"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

sábado, 15 de marzo de 2014

Miedo a los salarios

Hace cuatro años, algunos contemplamos con una mezcla de incredulidad y horror cómo el debate que mantenía la élite sobre la política económica se apartaba por completo del buen camino. En el transcurso de tan solo unos cuantos meses, la gente influyente de todo el mundo occidental se convenció a sí misma, y a los demás, de que los déficits presupuestarios eran una amenaza para la existencia, con lo que se impusieron sobre todas y cada una de las inquietudes relacionadas con el desempleo masivo. La consecuencia fue un giro hacia la austeridad fiscal que agravó y prolongó la crisis económica y que infligió un sufrimiento inmenso.

Y ahora está volviendo a pasar. De repente, parece que todas las personas serias se están diciendo unas a otras que, a pesar del elevado paro, apenas hay ninguna “holgura” en el mercado laboral —como pone de manifiesto la supuesta subida de los salarios— y que la Reserva Federal tiene que empezar a subir los tipos de interés muy pronto para evitar el riesgo de la inflación.

Para ser justos, quienes defienden la restricción monetaria son más reflexivos y menos abiertamente políticos que los arcontes de la austeridad que propiciaron el último cambio erróneo de rumbo político. Pero los consejos que están dando podrían ser igual de destructivos.

Bien, ¿de dónde viene esto?

El punto de partida de este cambio de opinión de la élite es la afirmación de que los sueldos, después de haber estado congelados durante años, han empezado a subir rápidamente. Y es cierto que uno de los indicadores salariales más conocidos ha experimentado de hecho un repunte, con una subida especialmente abultada el mes pasado.

No está, ni mucho menos, claro que los salarios estén subiendo

Pero esa subida, probablemente, sea una ilusión estadística relacionada con la nieve. Como los economistas de Goldman Sachs han señalado, el salario medio suele aumentar con el mal tiempo (no porque verdaderamente suba el sueldo de nadie, sino porque los trabajadores que se quedan parados por culpa de la nieve y las tormentas tienden a estar peor pagados que los que no se ven afectados por ellas).

Aparte de eso, tenemos muchos indicadores salariales y solo uno de ellos está mostrando un repunte importante. No está claro, ni mucho menos, que esa supuesta subida salarial esté produciéndose siquiera.

Y, en cualquier caso, ¿qué tiene de malo que suban los salarios? En el pasado, unas subidas salariales de alrededor del 4% anual —más del doble del porcentaje actual— han sido compatibles con una inflación baja. Y hay muy buenas razones para que el objetivo de inflación de la Reserva aumente, lo que se traduciría en tratar de llegar a un crecimiento salarial de, por ejemplo, el 5% o el 6% anual. ¿Por qué? Porque incluso el Fondo Monetario Internacional nos advierte ahora de los peligros de la “baja inflación”: una tasa de inflación demasiado baja hace que la economía se arriesgue a sufrir una japonización, a quedar atrapada en una trampa de estancamiento económico y deuda imposible de afrontar.

Sobre todo, por tanto, aunque es posible argumentar que nos estamos quedando sin holgura en cuanto a la mano de obra, también es posible defender lo contrario y, en cualquier caso, sin duda lo prudente sería esperar: esperar hasta que haya pruebas sólidas de que los sueldos están subiendo y, luego, esperar un poco más hasta que el crecimiento salarial haya vuelto, al menos, a los niveles de antes de la crisis y, preferiblemente, a niveles superiores.

Pero, por alguna razón, hay un empecinamiento cada vez mayor en pedir que no esperemos, que nos preparemos para subir los tipos de interés ya mismo o, al menos, dentro de muy poco. ¿A qué se debe?

Yo diría que, en parte, la respuesta es que para algunas personas siempre es 1979. Es decir, siempre están alerta frente al posible riesgo de una espiral inflacionaria descontrolada y, de algún modo, no se han dado cuenta de que hace décadas que no sucede nada parecido. Puede que sea un problema generacional. Tal vez se deba a que una crisis como la de la década de 1970 encaja con sus ideas preconcebidas, pero la amenaza fantasma de la estanflación sigue teniendo una influencia desmesurada en el debate económico.

Una tasa de inflación demasiado baja amenaza con provocar una 'japonización'

Luego está el sadomonetarismo, la creencia, muy extendida en los círculos bancarios, de que infligir dolor es algo bueno en sí mismo. Hay ciertas personas e instituciones —por ejemplo, el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea— que siempre quieren que suban los tipos de interés. Sus razones cambian constantemente —es por el precio de las materias primas; no, es por la estabilidad financiera; no, es por los salarios— pero la política que recomiendan es siempre la misma.

Finalmente, aunque el actual debate monetario no es tan abiertamente político como el anterior debate fiscal, resulta difícil evitar la sospecha de que los intereses de clase tienen algo que ver. Un buen número de expertos parecen extrañamente molestos por la idea de que a los trabajadores se les suba el sueldo, especialmente cuando la rentabilidad de los bonos sigue siendo baja. Es casi como si se identificaran con la clase inversora y se sintieran incómodos con cualquier cosa que nos acerque al pleno empleo y, por tanto, dé a los trabajadores más poder para negociar.

Sean cuales sean los motivos ocultos, apretar las tuercas monetarias en estos momentos sería una muy, muy mala idea. Estamos saliendo lenta y dolorosamente de la peor crisis económica que ha habido desde la Gran Depresión. No resultaría muy difícil truncar la recuperación y, si eso ocurriese, casi seguro que acabaríamos como Japón, atrapados en un estancamiento que podría durar décadas.

¿Es verdad que están subiendo los salarios? No está, ni mucho menos, claro. Pero si así fuese, deberíamos ver la subida salarial como un avance a aplaudir y fomentar, no como una amenaza que se deba aplastar mediante un endurecimiento de la política monetaria.

Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de 2008

© New York Times Service 2014

Traducción de News Clips

#LosCinco: Conclusiones preliminares de la Comisión Internacional de Investigación sobre el Caso

Es conveniente que sean expuestas al conocimiento público las consideraciones preliminares de esta audiencia, una audiencia que podría contribuir para el cumplimiento de los derechos humanos, en general, y los derechos de un juicio justo, en particular, de cinco seres humanos cubanos. Todas estas personas son ciudadanos cubanos: el Sr. Gerardo Hernández Nordelo, el Sr. Ramón Labañino Salazar, el Sr. Antonio Guerrero Rodríguez, el Sr. Fernando González Llort, y el Sr. René González; todos condenados en los Estados Unidos de América en el 2001 de ciertos delitos relacionados con la seguridad del Estado. El Sr. Hernández fue además condenado de conspiración para cometer asesinato.

Abogamos fervientemente por que el curso de acción sugerido por nosotros más adelante, sea adoptado en concordancia con las razones desarrolladas a continuación, razones que serán explicadas en detalle en el informe que ha de emanar:

1. Existen serias preocupaciones acerca de si alguna de estas personas haya gozado del beneficio pleno del derecho humano fundamental a un juicio justo y expedito ante un tribunal o Corte independiente e imparcial, derecho reconocido universalmente en la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que ha sido ratificada por los Estados Unidos de América.

Estas preocupaciones materiales emergen a la luz de hechos como los siguientes:

a. todos los cinco ciudadanos cubanos fueron recluídos en confinamiento solitario por alrededor de diecisiete meses antes de que comenzara el juicio;

b. ninguno de ellos ha tenido el acceso suficiente a los documentos relacionados con el juicio y además necesarios para la preparación adecuada de la defensa;

c. las posibilidades de consultar a sus representantes legales fueron de carácter insuficiente, en todas las circunstancias que compete al caso;

d. el juicio se llevó a cabo en un lugar de Miami, Florida, donde, según tres respetados jueces del Onceno Circuito de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos, no se podía garantizar un juicio justo;

e. graves denuncias se han hecho de que el Gobierno de los Estados Unidos pagó a medios de comunicación para garantizar publicidad perjudicial en contra de estas personas, tanto antes como durante el juicio;

f. estos cinco seres humanos tuvieron certeza de su destino recién ocho años después de que el juicio había concluído en la Corte del Distrito.

2. De acuerdo con todas las opiniones, ninguna de estas personas ha cometido o pretendido cometer un acto de violencia.

3. Ningún comportamiento de cualquiera de estas personas estuvo dirigido contra los Estados Unidos de América o su gobierno. Los Cinco Cubanos recogieron información destinada a prevenir violencia inspirada de forma privada y otras acciones anti-cubanas emanadas desde territorio estadounidense.

4. La percepción de los Cinco Cubanos, de hecho, su firme convicción era de que el Gobierno de los Estados Unidos no estaba haciendo lo suficiente para detener acciones violentas anti-cubanas desde territorio estadounidense.

5. No hay duda de que cientos de compatriotas que eran ciudadanos comunes en Cuba han muerto bajo circunstancias inaceptables y horrendas, como resultado de las acciones de los cubanos que desde territorio estadounidense se oponen al gobierno de Castro en Cuba. El sufrimiento de las familias de los fallecidos ha sido inconmensurable.

6. Dos de los integrantes de este grupo de personas ya han cumplido sus condenas completas, y no puede haber perjuicio en concederles indulto ahora.

7. Las otras tres personas en todo caso ya han cumplido períodos de encarcelamiento de una magnitud desmesurada, en concordancia con todas las circunstancias relevantes que se resumen en esta declaración.

8. Las familias de estas personas han experimentado enormes sufrimientos y penurias a consecuencia del encarcelamiento de sus seres queridos, y se puede decir sin temor a contradecirnos que ya es suficiente.

9. Ninguna de estas personas actuó inducido por malicia o algún tipo de mala voluntad contra los Estados Unidos, su gobierno, pueblo, o políticas: cada uno de ellos estaba llevando a cabo las instrucciones de su gobierno.

10. Es absolutamente imposible justificar, desde cualquier punto de vista, las agresiones privadas anti-cubanas emanadas desde territorio estadounidense.

11. Se insta a que la normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos es un objetivo loable y factible, de interés tanto de los Estados Unidos de América como de la República de Cuba, y que la generosa concesión de indultos por el Presidente de los Estados Unidos a las personas que han sido descritas como los Cinco Cubanos contribuirá enormemente al logro de este objetivo de vital importancia.

12. Al Presidente de los Estados Unidos se le informa además, respetuosamente, de la opinión razonable que prevalece de que es importante señalar que el logro de la equidad y la justicia no es del dominio exclusivo del poder judicial independiente de cualquier país, sino que, en última instancia, es una responsabilidad política importante que debe ser asumida cuando llegue el momento.

13. Se sugiere, con el mayor respeto, que la concesión de estos indultos tendrá un impacto significativo en la justicia y la paz mundial.

En resumen, la concesión de indultos presidenciales incondicionales a los integrantes del grupo de los Cinco Cubanos tiene el potencial real para lograr una justicia efectiva para los cinco seres humanos que han sido el foco de preocupación de esta investigación, demostrando así la adhesión hoy del Presidente de los Estados Unidos de América y su Gobierno a normas universalmente aceptadas de moral, equidad y justicia, lo que contribuirá sustancialmente a la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, representando un paso significativo hacia la justicia y la paz mundial.

Habiendo escuchado evidencias convincentes durante el espacio de dos días, quisiéramos instar al Presidente de los Estados Unidos de América, presidente Barack Obama, a indultar plenamente a todas estas cinco personas, y a liberar inmediatamente y sin condiciones a las tres personas que continúan languideciendo en cárceles en los Estados Unidos.

