"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 29 de diciembre de 2010

SOCIALISMO Y MERCADO EN LA ETAPA ACTUAL (PARTE I)

Por Alfredo Gonzalez Gutierrez 

I. INTRODUCCIÓN

1. En los años 30 surg en la Unión Soviética un modelo económico que se convirtió en el paradigma del modelo económico del socialismo. El modelo estaba basado en una regulación de la actividad económica por medio de balances materiales y una asignación altamente centralizada de tareas y recursos. Aunque el modelo tomaba en cuenta las relaciones monetario¾mercantiles, éstas tean un carácter más bien pasivo en la toma de decisiones.
2. Tal forma de dirigir la economía posibilitó grandes crecimientos y una incorporación masiva de recursos a la producción, lo cual permitió avances importantes en la industrialización y en la incorporación de nuevos territorios. La determinación directa de las retribuciones y el limitado alcance de las actividades mercantiles permitían, además, una más controlada y equitativa política de distribución de los ingresos. Esta planificación material, directiva y centralizada, pasó a ser considerada como el instrumento idóneo para plasmar las decisiones económicas dimanadas de una voluntad política de transformación socialista de la sociedad.
3. En su análisis de la economía capitalista, Marx y sus sucesores destacaron el carácter anárquico con que se establecía la proporcionalidad en dichas economías y las pérdidas que ello ocasionaba, especialmente durante las grandes crisis. También se criticaban categorías como salario, precio y ganancia con las cuales se encubrían las relaciones de explotación imperantes. Adicionalmente, desde un punto de vista objetivo en las nuevas economías socialistas, la actividad mercantil se vio asociada en no pocas ocasiones a fenómenos negativos, tales como acumulaciones de riqueza privada u otras manifestaciones contrarias al proceso de transformación socialista de la sociedad.
4. De tal modo, la regulación económica por medio de una planificación altamente centralizada y de carácter administrativo pasó a ser identificada con el avance hacia el socialismo, y el mercado, como su antítesis.
5. Posteriormente la práctica mostró que el modelo centralizado basado en una proporcionalidad material, si bien posibilitaba grandes maniobras, tendía a una forma de reproducción extensiva de la economía. Entre otras causas, esto ocurría debido a que en ausencia de relaciones mercantiles y de competencia, las ineficiencias y los altos costos tendían a ser transmitidos automáticamente a los precios internos o eran recogidos por los subsidios; recargando de un creciente lastre todo el sistema. Con precios que siempre cubrían los costos más un margen y ventas aseguradas, el impulso hacia la innovación y la reducción de los costos se debilitaba. En condiciones de progresiva escasez y encarecimiento de los factores productivos, ello determinó una reducción de los ritmos de crecimiento y un acentuado atraso relativo de la innovación tecnológica. Estas
insuficiencias se fueron haciendo más decisivas en la medida en que la competitividad en el capitalismo se fue trasladando hacia la creación y aplicación de los conocimientos y se aceleraron los ciclos de innovación tecnológica, de lo cual la revolución en la informática y las telecomunicaciones ha sido una de las más recientes e importantes expresiones.
6. Por otra parte, el desarrollo de la cibernética, la teoría de la complejidad y otras disciplinas han brindado una mejor comprensión de los requisitos de regulación de los denominados sistemas altamente complejos, como es el caso de la economía. Este tipo de sistema no puede ser regulado directamente desde un centro, pues la dinámica y diversidad de las situaciones que se generan sobrepasan con mucho las posibilidades de transmisión y respuesta de los canales de información que resultarían necesarios. Un sistema altamente complejo sólo puede funcionar eficientemente con niveles descentralizados de autorregulación homeostática, basados en reglas de comportamiento y formas sintéticas de transmisión y retroalimentación de la información, que reduzcan la variedad existente y propicien que todas las partes tiendan de modo autónomo al óptimo del sistema.
7. El capitalismo es efectivo porque incorpora en sus mecanismos de funcionamiento muchos de los requisitos operacionales anteriores, evolucionados históricamente a través del tiempo. Como sistema de relaciones de producción, el capitalismo fue progresista en tanto desplazó el énfasis hacia el trabajo pretérito como factor potenciador del trabajo vivo. Que este trabajo pretérito estuviese bajo el dominio de una clase y que ello le permitiera a dicha clase apropiarse del fruto del trabajo social, constituyó la herencia socialmente retrógrada del sistema; la que condujo a la sustitución de una clase explotadora por otra.2
8. En el desarrollo histórico del proceso de la reproducción a escala social es necesario distinguir entre las condiciones materiales de la reproducción y las condiciones sociales dadas por las relaciones de producción. Las limitaciones en los recursos naturales llevaron al uso extensivo de la fuerza de trabajo, en tanto que la baja productividad de la fuerza de trabajo condujo a la aplicación cada vez mayor del trabajo pretérito. En la etapa actual, la ciencia se ha transformado en gran medida en una fuerza productiva directa y contribuye a superar las dificultades en el crecimiento extensivo de los factores de producción y de los
recursos naturales a escala del planeta; e incluso sustituye de forma cada vez más amplia, la función intelectiva del hombre en la gestión operativa de la producción. Estos cambios en
el desarrollo de las fuerzas productivas permiten avizorar el advenimiento de un nuevo tipo de sociedad: la sociedad del conocimiento.
9. Para alcanzar tan alta complejidad de la producción se ha requerido una creciente división social del trabajo y una precisa organización de la sociedad. Uno de los aportes más trascendentes de Marx fue el descubrimiento de que la no adecuada correspondencia entre las exigencias del proceso de reproducción y las relaciones sociales de producción existentes puede frenar el desarrollo de las fuerzas productivas. Esto es igualmente válido en el capitalismo como en el socialismo. Puede afirmarse que en la actualidad el principal reto del socialismo es encontrar un sistema de relaciones de producción que dé respuesta a las exigencias materiales y económicas de la reproducción de acuerdo al grado de desarrollo de la producción en el país y de los procesos internacionales con los que necesariamente se debe vincular; y que, a su vez, dicho sistema permita el avance hacia una sociedad más solidaria.


