"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

sábado, 28 de marzo de 2015

Amanecer en el Estados Unidos demócrata

Por Paul Krugman

Los conservadores nunca lo van a admitir, pero sus creencias son falsas

Durante el año pasado, a la economía estadounidense le han sucedido dos cosas imposibles (o, al menos, se suponía que eran imposibles, según la ideología que impera en la mitad de nuestro espectro político). Primero, ¿se acuerdan de que, supuestamente, la reforma sanitaria iba a destruir una cantidad ingente de puestos de trabajo? Bueno, pues durante el primer año de plena aplicación de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible, el conjunto de la economía estadounidense sumó 3,3 millones de puestos de trabajo (el mayor aumento desde la década de 1990). Y segundo, medio millón de esos trabajos corresponden a California, que le ha arrebatado a Texas el primer puesto de la creación de empleo.

¿Han sido las políticas del presidente Obama la causa del crecimiento del empleo nacional? ¿Ha sido Jerry Brown —el gobernador de California, defensor de la reforma y recaudador de impuestos— el responsable de la prosperidad de su estado? No, y pocos progresistas dirían lo contrario. Lo que hemos visto tanto a escala nacional como estatal es, sobre todo, un proceso natural de recuperación, ahora que la economía por fin empieza a curarse de las burbujas inmobiliaria y de deuda que se formaron durante la era Bush.

Pero el reciente crecimiento del empleo tiene, no obstante, importantes repercusiones políticas; repercusiones tan incómodas para gran parte de la derecha que esta se encuentra sumida en un estado de negación desesperada y se dedica a afirmar que la recuperación es una especie de bulo. ¿Por qué no pueden afrontar las buenas noticias? La respuesta tiene, en realidad, tres dimensiones: el síndrome del trastorno de Obama, o STO; la reaganolatría; y el timo de la confianza.

No hay mucho que decir sobre el STO. A estas alturas, la derecha ya tiene la idea fija de que el presidente es malvado e incompetente, que todo lo que toque este demócrata ateo, keniano, marxista e islámico —pero sobre todo demócrata— tiene que salir desastrosamente mal. Cuando llegan buenas noticias sobre el presupuesto, la economía u Obamacare (que, por cierto, está logrando reducir rápidamente el número de personas sin seguro con un coste muy inferior al esperado), hay que negarlas.

En un sentido más profundo, la ideología conservadora moderna depende por completo de la idea de que los conservadores, y solo ellos, son los que poseen la clave secreta de la prosperidad. En consecuencia, solemos ver a los políticos de la derecha haciendo declaraciones como la siguiente, del senador Rand Paul: "¿Cuándo fue la última vez que en nuestro país se crearon millones de puestos de trabajo? Fue durante el mandato de Ronald Reagan".

En realidad, si por crear "millones de puestos de trabajo" entendemos dos millones o más en un año, esto ha ocurrido 13 veces desde que Reagan dejó la presidencia: ocho veces con Bill Clinton, dos con George W. Bush y tres veces, hasta ahora, con Barack Obama. Pero ¿qué más dan los números?

Aun así, ¿acaso los progresistas no tienen fantasías similares? Lo cierto es que no. La economía sumó 23 millones de puestos de trabajo con Clinton, frente a los 16 millones de Reagan, pero en la izquierda no hay nada comparable al culto por el Santísimo Ronald. Esto se debe a que los liberales no tienen necesidad de afirmar que sus políticas generarán un crecimiento espectacular. Lo único que tienen que reafirmar es la viabilidad: que es posible hacer cosas como, por ejemplo, garantizar la cobertura sanitaria a todo el mundo sin destruir la economía. Los conservadores, por otro lado, quieren paralizar esa clase de medidas y, en su lugar, rebajarles los impuestos a los ricos y recortar las ayudas a los menos afortunados. Así que deben afirmar que las políticas progresistas destruyen empleo y, además, que portarse bien con los ricos es un elixir mágico.

