Sin embargo, para las personas nacidas en los 80, ese porcentaje caía hasta el 51 por ciento (www.newser.com, 8 de diciembre de 2016). Según la consultora Gallup, el porcentaje de estadounidenses que dijeron que pertenecían a la clase media o media-alta había descendido 10 puntos porcentuales, desde una media del 61 por ciento entre los años 2000 y 2008 hasta el 51 por ciento en 2016. Ese descenso significa que a 25 millones de personas en Estados Unidos les iba mucho peor en términos económicos (www.gallup.com, 20 de septiembre de 2016). Según un informe del Centro de Investigación Pew publicado el 11 de mayo de 2016, la clase media estadounidense ya no era la mayoría en cerca del 25 por ciento de las grandes ciudades (bigstory.ap.org, 12 de mayo de 2016). Del 2000 al 2014, el porcentaje de adultos que vivían en hogares de clase media cayó cuatro puntos porcentuales en el conjunto del país y se redujo en seis puntos porcentuales o más en 53 áreas metropolitanas (www.pewsocialtrends,org, 11 de mayo de 2016). Una encuesta de Pew mostró que el 62 por ciento de los 1.500 adultos encuestados dijeron que el gobierno no se había preocupado lo suficiente por la clase media (www.pewsocialtrends.org, 4 de febrero de 2016).

Las vidas de la población con ingresos bajos y en situación de pobreza se deterioraron. Uno de cada siete estadounidenses, es decir, al menos 45 millones de personas, vivían en la pobreza (www.dailymail.co.uk, 10 de septiembre de 2016). Una encuesta de Pew mostró que el 49 por ciento de los estadounidenses manifestaron que no llegaban a fin de mes y un 42 por ciento dijeron que se las arreglaban para lograr un equilibrio entre ingresos y gastos (www.pewsocialtrends.org, 4 de febrero de 2016). Al cierre de 2015, las personas sin hogar eran unas 500.000 (www.theatlantic.com, 11 de febrero de 2016). El número de sintecho se incrementó en las ciudades grandes. Había más de 60.000 personas en esta situación en Wisconsin (www.usatoday.com, 16 de octubre de 2016). Miles de personas con bajos ingresos en sectores como los de la comida rápida, el cuidado doméstico y los aeropuertos fueron a la huelga repetidamente para pedir un salario mínimo estándar de 15 dólares por hora (www.theguardian.com, 21 de noviembre de 2016).

La esperanza de vida cayó. La esperanza de vida en Estados Unidos en 2015 se redujo por primera vez en más de dos décadas, de acuerdo con los datos publicados por el Centro Nacional de Estadísticas de la Salud el 8 de diciembre de 2016. La esperanza de vida de los hombres se redujo de 76,5 años en 2014 a 76,3 en 2015, mientras que para las mujeres pasó de 81,3 a 81,2. La esperanza de vida general cayó de 78,9 a 78,8 años (www.bbc.co.uk, 8 de diciembre de 2016). Al mismo tiempo, la tasa de suicidios en Estados Unidos se incrementó. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades informaron de que se produjeron 41.149 suicidios en Estados Unidos en 2013, un aumento de en torno al 41 por ciento con respecto a 1999. El suicidio fue la décima causa de muerte en Estados Unidos en 2013 y se cobró el doble de vidas que los homicidios (www.bls.gov, diciembre de 2016). En 2015, la tasa de suicidios en Estados Unidos se incrementó hasta alcanzar su nivel más alto en casi tres décadas (www.bbc.co.uk, 22 de abril de 2016).

Las condiciones de salud empeoraron. La percepción de su propio estado de salud de los residentes en Estados Unidos cayó en todos los grupos de edad entre 25 y 59 años desde 1990, de acuerdo con un informe de Gallup. El porcentaje de la población en edad de trabajar con alguna discapacidad que le impedía tener un empleo se incrementó del 4,4 por ciento en 1980 hasta el 6,8 por ciento en 2015, ajustando el dato por la edad. Esta situación está relacionada con los exorbitantes costes y la baja eficiencia del sistema de salud de Estados Unidos (www.gallup.com, 15 de diciembre de 2016). El enrevesado y opaco sistema de pagar por los medicamentos recetados permitió a los ejecutivos de las farmacéuticas establecer precios extraordinarios para medicinas sencillas que han estado disponibles desde hace años y algunas firmas incluso utilizaron cupones gratuitos para pacientes para multiplicar los precios por 10, según publicó el Chicago Tribune el 6 de diciembre (www.chicagotribune.com, 6 de diciembre de 2016).