2  Sobre la posible separación entre los aspectos operacionales del mercado y la propiedad de los medios de producción, es interesante la discusión histórica que sobre este tema ha tenido lugar en los marcos de la economía neoclásica convencional. Una breve referencia se presenta en el Anexo 1.

10. En nuestro tiempo, las relaciones de dominación y explotación a escala internacional encontraron en la economía de mercado capitalista y en la globalización neoliberal una forma operacionalmente efectiva de expresarse en función de sus intereses de clase. Sin embargo, al subordinarlo todo a los mecanismos mercantilistas y a la necesidad avasalladora de valorizar el capital, resulta inevitable que se generen contradicciones insalvables a escala de la sociedad, tanto sociales como referentes a la propia sustentabilidad de un sistema que ha puesto en crisis los recursos del planeta.
11. Con el socialismo se da una situación en alguna medida contraria. Un sistema con valores éticos y de justicia social más elevados, no puede decirse que haya encontrado todavía un sistema propio de relaciones de producción de una efectividad operacional comparable o superior a la del capitalismo.
12. Entre los años 50 y los 80 el modelo centralizado de planificación material, basado además, en cierto grado de autogestión empresarial, experimentó intentos continuados de mejoramiento. En esas experiencias se destacan tres direcciones principales: el perfeccionamiento científico de la planificación por medio de la modelación económico¾matemática, la computación y mejores sistemas de medición económica. En segundo lugar, por medio de la introducción más activa de las relaciones monetario mercantiles y del mercado; y por último, a través de la utilización de métodos de movilización política para la solución de tareas económicas. Cada uno de estas vías produjo significativos avances en la comprensión de los requerimientos de un sistema de regulación económica socialista, y de las posibilidades y limitaciones que presentaban los diferentes enfoques.
13. Lo que ocurrió después es parte de la historia reciente. Ciertamente en el socialismo existían problemas estructurales en la esfera económica y política que de cualquier forma debían ser superados, pero no hay que profundizar mucho para comprender que la causa inmediata del colapso que se produjo queda suficientemente explicada por las sistemáticas presiones externas y la desastrosa conducción de las reformas que se intentaron aplicar.3
14. Estos acontecimientos nos situaron ante una nueva realidad. El socialismo subsiste hoy día en los países de menor desarrollo relativo; insertos, además, en una predominante economía capitalista internacional, y compulsados a utilizar con mucha mayor amplitud las relaciones monetario mercantiles y los mecanismos de mercado.
15. Es lo que algunos estudiosos han denominado como transición extraordinaria para significar que en este caso el salto es del subdesarrollo hacia la nueva sociedad socialista y comunista.
16. Está claro que en algún momento habrá que retomar el problema de diseñar un modelo económico propio para el socialismo en correspondencia con la dinámica económica y científico técnica del mundo actual, que junto al logro de un alto crecimiento económico, en su interacción con los productores resulte consecuente con los objetivos de una transformación socialista de la sociedad.


3  Tal vez valga la pena expresar una apreciación sobre esta cuestión. En la concepción simplista de Gorbachov, sólo exisan dos campos: los que apoyaban las reformas y los que estaban en contra. Sin embargo, dentro de los que no comparan su forma de implementar las reformas había un cleo importante de personas a favor del socialismo, en tanto que dentro del campo que las apoyaban se agruparon también los que deseaban su destrucción. Cuando el deterioro causado a las estructuras estatales y políticas inclinó suficientemente la balanza y se desataron, además, las fuerzas centrífugas de tan enorme y complejo estado
multinacional, Gorbachov fue echado a un lado; aunque ahora pretenda quedar para la historia, más como mal intencionado que como tonto. Para una visión desde adentro de esta secuencia de eventos puede consultarse Mi Verdad de V. Vorotnikov (1995).