Lo que nos lleva al último punto: el timo de la confianza.

La economía política se enfrenta continuamente al enigma de por qué los intereses corporativos se oponen tan a menudo a las políticas que combaten el paro. Después de todo, el hecho de impulsar la economía mediante unas políticas de expansión monetaria y fiscal es bueno tanto para los beneficios como para los sueldos, aunque muchos particulares y empresarios ricos exijan, en vez de eso, austeridad y restricciones del crédito.

Sin embargo, como muchos observadores han señalado, si las empresas admitiesen que las políticas gubernamentales pueden crear empleo, estarían restándole valor a uno de sus argumentos políticos preferidos: la afirmación de que, para alcanzar la prosperidad, los políticos deben salvaguardar la confianza en las empresas absteniéndose de criticar lo que hace la gente de negocios (entre otras cosas).

En el caso de las políticas económicas de Obama, este tipo de pensamiento conduce a lo que a mí me gusta llamar la teoría de la recuperación lenta basada en "¡Mamá! ¡Me está mirando con mala cara!". Con esto me refiero a la insistencia en que la recuperación no se ha visto entorpecida por factores objetivos como el recorte del gasto y el exceso de deuda, sino porque la élite empresarial se sintió herida cuando Obama dio a entender que algunos banqueros habían actuado mal y ciertos ejecutivos ganaban demasiado dinero. ¿Quién iba a imaginar que los magnates y los potentados eran unas almas tan sensibles? En cualquier caso, esa teoría no se sostiene frente a la realidad de que la recuperación por fin ha empezado a traducirse en creación de empleo, aun cuando esto debiera haber sucedido antes.

Así que, como he dicho al principio, el hecho de que ahora haya buenas noticias en el Estados Unidos demócrata —una importante creación de empleo tanto en el país como en los estados que no han acatado la ortodoxia liberalizadora de las rebajas de impuestos— es un gran problema para los conservadores. Jamás lo admitirían, pero los acontecimientos han demostrado que sus más preciadas creencias son falsas.

Paul Krugman es profesor de Economía en la Universidad de Princeton y premio Nobel de Economía en 2008

© The New York Times Company, 2015.

Traducción de News Clips.

La gente ya se cansó de esperar el milagro mexicano: Krugman

Sábado 28 de marzo de 2015, p. 20

La gente ya se cansó de esperar el milagro mexicano. La gran liberalización (del país) ya tiene 30 años y claramente eso por sí mismo no bastó. No estamos hablando de que haya habido un desempeño terrible, pero no fue lo que se esperaba, aseveró Paul Krugman, premio Nobel de Economía, en una conferencia magistral en la Convención Anual de Industriales de la Canacintra.

Hay desencanto, dijo, y aunque México realizó grandes cambios porque liberalizó su comercio de manera dramática y reorientó su economía, consideró que muchas razones pueden haber incidido en que no creciera.

Hay muchas recetas para el crecimiento pero sólo Dios sabe qué pasó, comentó irónico. No obstante, destacó que uno de los factores que contribuyen al desarrollo de un país es contar con un buen nivel educativo, por lo que deben hacerse grandes inversiones en educación básica aun cuando los resultados tarden mucho porque se invierte en personas.

Sobre las recientes reformas, declaró no conocerlas aunque sus amigos del FMI le dijeron que son buenas, pero advirtió que en la privatización del sector energético se debe tener cuidado porque en el mundo ha habido casos alarmantes en que las concesiones se han convertido en regalos para amigos, como ha ocurrido hasta en Estados Unidos e Israel.

Ante el panorama que el premio Nobel pintó sobre México, uno de los empresarios de la Canacintra le preguntó qué pueden hacer los industriales para que mejore la situación del país rápidamente. ¡Vaya! Yo soy economista y si ustedes son el sector privado deberían saber qué es lo que están haciendo. Difícilmente puedo darles consejos, respondió.