El sistema de seguridad social tenía graves deficiencias. El Des Moines Register informó de que había 1.136.849 solicitantes de prestaciones por discapacidad federales en lista de espera, lo que significa que podrían aguardar hasta 26 meses para lograr una audiencia administrativa sobre su petición de ayudas (www.desmoinesregister.com, 25 de diciembre de 2016). Las estadísticas publicadas por singlemotherguide.com mostraron que solo el 22,4 por ciento de las madres solteras que habían sido despedidas o que estaban buscando trabajo recibían prestaciones por desempleo en Estados Unidos (singlemotherguide.com, 17 de septiembre de 2016). La CNN informó de que 16 sistemas de prisiones estatales estadounidenses carecían de procedimientos formales para incluir a los prisioneros en el Medicaid cuando se reincorporaban a la comunidad. La información decía que nueve estados contaban solo con pequeños programas en algunas instalaciones o para grupos limitados de prisioneros. Agregaba que estos 25 estados pusieron en libertad colectivamente a unos 375.000 internos cada año. La información de la CNN también indicaba que dos terceras partes de los 9.000 presos con enfermedades crónicas que salen en libertad cada año de las cárceles de Philadelphia no estaban siendo incluidos en el citado programa al abandonar las prisiones (edition.cnn.com, 12 de diciembre de 2016).

IV. Empeoramiento de la discriminación racial

En 2016, las relaciones raciales en Estados Unidos siguieron deteriorándose. Se registraron repetidos incidentes de afroamericanos abaleados por policías blancos. La discriminación racial influenció marcadamente los campos de implementación de la ley y la justicia. También se registraron brechas de forma sistemática entre las razas minoritarias y la gente blanca en cuanto a empleo e ingresos. La gente de las minorías padeció varios tratos discriminatorios en los ambientes escolar y social. El 14 de julio de 2016, la página web del periódico USA Today informó que una encuesta estableció que el 52 por ciento de los estadounidenses creía que el racismo en contra de los afroamericanos era un problema "extremadamente" o "muy" grave. De acuerdo con un sondeo conjunto del diario The New York Times y la cadena noticiosa CBS News, el 69 por ciento de los entrevistados dijo que las relaciones raciales en Estados Unidos eran generalmente muy malas. Seis de diez estadounidenses dijeron que las relaciones raciales estaban empeorando, un aumento frente al 38 por ciento que respondió de esa forma un año antes (www.usatoday.com, 14 de julio de 2016).

Incidentes de policías dando muerte a afroamericanos se reportaron con frecuencia. De acuerdo con el sitio web Mapping Police Violence (Mapeando la violencia policial), la policía estadounidense mató a por lo menos 303 afroamericanos en 2016 (mappingpoliceviolence.org, diciembre de 2016). El 5 de julio de 2016, Alton Sterling, un hombre afroamericano de 37 años, se enfrascó en una disputa con otras personas en las afueras de un pequeño almacén en Baton Rouge, Indiana. Al llegar al lugar, los policías lo lanzaron al suelo, se sentaron a horcajadas sobre él y le dieron muerte disparándole en repetidas ocasiones (edition.cnn.com, 8 de julio de 2016). El 6 de julio de 2016, policías de Minnesota detuvieron a Philando Castile porque conducía un vehículo cuya luz trasera estaba averiada, y le dispararon mientras buscaba su licencia de conducir. La madre de Castile dijo que su hijo era "negro en el lugar equivocado" y dijo también que hay "una guerra silenciosa contra la gente afroamericana". El gobierno de Estados Unidos admitió que los dos incidentes fatales no fueron aislados sino sintomáticos de los cada vez más amplios desafíos dentro del sistema de justicia criminal de ese país (www.bbc.com, 7 de julio de 2016). Dos asesinatos consecutivos de afroamericanos a manos de policías desataron violentas protestas en todo el país. El 7 de julio de 2016, durante las protestas en Dallas, Texas, cinco oficiales de policía fueron asesinados y nueve más heridos a balazos por un veterano afroamericano quien dijo que quería matar policías blancos para protestar contra la brutalidad policial (www.usatoday.com, 14 de julio de 2016). Un informe sobre las muertes causadas por policías en 2015 publicado en la página web del Washington Post, encontró que la probabilidad de que los afroamericanos fueran asesinados a tiros por policías era 2,5 veces más alta que la de las personas de piel blanca. Los hombres afroamericanos desarmados tenían cinco veces más probabilidades de ser asesinados a balazos por la policía que los hombres desarmados de piel clara (www.washingtonpost.com, 6 de diciembre de 2016). El 17 de febrero de 2016, Paul Gaston, un hombre de 37 años de Cincinnati, acababa de sufrir un grave accidente de tránsito cuando tres policías le dispararon y lo mataron. Los policías alegaron en su defensa que Gaston intentó sacar una pistola del cinturón, pero el arma resultó ser falsa. Un día antes, un hombre blanco apuntó con un arma similar también a policías de Cincinnati pero estos no dispararon contra él sino que lo arrestaron de forma tranquila y lo acusaron de amenazarlos. En su página en Internet, el periódico New York Daily News comentó que los dos incidentes, y sus resultados tan diferentes, destacaban las diferentes actitudes de la policía hacia los hombres negros y los hombres blancos, y también que los dobles estándares en Estados Unidos son reales (www.nydailynews.com, 19 de febrero de 2016). El 6 de diciembre de 2016, el sitio web del diario The Washington Post informó que Edgar Maddison Welch, un hombre blanco de 28 años, entró en un restaurante en el noroeste de Washington con un rifle semiautomático. Welch salió del establecimiento caminando hacia atrás, desarmado, de espaldas y con las manos en alto y la policía no le disparó (www.washingtonpost.com, 16 de diciembre de 2016). En absoluto contraste, el 16 de septiembre de 2016, Terence Crutcher fue ultimado a tiros por la policía en Tulsa, Oklahoma. Crutcher tenía las manos arriba y estaba de espaldas. Los agentes de policía, además, lo atacaron con una pistola de electrochoque (Taser) (www.cbsnews.com, 19 de septiembre de 2016).