Firmado por,

Commisionado Zakeria Mohammed Yacoob, Sudáfrica, ex juez de la Corte Constitucional de Sudáfrica

Commisionado Philippe Texier, Francia, ex juez de la Corte Francesa de Casación

Commisionado Yogesh Kumar Sabharwal, India, ex titular de Justicia de la India

La Protesta de Baraguá

“Tres veces en mi angustiada vida de revolucionario cubano he sufrido las más fuertes y tempestuosas emociones de dolor y tristeza… ¡Ah! ¡Qué tres cosas! Mi padre, el Pacto del Zanjón, y mi madre…”. Antonio Maceo

Autor: Amaya Saborit Alfonso | amaya@granma.cu


¿Realmente creían que al decirle a Maceo —después de diez años de intenso batallar y sacrificio inconmensurable— que la guerra culminaría ultrajando a su Patria y privando a su pueblo de todo aquello por lo que había luchado, él accedería sin traba alguna? Simplemente era inconcebible. El 15 de marzo de 1878, en los Mangos de Baraguá, Antonio Maceo glorificaría los conceptos de Patria, independencia y libertad plena que avizoró Carlos Manuel de Céspedes en La Damajagua; los realzaría contra el general Martínez Campos y contra todos los débiles, los oportunistas, y los que titubeaban queriendo para su nación una paz sin independencia y sin abolición total de la esclavitud.
Martínez Campos sabía a ciencia cierta que la reunión sería determinante y que si se conciliaba el trato con Antonio Maceo, quedaría marcada la derrota total de los cubanos. El Pacto del Zanjón ya había sido firmado por varios mambises en la región camagüeyana y quedaba más que claro que la falta de unidad había sido determinante. En este sentido, mientras unos deponían las armas, otros luchaban en las condiciones menos favorables: con escasez de equipamiento, alimentación y enfrentándose ahora a un mayor número de enemigos, ya que en algunos territorios del país, llegado este punto, no se contaba con defensa.
El Teniente Coronel Fernando Figueredo (testigo presencial del acontecimiento) rememoró que —a su llegada al territorio insurrecto— Martínez Campos preguntó, despojándolo de grados militares, cuál de ellos era el “señor” Antonio Maceo, “nunca lo llamó General, ni a las fuerzas cubanas, Ejército”. Martínez Campos señalaría en posterior encuentro con sus superiores: “pensaba encontrarme con un mulato estúpido, con un rudo arriero que había pedido la entrevista por vanidad personal (…) y descubro en Antonio Maceo a un general capaz de dirigir sus movimientos con tino y precisión”.
Llegado el momento de establecer los diálogos, Martínez Campos escogió bien sus palabras y —a modo de preámbulo— procuró elogiar al General respecto a su juventud (en aquel entonces de 33 años de edad) y campañas militares. Yendo luego al grano, expresó resueltamente: “Basta de sacrificios y de sangre, bastante han hecho ustedes asombrando al mundo con su tenacidad y decisión (…) ha llegado el momento de que nuestras diferencias tengan término y, cubanos y españoles, nos propongamos levantar a este país de la postración en que diez años de cruda guerra lo han sumido”.
Es entonces que acontece el honroso diálogo que tanto se ha reseñado en la historia de nuestra Patria. El general español intentaría dar lectura en ese momento al Pacto, pero Maceo atento, firme y aún con su habitual gentileza, exigió a Campos que guardase el documento: “No queremos saber nada de él”. “¿Es decir, que no nos entendemos?” inquirió el general contrario. “No, no nos entendemos”—respondía concretamente Maceo.
De esa manera se reanudaban las hostilidades, y dentro de ocho días se “rompía el corojo”. Como certeramente dijera Martí al Titán de Bronce al convocarle a la Guerra Necesaria: “Usted es imprescindible a Cuba. Usted es para mí —y lo digo a boca llena— uno de los hombres más enteros y (…) más lúcidos y útiles de Cuba”. No se equivocaba Martí. El ideal maceísta fue, es y será siempre, indispensable para Cuba.


Inauguran gran cervecería en zona patrimonial de La Habana

La capital cubana inauguró este viernes una de las cervecerías más atractivas del país por el valor patrimonial de su entorno, pues enclavada en la popular Avenida del Puerto, bordea parte de la bahía habanera y resulta uno de los paseos preferidos por los visitantes.

Con plazas para 430 amantes de la tradición y la cerveza, la instalación se erigió en el Antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco, y ha sido un anhelado proyecto que forma parte de la rehabilitación del área portuaria, a cargo de la Oficina del Historiador de la Ciudad.

El equipamiento que se utiliza para producir los tipos de cerveza (clara, oscura y negra) que se ofertan en el local, es austriaco, sin embargo los tres maestros cerveceros a cargo aseguran que el producto es netamente cubano, y que "lleva el espíritu del trópico".

La fabricación total del líquido demora 21 días, pero para satisfacer toda la demanda siempre se trabaja a un 90 por ciento de llenado de los barriles de fermentación, lo que permite producir 900 litros de cerveza a diario.

Los trabajos ejecutados en el muelle son posibles gracias al desarrollo de la Zona Industrial del Mariel, al oeste de la ciudad, que libera a la bahía de sus trajines comerciales.

Cuba avanza hacia el desarrollo


Por Elio Delgado Legón

El puerto de Mariel y la Zona Especial de Desarrollo.

HAVANA TIMES — A pesar de los obstáculos que han tratado de imponernos; de las condiciones económicas internacionales, que lógicamente, nos afectan; de la brusca desaparición de las relaciones económicas con el llamado campo socialista, que nos llevó a un retroceso de más dos décadas y tener que construir, casi de cero, nuestro comercio exterior; de las afectaciones de los fenómenos naturales, que han costado al país miles de millones de dólares, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que Cuba avanza con paso seguro hacia su objetivo fundamental: el desarrollo.

Sin embargo, no se puede ignorar que es una tarea de gigantes que requiere muchos años, desarrollar a un país de escasos recursos naturales, con una historia anterior al triunfo de la Revolución, caracterizada por el saqueo de sus pocos recursos y el abandono desde el punto de vista social, primero bajo la égida del colonialismo español y después del neocolonialismo.

No podemos perder de vista que el desarrollo no se puede medir solamente en el ámbito económico, sino que tiene muchas vertientes, y una fundamental es el desarrollo social, pues sin desarrollo social no puede haber desarrollo económico.

Taller. Foto: Juan Suárez

Si recordamos algunas cifras de la situación social de los cubanos antes de 1959, podemos ver más claramente los avances alcanzados. El desempleo llegaba, en una buena parte del año, al 25 por ciento; la fuerza de trabajo femenina era sólo el 12 por ciento; el 45 por ciento de los niños de 6 a 14 años no asistía a la escuela; el 23 por ciento de la población era analfabeta; el nivel educativo promedio era menor de tercer grado; más de 10 mil maestros carecían de empleo; no existía un sistema de salud estatal y el poco servicio que se ofrecía era de baja calidad.