Recomienda no elevar tasas

Por otro lado, Krugman recomendó a México no elevar las tasas de interés aunque la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) tenga prisa por hacerlo, lo cual consideró un error .

Yo estoy en contra de tirar el gatillo demasiado rápido, y dijo que México no tiene que seguir necesariamente las tasas de interés de Estados Unidos al pie de la letra. ¡No lo hagan!, exclamó ante los industriales y advirtió que si la Fed se equivoca los riesgos podrían ser demasiado graves, como una deflación y excesivo desempleo si las eleva rápido o aumento de inflación si se tarda en hacerlo.

Krugman, quien ganó el Nobel de Economía en 2008 por sus análisis sobre el comercio mundial en la era de la globalización, presentó a los industriales un diagnóstigo general sobre la economía mundial, pero la mitad de su ponencia la dedicó a México.

Una de las cosas que sí es decepcionante es el despegue en el crecimiento económico. Ustedes todavía siguen esperando ese crecimiento y que México se convierta en un país como Corea, pero a pesar de 30 años de reformas no ha sucedido, insistió.

En una conferencia de prensa previa a su encuentro con los empresarios, aseveró que México ha sido la paradoja porque cuando liberalizó su economía a partir de la década de los 80 mucha gente pensó que se reduciría la desigualdad entre su población porque exportaría muchos productos y tendría mucha demanda de mano de obra, pero “sucedió todo lo contrario y hubo más desigualdad.

Esto indica que el comercio no necesariamente es una buena herramienta para abatir la desigualdad. México ha logrado una significativa reducción de la desigualdad, pero a partir del año 2000 más o menos, a partir de otros canales y medios (...) capacitando más a la mano de obra y un aumento significativo en el gasto social, que es bastante bueno. Hablando de comercio, no sólo del punto de visto de la desigualdad, tenemos que preguntarnos cómo va a sobrevivir esta economía y adaptarse al crecimiento. El papel de México como parte de un sistema de producción de Norteamérica sigue siendo central y una gran historia de éxito, dada su ubicación, éste es el destino económico de México para la siguiente generación, puntualizó.

Bajo riesgo de ser irrespetuoso, el mayor activo económico de México reside en la vecindad que tiene con Estados Unidos, está cerca de una economía enorme y bastante exitosa que le da ventajas y le permite integrar su producción de manufactura. Y las reformas económicas han tenido una orientación geográfica, comentó. De la inseguridad en México, dijo que es más alto el nivel de violencia doméstica.

El economista agregó que no ve una crisis económica de manera inminente para México, como ocurría con cada elección presidencial, pero advirtió que a nivel mundial se presentan caídas en los indicadores macroeconómicos similares a los que precedieron a otras crisis aunque no en la misma dimensión. El problema, dijo, no es de baja producción sino que el comercio mundial está muy deprimido porque hay una baja demanda de consumidores, un estancamiento secular, y recomendó a México tener cuidado con endeudarse en monedas extranjeras porque no conseguirá créditos tan baratos como Estados Unidos.

Pan caliente: Cumbre de Cuba agota las localidades

Por Tracey Eaton


La subsecretaria de Estado Roberta S. Jacobson pronunciará el discurso de apertura en la Cumbre de Oportunidad en Cuba en Ciudad Nueva York el 1 de abril.

Se ha vendido todo el cupo del evento, pero los organizadores están tratando de aumentar la capacidad y han creado una lista de espera.

La inscripción normal fue de $1 495 dólares por persona y la inscripción en el lugar fue de $1 695. La cumbre tendrá lugar en la Torre Marketplace en Times Square. Los organizadores planearon el evento después de que EE.UU. y Cuba anunciaron la reanudación de los lazos diplomáticos.

El sitio web de la cumbre declara:

¿Qué significa este cambio histórico para las relaciones económicas entre EE.UU. y Cuba? ¿Qué oportunidades –y riesgos– deben considerar las compañías norteamericanas al explorar el potencial de negocios de uno de los mayores mercados del Caribe?