17. Sin embargo, en las actuales circunstancias —tal como lo aprecio—la tarea histórica que se nos presenta ha retrotraído esta problemática a lo que pudiera denominarse como un escalón anterior: no ya la tarea más ambiciosa de diseñar un modelo óptimo que sin dudas habrá de requerir un período de asimilación de experiencias; sino simplemente encontrar la forma de enfrentar en el presente la contradicción entre un sistema de relaciones de producción basado en mayor medida en los mecanismos de mercado —acordes al grado de desarrollo de las fuerzas productivas y a la necesidad de una más amplia apertura externa— con los objetivos de una mayor equidad y justicia social propios de un proyecto socialista.
18. El presente trabajo se encamina precisamente a examinar en un determinado plano de generalidad esta cuestión de la compatibilidad entre socialismo y mercado. En cierta medida he tratado de dar continuidad a un ensayo elaborado a inicios del período especial que abordaba el tema de los modelos económicos socialistas. No está de más aclarar que el análisis que se presenta dista de agotar el tema. En especial, el tratamiento más concreto de las transformaciones implementadas en la economía cubana y su posible continuidad quedan para otra oportunidad, pues aunque el tema es afín, tiene su propia complejidad.
19. La lógica con que se aborda el tratamiento de la compatibilidad entre socialismo y mercado es la siguiente: Primeramente se retoma el análisis sobre cual es la esencia del socialismo, algo que generalmente damos por sentado, pero que no siempre resulta fácil de formular. Seguidamente se examina qué aspectos del mercado son contradictorios con esa esencia; y cuáles pueden ser posibles escenarios de interacción entre socialismo y mercado. Por último, se presentan algunas reflexiones en torno al socialismo como alternativa contemporánea.
20. Antecedentes históricos: liberalismo versus socialismo
21. Desde finales del siglo XVII hasta la Revolución Francesa en 1789, las ideas de la Ilustración se extendieron por Europa. Fue el llamado Siglo de las Luces cuyo impacto en el Caribe describe Alejo Carpentier en su novela de igual nombre. En este período surge y se desarrolla también el liberalismo como doctrina progresista que defendía los derechos del hombre frente a los abusos y privilegios del régimen feudal. La Revolución Francesa, que marca el ascenso económico y político de la burguea, constituye un hito en el desarrollo de estas doctrinas liberales con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Esta Declaración, adoptada como parte integral de la Constitución francesa por la Asamblea Constituyente en 1791, incluyó casi todos los valores esenciales del liberalismo propuestos por los pensadores políticos de la Ilustración como Montesquieu, Rousseau, Condorcet, Locke y Kant.
22. En el Artículo 1ro de la Constitución se declaraba que el hombre nacía libre y con igualdad de derechos, en tanto que en el 2do se señalaban como derechos fundamentales la libertad, la propiedad, la seguridad personal y la resistencia a la opresión.
23. A comienzos de 1793, Luis XVI es guillotinado, por lo que en junio de ese año se adopta una nueva Constitución que en lo político marca el paso de la monarquía constitucional a la república. Pero más significativo aun, esta Constitución —aunque de efímera aplicación— contenía importantes nuevos principios de justicia social, por lo que para algunos investigadores esta coyuntura histórica destaca por primera vez un contrapunteo directo entre el liberalismo y las incipientes ideas sobre equidad y justicia social. En tanto la Constitución de 1791 enfatizaba la libertad y los derechos individuales, la Constitución de 1793 destacaba la igualdad y los derechos sociales.
24. En la nueva Constitución se elimina la distinción entre ciudadanos activos (propietarios) y pasivos, la cual se sustituye por el sufragio universal. También se hacen señalamientos explícitos sobre los derechos sociales y económicos. El Artículo 1ro plantea que el bien común es el objetivo de la sociedad, y el 2do Artículo reconoce la igualdad como el derecho más importante, seguido de la libertad, la seguridad y la propiedad. A los derechos civiles se agregan el derecho al trabajo, el derecho al subsidio y la supervivencia, y el derecho a la educación; los cuales debían ser garantizados por el estado.
25. Durante la discusión de la Constitución se produjeron fuertes debates en torno a la propiedad privada. Maximiliano Robespierre, dirigente de los jacobinos, planteó que las grandes disparidades en la riqueza eran la fuente principal de los males sociales y la injusticia, y que la propiedad privada, si bien debía ser protegida, también debía someterse a determinadas restricciones.
26. Una contribución importante a las concepciones del liberalismo fue la realizada por Adam Smith, quien también partió de la critica al exceso de trabas y exacciones impuestas por el feudalismo y el mercantilismo. Según Smith, en el mercado se concilian la búsqueda del beneficio individual, con el mayor beneficio social. En consecuencia, la mejor política económica era dar rienda suelta al mercado, reduciendo lo más posible la intervención del estado en los negocios; política que pasó a ser conocida como de laissez faire. Una consecuencia de este enfoque fue que el egoísmo individual encontró una justificación, y el afán de enriquecimiento fue elevado a una virtud social, lo cual complementó el sistema de ideas asociado al liberalismo y lo convirtió en una ideología más afín aun a los intereses de la nueva clase en ascenso.
27. Tanto Locke como Adam Smith mueren antes de que tenga lugar el enorme desarrollo industrial que ocurre a inicios del siglo XIX, por lo que no pudieron prever la concentración del capital y la polarización de la riqueza a que ello dio lugar. Los capitalistas buscaban aumentar sus ganancias reduciendo los salarios e incrementando las horas de trabajo, lo cual condujo al empobrecimiento y a la deshumanización de los trabajadores.
28. Los predecesores del socialismo como Saint Simon, Charles Fourier y Robert Owen vivieron toda la época de la Revolución Francesa y experimentaron los grandes cambios políticos que acompañaron al afianzamiento de la burguesía, pero también pudieron apreciar las terribles condiciones creadas por la explotación de los trabajadores bajo el nuevo régimen de producción. De este modo, fueron capaces de percatarse de la insuficiencia de los cambios políticos y llegaron a la conclusión de que los principios de igualdad y justicia social sólo podrían alcanzarse por medio de una nueva organización de la sociedad.
29. Para las masas trabajadoras, los derechos a la libertad y a la igualdad logrados a partir del colapso del Ancien Regime se convirtieron en consignas carentes de contenido, pues las duras condiciones de su existencia impuestas por el capitalismo excluían la posibilidad de disfrutar de tales derechos.
30. El Manifiesto Comunista, publicado por Marx y Engels en 1848 expresaba: La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase. Únicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas condiciones de lucha por otras nuevas.4
31. Puede afirmarse que Marx representa la conciencia de Europa en el siglo XIX; y del mismo modo que la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano constituyó el punto culminante del pensamiento liberal, El Manifiesto Comunista, nacido igualmente de la crítica a las injusticias sociales, vino a representar las ideas socialistas en su mayor desarrollo.
32. Más de 150 años después se mantiene con toda vigencia e intensidad la contraposición entre estas dos corrientes del pensamiento social. La lucha de los trabajadores y otras fuerzas progresistas ha permitido que en la conciencia de la humanidad se hayan ido abriendo paso de forma creciente los principios de equidad y justicia social propugnados por el pensamiento socialista; y aunque en los últimos años el mundo ha asistido a un fuerte proceso de globalización neoliberal, de otra parte comienza también a generarse un amplio rechazo y una progresiva toma de posición a favor de una globalización de la solidaridad y de superación de la deshumanización e irracionalidad capitalista.