La discriminación racial en los campos judicial y de implementación de la ley fue común. La página de internet del diario The New York Times informó el 10 de agosto de 2016 que Baltimore se apoyaba en una política de "cero tolerancia" para hacer cumplir las leyes en las calles, lo que animaba a los agentes policiales a conducir grandes números de paradas, registros y arrestos por infracciones menores y altamente discrecionales. Estas prácticas llevaron a repetidas violaciones de los derechos constitucionales y estatutarios. Estadísticas de los propios departamentos policiales de todo el país mostraron que los oficiales que se apegaron a la estrategia de "cero tolerancia" enfocaron sus arrestos en los hombres afroamericanos de los barrios pobres, ignorando al mismo tiempo las mismas faltas en barrios blancos de más alto nivel (www.nytimes.com, 10 de agosto de 2016). Una encuesta del Instituto de Investigación Religión Pública de EE. UU. mostró que el 64 por ciento de los afroamericanos dijo que el maltrato por parte de la policía era un problema serio en sus comunidades. Más del 81 por ciento de los negros estadounidenses dijo que las muertes de afroamericanos a manos de la policía eran un fenómeno común que existe ampliamente (www.prri.org, 7 de agosto de 2016). El sitio web del The Washington Post informó el 31 de agosto de 2016 que cinco años atrás, la policía de South Bend, Indiana, confundió a DeShawn Franklin, un estudiante de secundaria de 18 años, con un sospechoso, e ingresó a su casa sin una orden de registro. Los agentes lo golpearon repetidamente y lo atacaron con una pistola inmobilizadora. En agosto de 2016, el jurado encontró que los policías violaron los derechos constitucionales de Franklin, y ordenaron a cada uno de los acusados a pagar a él y a sus padres un dólar por dicha violación. El total en daños fue de 18 dólares. Mario Sims, un pastor de una iglesia de South Bend, dijo que la irrisoria compensación era un mensaje fuerte a Franklin y su familia: "sus derechos valen un dólar" (www.washingtonpost.com, 31 de agosto de 2016).

La brecha entre las minorías y la gente blanca se amplió tanto en empleo como en ingresos. De acuerdo con la Oficina de Estadística Laboral del Departamento de Trabajo de Estados Unidos, en diciembre de 2016 la tasa de desempleo de los afroamericanos era casi dos veces la de los estadounidenses de piel blanca. La tasa de desempleo de los latinoamericanos era un 35 por ciento más alta que la de los estadounidenses blancos (www.bls.gov, 6 de enero de 2016). El sitio web del The New York Daily News informó el 21 de septiembre de 2016 que la brecha en ingresos entre negros y blancos era la peor en cerca de cuatro décadas. En 2015, la brecha en el pago por horas entre negros y blancos se amplió a 26,7 por ciento, con los blancos ganando en promedio 25,22 dólares por hora en comparación con los 18,49 dólares a la hora de los negros (www.nydailynews.com, 21 de septiembre de 2016). Casi 40 años atrás, en 1979, la brecha en los ingresos por hora entre hombres negros y blancos era de 22 por ciento, pero para 2015 había crecido a 31 por ciento. Entre las mujeres negras y las blancas, la brecha en el pago por hora de trabajo creció de 6 por ciento a 19 por ciento (www.theguardian.com, 20 de septiembre de 2016). El Centro Nacional de Ley para Mujeres de Estados Unidos informó que las mujeres latinas ganaban apenas 54 centavos de dólar por cada dólar que recibían como pago los hombres blancos. Las mujeres negras y latinas ganarían, respectivamente, 877.000 dólares y un millón de dólares menos que sus colegas masculinos blancos en un lapso de 40 años (www.theguardian.com, 16 de agosto de 2016).