A fin de responder estas preguntas, Knowledge@Wharton, en sociedad con el Instituto Lauder y Momentum, presentarán de conjunto en la Cumbre de Oportunidad en Cuba el 1 de abril a los expertos en negocios, asuntos políticos, políticas y asuntos legales que tienen experiencia del mundo real de la economía y gobierno cubanos, con los reconocidos líderes de pensamiento provenientes de Wharton, la líder entre las escuelas de negocios.

Entre otros oradores estarán:
  • Stefan M. Selig, subsecretario de Comercio para el Comercio Internacional, Departamento de Comercio de EE.UU.
  • María Contreras-Sweet, administradora, Administración de Pequeñas Empresas
  • Frank J. Del Rio, presidente, Director Ejecutivo en Jefe, Norwegian Cruise Line Holdings Ltd.
  • Gustavo Arnavat, asesor principal, Centro para Estudios Estratégicos & Internacionales
  • Thomas J. Herzfeld, fundador, presidente y presidente de la Junta, Thomas J. Herzfeld Asesores, Inc.
  • Michelle Caruso-Cabrera, corresponsal internacional en jefe, CNBC
  • Hugo Cancio, presidente, editor en jefe, OnCuba
  • Raja Chatterjee, funcionario de riesgo global, Tishman Speyer
  • Luis G. Coello, director general y fundador, CubaMobile LLC
  • Enrique R. Martínez, presidente y director ejecutivo, Red de Discovery Latinoamérica
  • Guillermo Santa Cruz, vicepresidente, Latin America, Mexico & US Hispanic, IMG Media
  • Faquiry Díaz Cala, presidente/director general, Tres Mares
  • Mauro F. Guillén, , profesor Dr. Felix Zandman de Gerencia Internacional, director del Instituto Lauder, Escuela Wharton de la Universidad de Pennsylvania
  • Serge Elkiner, cofundador y director general, YellowPepper
  • Teo Babun, director general, HERZFELD/CUBA División de Inversión Alternativa, Thomas J. Herzfeld Asesores, Inc.
  • Jay Brickman, vicepresidente Servicios Gubernamentales, Crowley Maritime
  • Mark Entwistle, exembajador de Canadá y socio fundador, Acasta Capital
  • Ted A. Henken, profesor, Baruch College
  • William B. Jacobson, socio, Grupo de Delitos de Cuello Blanco e Investigaciones, Orrick, Herrington & Sutcliffe, LLP
  • Stephen J. Kobrin, profesor emérito William H. Wurster de Gerencia Multinacional y Director de Wharton Digital Press en la Escuela Wharton de la Universidad de Pennsylvania.
  • Eddie Lubbers, fundador y director general, Cuba Travel Network
  • John McIntire, presidente, Fundación Cuba Emprende
  • Gustavo J. Membiela, socio, Hunton & Williams
  • Ted Piccone, miembro principal, Proyecto en Orden y Estrategia Internacionales e Iniciativa Latinoamericana en el Programa de Política Exterior, Brookings
  • Philippe Pouletty, cofundador y socio ejecutivo, Truffle Capital
  • Julissa Reynoso, socia, Chadbourne & Parke LLP
  • Susan Segal, presidenta y directora general, Sociedad de las Américas /Concejo de las Américas
  • Natalia G. Shehadeh, vicepresidenta, jefa de Conformidad, abogada principal interina y secretaria corporativa, Weatherford
  • Julia Sweig, investigadora principal, Escuela LBJ en la Universidad de Texas, Austin
  • Alana Tummino, directora de Política, Sociedad de las Américas/Consejo de las Américas
  • Glenn T. Ware, Esq., PwC, líder principal, Grupo de Práctica de inteligencia Corporativa, Washington D.C.

