"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

lunes, 28 de agosto de 2017

La seguidilla, “ataques a diplomáticos yanquis en Cuba”

Posted by heraldocubano

Por Arthur González.

Si no fuese por la doble intención que se esconde tras las reiteradas noticias de los supuestos ataques a diplomáticos yanquis en Cuba, no valdría la pena perder el tiempo en leerlas y menos en responder, pero evidentemente la campaña sigue y se incrementa por las figuras más altas de la política de la administración de Donald Trump.

Durante una entrevista concedida por el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, al canal Telemundo 51 de Miami el pasado 23.08.2017, aseguró que “la administración continúa examinando con mucha seriedad las lesiones físicas sufridas por diplomáticos estadounidenses en La Habana, a causa de un posible ataque acústico”.

Por estar en Miami, capital de la mafia terrorista anticubana y para calmar los ánimos de aquellos que esperan el endurecimiento de la política hacia Cuba, Pence les expresó que “en este momento se están ultimando los detalles para la implementación de los cambios en la política hacia la isla”.

Esas amenazas se suman a la reciente noticia divulgada por la prensa oficialista yanqui, en la cual un supuesto “médico” estadounidense que dijo haber evaluado a los diplomáticos de Estados Unidos y de Canadá, les diagnosticó “enfermedades tan graves como lesión cerebral traumática, con un probable daño al sistema nervioso central”, todo un novelón de terror y misterio al estilo de Hollywood.

En las noticias publicadas sobre el supuesto ataque, se afirma que el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y el Gobierno cubano están investigando los “incidentes” en La Habana, que según el Departamento de Estado tuvieron lugar a finales de 2016.

La información no aclara quien es el médico, su especialidad y la institución donde trabaja, lo que hace dudar de la veracidad de dicha noticia y la pone a nivel del rumor que desea crear el Departamento de Estado, sin que aún se conozca lo que persigue.

Estados Unidos no ha culpado hasta la fecha al Gobierno cubano; sin embargo, el pasado mes de mayo decidió expulsar a dos diplomáticos de la embajada de Cuba en Washington, bajo el rebuscado pretexto de que La Habana “no cumplió” adecuadamente la obligación de proteger al personal diplomático.

No hay país en el mundo donde los diplomáticos de Estados Unidos, ni aquellos que viajan a Cuba bajo las 12 licencias aprobadas, puedan pasear solos por las calles a cualquier hora del día y la noche, sus hijos jugar libres en parques y plazas sin peligro alguno, como no se atreven a hacerlo es su país debido al alto nivel de violencia y criminalidad.

La notica lleva más de una semana en titulares de la prensa oficialista, algo anormal, cuando en América Latina se suceden asesinatos constantes, desaparecidos como el del joven argentino Santiago Maldonado y huelgas de maestros, sin que sus medios le den la más mínima importancia.

Heather Nauert, portavoz del Departamento de Estado, durante su habitual rueda de prensa, se negó a confirmar la situación médica de ningún miembro del personal estadounidense en Cuba, aunque volvió con la retórica de que “lo sucedido en La Habana es de gran preocupación para el gobierno de Estados Unidos”.

Pero a lo que no hace referencia el Departamento de Estado ni la prensa oficialista, es a los hechos que han acontecido en su territorio y en otros países aliados, con el personal diplomático cubano, donde incluso algunos han perdido la vida, por asesinos residentes en los Estados Unidos.

El 11 de septiembre de 1980 Félix García Rodríguez, diplomático de la misión cubana ante las Naciones Unidas en New York, fue asesinado por terroristas cubanos residentes allá, mientras conducía su auto por el barrio de Queens en New York. El Gobierno estadounidense, no cumplió adecuadamente la obligación de proteger al personal diplomático.

La organización terrorista Omega 7, con oficinas públicas en Miami, fue la responsable del asesinato. El plan inicial era asesinar a cuatro funcionarios cubanos de la misión diplomática. Implicados en ese criminal acto estaban Eduardo Arocena, Pedro Remón, Eduardo Losada y Andrés García. Excepto Arocena, todos viven libres en Estados Unidos.

El 23 de julio de 1976 fue asesinado en México el técnico cubano de la pesca Artaigñan Díaz, uno de los autores Gaspar Jiménez Escobedo logró fugarse a Estados Unidos. El 17 de noviembre del 2000 participó en el plan de asesinato al presidente Fidel Castro en Ciudad Panamá. Hoy continua libre en Miami y los oficiales del FBI no lo molestan, a pesar de ser un connotado terrorista.

La lista de hechos ocurridos contra la embajada cubana en New York es amplia y variada, entre ellas bombas colocadas bajo el auto oficial del jefe de la misión y al parecer las autoridades yanquis son ineficientes para detectar a tiempo esos actos de terrorismo, ni se preocupan por juzgar a sus autores.

Nada de eso ha sucedido contra la embajada yanqui en La Habana, ni sus diplomáticos son asediados o agredidos, a pesar de participar abiertamente en reuniones conspirativas con la contrarrevolución interna, tanto en la capital como en otras provincias.

