"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

martes, 2 de mayo de 2017

Fidel Castro aparece en monedas de Mongolia



El líder revolucionario y político cubano Fidel Castro murió el 25 de noviembre de 2016. Mongolia ha emitido un par de monedas para conmemorar su vida y marcar su paso. Ambos muestran un retrato del ex presidente de Cuba en trajes tradicionales y tapa de forraje. Ambos han sido producidos por Lichtenstein's Coin Invest Trust.

Mongolia ha editado monedas de oro y plata de 1.000 togrog para conmemorar la vida de Fidel Castro en Cuba.

A 38.61 mm, 1 oz .999 de plata fina 1.000 togrog prueba ha sido golpeado con smartminting © de CIT para dar un acabado de alto relieve. Esto se ha aumentado con un toque de color para acentuar rasgos faciales y oscurecer las sombras.

Se ha producido una prueba de 13.92 mm, 0,5 g .9999 de oro fino de 1.000 togrog, empleando el Big Gold Gold de CIT ©. Esto ha visto el diámetro de la moneda aumentar de los habituales 11 mm (para 0,5 g de oro) a 13,92 mm, manteniendo al mismo tiempo la altura y el detalle del relieve.

Las tintas son 1.000 y 5.000, respectivamente.

Debate “silencioso” sobre Cuba en la Casa Blanca



Donald Trump en la Oficina Oval de la Casa Blanca. Febrero de 2017. Foto: Carolyn Kaster / AP.


2 Mayo, 2017 1 comentario



“En las últimas semanas” ha ocurrido en la Casa Blanca un debate “silencioso” y “bajo la superficie” sobre Cuba. Agencias gubernamentales y legisladores estuvieron debatiendo en dos direcciones: continuar o revertir el camino comenzado por Obama con la Isla.

Lo dio a conocer este lunes Push and pull on Cuba, un editorial de The New York Times. De acuerdo con el diario, que continúa dictando agenda sobre Cuba, un grupo de legisladores –el senador Marco Rubio incluido– han instado a la Casa Blanca a retroceder en el proceso de normalización que Barack Obama puso en marcha en diciembre de 2014. ¿Cuál es su argumento? Que el gobierno cubano “no es menos déspota y debe ser presionado hacia una reforma a través del recrudecimiento de sanciones existentes, la amonestación pública y el aislamiento diplomático”.

A contramano de esta postura, una numerosa coalición pro-engagement compuesta por legisladores de ambos partidos, negociantes y jóvenes cubanoamericanos, está llamando a la presidencia a seguir construyendo sobre lo heredado.

En dos años de relaciones restablecidas, menciona el NYT:

“se han concretado acuerdos bilaterales de cooperación en salud, planificación conjunta para mitigar derrames de petróleo y coordinaciones contra el narcotráfico. Recientemente La Habana aceptó comenzar a recibir algunos cubanos con orden de deportación. Los cambios en la regulación hay hecho más fácil para muchos estadounidenses visitar Cuba, si bien viajar como turistas aún es técnicamente ilegal; y se han facilitado intercambios entre estudiantes, periodistas y artistas. Google está negociando una serie de acuerdos con Cuba que podrían expandir significativamente el acceso a internet en la isla, una de las más desconectadas del mundo”.

Pasados los primeros cien días de su gobierno, sigue sin ser visible el camino que tomará Trump en lo que respecta a Cuba. Sus comentarios públicos sobre el tema han sido calificados por el diario como “breves e irreflexivos”. Poco después de su elección, tuiteó: “Si Cuba no está dispuesta a hacer un mejor acuerdo para los cubanos, los cubanoamericanos y Estados Unidos en conjunto, terminaré el trato.”

El Times estima esto como un “señal temprana” de que el nuevo presidente contemplaba la posibilidad de revertir la distensión de sanciones que hizo Obama. De acuerdo con el periódico, la Casa Blanca comenzó una evaluación a principios de este año y las agencias, incluyendo los Departamentos de Estado, Hacienda y Comercio, han dado su opinión.

Sin embargo, no está claro cuándo tendrá lugar –ni si ocurrirá siquiera– el anuncio de una decisión. No son pocos los pasos de avance que Trump tiene facultades de cancelar “con el golpe de un bolígrafo”. Por solo mencionar los tres que identifica el periódico neoyorquino, podría endurecer el envío de remesas a los cubanos, suspender los vuelos comerciales y detener la llegada de cruceros estadounidenses a La Habana.

Con estas decisiones, dice NYT, Trump haría muy feliz a la pequeña coalición pro-embargo del Capitolio. Pero esto significaría revertir el curso en un cambio de política “ampliamente popular entre los estadounidenses y de un apoyo casi universal por parte de los cubanos”.

Pondría a granjeros y negociantes de su país en desventaja ante un mercado que se está abriendo al comercio global. Y mantendría políticas que por décadas han significado para los cubanos privación y dificultades.

A mediados de mes, durante una visita oficial a La Habana, el gobernador de Mississippi, Phil Bryant, pidió a los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos continuar el camino del diálogo. Bryant convocó al presidente Trump a retomar las negociaciones iniciadas hace dos años por la administración anterior.