Más grave aún era la situación en las áreas rurales, donde el 43 por ciento de la población era analfabeto y solo el ocho por ciento lograba tener alguna atención médica gratuita, siempre mediante gestiones con políticos, que les exigían compromisos electorales.

Al triunfar la Revolución el primero de enero de 1959, el ser humano pasó a ser el centro de la atención de los nuevos gobernantes y el desarrollo social la prioridad número uno. Se alfabetizaron todos los analfabetos y se crearon las aulas necesarias para darles educación a todos los niños. Lógicamente ese tenía que ser el primer paso para el desarrollo del país.

De tres universidades que existían en Cuba, hoy el país cuenta con 68 centros de educación superior, y como resultado puede exhibir un alto desarrollo en el campo científico, con unos 200 centros de investigación en todos los campos del saber, a lo que se añade la producción de medicamentos y vacunas, que pueden compararse con los de países ricos y desarrollados.

La industria turística no ha parado de desarrollarse. Foto: Juan Suárez

En el campo de la medicina, nadie pone en duda que Cuba es una potencia médica, que exporta servicios médicos a más de 80 países y ayuda gratuitamente a aquellos que lo necesitan, como Haití, por ejemplo.

La mortalidad infantil de 4,2 por mil nacidos vivos el pasado año 2013 es la más baja del continente americano y la esperanza de vida al nacer, de casi 80 años está entre las más altas del mundo.

La industria turística no ha parado de desarrollarse desde que se adoptó como una de las vías para mejorar la economía del país.

Sería demasiado extenso referirme a todas las industrias construidas en los últimos 55 años, y si no se ha logrado más, se debe a las limitaciones de todo tipo que impone el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos.

Cuba cuenta con una industria de astilleros capaz de construir naves cada vez más grandes, pero sobre todo barcos de cabotaje, que tan necesarios son para el transporte de mercancías en el área del Caribe.

La puesta en marcha de la primera etapa de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, con un puerto para barcos de gran porte, constituye un paso importante para Cuba en el camino hacia el desarrollo.

En resumen, consolidados los logros en el desarrollo social y humano, reconocidos internacionalmente, a lo que se une el desarrollo científico; creadas las bases para un salto cualitativo y cuantitativo en la agricultura; y teniendo en cuenta los pasos decisivos que se dan en todos los frentes, no me cabe dudas de que Cuba avanza, con pasos seguros, hacia el desarrollo.- See more at: http://www.havanatimes.org/sp/?p=94423#sthash.gEiVEKe3.dpuf

La Casa Blanca esconde miles de documentos sobre torturas de la CIA

Librered

Pasan los años y la guerra contra el terror de EEUU permanece con vida. El plan iniciado por George W. Bush tras los atentados del 11-S de 2001 sigue trayendo cola por las maniobras, ahora prohibidas, que los servicios de inteligencia y espionaje estadounidenses emplearon para eliminar terroristas.

La tortura de la CIA, que languidece en medio de escándalos, errores y supuestos abusos de poder, ha sido también motivo de encontronazos entre el Congreso y la agencia. Recientemente, la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, la demócrata Dianne Feinstein, denunció el espionaje que, a su juicio, la CIA habría hecho de los ordenadores de miembros del organismo. El objetivo era buscar información sobre los documentos que manejan los senadores sobre los métodos de interrogatorios.

La documentación hace referencia a un informe aprobado por el Comité en diciembre de 2012 tras tres años de investigación sobre las tácticas de tortura. Según la propia Feinstein, deja en el aire “interrogantes importantes” sobre las operaciones de inteligencia. El documento, de más de 6.000 páginas, fue entregado al Gobierno y, a pesar de la cantidad de violaciones de los derechos humanos que pueda contener, o precisamente por eso, la administración de Barack Obama lo mantiene clasificado y oculto a la opinión pública.

La Casa Blanca se ha cansado de defender en público su apoyo a las pesquisas parlamentarias. La realidad es bien distinta. Washington oculta a las indagaciones del Congreso desde hace años documentos secretos sobre las prácticas de detenciones e interrogatorios que implementó la CIA, según revela una investigación realizada por la agencia McClatchy DC.

El grupo editorial, que controla 30 periódicos repartidos en 15 Estados, asegura que, cuando los parlamentarios conocieron en 2009 la existencia de las pruebas del programa instaurado durante la presidencia de George Bush hijo, la Casa Blanca hizo todo lo que pudo para evitar la cooperación ignorando o rechazando las peticiones del Comité de Inteligencia del Senado para revisarlos. McClatchy habla de que el gabinete de Obama estaría ocultando hasta 9.400 documentos.

El Ejecutivo nunca argumentó razones legales para esconder los archivos ya que el presidente nunca solicitó los privilegios que dispone para bloquear las indagaciones. Según los investigadores de la agencia, lo que pretende la Casa Blanca es mantener alejados de los focos las evidencias sobre las “torturas brutales (incluso ahogamientos simulados) practicadas por la CIA en las cárceles secretas fuera de los EEUU”.

La investigación denuncia que el Gobierno está mucho más involucrado de lo que deja ver en la guerra entre el Senado y la CIA. Una fuente consultada por la agencia Reuters asegura que uno de los principales abogados de la Casa Blanca, Kathryn Ruemmler, estaría interviniendo con el objetivo de rebajar la tensión. Washington demostró el pasado miércoles, cuando salió en defensa de la agencia, que su inclinación parece clara.


Una película como prueba y destrucción de cintas

Sin embargo, las acusaciones mutuas persisten, tal y como se ha podido observar durante las intervenciones en el Congreso. Así, el republicano de mayor rango en el Comité de Inteligencia del Senado, Saxby Chambliss, criticó que todavía hay muchas preguntas sin responder sobre las acusaciones sobre el supuesto espionaje de la CIA a senadores y sugirió que podría ser necesaria la intervención de un investigador independiente. “Aunque la gente habla como si conociésemos todos los hechos pertinentes acerca de este tema, la verdad es que no es así”, sentenció.

