"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

viernes, 24 de junio de 2011

Medicare ahorra dinero

Paul Krugman Premio Nobel de Economia 2008

De vez en cuando un político tiene una idea que es tan mala, tan desatinada, que uno casi está agradecido. Porque las ideas realmente malas pueden ayudar a ilustrar hasta dónde se ha descarrilado el discurso político.
Y así sucedió con la propuesta del senador Joseph Lieberman, presentada la pasada semana, de aumentar la edad de 65 a 67 para ser elegible a Medicare.
Al igual que los republicanos que desean terminar con Medicare tal cual lo conocemos y reemplazarlo con vales de seguro (muy inadecuados), el señor Lieberman describe su propuesta como una manera de salvar a Medicare. En realidad no lo haría. Pero además, nuestro objetivo no debe ser “salvar a Medicare”, independientemente de lo que eso signifique. Debe ser garantizar que los estadounidenses reciban el servicio de salud que merecen, a un costo que la nación pueda pagar.
Y eso es lo que hace falta que ustedes sepan. Medicare en realidad ahorra dinero –mucho dinero- en comparación con depender de las compañías privadas de seguro. Y a su vez esto significa que obligar a la gente a salir de Medicare, además de privar a muchos estadounidenses de servicios necesarios, casi seguro terminaría por aumentar los costos totales de los servicios de salud.
La idea de Medicare como un programa que ahorra dinero puede parecer difícil de comprender. Después de todo, ¿no ha aumentado de manera dramática el gasto de Medicare con el paso del tiempo? Sí, lo ha hecho. Ajustándonos a la inflación general, el gasto de Medicare por beneficiario aumentó en más de 400% entre 1969 y 2009.
Pero las tasas ajustadas a la inflación de los seguros privados de salud aumentaron más de 700% en el mismo período. Así que aunque es cierto que Medicare ha sido inadecuado en el control de los costos, el sector privado lo ha hecho mucho peor. Y si negamos Medicare a los que tienen 65 y 66 años, los estaremos obligando a comprar un seguro privado –si pueden pagarlo— que costará mucho más de lo que costaría brindar la misma cobertura con Medicare.
Por cierto, tenemos evidencia directa por medio del programa Ventaja de Medicare acerca de los mayores costos de los seguros privados. Este programa permite a los beneficiarios de Medicare obtener su cobertura en el sector privado. Se suponía que ahorraría dinero, pero en realidad el programa cuesta a los contribuyentes sustancialmente más por beneficiario que el Medicare tradicional.
Y además está la evidencia internacional. Estados Unidos tiene el sistema de servicios de salud más privatizado del mundo desarrollado; también tiene, con mucho, el servicio más caro, sin presentar una clara ventaja en calidad a pesar de todo ese gasto. La salud es un área en la que el sector público consistentemente hace un mejor trabajo que el sector privado en lo que concierne al control de costos.
Es más, como señala Bruce Bartlett (economista y ex asesor de Reagan), el alto gasto privado en los servicios de salud en EE.UU., comparado con el gasto en otros países desarrollados, elimina cualquier beneficio que pudiéramos recibir de nuestra carga impositiva relativamente baja. Entonces, ¿qué ganamos con eliminar a ancianos de un sistema como Medicare (que admitimos que es caro) y obligarlos a comprar un seguro de salud privado más caro?
Esperen, esto se pone peor. No todos los de 65 o 66 años a los que se les niegue Medicare podrían obtener cobertura privada, es más, muchos se encontrarían sin seguro. ¿Qué harían estos ancianos?
Bueno, como demuestran los economistas de salud Austin Frakt y Aaron Carroll, en estos momentos los estadounidenses de sesenta y pocos años sin seguro de salud por regla general retrasan servicios que necesitan, solo para convertirse en beneficiarios muy caros de Medicare una vez que lleguen a los 65 años. Este patrón sería aún más fuerte y más destructivo si la elegibilidad a Medicare se retrasara. Como resultado, sugieren Frakt y Carroll, con la propuesta del señor Lieberman el gasto de Medicare pudiera subir en realidad, no bajar,
O.K., la pregunta evidente: si Medicare es mucho mejor que los seguros privados, ¿por qué la Ley de Servicios a Precios Asequibles sencillamente no extendió Medicare para que cubriera a todo el mundo? La respuesta, por supuesto, es la política de grupos de interés: de manera realista, dado el poder de la industria de los seguros, una ley de Medicare para todos no iba a ser aprobada, así que los defensores de la cobertura universal, incluido yo mismo, estuvimos dispuestos a aceptar media hogaza. Pero el hecho de que parecía políticamente necesario aceptar una segunda solución para los estadounidenses más jóvenes no es razón para comenzar a desmantelar el sistema superior que ya tenemos para los de 65 años y más.
Ahora bien, nada de lo que he dicho debe tomarse como una razón para sentirnos satisfechos con los costos en aumento de los servicios de salud. Tanto Medicare como los seguros privados serán insoportables a no ser que haya un gran esfuerzo por controlar los costos –el tipo de esfuerzo que están realmente en la Ley de Servicios a Precios Asequibles, y que los republicanos protestaron con demagogia al grito de “paneles de la muerte”.
Sin embargo, el asunto es que la privatización del seguro de salud para ancianos, que es lo que el señor Lieberman está proponiendo en realidad –y que es la esencia del plan del Partido Republicano— daña en vez de ayudar la causa del control de costos. Si realmente queremos mantener bajos los costos, debiéramos estar buscando la manera de ofrecer programas del tipo de Medicare a tantos estadounidenses como sea posible.


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