Los castigos a las faltas de disciplina están claramente diferenciados entre los grupos raciales en las escuelas públicas. Datos de derechos civiles del Departamento de Educación entre 2013 y 2014 muestran que entre los 2,8 millones de estudiantes suspendidos de sus escuelas, 1,1 millones son afroamericanos. La probabilidad de suspensión para los estudiantes afroamericanos es 3,8 veces la de sus compañeros blancos (www.ibtimes.com, 25 de agosto de 2016). El 5 de octubre de 2016, la página web de USA Today informó que el Distrito Escolar Indian River de Delaware estableció la Academia George Washington Carver, en Frankford, como una escuela de educación especial segregada para estudiantes con infracciones disciplinarias. En el Distrito Escolar Indian River, los estudiantes blancos que llevan sus teléfonos celulares usualmente enfrentan la confiscación del aparato durante un día, pero un estudiante afroamericano a quien se le descubra el móvil en su mochila, será enviado de inmediato a Carver. Los estudiantes afroamericanos fueron enviados a Carver en números desproporcionados bajo varios pretextos, y una vez allí fueron segregados por causas arbitrarias y por periodos de tiempo también arbitrarios, mientras que sus necesidades educacionales eran desatendidas. Una coalición de padres presentó una demanda formal ante una corte federal alegando que la escuela se había transformado en un "botadero" para estudiantes afroamericanos (www.usatoday.com, 5 de octubre de 2016).

Los musulmanes sufren una discriminación cada vez más grande. La página en internet del The Washington Post informó el 9 de diciembre de 2016 que el 82 por ciento de los estadounidenses cree que los musulmanes en ese país enfrentan discriminación, y una mayoría de 57 por ciento dice que los musulmanes enfrentan "un montón" de discriminación. Esa cifra es superior en siete puntos porcentuales a la de la última encuesta, realizada tres años antes. Sondeos hechos por el Centro de Investigaciones Pew muestran que, durante años, los musulmanes han sido el grupo más discriminado en Estados Unidos (www.washingtonpost.com, 9 de diciembre de 2016).

La discriminación racial es condenada enérgicamente por las Naciones Unidas. Después de conducir investigaciones por Estados Unidos entre el 9 y el 29 de enero de 2016, el Grupo de Expertos sobre Gente de Ascendencia Africana del Consejo de Derechos Humanos de la ONU manifestó serias preocupaciones con respecto a las muertes causadas por policías, el maltrato por parte de policías contra estudiantes afroamericanos en las escuelas, la violencia impune en contra de la comunidad afroamericana, los prejuicios raciales en el sistema de justicia criminal y la encarcelación masiva y la criminalización de la pobreza, las cuales afectan desproporcionadamente a los afroamericanos. La señorita Mireille France, actual jefa del citado grupo de la ONU, enfatizó que "la brecha persistente en casi todos los indicadores de desarrollo humano, como esperanza de vida, ingresos y riqueza, nivel educativo, vivienda, empleo y trabajo, e incluso seguridad alimentaria, entre los afroamericanos y el resto de la población estadounidense, refleja el nivel de discriminación estructural que crea barreras de facto para que la gente de ascendencia africana no pueda ejercer a plenitud sus derechos humanos" (www.un.org, 29 de enero de 2016). El informe investigativo del Grupo de Expertos señala que el gobierno de EE. UU. no cumple sus obligaciones de proteger los derechos de los estadounidenses de ascendencia africana, y que hoy el racismo sistemático y estructural sigue afectando negativamente los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de los afroamericanos. El informe critica particularmente los asesinatos por parte de policías y los prejuicios raciales en el sistema de justicia criminal. Una gran cantidad de casos prueba que la violencia y el uso excesivo de la fuerza letal existen en los procesos de implementación de la ley y que estos comportamientos en la mayoría de los casos están exentos de un castigo criminal. "Los asesinatos perpetrados por policías y los traumas que estos generan, evocan el terror racial y los linchamientos del pasado. La impunidad ante la violencia de Estado ha derivado en la actual crisis de derechos humanos, y debe ser tratada como un asunto urgente". De acuerdo con el informe, las muertes de estadounidenses de ascendencia africana desarmados a manos de agentes policiales son solo una punta del iceberg de la discriminación racial generalizada en el sistema de justicia. La tasa de encarcelamiento de hombres afroamericanos es 5,9 veces más alta que aquella de los hombres blancos, en tanto que la de mujeres afroamericanas es 2,1 más elevada que la de las mujeres blancas. Los afroamericanos constituyen sólo el 14 por ciento de la población estadounidense, pero representan el 36 por ciento de los prisioneros federales y estatales. Los afroamericanos son considerados como grupos criminales peligrosos desde la niñez, y enfrentan la presunción de culpa. Los afroamericanos tienen mayores probabilidades de enfrentar castigos criminales severos que los estadounidenses blancos, particularmente la pena de muerte. El informe señala, igualmente, que los afroamericanos están en una situación seriamente desigual en cuanto a educación, asistencia médica, vivienda y empleo. Más de 10 millones de afroamericanos, el 26 por ciento, permanecen sumidos en la pobreza, y el 12 por ciento vive en lo que se conoce como "pobreza extrema". En 2015, de las más de 500.000 personas sin hogar en Estados Unidos, los afroamericanos constituyeron el 40,4 por ciento (www.un.org, 18 de agosto de 2016).