No ha sido el primer encontronazo entre senadores y congresistas y la CIA. Ya en 2007, el Congreso protestó por la destrucción de cintas de la agencia, que documentaban varias técnicas de interrogatorios a merced de la lucha antiterrorista, cuando el programa de detenciones se encontraba bajo investigación. En 2012, la Academia de Cine estadounidense nominó al Oscar como mejor película a Zero Dark Thirty, que muestra los métodos de tortura de la CIA y narra los entresijos de la operación militar que acabó con Osama Bin Laden. El impacto fue tal que el Comité de Inteligencia del Senado abrió una investigación para tratar de averiguar qué había de verdad en el filme y qué había revelado la agencia a los responsables de la producción.

“Lo que quiero que sepan es que Zero Dark Thirty es una dramatización, no un relato realista de los hechos”, defendió el entonces director de la CIA en funciones en una carta a los senadores. Michael Morell reconoció que sí hubo colaboración con los representantes de la película y admitió que parte de la información provino de “detenidos sujetos a técnicas coercitivas”, como el ahogamiento simulado, “pero hubo muchas otras fuentes”, y subrayó que “nunca podrá saberse” si esos métodos eran “la única forma apropiada y eficaz” de obtener los datos necesarias para dar caza al líder de Al Qaeda.

La aprobación del senado al informe sobre la tortura de la CIA se produjo pocos días antes del estreno de la película. La votación concluyó con 9 votos a favor y 6 en contra. Tras ella, varios republicanos criticaron la preparación del texto por considerar que se basaba sólo en los documentos de la agencia y no en entrevistas con sus agentes. Organizaciones como Human Rights Watch (HRW), Amnistía Internacional o la Unión de Libertades Civiles de EEUU (ACLU) han exigido su desclasificación “para que todos los estadounidenses puedan entender el daño que causó el uso de la tortura… a la seguridad nacional, los valores estadounidenses y sus víctimas frecuentemente inocentes” y exigen a Obama que responda públicamente a las últimas acusaciones de obstrucción de la CIA.

Laura Pitter, investigadora principal de seguridad nacional de HRW considera que la denuncia de la senadora Feinstein “sugiere que la CIA recurre a vías extraordinarias para obstruir la supervisión y ocultar la verdad acerca de sus abusos, no sólo ante el Senado, sino también ante el público estadounidense”. La ONG denuncia que EEUU todavía no ha responsabilizado a nadie por los abusos cometidos a pesar de la abrumadora evidencia de que los detenidos fueron sometidos a torturas y otros malos tratos.

La organización recuerda que la investigación penal más importante fue encabezada por el Departamento de Justicia sobre los presuntos abusos contra 101 detenidos, dos de los cuales murieron bajo custodia. Dicha investigación se cerró hace casi dos años sin que se presentaran cargos. “Los senadores que han visto el informe del Comité de Inteligencia dicen que no sólo documenta graves abusos cometidos por la CIA, sino también los informes falsos de la agencia sobre el valor del programa”, indica Pitter. “Si la CIA consigue bloquear incluso una contabilidad pública de estos abusos, sugiere que o bien el Gobierno de Obama no puede controlar su propia agencia de inteligencia o que no quiere”, concluye.

Clío al desnudo

Partiendo del reconocimiento a todos los que dedican tiempo y esfuerzo a revolucionar el sistema educativo cubano, la musa de la historia se despoja de sus ropas para entender por qué a estudiantes de preuniversitario les resulta poco atractiva esa ciencia social. Faltas en la preparación de los docentes, excesos de prácticas educativas esquemáticas y la necesidad del concurso de otros actores como la familia, los medios y la sociedad toda en el controversial tema de la formación de valores, se asoman a este cuestionamiento 
Por YOHANA LEZCANO LAVANDERA y EMILIO L. HERRERA VILLA  (nacionales@bhemia.co.cu)
Fotos: RANDY RODRÍGUEZ PAGÉS  (foto@bhemia.co.cu)