II. SOCIALISMO Y EQUIDAD


1. PRINCIPIOS GENERALES DE LA EQUIDAD

33. Sin pretender una formulación definitiva de lo que a nuestro juicio es la esencia de una sociedad socialista diríamos que central a la misma están los principios de equidad y justicia social, expresadas en la creación de condiciones en la sociedad para el pleno y libre desarrollo de cada individuo.
34. Para aproximarnos a los valores esenciales de lo que debe ser una sociedad socialista conviene examinar los principios generalmente aceptados en cuanto a la equidad y la justicia social. Este tema ha concitado la atención de muchos filósofos y pensadores sociales. No es nuestra intención, sin embargo, hacer una exposición pormenorizada de la evolución de estas ideas, sino de presentar de forma sintética aquellos principios que a nuestro juicio resultan los más valederos para nuestro análisis.
35. Aunque existen diferencias en cuanto a contenido y alcance, existe consenso de que hay ciertos derechos humanos esenciales o básicos que deben ser iguales para todas las personas. En general, son los derechos mínimos indispensables de tipo políticos, económicos y personales para la supervivencia, el desarrollo del individuo y su convivencia en sociedad.
36. A su vez, otros derechos que podemos denominar como no básicos deben ser distribuidos de forma desigual, según el principio de la igualdad proporcional.
37. La equidad en estos derechos no básicos se expresa en una forma de distribución acorde al aporte de cada cual a la sociedad.
38. Lo anterior se complementa por la acción del principio de compensación, que plantea que los que más se benefician por la convivencia y la potenciación que brinda el trabajo social deben compensar a los que menos se benefician. Como corolario puede plantearse que en la medida en que se aplique este principio, la distribución desigual tenderá a hacerse más justa.


4Carlos Marx y Federico Engels, Manifiesto del Partido Comunista, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1975, p 33.