V. Los derechos de mujeres, niños y ancianos carecieron de la protección debida

La situación de la protección de los derechos de las mujeres, los niños y los ancianos en Estados Unidos en 2016 fue preocupante. A las mujeres se les pagó mucho menos en comparación con sus colegas hombres por el mismo tipo de trabajo, y con frecuencia fueron víctimas de acoso y asalto sexual. La tasa de pobreza entre los niños se mantuvo alta, y también se reportaron casos de abuso de ancianos.

Las brechas en el pago de salarios con base en el género siguieron siendo amplias. En 2016, a las mujeres se les pagó mucho menos en comparación con sus colegas de sexo masculino que hacían el mismo trabajo (www.washingtonpost.com, 8 de marzo de 2016). Un análisis encontró que las mujeres con empleos en el gobierno municipal de Nueva York, ganaban un 18 por ciento menos que los hombres (http://www.nydailynews.com, 11 de abril de 2016). La brecha salarial con base en el género entre los empleados del rango de supervisor en San Diego era aún mayor. Las mujeres que trabajan para los supervisores del condado de San Diego devengaron, en promedio, alrededor de 37.000 dólares menos en salario anual, antes de impuestos (www.sandiegouniontribune.com, 14 de agosto de 2016). Las mujeres representaron cerca del 60 por ciento de los trabajadores californianos ganando el salario mínimo, o menos, de acuerdo con un análisis sobre las estadísticas laborales federales conducida por el Centro Nacional de Leyes de las Mujeres (www.sandiegouniontribune.com, 10 de abril de 2016).

Los casos de acoso y asalto sexual se registraron con frecuencia. La página web de USA Today informó el 7 de julio de 2016 que aproximadamente una de cada cuatro mujeres dijo haber sido acosada en su lugar de trabajo (www.usatoday.com, 7 de julio de 2016). El informe agrega que, debido al temor de muchas víctimas por hacer públicos sus casos, los fiscales y los expertos en empleo consideraron probable que el número real fuera mucho más elevado. El 14 de julio de 2016, el sitio web de The New York Post informó que una investigación encontró que el legislador de Tennessee Jeremy Durham aprovechó su posición para acosar sexualmente a por lo menos 22 prisioneras, lobistas, empleadas y trabajadoras políticas (www.nypost.com, 14 de julio de 2016). En el campo de la implementación de la ley, la policía de Estados Unidos no pudo proveer la protección adecuada a las víctimas de asalto sexual, y es profundamente displicente con estas personas. La página en internet del periódico The New York Times informó el 28 de octubre que los agentes de policía de Baltimore algunas veces humillaban a las mujeres que trataban de reportar casos de asalto sexual y desatendían algunas de las quejas presentadas por ciertas víctimas. Algunos oficiales culparon a las propias víctimas o trataron de persuadirlas para que no identificaran a sus atacantes. Incluso hubo quejas de que algunos agentes identifican miembros de grupos de población vulnerables - gente involucrada en el comercio sexual - para presionarlos a otorgar favores sexuales a cambio de evitar ser arrestados, o para obtener de ellos dinero o narcóticos (www.nytimes.com, 28 de octubre de 2016). Un informe del periódico Los Angeles Times publicado el 28 de octubre dice que cerca de la mitad de las mujeres de los barrios bajos habían sido atacadas en los 12 meses anteriores; más de un cuarto de ellas fueron asaltadas sexualmente (www.latimes.com, 28 de octubre de 2016). Para el 26 de febrero de 2016, se estaban realizando investigaciones federales relacionadas con la violencia sexual en 167 universidades y otros centros de educación superior, de acuerdo con el Departamento de Educación de Estados Unidos. Una encuesta realizada de manera conjunta por The Washington Post y la Fundación Kaiser Family en 2015, encontró que el 20 por ciento de las mujeres jóvenes que asistieron a la universidad durante un período de cuatro años dijo que fueron asaltadas sexualmente (www.washingtonpost.com, 5 de marzo de 2016). Un sondeo entre estudiantes de posgrado de Santa Cruz descubrió que el 32,6 por ciento de los 200 entrevistados dijo haber sido acosado sexualmente o conocer a alguien que lo había sido (www.latimes.com, 2 de marzo de 2016). La violencia sexual también tuvo lugar en escuelas primarias y secundarias. En el año fiscal de 2015, el Departamento de Educación recibió 65 quejas de derechos civiles relacionadas con el manejo dado por los distritos escolares K-12 (para los 12 años de educación primaria y secundaria) a los casos de violencia sexual - el triple de las quejas recibidas en el año anterior (www.washingtonpost.com, 17 de enero de 2016). El diario The Miami Herald reportó el 21 de septiembre en su sitio web que después de que una muchacha de 16 años informó a su escuela que había sido atacada sexualmente, se le suspendió las clases en varias ocasiones por la presentación de quejas y la menor resultó traumatizada durante la investigación (www.miamiherald.com, 21 de septiembre de 2016).