Es importante provocar el interés por la Historia
Los dos están en problemas. Uno, el profesor, desea atención y disciplina; el otro, el alumno, demanda respeto. Desde el primer pupitre demuestra estar molesto. Diego se posiciona de la pizarra, la pedagogía lo atrapa, laHistoria le apasiona. Siempre paciente y estoico delante de todos. No le perturban las miradas ni los apuntes del metodólogo sentado al final del aula.
Antonio es un muchacho impaciente y no entiende. Por culpa de Diego se sienta en la primera fila y se va tarde a casa. No quiere ser el hazmerreír de la clase ni que nada empañe su imagen de mulato guapo. De acuerdo con su criterio, el profesor hace que parezca bruto, incoherente, impotente. Cuando le pregunta, todos ríen. Antonio se avergüenza, pero todos ríen. Trata de defenderse, sin embargo, las carcajadas mandan.
Este asunto ha trascendido el aula, la escuela y, de acuerdo con su medio social, él se ve como un hombre y a un hombre no se le “sofoca”, y mucho menos delante de sus amigos y la jeba. Solo él conoce qué es cargar el bochorno en la mochila y llevarlo a cuestas hacia el barrio. Por eso, Antonio ansía una victoria aplastante.
Exasperar a Diego es tarea ardua, pero… Hoy la clase de Historia tendrá otro protagonista. Antonio será la causa del resquebrajamiento de la disciplina. Por ello, aunque lo delate la impaciencia, aguarda a que el maestro le increpe con cualquier interrogante.
-Por favor, silencio, empezamos. Los estudiantes observan los ojos del profesor. ¿Alguno de ustedes ha oído hablar de Armando André? Miradas, susurros, sosiego. ¿Antonio, conoces quién fue el dinamitero de La Habana?, cuestiona Diego. Nunca lo había escuchado, ni siquiera su abuelo le contó sobre este tal André. El turno apenas comienza por eso, pese a las ganas de iniciar el show, Antonio decide atender a las palabras del profesor antes de condenarlo.
La pregunta problematizadora es un método de aprendizaje y una forma de asumir la vida
La pregunta problematizadora es, más
que un método de aprendizaje, una
forma de asumir la vida
De la elocuencia de Diego brota el vigor de antaño, las ganas de independencia, el sonido del machete mellado cuando blande el máuser español. Con su magia traslada a los estudiantes a marzo de 1896, momento exacto en que Armando André, con un estuche de 23 libras de dinamita, se dirigía al Palacio de los Capitanes Generales dispuesto a volar todo el edificio, con Valeriano Weyler dentro. Silencio sepulcral en el aula, todos escuchan…
Escuchar fue el mejor método de investigación. Empeñado en escudriñar los conflictos que se entretejen en torno a la enseñanza de la Historia de Cuba, este equipo de BOHEMIA dialogó con un centenar de estudiantes de décimo, onceno y duodécimo grados, así como con un grupo de sus profesores y metodólogos en La Habana, Matanzas, Sancti Spíritus y Holguín.
Conocer los significados otorgados a la historia por quienes visten uniforme azul encaminó el trabajo periodístico, pues, a juicio de varios especialistas, la educación preuniversitaria es escenario decisivo para aproximarse con mayor profundidad a los procesos históricos, para problematizarlos, pensarlos, sentirlos.
Los ocho encuentros grupales realizados a los adolescentes confirmaron una realidad que quizás a no muchos les sorprenda: como tendencia, a la mayoría de los alumnos de preuniversitario entrevistados les gusta poco o no les gusta la asignatura Historia de Cuba. Entender los por qué de ese fenómeno complementaron los derroteros de esta indagación.
Solo sé que no sé nada
El monólogo coloniza el pensamiento, el diálogo lo libera
El monólogo coloniza el pensamiento, el diálogo lo libera.
La Historia, la docencia, tiene que parecerse a la vida, si quiere
preparar para la vida
De los labios del profesor se escuchan los pasos de André. Todos los alumnos se encuentran atrapados en la historia. Quieren saber si explotó el palacio y si se ajustició a Weyler. Antonio todavía está impaciente. Aún no se arrepiente, desea ridiculizar a Diego delante del metodólogo provincial. No obstante, no logra ocultar el interés por este suceso.
El maestro no deja de hablar. Cada minuto que pasa es una derrota para Antonio. En medio de aquella atmósfera tensa nadie conversa. La clase entera acompaña a Armando André en su misión. La noche previa se desvelan con él para confeccionar el artefacto. Se embarran las manos de aceite para comprimir la mayor cantidad de dinamita posible dentro del estuche. La atención es total y Antonio no puede evitar que se le escape un gesto de admiración.
Con un clásico gesto de admiración una estudiante holguinera comienza a hilvanar ideas: “No podemos expresar nuestras opiniones. Nos quieren imponer sus criterios y no dejan que pensemos”. A cientos de kilómetros de allí, al centro de la Isla, otra muchacha asiente: “yo tengo una opinión sobre un suceso, pero no puedo ponerlo como lo interpreto sino de la forma en que la profesora quiere que yo lo piense”. En la capital, una alumna de grado 12 se cuestiona: “el objetivo de esta asignatura es formar sentido de pertenencia, pero ¿si aprendemos todo mecánico, que sentido de pertenencia podemos crear?”.
El estudio constante es una forma de conocer profundamente los acontecimientos
Desarrollar el pensamiento crítico 
permite al alumno tomar mejores 
decisiones y participar de una
manera más activa en la
transformación de su realidad
Muchos de los alumnos entrevistados piensan que se les enseña la Historia de forma esquemática, preponderando el aprendizaje memorístico por encima del raciocinio y la interpretación. Sobre este tema Pável Grave de Peralta, metodólogo provincial de la materia en Holguín opina de algo a lo que él tampoco es ajeno:
“Estamos matando, y no generalizo, el ejercicio de una conciencia crítica. El estudiante no puede crear, no puede razonar, y en ese sentido surge también un rechazo. Si da su criterio basado en un argumento sólido, nosotros no entendemos eso, porque sencillamente no aparece en una clave, no está en la influencia historiográfica que traemos. Y eso elimina el desempeño y el interés del alumno”.
Dos siglos atrás, el más universal de los cubanos, en su inmensa sapiencia predijo la necesidad de inculcar el pensamiento liberador dentro de las habilidades cognitivas del estudiante: “no hay mejor sistema de educación que aquel que prepara [al] niño a aprender por sí”, diría en La América, en noviembre de 1883, lo que repetiría en La Edad de Oro: “los hombres deben aprenderlo todo por sí mismos, y no creer sin preguntar, ni hablar sin entender, ni pensar como esclavos lo que les mandan pensar otros [...]”.
Con planes de estudio controlados, las sucesivas generaciones de jóvenes son impulsadas a concentrarse mayormente en hechos y datos fríos. Según el doctor en Ciencias Históricas Antonio Álvarez Pitaluga, desde primaria se enseña al niño a aceptar subconscientemente lo que está aprendiendo, poco se estimula la curiosidad hacia los contenidos. Coartar el pensamiento crítico atenta contra el propio conocimiento y deteriora futuras preferencias sobre la materia.