Al Departamento de Estado ni al FBI, no parece preocuparles que terroristas de origen cubano se paseen por las calles de Estados Unidos, como lo hace Luis Posada Carriles, autor de la voladura de un avión civil cubano en 1976, donde murieron 73 inocentes, por tanto no tienen nada que investigar en Cuba, mejor que empleen sus recursos y tiempo en capturar a quienes asesinan y hieren a inocentes, incluso dentro del propio territorio de Estados Unidos, colocando artefactos explosivos en oficinas gubernamentales y privadas.

Cuba no tiene de que preocuparse, allá los yanquis que protegen a terroristas de larga data, esos que fueron capaces de matar sin escrúpulos al presidente J.F. Kennedy.

La Casa Blanca debería tener presente a José Martí cuando señaló:

“Lo único verdadero es lo que la razón demuestra”

Corea del Norte dispara un misil balístico que voló sobre Japón

CUBA HACE REALIDAD EL LEGADO DE FIDEL

Por Pedro Martínez Pírez

La llegada a La Habana de 189 jóvenes colombianos que se formarán en Cuba como médicos para prestar servicios a los pobres en su país es la mejor noticia de este fin de semana en un mundo conmocionado por las amenazas imperialistas y la carencia de solidaridad internacional.

Cuba, que fue durante más de cuatro años sede de los diálogos de paz entre las fuerzas insurgentes y el gobierno de Juan Manuel Santos, y actuó además como garante de las conversaciones junto a Noruega, se confirma ahora como una nación que a pesar del cruel bloqueo económico de Estados Unidos, practica la solidaridad como un principio de su política internacional.

El ofrecimiento de Cuba en marzo pasado para recibir en los próximos cinco años a dos mil jóvenes desmovilizados de la guerrilla, así como desplazados y víctimas del conflicto armado de más de medio siglo en Colombia, ha comenzado a materializarse con la llegada del primer contingente a La Habana, que fue recibido por funcionarios de la Cancillería cubana y directivos de la ELAM, la Escuela Latinoamericana de Medicina, de donde ya han egresado más de 900 jóvenes colombianos.

La Escuela Latinoamericana de Medicina, fue fundada por el Comandante Fidel Castro en 1998, y anunciada al mundo durante la celebración en La Habana, de la Novena Cumbre Iberoamericana, el 16 de noviembre del año siguiente.

Desde el triunfo de la Revolución se han graduados en Cuba casi 165 mil médicos cubanos y cerca de 34 mil jóvenes procedentes de 129 países, incluido los Estados Unidos.

Es importante la contribución de Cuba a la paz en Colombia, que data de muchos años, y muy estimulante el arribo del primer grupo de becarios colombianos que vienen a formarse como médicos en la pequeña nación del Caribe que hace más de medio siglo proclamó a la Salud como un derecho del pueblo.

La Habana, 28 de agosto de 2017

Rusia sobre Venezuela: "Las acciones de los autores de las sanciones están impregnadas de cinismo"

Publicado: 28 ago 2017 13:50 GMT | Última actualización: 28 ago 2017 14:21 GMT

El Ministerio de Exteriores de Rusia ha afirmado que las sanciones económicas de EE.UU. contra Venezuela tienen como objetivo desestabilizar al país latinoamericano.


Manifestación de partidarios de Maduro en Caracas.
Andres Martinez Casares / Reuters

María Zajárova, portavoz de la Cancillería rusa, aseveró que Moscú no acepta sanciones unilaterales contra Estados soberanos, publica el sitio web ministerial. EE.UU. introdujo las nuevas sanciones en un momento en el que aparecían "señales de una relativa estabilización interna" en Venezuela después de las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente, lamentó Zajárova.

"Bajo estas condiciones, las anunciadas sanciones contra los sectores financiero y petrolero de Venezuela están claramente destinadas a agravar el desequilibrio de la situación en el país y empeorar los problemas económicos", señaló la funcionaria.

Las acciones de los autores de las sanciones están impregnadas de cinismo

Según sus palabras, las acciones de los autores de las medidas están impregnadas de cinismo. Zajárova además recordó que Washington está considerando otras opciones para endurecer su política hacia Caracas, incluida la del uso de la fuerza.

La portavoz también declaró que para lograr una solución política a la actual coyuntura en Venezuela es necesario establecer un diálogo entre todas las fuerzas políticas del país, algo que contribuiría a crear las condiciones para una mejora de la situación económica.

Según la representante oficial, la solución de este problema "requiere asistencia política desde el exterior". "Estamos dispuestos a contribuir a una solución en Venezuela en la medida en que esta esté condicionada por la dinámica política interna en este Estado", destacó Zajárova.

El pasado 25 de agosto, el Gobierno de EE.UU. impuso "fuertes y nuevas" sanciones económicas contra Venezuela. La orden ejecutiva del presidente estadounidense, Donald Trump, prohibió hacer negocios con las nuevas emisiones de deuda de Venezuela o de acciones de la empresa petrolera estatal PDVSA, así como con algunos bonos ya existentes pertenecientes al sector público del Gobierno del país latinoamericano.
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