La protección de los derechos de los niños fue inadecuada. El Instituto Urbano de Estados Unidos emitió un informe el 11 de septiembre de 2016 en el que señaló que alrededor de 6,8 millones de personas con edades entre los 10 y los 17 años no tenían garantizada su alimentación. Al ser objeto de esta condición, algunos jóvenes resultaron involucrados en comportamientos delincuenciales, como la venta de estupefacientes y el robo de objetos para revenderlos y ganar dinero. Algunos jóvenes vendieron sexo a cambio de dinero para pagar por comida. En algunas comunidades, los niños llegaron a hablar de ir a la cárcel o fracasar en los estudios (de modo que tuvieran que asistir a cursos de verano y recibir el almuerzo en la escuela) como estrategias válidas para garantizar el acceso a comidas regulares (www.urban.org, 11 de septiembre de 2016). Un sondeo realizado por el Centro de Investigación Pew encontró que cerca del 59 por ciento de los indagados dijo que el gobierno no hace suficiente por la gente pobre ni por los niños (www.pewsocialtrends.org, 4 de febrero de 2016). Según un informe publicado en la página web de la agencia The Associated Press el 14 de octubre, durante los primeros seis meses de 2016, menores de edad murieron como consecuencia del disparo accidental de armas de fuego a un ritmo de uno cada dos días (bigstory.ap.org, 14 de octubre de 2016). La página web de USA Today informó el 5 de octubre que una nueva investigación sugería que cada año más de 160.000 niños de 19 estados son víctimas de castigos corporales en sus escuelas (www.usatoday.com, 5 de octubre de 2016). A mediados de septiembre, más de 14.000 niños en Texas no habían sido vistos por investigadores de abusos en contra de infantes dentro del período ordenado por el estado después de haber reportado un abuso. Algunos niños que murieron víctimas de abuso ya estaban en el radar de los Servicios de Protección Infantil (www.mystatesman.com, 4 de octubre de 2016).

Los ancianos vivían en dificultades. Un informe en la página web del Christian Science Monitor, del 15 de junio, dice que, de acuerdo con estimaciones del Centro Nacional sobre el Abuso de Personas Mayores de Estados Unidos, de los 5 millones de adultos mayores abusados cada año, el 90 por ciento lo son por miembros de su propia familia, y la mitad de los agresores son sus propios hijos. El abuso puede ser verbal, financiero, físico o sexual (www.csmonitor.com, 15 de junio de 2016). La pobreza de las ancianas es más preocupante. El Instituto Nacional sobre Seguridad para el Retiro informó que las mujeres tienen un 80 por ciento más de probabilidades que los hombres de caer en la pobreza a la edad de 65 o más años. Las mujeres de entre 75 y 79 años tienen tres veces más probabilidades (www.chicagotribune.com, 10 de julio de 2016).

VI. Graves violaciones de derechos humanos en otros países

En 2016, Estados Unidos continuó pisoteando los derechos humanos en otros países, causando tremendas víctimas civiles. Sus proyectos de monitoreo en el extranjero infringieron la privacidad de los ciudadanos de otros países y Estados Unidos estableció en diversos lugares del planeta campos de detención en los que numerosas personas fueron privadas de la libertad ilegalmente y torturadas.

Los ataques aéreos estadounidenses causaron grandes cantidades de víctimas civiles. Según Airways, un proyecto que rastrea ataques aéreos en Oriente Medio, desde el 8 de agosto de 2014, Estados Unidos ha organizado repetidamente fuerzas para lanzar ataques contra fuerzas militares en Irak y Siria. Para el 19 de diciembre de 2016, EE. UU. había lanzado 7.258 ataques aéreos en Irak y 5.828 en Siria, causando 733 incidentes con un número estimado de muertes civiles de entre 4.568 y 6.127 (www.airways.org, 19 de diciembre de 2016). Un ataque estadounidense mató a por lo menos 15 civiles en la provincia de Nangarhar, en Afganistán (www.latimes.com, 2 de diciembre de 2016), lo que fue condenado por la ONU. Desde 2009, el número de muertos civiles a causa de ataques de drones estadounidenses se ubicó en más de 800 en Pakistán, Yemen y Somalia (www.theguardian.com, 1 de julio de 2016).