39. Un cuarto principio que también complementa lo anterior es el de igualdad de oportunidades. Este principio se refiere, no a los derechos definidos de entrada como igualitarios, sino a la oportunidad de obtener los derechos no básicos.
40. Según el caso, las oportunidades pueden estar dadas por el estado o por otros factores como la familia, las aptitudes naturales o el azar; lo cual determina diferentes situaciones desde el punto de vista de la equidad. Las oportunidades que brinda el estado son distintas a las que brinda la familia, las condiciones naturales o la suerte. Las primeras se refieren a derechos públicos y los segundos, a derechos privados.
41. Las oportunidades brindadas por la sociedad constituyen derechos básicos de cada miembro de la sociedad. La oportunidad de competir en condiciones de igualdad por los derechos no básicos, es en sí un derecho básico de las personas.
42. Por su parte, las personas que nacen en diferentes familias tienen oportunidades desiguales. Algunos estiman que no es correcto que se reciban derechos de alguien que los poseía como la familia, pues ello tiende a perpetuar determinadas diferencias sociales. Para otros, desconocer dichos derechos es injusto para quienes han logrado poseerlos legítimamente y desean transmitirlos. Así, por ejemplo, los impuestos sobre la herencia son una de las expresiones del grado de compromiso que establecen las diferentes sociedades entre estos dos enfoques.
43. De cualquier modo, en esta diferenciación debe también actuar el principio de la compensación. Aquellos que obtienen más ingresos debido a mayores oportunidades, hacen un mayor uso de los recursos comunes creados a través de la cooperación social. Es por tanto justo que compensen a aquellos que, habiendo disfrutado de menos oportunidades, hacen también una menor utilización de los recursos de la sociedad.
44. La equidad es un tema que atraviesa muchos aspectos de la economía contemporánea y que se convierte en piedra de toque para distinguir el pensamiento más progresista del neoliberal. Así, por ejemplo, en los textos de la economía neoclásica convencional se plantea como principio ético objetivo” el llamado óptimo de Pareto, según el cual una decisión es Pareto eficiente si algunas personas mejoran y ninguna empeora. Con ello se pretende evitar comparar sistemas de valores subjetivamente diferentes. Sin embargo, esta aparente objetividad enmascara el hecho de que a partir de dicho criterio se hace admisible cualquier grado de diferenciación de la riqueza en la sociedad, lo cual encierra en sí mismo un juicio de valor.
45. El neoliberalismo actual representa un retroceso respecto a las formas adoptadas por el liberalismo en la postguerra representado por el estado keynesiano o estado benefactor, ya que intenta legitimar la racionalidad del mercado como principio regulador del conjunto de las relaciones sociales. No sólo pretende reducir las funciones del estado a dar estabilidad a los intercambios y preservar el orden establecido, sino que además procura someter a la propia esfera pública a las reglas del mercado.
46. La equidad en el neoliberalismo parte de aceptar la necesidad de un mínimo de subsistencia, expresado por lo general en términos de reducción de la pobreza. Este requerimiento con frecuencia también se asocia al tema de la gobernabilidad.
47. A partir de este principio de subsistencia, se plantea el predominio del laissez faire, el respeto unilateral a la propiedad y la aceptación irrestricta de las diferencias en la riqueza y los ingresos.
  48. Asimismo, el principio de igualdad de oportunidades queda en muchos casos reducido al requisito de  proveer un mínimo de acceso a las clases desposeídas, aunque con sistemas de servicios público/privados de dos bien diferentes niveles de calidad. En el enfoque neoliberal, las necesidades se subrogan a la demanda efectiva, y los derechos ciudadanos se ven sustituidos por derechos de consumidores, lo cual favorece a los detentores de la riqueza.
49. Un tema también debatido ha sido el de la relación entre desigualdad y desarrollo. Se argumenta que al principio del proceso de desarrollo, las desigualdades se aumentan, lo que permite el ahorro de las clases de altos ingresos; y que posteriormente las diferencias se atean. Sin embargo, la evidencia de los últimos años para casos como el de América Latina muestra fehacientemente que puede haber crecimiento económico con desigualdad igualmente creciente; sin que llegue a producirse el tal proceso de atenuación.
50. Esta tesis de la funcionalidad de la desigualdad respecto al ahorro ha sido fuertemente criticada y, por el contrario, se aduce como evidencia el cambio en los patrones del desarrollo económico manifestado en los llamados "tigres del sudeste asiático" para plantear que mayor equidad contribuye al crecimiento económico debido al mercado interno que se crea. De ahí la tesis cepalina de desarrollo con equidad.