El sitio web de la Cumbre dice que:

Aunque las inscripciones no pueden ser garantizadas, los interesados en obtener boletos, por favor, envíen correo electrónico a Chipo Siantumbu, gerente de Operaciones en chipo@momentumevents.com y serán agregados a la lista de espera y contactados si hay disponibles pases adicionales de inscripción.

(Tomado del blog Along the Malecón)

Traducido por Germán Piniella para Progreso Semanal.

Enredo en la macroeconomía

Robert Skidelsky, Professor Emeritus of Political Economy at Warwick University and a fellow of the British Academy in history and economics, is a member of the British House of Lords.
ITHACA – Hasta hace algunos años, economistas de todas doctrinas afirmaban enérgicamente que nunca se repetiría la Gran Depresión. Hasta cierto punto tuvieron razón. Después del estallido de la crisis financiera de 2008, lo que sobrevino en cambio fue la Gran Recesión. Los gobiernos pudieron controlar los daños mediante inyecciones de enormes sumas de dinero a la economía mundial y recortando a niveles cercanos a cero las tasas de interés. Sin embargo, interrumpir la caída de 2008-2009, agotó sus recursos intelectuales y políticos.

Los asesores económicos aseguraron a sus jefes que la recuperación vendría rápidamente. Y sí hubo un poco de reactivación pero después se estancó en 2010. Mientras tanto, los gobiernos tenían enormes déficits –legado de la desaceleración económica– que se supone sería moderada por un crecimiento restablecido. En la eurozona, países como Grecia enfrentaron crisis de deuda soberana pues los rescates bancarios convirtieron la deuda privada en deuda pública.

La atención se dirigió al problema de los déficits fiscales y su relación con el crecimiento económico. ¿Deberían los gobiernos ampliar deliberadamente sus déficits a fin de contrarrestar la caída de la demanda de vivienda e inversiones? ¿O deberían tratar de recortar el gasto público con el fin de disponer de dinero para el gasto privado?

Dependiendo de la teoría macroeconómica que se adopte, las dos opciones arriba mencionadas podrían haber sido presentadas como políticas favorecedoras del crecimiento. La primera podría generar la expansión de la economía porque el gobierno estaba aumentando el gasto público; la segunda tendría el mismo efecto pero porque se recortaba el gasto público. La teoría keynesiana sugiere la primera opción; y los gobiernos le tienen unánimemente fe a la segunda.

Las consecuencias de esta opción son claras. Ahora se acepta generalmente que una mayor disciplina fiscal costó a las economías desarrolladas entre 5 y 10 puntos porcentuales de crecimiento del PIB desde 2010. El conjunto de la producción e ingresos se han perdido definitivamente. Además, como la austeridad fiscal sofocó el crecimiento económico se complicó mucho más la tarea de reducir el déficit de presupuesto y la deuda nacional como proporción del PIB. Se descubrió que recortar el gasto público no era lo mismo que reducir el déficit porque desaceleró la economía.

Ello debió haber sido suficiente razón para no hacerlo. Pero no fue así. Algunos economistas señalan que los gobiernos enfrentaron un equilibrio de riesgo en 2010: reducir el déficit pudo haber desacelerado el crecimiento; pero de haberlo dejado así pudo haber empeorado las cosas.

El argumento decía que el remedio keynesiano ignoraba el efecto de políticas fiscales en las expectativas. Si la opinión pública pensara que recortar el déficit era lo pertinente, entonces permitir un aumento del déficit anularía cualquier esperanza de efecto de estímulo. Pensar que los impuestos tendrían que aumentar para “financiar” el gasto extra, entonces hogares y compañías aumentarían su ahorro. Temer a los impagos soberanos, entonces los mercados de obligaciones cobrarían a los gobiernos tasas de interés punitivas sobre los créditos que solicitaran.

Y aquí está el punto clave: al comprometerse a aplicar una mayor disciplina fiscal, los ministros de Finanzas se otorgaron el margen de maniobra para un poco de flexibilidad fiscal. Proclamar virtudes fiscales les permitió caer en indulgencia fiscal. Pudieron crear la ilusión de disciplina fiscal mediante un recorte menor que el prometido; y eso es lo que hicieron gran parte de los ministros de Finanzas.