También hay que ir a los lugares donde ocurrieron los hechos para conocer qué y cómo pasó
Para la mayoría de los estudiantes entrevistados, la historia
local resulta poco valorada y escasamente mencionada en las 
clases, pese a la riqueza histórica que distingue a cada 
comunidad
¿Cuántas veces en una clase se ha dejado de preguntar por miedo a las burlas de los compañeros o a represalias del profesor? El temor a indagar un poco más fortalece el conformismo y crea un estado de comodidad que se mantiene con fuerza hoy en los preuniversitarios.
“No somos robots -señala la holguinera Zadig Garcés, quien cursa el grado 12 en el pre Enrique José Varona-. Cada cual tiene una valoración individual sobre cada hecho. Yo puedo leer y sacar de ese contenido algo más. Esos son aportes que una se da a sí misma. La opinión personal te crece”.
Al formular la interrogante de que si en la asignatura en cuestión se estimula un pensamiento lógico, los principales criterios fueron negativos: “solo hay que aprenderse las cosas, mientras en matemática se piensa”, “siempre historia ha sido todo memoria”.
Cambiar esas percepciones despende de la real intención de comprender que el pensamiento crítico alimenta el razonamiento y desarrolla la capacidad creadora. No podemos olvidar que en un futuro bien cercano estos jóvenes serán los encargados de tomar decisiones políticas y socioeconómicas. Por eso, también educarlos desde una visión transformadora de su realidad, viabiliza una elaboración más consciente de sus proyectos de vida y de país.
Blanco y negro, ¡no!
A través de las dinámicas colectivas realizadas comprobamos que los jóvenes de grado 12 no le otorgan prioridad al examen de Historia: “Dedicamos mucho tiempo a Matemática. Dejamos historia para último porque es lo mismo”, comenta uno de los muchachos, mientras otro declara que “la historia es la más fácil porque es meter muela”.
A consideración del Profesor Titular del Departamento de Historia de la Universidad de La Habana, Doctor en Ciencias Históricas Oscar Loyola, quien desde 1990 conforma los exámenes de ingreso a la universidad, un joven tiene más posibilidades intelectuales de las que se le enseñan. “Hoy se ve la Historia como un teque, una imposición. Por eso la subvaloran, estudian menos para las pruebas y de ahí los suspensos y disparates inconcebibles”.
Más allá de una vieja alianza con archivos, la historia es una ciencia social, arraigada a un presente inmediato e interrelacionada con los más relevantes problemas del ser humano. Manteniendo esta idea, los alumnos mostraron inconformidad sobre cómo se tiende a presentar a los héroes en las clases. “No deben mostrarnos solo cuán buenos fueron porque no los vemos como seres humanos. No podemos identificarnos con un patriota perfecto, porque no sería un hombre común, con virtudes y defectos”, dicen en el preuniversitario Máximo Gómez Báez, en el poblado de San Germán, a más de treinta kilómetros de la ciudad de Holguín.
Según Eduard Gómez, Licenciado en Historia de la Universidad de la Habana y profesor de preuniversitario en la capital, “la historia de Cuba pudiera ser menos apologética y más real. La vida de los héroes no se debe contar como un mito. Antes de poner epítetos se debe enseñar a los muchachos a analizar la labor de esas personas, para que ellos mismos bauticen a los mártires”.
Los estudiantes de preuniversitario abogan por una historia más interesante, llena de vida, motivadora de debates abiertos en las aulas. Desmitificar a los héroes puede ser uno de los caminos para conquistar ese desafío. 
“Si a mí me dejaran, yo eliminaría los análisis sobre los grandes panoramas y me dedicaría un poco más a sensibilizar emocionalmente al estudiante. Es muy difícil lograr esto con la Química, la Física o la Matemática, pero si contamos todo lo sufrido por Carlos Manuel de Céspedes para impulsar la revolución es muchísimo mejor que si llenamos la pizarra con la trayectoria del Padre de la Patria”, expone Oscar Loyola.
Sin lugar a dudas, de acuerdo con tesis que han investigado el asunto, entender la historia desde todas sus dimensiones es matizarla con anécdotas sobre personalidades locales o poco conocidas de nuestras luchas, verdaderos actores colectivos que protagonizan la mayor parte de los hechos históricos. Lo general solo existe y se manifiesta a través de lo particular, ambos se encuentran entrelazados de tal forma que resultaría muy provechosa una alianza, de una vez y por todas, entre la macro y la microhistoria.
Es necesario diversificar las fuentes bibliográficas
Algunos de los criterios recogidos apuntaron la necesidad de 
diversificar las fuentes bibliográficas para alcanzar una 
preparación más sustantiva ante los exámenes de ingreso,
pero ¿se aceptarían otras visiones de un hecho avaladas
científicamente a la hora de calificar las pruebas?
En Trinidad, uno de los lugares seleccionados, los muchachos comentan que la escuela se refiere de forma muy escueta a la historia local, siendo esta una villa con un inmenso patrimonio histórico. “Ni siquiera en el aniversario 500 nos llevaron a ningún museo”, expresa un estudiante del preuniversitario Frank País.
Valdría la pena plantearse la interrogante: ¿De qué sirve saber cuándo y dónde acontecieron ciertos hitos, si no se matizan los contenidos, ni se enseña al alumno a razonar las causas que los originaron, si no desarrollamos la habilidad del debate para llegar a las razones concretas que determinan por qué la Revolución cubana es socialista o por qué surgió en ese momento histórico y no antes ni después, o en ningún otro rincón de Latinoamérica tal y como sucedió aquí?
En otro orden, los estudiantes argumentan que nada se hace si mejoran las clases y el sistema evaluativo continúa “encartonado”. “En Matemática o Español aparecen ejercicios diferentes en todas las pruebas. Sin embargo, Historia es más difícil de asustarte porque el contenido está ahí, si no te lo estudiaste es otra cosa. Tal parece que te examinan siempre de la misma forma: ordena, valora, caracteriza... Todo muy clásico”, ilustra Nailet Rojas, de duodécimo grado.
Pudiera erradicar este tipo de problema, un sistema de evaluación que se ampare en la variedad y en la búsqueda de nuevas vías que frenen la reproducción del conocimiento y a la vez estimulen la interpretación.
Félix Pérez, metodólogo nacional de Historia de enseñanza preuniversitaria, reconoce que existe un fuerte tradicionalismo en los esquemas de las preguntas: “Al profesor de muchos años se le enseñó de una forma y a veces le cuesta trabajo incorporar otros cambios. Es bueno variar los enfoques y no preguntar siempre de la misma manera para así estimular en los estudiantes un pensamiento más crítico”.
Sobre las evaluaciones, el profesor Irguens Gálvez de Dara, expone que la exigencia a veces no es la mejor: “En varias ocasiones se les pasa mucho la mano a los muchachos. Esto trae como consecuencia que cuando se enfrentan al examen de ingreso, y lo revisan profesores de la universidad con otro sistema, las notas no son las mejores. Tampoco abundan los estudiantes que saben desarrollar las diferentes habilidades. Por ejemplo, si realizas un ejercicio de ejemplifica, argumenta o valora ellos te responden lo mismo sea o no lo que estés preguntando”.