2. LA EQUIDAD EN UNA SOCIEDAD SOCIALISTA

51. Los principios generales de la equidad deben ser adaptados a las características de una sociedad socialista. En especial, es necesario determinar: cuál es el nimo indispensable que satisface los derechos económicos básicos; cuánta diferenciación de la riqueza y los ingresos es admisible en una sociedad socialista.
52. Cada sociedad presenta un grado de desarrollo económico que condiciona el monto de recursos que puede dedicarle a la satisfacción de los derechos económicos básicos. Cuánta alimentación o cuántos servicios de salud entran en dichos derechos básicos es un problema de disponibilidad, pero también de prioridades de la sociedad.
53. Por otra parte, mientras más recursos se dediquen a la satisfacción de los derechos básicos, menos recursos habrá para distribuir de forma proporcional, y viceversa.
54. En la distribución de los derechos proporcionales a la contribución de cada cual, actúa el principio de la eficiencia. Cierto grado de diferenciación de los ingresos es funcional a la eficiencia económica en la sociedad. Un diapasón demasiado estrecho en la distribución de los ingresos proporcionales puede resultar desestimulante para el esfuerzo, el desarrollo del talento y la iniciativa personal. Sin embargo, en el socialismo el principio de la eficiencia debe estar subordinado a un limite en cuanto a amplitud en la diferenciación de los ingresos; así como también deberá estar condicionado por un nivel mínimo permisible respecto a los que menos se benefician en dicha diferenciación.
55. No puede aceptarse que sea el mercado, ni la institucionalidad socialista existente en un momento determinado, quien fije a priori la diferenciación necesaria. El socialismo está obligado a avanzar hacia el diseño de un modelo económico propio y no conformarse simplemente con utilizar las “armas melladas del capitalismo, como alertara el Ché; ya
que ello inevitablemente conduciría a la degradación de los criterios de justicia social propios del socialismo. Por otra parte, es importante destacar que la relación entre
resultados laborales y remuneraciones no es una relación lineal simple. El incremento de las recompensas materiales no produce necesariamente de por sí un mejor resultado laboral. En ello tiene que ver un acertado diseño de los sistemas de pago, así como otros factores del entorno laboral y social como pueden ser los relacionados con el sentido de pertenencia, la satisfacción por el propio trabajo, el reconocimiento social y otros más, que tienen también un efecto determinante en los resultados.
56. Hay cuestiones que muchas veces son consideradas derechos económicos básicos como el empleo o la vivienda, que en determinada coyuntura o grado de desarrollo económico no pueden ser satisfechas de forma universal. En estas circunstancias, nuevamente el énfasis que puede hacer una sociedad más solidaria es en términos de prioridad, a partir de los recursos disponibles. La distribución, además, se hace más compleja, ya que deberá combinar el principio de igualdad de oportunidad con el de urgencia de necesidad en el acceso a dicho derecho económico básico deficitario.
57. Cuando se plantea que el estado debe brindar igualdad de oportunidades, hay que tener presente que muchas veces el terreno de juego no resulta parejo para los distintos participantes. Cuando esto ocurre, el principio de la compensación hay que aplicarlo como un requerimiento ex ante que nivele las oportunidades. Por ejemplo, en el acceso a determinados centros de enseñanza los promedios de entrada para territorios menos desarrollados no deben ser iguales que para los de mayor desarrollo, pues ello tendería a perpetuar las diferencias en el nivel educacional y económico. En este caso, algunos alumnos podrán acceder con menores promedios que otros, y algunos con promedios altos no tendrían cupo.
58. Lo anterior también muestra cómo la aplicación de los principios generales de la equidad deberán tener en cada circunstancia una expresión concreta.
59. En una sociedad socialista, al aplicar el principio de la igualdad de oportunidades hay que tener en cuenta que en la sociedad existen estructuras sociales que muchas veces tienden a autoperpetuarse. La compensación para igualar las oportunidades debe considerar la existencia objetiva de estas tendencias inerciales y aplicar medidas eficaces para lograr una adecuada movilidad social, y con ello propiciar una progresiva homogeneización de la estructura social. Se trata de trasladar el énfasis de la igualdad de oportunidades hacia una mayor equidad en los resultados, compensando los factores relacionados con la inercia de las estructuras sociales. Como señalara Marx la verdadera igualdad consiste en el tratamiento desigual a situaciones desiguales.
60. Cabe comentar que actualmente hay fuertes polémicas en algunos países en torno a la aplicación de la llamada acción afirmativa (afirmative action) que plantea dar preferencia en el empleo y la educación a las minorías desfavorecidas, como medida compensatoria. Este enfoque, que logró ciertos avances en países como Estados Unidos, últimamente ha sido sometido a una fuerte contraofensiva conservadora.
61. Marx planteó importantes consideraciones éticas de carácter general para la sociedad socialista que pueden resumirse en:

3. LA NO APROPIACIÓN DEL TRABAJO AJENO.

62. Desarrollo pleno de cada miembro de la sociedad (no alienación).
63. De acuerdo a su concepción, el paso del socialismo al comunismo —fase superior de la nueva sociedad— se daría a partir de un traslado de la forma de distribución de acuerdo al aporte, a una distribución según las necesidades de cada cual, lo que estaría acompañado por la eliminación de las diferencias entre las distintas profesiones, el disfrute de la actividad laboral y una gran abundancia material.
64. La idea más revolucionaria y profunda en materia de equidad y justicia social es el planteamiento de Marx y Engels en El Manifiesto Comunista de que en la nueva sociedad el desarrollo pleno de cada uno tenía que ser la condición para el desarrollo pleno de todos. Muy distinto a lo que plantea el liberalismo en que la pretendida libertad sin cortapisas para algunos, se transforma en la imposibilidad de desarrollo para muchos.
65. Por otra parte, para Marx el aporte debía establecerse por el tiempo individual de trabajo, pues no consideraba la producción mercantil como propia del socialismo.
66. Este supuesto fue modificado de acuerdo a la experiencia histórica, que mostró la necesidad de utilizar las relaciones monetario mercantiles en la fase socialista y de medir el aporte en función del tiempo socialmente necesario, incluso a nivel del colectivo laboral; todo lo cual introduce no pocas complejidades prácticas en la distribución. Así, puede ocurrir que el trabajador realice su tarea y que, sin embargo, la gestión de la empresa haya sido deficiente y no se hayan creado los recursos necesarios para la distribución proporcional.
67. Otros aspectos prácticos a tomar en cuenta tienen que ver con la vinculación de la economía nacional con la economía internacional. La necesidad de los países de que el proceso de la reproducción transite por el intercambio externo, determina la posibilidad de una diferente valoración de las actividades que tributan a dicho intercambio respecto a las que no lo hacen. En Cuba, el turismo y otras actividades que generan divisas presentan estas características. Si a esto se agrega cierta segmentación de los mercados de trabajo, el resultado puede conducir a importantes diferencias en el rasero de la distribución proporcional.
68. Adicionalmente, en el mundo actual existe una interacción entre la economía nacional y la internacional respecto a la valoración del aporte laboral, que obliga a privilegiar determinadas ocupaciones que tributan directamente a la economía internacional o que presentan mayor movilidad de acuerdo a las políticas de selectividad migratoria de los
países desarrollados. En estos casos es inevitable que en la autovaloración de un profesional o un artista intervenga no sólo el punto de referencia nacional, sino también el
internacional.
69. Este factor ha contribuido a que en la elevada brecha de ingresos que se aprecia en los países subdesarrollados estén presentes, no sólo los ingresos provenientes de la propiedad, sino también buena parte de los asociados a la calificación. Dicho efecto siempre estuvo presente en las sociedades socialistas que tuvieron que navegar entre el Caribdis de la deserción por motivaciones económicas y la Escila del aumento de la desigualdad. En nuestro caso esta influencia se acrecienta a partir de los noventa en que la apertura externa incrementa las relaciones con el exterior. Así, por ejemplo, ha sido necesario realizar consideraciones especiales para las personas que perciben ingresos provenientes de la economía internacional; no obstante que se aspire a lograr una cierta ponderación entre las condiciones internas y externas, a partir de otros factores de motivación que ejercen una influencia compensatoria. Sin embargo, es necesario apuntar que aun no se observa un tratamiento suficientemente coherente a esta tan compleja cuestión.
70. Una sociedad puede aplicar principios generales de equidad adecuados y, sin embargo, no se excluye que ocurran situaciones localizadas o individuales de manifiesta injusticia o marginación. A este respecto debe señalarse que la justicia social también significa la eliminación activa de situaciones concretas de privación o desamparo social.
71. Como se aprecia, la justicia social trata no sólo de la aplicación de un conjunto genérico de principios de equidad, sino que implica también particularizar, establecer equilibrios y aplicar criterios de eficiencia y funcionalidad de acuerdo a las condiciones concretas de cada sociedad.
72. Por último, hay que decir que el socialismo no es sólo un problema de distribución. La sociedad socialista aspira a ser algo cualitativamente distinto, donde prime una conciencia social más solidaria. Por ello, sin la transformación de la conciencia no se logra la construcción de la nueva sociedad. Por otra parte, el socialismo no se da de forma espontánea, sino que requiere en su construcción de la acción consciente de los hombres.
73. La equidad expresa lo fundamental de las nuevas relaciones sociales y económicas; en ella se concilian los diferentes intereses de la sociedad y se plasman individual y colectivamente los principios de justicia social que se propugnan. Si se agregan a las mismas la dimensión política del proyecto social, incluyendo una dinámica de avance que fortalezca el poder político de las clases más vinculadas a los objetivos de la nueva sociedad, en principio, podría considerarse que con ello se abarcaría lo esencial de una opción socialista válida.
74. Corresponde ahora tratar de responder la interrogante sobre el modo en que las relaciones originadas por el mercado pueden resultar o no contradictorias con los principios de equidad y justicia social examinados anteriormente.