El asunto de la detención ilegal y las torturas a prisioneros de otros países siguió sin resolver. El gobierno de Estados Unidos prometió cerrar el centro de detención de la bahía de Guantánamo en 2009, pero hasta el 4 de diciembre de 2016 todavía había allí 59 detenidos (www.cnn.com, 4 de diciembre de 2016). De acuerdo con un reportaje del diario The Washington Post del 14 de junio de 2016, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) entabló un juicio contra la Agencia Central de Inteligencia (CIA) acusándola de violar la "Libertad de Información", para forzarla a liberar 50 documentos desclasificados. Un informe contenido en uno de ellos reveló que en una prisión de la CIA en Afganistán conocida como el Pozo de Sal, el militante Gul Rahman fue puesto en una celda "extremadamente fría", le fue arrojada agua helada y al final se determinó que murió de hipotermia mientras permanecía detenido (www.washingtonpost.com, 16 de junio de 2016). En un documento titulado "Descripción de Presiones Físicas", se explica cómo la CIA torturó detenidos con métodos como bofetadas, el uso de pañales, "insectos" y "simulacros de sepelio". En noviembre de 2016, el máximo fiscal de la Corte Internacional de Justicia dijo en un informe que las fuerzas armadas de EE. UU. y la CIA podrían haber cometido crímenes de guerra al torturar detenidos en Afganistán (www.csmonitor.com, 15 de noviembre de 2016).

Estados Unidos continuó con sus proyectos de monitoreo internacional a gran escala. Las agencias de inteligencia de EE. UU. realizaron monitoreos a largo plazo de jefes de Estado y líderes de otros países, así como de instituciones diplomáticas y gente del común. Desde cuando el contratista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, en inglés) Edward Snowden filtró los programas de vigilancia a los nuevos medios, en junio de 2013, Estados Unidos extendió continuamente, con el uso de tecnologías actualizadas, la escala de su monitoreo a jefes de Estado y líderes de otros países, ciudadanos comunes y empresas, lo que le generó fuertes críticas. En 2016 la CIA invirtió en firmas para minar Twitter, Facebook, Instagram y otras redes sociales (theintercept.com, 15 de abril de 2016). Un rascacielos sin ventanas ubicado en Manhattan era usado para implementar un programa de vigilancia de la NSA cuyo blanco eran no sólo las comunicaciones domésticas sino también el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y al menos 38 países (www.independent.co.uk, 17 de noviembre de 2016). Una base espía denominada Titanpointe en el edificio de la NSA, utilizó equipo con compañías como AT&T y espió llamadas telefónicas, mensajes vía fax y datos de Internet, interceptando datos satelitales como emails, chats, llamadas a través de Skype, claves e historiales de navegación en Internet. Estados Unidos fue objeto de fuertes críticas por parte de la comunidad internacional.

Washington bulle con rumores de un “golpe palaciego” contra Trump

14 octubre 2017,WSW

Washington se encuentra sumido en una crisis política sin precedentes en la historia moderna de Estados Unidos. En medio de conflictos faccionales cada vez más enconados fracturando la cúpula del Estado, aumenta la especulación de que podría haber discusiones tras bastidores entre miembros del gabinete y altos funcionarios para forzar la salida del presidente Donald Trump.

La guerra política dentro del Gobierno de Trump y el Partido Republicano se intensificó esta semana después de que el senador Bob Corker, presidente del comité de relaciones exteriores del Senado, declarara que las amenazas de Trump contra Corea del Norte estaban conduciendo a EUA “por el camino de una Tercera Guerra Mundial”. Corker tuiteó que la Casa Blanca es “una guardería para adultos”, con el presidente siempre necesitando supervisión.

La cadena NBC reportó que el secretario de Estado, Rex Tillerson, llamó a Trump un “idiota” después de una reunión en junio entre el presidente y jerarcas militares, durante el cual el mandatario sugirió multiplicar por diez el arsenal nuclear de EUA. Trump respondió al reportaje amenazando a NBC con ser clausurada. “Es asquerosa la manera en que la prensa puede escribir lo que quiere”, manifestó.

Para la revista Vanity Fair, Gabriel Sherman escribió el miércoles que “una media docena de republicanos prominentes y asesores de Trump… todos describen a la Casa Blanca como en crisis, con los asesores batallando por contener a un presidente que pareciera estar cada vez más desenfocado y consumido por humores sombríos”. Presuntamente, Trump le señaló a su jefe de seguridad desde hace mucho tiempo, Keith Schiller, “¡Odio a todos en la Casa Blanca! Hay algunas excepciones, ¡pero los odio!”.

Sherman informa que el personal de alto rango de la Casa Blanca está preocupado de cómo responderá Trump ante dificultades internas, ejerciendo el control unilateral de enviar armas nucleares con Corea del Norte. “Un exoficial incluso especuló de que [el jefe de personal de la Casa Blanca, John] Kelly y el secretario de defensa, James Mattis, ya han discutido qué hacer en caso de que Trump ordene un primer ataque nuclear. ‘¿Lo confrontarían?’, dijo”.