En días recientes, un grupo de militares estadounidenses retirados pidió al gobierno de Donald Trump continuar el proceso de normalización de relaciones con Cuba. “La ubicación de Cuba en el Caribe y la proximidad a Estados Unidos la convierten en un socio natural y estratégicamente valioso sobre cuestiones de interés inmediato, incluido el terrorismo, el control de fronteras, el enfrentamiento a las drogas, la protección del medioambiente, y el manejo de emergencias”, dice la carta, que fue coordinada por la organización no partidista American Security Project (ASP).

Se trata solo de dos ejemplos cercanos en el tiempo de los lobbies que hoy empujan la continuidad en las relaciones con Cuba dentro de Estados Unidos.

El estadounidense de origen cubano Giancarlo Sopo, estratega de comunicación y fundador de la CubaOne Foundation, opina que “realmente ese debate solo ocurre entre políticos en Washington. La inmensa mayoría de los cubanos, los estadounidenses y los cubanoamericanos quieren mejores relaciones entre EE.UU. y Cuba aunque aún existan grandes diferencias de opinión con el gobierno cubano sobre cuestiones políticas y económicas.

Sopo estima que “todo parece indicar que no habrá cambios drásticos en la política de Washington hacia Cuba, debido a los esfuerzos de coaliciones bipartidistas y nuevas tendencias políticas en Florida. Lo más probable es que habrá un cambio en el tono del discurso de la Casa Blanca y modificaciones regulatorias que no deben seriamente afectar las categorias de viajes y remesas “people-to-people.”

Habrá que continuar mirando al horizonte.

¿Monólogo anexionista o reafirmación de millones?


Algunos medios prefieren ignorar la realidad de un pueblo que cada Primero de Mayo sale a apoyar su Revolución y magnificar el performance de un individuo


1 de mayo de 2017 23:05:23

Comenzó a difundirse por las cadenas de televisión, periódicos, agencias de noticias y emisoras radiales de varios países del mundo: millones de cubanos salieron nuevamente a desfilar este Primero de Mayo. Sonrisas, pancartas, gigantografías, cantos, banderas, imágenes de Fidel, Raúl, Martí, el Che, Camilo, acompañaron al niño en hombros de su padre, al joven soldado, la maestra, el constructor, el obrero, el deportista… Era el color unánime de las plazas de Cuba siempre que se trata de la clase obrera.

Así sucedió en la Plaza de la Revolución de la capital cubana, una plaza desbordada de «pueblo organizado», como calificó el eterno rebelde a quienes se congregaron en fecha tan temprana como el Primero de Mayo de 1960. Más de 800 000 personas desfilaron este lunes, y volvieron los titulares que cada año hablan de reafirmar conquistas; mientras otros medios de prensa informaban sobre revueltas, heridos, manifestaciones, enfrentamientos, en lugares donde todavía son utopías algunos sueños de los trabajadores.

Pero sobre Cuba podían leerse otras noticias. Y es que un ciudadano interrumpió el comienzo del desfile al correr ante la muchedumbre portando una bandera de Estados Unidos, y convirtiéndose él, y los agentes del orden que trataron de neutralizarlo, en el foco sobre el que se volcaron cámaras y micrófonos. Bastan pocas señas para detectar que se trata un show concebido para llamar la atención del público.

Quien lo hizo es un cubano desvinculado laboralmente, que en el año 2002 fue sancionado a cinco años de prisión por un delito de robo con fuerza, y en este momento se encuentra pendiente de juicio por un delito de receptación agravada. No es la primera vez que en actos de este tipo, como por ejemplo, la llegada del crucero Adonia a Cuba, se presenta con la insignia de la nación norteña, lo que indica su intención de formarse un perfil mediático.

Como era de esperar, algunos medios de prensa, ante el performance de un individuo, se olvidaron de la marcha multitudinaria que aunó ayer al pueblo cubano por vocación, porque le corre sangre martiana, por principios revolucionarios. Relegaron, con ello, una regla inviolable del periodismo, y optaron por la visión sesgada, unilateral, como si solo bastara un episodio fútil para concentrar fuerzas en derribar verdades.

Sin embargo, hay verdades que se hacen gritos, y gritos que se convierten en razones imposibles de acallar. Para el filo de la media tarde de este lunes todavía podía leerse, tras indicar al buscador de Google algunas palabras claves, sobre la fiesta de compromiso que es el Primero de Mayo en esta isla del Caribe. Un país donde además –es válido apuntarlo– siempre se ha profesado respeto por la bandera norteamericana y la de cualquier lugar del mundo; una isla a la que asistiera, en este Día del Proletariado Mundial, una numerosa delegación de la nación norteña, expresando su solidaridad, denunciando al bloqueo y repudiando la ocupación de una porción de Guantánamo.

El Primero de Mayo es un día de júbilo y reafirmación revolucionaria para los cubanos.

Que eso no lo dude nadie.
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