4. EQUIDAD Y MERCADO

75. A partir del desigual desarrollo y heterogeneidad de la estructura productiva, y de la necesidad de una interacción más directa con la economía internacional, el socialismo reconoce en la etapa actual la convivencia de diferentes formas de propiedad y la necesidad de utilizar la planificación en combinación con el mercado en la regulación de las relaciones económicas. Esta diversidad de formas de propiedad, utilización de los mercados y apertura de la economía pueden impulsar un fuerte desarrollo complementario de las fuerzas productivas debido al mejor acomodo de los factores subjetivos a las condiciones de la producción, mayor despliegue de iniciativas, obtención de nuevas tecnologías y, con frecuencia, debido a las mayores recompensas.
76. En las economías socialistas generalmente están presentes desequilibrios entre la oferta y la demanda debido a una serie de factores, como el hecho de que el criterio de asignación de los recursos muchas veces sigue pautas extraeconómicas (asignación de acuerdo a la necesidad y no a la demanda efectiva); el alejamiento de los precios establecidos respecto a los que fijaría el mercado; y la baja capacidad de reacción de los productores estatales frente a variaciones de la demanda, entre otras causas.
77. Cuando se da el paso hacia la utilización de los mercados y las relaciones monetario mercantiles, los productores y comercializadores encuentran fácil la obtención de lo que en microeconomía se denomina ganancias extraordinarias, cuya utilización para la determinación de premios fuera tan criticada por la Sra. Robinson y Mario Nutti en las primeras experiencias reformistas de los países socialistas, debido a su carácter muchas veces fortuito, no vinculado al desempeño productivo.
78. Estas ganancias pueden hacerse persistentes, pues generalmente en las primeras etapas hay obstáculos a la actuación de la ley del valor, y por ende, a su nivelación a través de la competencia. Posteriormente, la persistencia de ingresos extraordinarios puede conducir a la formación de importantes acumulaciones y al crecimiento y concentración de capitales que actúan para el mercado, ya no necesariamente a partir de ganancias extraordinarias.
79. Puede suceder que en el intento de acotar la participación de los productores y comercializadores en los mercados, el estado eleve los costos de entrada y de permanencia, con lo cual los participantes ya establecidos consolidan su posición y se limita aun más el efecto nivelador de la competencia.
80. Con el tiempo, las capas asociadas a estos nuevos desarrollos pueden llegar a adquirir peso y llevar la balanza política hacia un tipo de sociedad menos solidaria.
81. Otro aspecto a tomar en cuenta es que la acumulación de riquezas en manos de una capa de la población con intereses económicos, con frecuencia se manifiesta como un factor importante —aunque no único— propiciatorio de la corrupción. El problema de la corrupción es una cuestión de dimensiones internacionales, presente como una constante en las sociedades capitalistas de mercado. Sin embargo, las condiciones materiales que la propician están presentes en cualquier tipo de sociedad. De una parte, hay funcionarios con ingresos relativamente modestos pero facultados para tomar decisiones que implican importantes consecuencias económicas, y de otra, personas que disponen de riqueza privada, nacionales o extranjeros, interesados en influir sobre dichas decisiones. La especial vigilancia que reclama esta cuestión en el socialismo se debe, en primer término, a que es más directamente contradictorio con los principios éticos por los que deben responder las personas en las cuales la sociedad depositó su confianza; y en segundo lugar, a que siendo el socialismo una construcción consciente, la integridad de dichas personas es más decisiva para la preservación del nuevo sistema social.
82. Un efecto indirecto de tanta o mayor importancia que los anteriores es el hecho de que
al surgir una diversidad de ingresos diferentes al salario, tales como los ingresos mixtos, los provenientes de la propiedad y del mercado, y los asociados a actividades influidas por la econoa internacional, el diapasón de los ingresos se hace considerablemente más amplio. En Cuba está situación se complica aun más debido a la dualidad monetaria y los ingresos en dólares, en condiciones de una tasa para el peso en la esfera de la población considerablemente subvalorada5, la cual amplifica las diferencias entre los que reciben ingresos en pesos y en dólares.



5 La causa más inmediata de esta subvaloración es la segmentación del mercado que obliga a adquirir dólares para acceder a consumos sólo disponibles en esa moneda. La causa más profunda debe buscarse en la propia dualidad monetaria que impide recuperar los gastos en dólares en las actividades que producen para la venta en pesos. Esto resulta especialmente crítico para la oferta agrícola, cuyo modelo de producción no permite
una vinculación económica entre producción y adquisición de insumos a nivel del productor. El sistema de dualidad monetaria posibilita recuperar directamente los gastos de divisas en el consumo, pero ello se logra a costa de una elevada rigidez en la incorporación de los recursos nacionales a la producción. De este modo, el objetivo inmediato (recuperar directamente el gasto en divisas) anula el logro del objetivo más esencial (incrementar el componente nacional del consumo). Nos hemos extendido en esta explicacn porque en el caso de Cuba este problema se ha convertido en un factor importante de desigualdad. Hay que apuntar, que a pesar de que este conjunto de mecanismos han formado parte de las transformaciones introducidas en la economía, tal diseño no es consustancial al problema más general que se examina en el presente trabajo sobre la relación entre socialismo y mercado. (Continuará)
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