Esto es en parte el problema en el que se han metido los macroeconomistas. Una vez que las creencias y expectativas entran en la economía, como es razonable pensar, los resultados de política fiscal se vuelven indeterminados. Mucho depende de cómo perciben las personas que serán los resultados de una política. En la jerga de los economistas, los resultados de política son “dependientes del modelo”.

El economista y Premio Nobel, Paul Krugman, ha ridiculizado lo que denomina “el hada de la confianza”, la afirmación de que la política fiscal tiene que exigir el respaldo de los mercados de obligaciones. Sin embargo, mostrar que una política corriente empeoró las cosas no significa que existiera una mejor. El éxito adecuado de una política puede depender de las expectativas del público sobre sus efectos. La pregunta sin responder es por qué el público tendría expectativas equivocadas.

Si la política fiscal es un enredo, la política monetaria también. Los bancos centrales han tratado de evitar el hada de la confianza mediante impresión de dinero –técnicamente, comprando bonos gubernamentales en el mercado secundario. Se espera que el dinero extra permee en la economía y acelerar la actividad. El Banco Central Europeo acaba de empezar un programa de compra de bonos por 1.17 billones de dólares para sortear el veto alemán sobre expansión fiscal.

Sin embargo, los efectos de la llamada facilitación cuantitativa también dependen de las expectativas. Si ofrecer a las empresas dinero extra les da mayor confianza, entonces gastarán más, pero si desconfían de la política, entonces acumularán el dinero.

Los resultados de la facilitación cuantitativa en los Estados Unidos y Reino Unido han sido ambiguos. Es cierto que los gobiernos podían obtener crédito más asequible a medida que caían los rendimientos. Sin embargo, los bancos no estaban ofreciendo los créditos que se habían puesto a disposición de los gobiernos, en parte porque lo usaban para pagar sus propias deudas, y también porque había una baja demanda de créditos.

El efecto positivo más importante de la facilitación cuantitativa se dio en los precios de los activos –principalmente activos financieros – Sin embargo, más riqueza para los ricos no produce necesariamente mucho más gasto extra. Incrementa la desigualdad y crea riesgo de burbujas de activos, lo que puede desembocar en una nueva quiebra financiera.

Así pues, llegamos a la era poscrisis sin una postura definida correcta sobre la política macroeconómica para la recuperación y prevención de futuras desaceleraciones. Grandes esperanzas se sustentan en una mejor regulación financiera para frenar la excesiva creación de crédito. No obstante, ¿qué es “excesivo”? ¿Seguirán los bancos centrales fijando una meta de 2% de inflación? ¿O deberían fijar como objetivo el “ingreso nominal”? ¿Cómo deberían ser las nuevas reglas fiscales y cómo –en la eurozona– se deben poner en vigor?

Los economistas debaten si las economías de mercado son naturalmente estables. Como keynesiano pienso firmemente que las economías de mercado necesitan políticas estabilizadoras. Sin embargo, los keynesianos tienen que enfrentar la incómoda verdad de que el éxito de políticas estabilizadoras puede depender de la comunidad empresarial con expectativas keynesianas. Necesitan tener de su lado al hada de la confianza.

Traducción de Kena Nequiz


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Aires renovados en Museo de Ambiente Histórico Cubano

Ya se concluyó la restauración de la llamada Casa de Diego Velázquez, correspondiente al siglo XVI

Con dos viviendas que recrean ambientes de los siglos XVI y XIX, respectivamente, el Museo de Ambiente Histórico Cubano es una joya patrimonial en la ciudad oriental de Santiago de Cuba, al albergar el inmueble considerado más antiguo de América.

Muchos identifican la primera como la Casa de Diego Velázquez, ya que allí vivió el Adelantado español, quien fundó la Villa en 1515, suceso histórico del cual se festejarán en julio próximo los 500 años.