Varios columnistas, probablemente reflejando discusiones que están tomando lugar dentro del Gobierno, han mencionado la posibilidad de destronar al mandatario utilizando la Vigesimoquinta Enmienda de la Constitución de EUA, la cual estipula que el presidente puede ser forzado a renunciar por medio de una mayoría de su gabinete si se llega a ser mental o físicamente “imposibilitado para ejercer los poderes y obligaciones de su cargo”.

Jennifer Rubin, que edita la sección conservadora “Giro a la derecha” del diario Washington Post, preguntó por medio de un titular en su última columna, “¿En qué momento entramos en territorio de la Enmienda XXV?”. Su conclusión: pronto. En otro artículo para el Post publicado el miércoles, declaró: “Una destitución probablemente no nos salvará de Trump. Pero, la Enmienda XXV podría hacerlo”. Ambas columnas siguieron un editorial del mismo Washington Post titulado “Qué hacer con un presidente no apto”, donde presentan la posibilidad de derrocarlo.

Detrás de estos conflictos hay divisiones profundas dentro de la burguesía por cuestiones críticas respecto a políticas tanto internacionales como nacionales. En particular, las imprudentes amenazas de Trump contra Corea del Norte han inquietado a secciones importantes del Departamento de Estado y el Pentágono. Una guerra con Corea resultaría en la destrucción de millones de vidas y conllevaría a una confrontación directa con China y Rusia, detonando así, como Corker lo puso, la Tercera Guerra Mundial. Pero incluso peor que la pérdida de vidas, desde el punto de vista de los oponentes de Trump, sería el daño irreparable que le ocasionaría una guerra a la reputación internacional del país.

Sean cuales fueren los motivos detrás de las discusiones secretas sobre la posibilidad de un golpe palaciego, tal conspiración —independientemente de su eventual éxito o fracaso— le martillaría el último clavo al ataúd de la democracia estadounidense.

Sin lugar a dudas, Trump se resistiría encarnizadamente a los pasos que se tomen para destituirlo. En el transcurso de un conflicto febril como este, tanto los simpatizantes como oponentes del mandatario apelarían a los militares y a las agencias de inteligencia por su apoyo.

Sin importar cuál facción prevalezca, el aparato militar y de inteligencia tomaría la última decisión en cuanto al destino político de EUA. Más allá, tras un derrocamiento, el archirreaccionario vicepresidente Mike Pence se convertiría en presidente.

Por su parte, los demócratas han respondido a la crisis profundizando su campaña neomccarthista sobre la presunta intervención rusa en la política estadounidense, la cual ha trasladado su enfoque de que Rusia impulsó a Trump en las elecciones a que está “sembrando discordia” en la sociedad estadounidense. De este modo, están desarrollando los argumentos para legitimar la censura y el control estatal del Internet y vilipendiar toda oposición social y política como un producto de la intervención nefaria de un “enemigo extranjero”.

Como lo advirtió el WSWS en junio, los métodos empleados por los oponentes de Trump dentro de la burguesía, “son fundamentalmente antidemocráticos, lo que implica una conspiración con grupos dentro de dicha facción de capitalistas y la élite militar y de inteligencia”.

Los críticos de Trump dentro de la élite corporativa y financiera están buscando desesperadamente alguna forma de responder a la amplia gama de crisis globales para las cuales no tienen una solución, sean geopolíticas, económicas, militares o sociales. Trump no es la causa, sino un síntoma extremo de la desorientación y desesperación de la clase gobernante.

Esta situación no puede extenderse por mucho tiempo más. La crisis de dominio burgués tiene como consecuencia la expansión de la lucha de clases. Como lo escribió el Partido Socialista por la Igualdad en su declaración de junio, “Un golpe palaciego o la lucha de clases: la crisis política en Washington y la estrategia de la clase obrera”:

Tanto en EE.UU. como internacionalmente, la interacción entre las condiciones objetivas de la crisis y la radicalización de la conciencia social de las masas está encontrando una expresión en la erupción de la lucha de clases. Las décadas en las que la lucha de clases ha sido reprimida por la burocracia sindical, el Partido Demócrata y los patrocinadores pudientes de diversas políticas de identidad están llegando a su fin. La contrarrevolución social de las élites gobernantes está a punto de tener que enfrentarse a un levantamiento de la clase obrera estadounidense. Las cuantiosas y distintas formas de protesta social —en los lugares de trabajo, las comunidades y de ciudades enteras— tomarán una identidad obrera, una orientación anticapitalista y un carácter socialista cada vez más distintos. Las luchas en fábricas, lugares de trabajo o comunidades individuales se podrán apoyar en luchas unificadas más amplias de la clase obrera.

La cuestión critica es impartirle a este movimiento de la clase obrera una consciencia acerca de sus objetivos, esto con el fin de construir una dirección política que pueda guiar estas luchas, en EUA e internacionalmente, hacia su conclusión lógica y necesaria: el derrocamiento del sistema imperialista y el establecimiento del socialismo.

Joseph Kishore
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