Precisamente para esa fecha especial estará listo todo el museo, sometido a una reparación capital, en dos etapas.

Hace 12 meses ya recibe público la morada correspondiente al siglo XVI, cuya entrada está frente al populoso parque Carlos Manuel de Céspedes.

Su influencia morisca en la arquitectura llegó al Nuevo Mundo con los peninsulares.

Muestra en sus salas una cronología del arte colonial, con la historia del mueble en Cuba, los ambientes domésticos y decoraciones interiores en esa centuria y las sucesivas.

Según investigaciones, el mobiliario se importaba desde el siglo XVI hasta finales del XVII y en este último comenzó a construirse por los artesanos de la Isla y posteriormente se copiaron estilos europeos.

De la vivienda más antigua se conserva el horno de fundición de metales preciosos, la tronera, especie de ventanas que apuntaban a la bahía; y los muros exteriores levantados con piedras de sillares, muy resistentes.

Igualmente, persisten interiores de mampuesto hechos con cal, piedra y tierra, horcones de madera sujetos con pasadores de plomo y techos de armadura.

En cuanto a la residencia del siglo XIX, refleja la influencia de la arquitectura neoclásica con la llegada de emigrantes franceses procedentes de Haití, y empieza a introducirse el uso de vitrales, persianas, arcos de medio punto y cenefas que adornaban las paredes.

Durante el recorrido se aprecia el ambiente doméstico de las clases adineradas, con muebles de estilo victoriano, imperio criollo y francés y las vistosas alcobas.

Entonces ya la casa tenía su cocina y existían los salones para tomar té o café y los destinados a los bailes.

Fue el prestigioso arqueólogo, restaurador de obras y especialista en artes, Francisco Prat Puig, quien asumió el rescate de la añeja casona, inaugurada como museo el 30 de noviembre de 1970, explicó Tania Quintana, técnica en museología de la institución.

Dos años después, dijo, se anexó el inmueble correspondiente al siglo XIX, que mira por sus ventanales y amplio portón hacia la céntrica calle Aguilera.

Ambas viviendas poseen hermosos y acogedores patios interiores, donde se conjugan la historia y la cultura, acotó la especialista en conversación exclusiva para Opciones.

En esos espacios al aire libre acontecen peñas con las agrupaciones vocales Divas y Vidas, la orquesta típica tradicional, el Piquete de Francisco Ulloa, la soprano Cristina Delisle, la orquesta de guitarras y el Cuarteto de Saxofones, entre otros.

El medio milenio de la fundación de la Villa será ocasión propicia para la reapertura del Museo de Ambiente Histórico Cubano, con sus habituales peñas musicales que animan las tardes en las dos residencias, con valores arquitectónicos, patrimoniales e históricos. (AIN)

Debaten estrategias aduaneras para facilitar el comercio

Las estrategias y proyectos de desarrollo de la Aduana para favorecer el intercambio mercantil global centra la agenda del Taller Nacional de Facilitación del Comercio que incluye en su análisis las medidas y el proceso para la implementación del acuerdo con ese fin, adoptado por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y, particularmente, sus implicaciones para la actividad de las autoridades en frontera.

Representantes de la Organización Mundial de Aduanas (OMA) y de esa institución para América Latina y el Caribe asistieron al encuentro que sesionó el 26 y 27 últimos en el Palacio de Convenciones de La Habana, con el propósito de profundizar en las medidas y el proceso de implementación del acuerdo sobre facilitación comercial, así como conocer las experiencias regionales en su aplicación.

Según trascendió, el Acuerdo de Facilitación del Comercio, adoptado por la OMC, y su vinculación con los instrumentos emanados de la Organización Mundial de Aduanas, así como su nivel de ejecución en la Mayor de las Antillas, motivaron las múltiples reflexiones del evento, al que asistieron como invitados, directivos de Organismos de la Administración Central del Estado, vinculados a la actividad de comercio exterior en Cuba, más una representación del sector empresarial.

El Taller se propuso, además, determinar el alcance de las acciones previstas en los planes de medidas consideradas en el mencionado acuerdo adoptado en la Conferencia Ministerial de la OMC, en Bali, en diciembre de 2013, así como las estrategias y proyectos de desarrollo para dar cumplimiento a los puntos de incidencia aduanera, que abarcan disposiciones para agilizar el movimiento, levante y despacho de las mercancías.

En ese convenio también se establecen medidas para lograr la colaboración más efectiva entre autoridades aduaneras y otras afines a la facilitación del intercambio mercantil.

A la cita en La Habana acudieron Sergio Mujica Montes, secretario general adjunto de la OMA, y Sandra de la Rosa Rodríguez, de la Aduana de México, quien participa como representante de la Vicepresidencia Regional de la OMA para las Américas, entre otros funcionarios de la región.

La Aduana General de la República de Cuba es un órgano de control que garantiza la seguridad y protección de la sociedad socialista y de la economía nacional, así como la recaudación fiscal y las estadísticas de comercio exterior.

La nación antillana es miembro de la OMA desde 1988, y su participación en ese organismo se caracteriza por el cumplimiento de los compromisos contraídos a partir de los convenios internacionales en materia aduanera.

Una Aduana eficiente y moderna

Ofrecer en las instalaciones aeroportuarias del país servicios de calidad y competitividad, al prestar especial atención a la reducción del tiempo de estadía, la simplificación de los trámites y el mantenimiento de precios y tarifas competitivas en la región del Caribe, son algunos de los imperativos que tiene la Aduana cubana ante las transformaciones implícitas en la actualización del modelo económico en la mayor isla antillana.

El reto es lograr mayor optimización de los servicios aduaneros en la búsqueda de más agilidad, lo mismo en el despacho mercantil que en la disminución de la estancia de los pasajeros en las terminales aéreas y marítimas.

Como se afirma en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido, es necesario "crecer en la transportación de carga aérea sobre la base de un mejor aprovechamiento de las capacidades de la flota de pasajeros y la especializada, dirigidas, en primer orden, a prestar servicios con mayor calidad y eficiencia, que permitan el incremento de los ingresos en divisas y trabajar en ofertas competitivas que respalden la exportación de productos nacionales y abaraten los gastos de las importaciones por concepto de flete".

Todos los esfuerzos de esa institución se encaminan, en primer lugar, a garantizar la seguridad de la sociedad socialista y de la economía, así como al logro de un despacho ágil, seguro y transparente, resultado de un quehacer profesional, responsable e íntegro.

Entre las funciones que le otorgan un rol protagónico se encuentran las de recopilar, procesar y brindar las estadísticas del comercio exterior, así como contribuir a recaudar ingresos al Presupuesto, según establece la política fiscal del Estado.

La Aduana cubana se caracteriza por la calificación del personal técnico y profesional con que cuenta, en el afán de elevar cada vez más su preparación y perfeccionar el equipamiento para enfrentar en frontera el terrorismo, tráfico de drogas y sustancias psicotrópicas, contrabando y otros fenómenos negativos.

Ante el previsible incremento del turismo, las exportaciones y el comercio, en la actual coyuntura que vive la Isla, que implica un mayor flujo de personas y mercancías por las terminales nacionales, la Aduana busca adecuar su labor a tales exigencias, y favorecer el tránsito por los aeropuertos, además de multiplicar la capacidad de extracción de equipaje y agilizar el despacho de cargas.

Con el fin de lograr un trato de excelencia a los viajeros y facilitar cada vez más el trasiego de cargas comerciales y no comerciales, se han propuesto mejorar el movimiento, levante y despacho mercantil en los aeropuertos, además de priorizar la capacitación de sus funcionarios y la atención a quejas y reclamaciones de los pasajeros.
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