Traducir esfuerzos en resultados
La Plaza de Armas se hallaba inerte. El caluroso ambiente de un mediodía antillano privó de ganas a muchas personas de tomar un paseo. Sólo una pareja de guardias voluntarios se encontraba insomne ante tal insolación. A simple vista, no existía otro temor que no fuese el provocado por las altas temperaturas. Armando André caminó hacia la entrada que se encontraba desierta y tras responder el saludo de cortesía del portero avanzó sin ningún contratiempo a los servicios sanitarios del Palacio, situados bajo el despacho de Weyler.
-¿Entró la bomba así de fácil? Pregunta un estudiante al final del aula.
-¿Eso estaba cuadrado de antemano, verdad profe? Contestó Antonio mientras miraba inquieto a Diego.
En esos días era común la circulación de grandes grupos de personas dentro de las oficinas del gobierno, por lo cual su presencia no levantaba sospechas. André entró varias veces en la edificación y pudo inspeccionar el sitio indicado para colocar la carga. Sólo necesitaba sincronizar la bomba con el horario en que el tirano se encontrase en el local. Era un plan novelesco, pero realizable.
“En mi clase de historia todo es realizable… la profesora toma la asistencia, revisa la tarea, copia el tema en la pizarra y empieza a dictar. Algunos alumnos atienden, otros tiran papelitos o conversan. Muy pocos prestan atención al turno”. Descripciones como estas no faltaron en ninguno de los centros educacionales visitados. De hecho, tanto para alumnos como para maestros, la causa principal del desinterés mostrado hacia la Historia recae en la falta de preparación y la escasa vocación de una buena parte de los profesores.
Ninguno de los estudiantes entrevistados señaló haber perdido clases a causa de la ausencia de maestros, como sí pasó en cursos anteriores. La contratación de profesores no especializados en la materia ha permitido mejorar la cobertura docente en todos los territorios.
Al indagar sobre la proporción de estos en comparación con la totalidad de maestros que hoy están frente a las aulas, en el Ministerio de Educación, a pesar de las varias solicitudes, solo pudimos corroborar que los contratados no son mayoría, pero sin aclarar cifras, ni delimitar las principales áreas del conocimiento de donde provienen esos profesionales ni precisar las provincias que mayor dificultades presentan en ese sentido.
Joven estudiante con el nuevo texto de Historia de Cuba
El nuevo libro de texto de Historia de 
Cuba para preuniversitario cuenta con
una buena aceptación según los 
estudiantes
No ser graduado de Historia y Marxismo-Leninismo no es sinónimo de improvisación, desconocimiento o falta de talento. Así lo demuestra Ileana Ramos, jefa de la asignatura en el preuniversitario Eduardo García Delgado, del capitalino municipio Boyeros. Ella estudió Ciencias Jurídicas y fue también trabajadora social. Entró a la institución escolar por dos años, ya va por cinco y con pretensiones de quedarse y estudiar la Licenciatura. Su filosofía pedagógica se resume en que el profesor tiene que vibrar al dar la clase, y debe lograr que los estudiantes vibren con él.
Para que ejemplos como este se repitan, la preparación en cuanto a contenidos y a metodología es casi siempre el primer punto en la agenda de los metodólogos provinciales, pero al parecer, los resultados no son aún los esperados.
¿Pensar en plecas?
Alimentados por esa falta de preparación, el dictado excesivo y el abuso en la utilización de la “pleca” para sintetizar ideas, que no el uso de los esquemas, siguen estando entre los vicios recurrentes dados en las aulas visitadas.
Una estudiante de un preuniversitario de occidente explica con detalles lo que otros del centro y el oriente del país también apuntaron que sucede en sus escuelas: “El profesor dicta, y dicta, y dicta. Te dice: ¡pongan asterisco que esto es algo importante!, y cuando vienes a ver es la misma nota del libro. Te pone las cosas por plequitas, y te quita puntos por escribirlas así, porque esa no es forma de desarrollar las ideas, pero no te enseña a hacerlo diferente. Lo otro es que escribe preguntas en la clase y te dice: ¡búscalo en tal página y en tal párrafo!, y al final, ¿qué habilidad estás desarrollando ahí si te lo da todo masticado?”.
Un docente esquemático y repetitivo tiende a formar estudiantes esquemáticos y repetitivos. “Al profe no le puedes preguntar nada durante la clase –señala un alumno de décimo grado del preuniversitario Manuel Permuy en la Lisa-. Me dice: ¡escucha lo que te digo y después habla! Pero luego la duda pierde el sentido porque cambió el tema o se acaba la clase. Siento que quien no me escucha es él”.
Más que aprobar
Para algunos de los entrevistados, si se mira desde otra perspectiva, la estrategia de reforzar el grado 12 con los educadores de mayor experiencia pudiera estar reproduciendo la lógica de enseñar para aprobar y no para aplicar la Historia en la cotidianidad. Quizás ahí también esté la explicación de las carencias que presenta la asignatura Encuentro con la Historia de mi Patria, la peor impartida, de acuerdo con los resultados de esta investigación.
La esencia del problema no está en el diseño del programa -aprecia Lázaro Baracaldo, metodólogo provincial de Historia en Sancti Spíritus. “Esa asignatura fue concebida para que el maestro pudiera ‘retozar’, en el sentido de que le permite investigar, dar la clase en un parque donde haya una tarja, o en un museo, o poner documentales e interactuar con gráficos. Debemos admitir que los profesores de décimo grado no son los mejor preparados”.
“¿Y por qué no pueden ser los más conocedores quienes estén al frente de la preparación metodológica en cada grado, en lugar de concentrarlos a todos en 12. Así se asegura la calidad del proceso educativo desde la base, se garantiza el futuro”, recalca el metodólogo holguinero Pável Grave de Peralta.
María de la Caridad Pino es una de las maestras que aporta sus saberes como garantía futura. Sus alumnos de la Vocacional Carlos Marx, en Matanzas, cambian hasta la Educación Física por la Historia porque “es el turno más interesante, el que más se disfruta”.
“En el aula me siento plena, yo canto y recito en mis clases y preparo a mis muchachos para que ellos mismos den algunos contenidos. Yo digo que la voz y la entonación de un maestro influyen mucho a la hora de captar la atención, y hasta el lenguaje debe parecer más cercano, menos encumbrado. Contar anécdotas y curiosidades históricas asegura el interés de quien te escucha”, comenta esta profesional del magisterio desde hace una década.
Profesora impartiendo una clase. Su patrón será seguido por los alumnos?
El insuficiente reconocimiento social continúa mellando el 
interés de los jóvenes hacia  las carreras pedagógicas
Utilizar el dato curioso como resorte para atrapar la atención del estudiante no es pan comido como algunos pudieran creer. Al decir de Susana Callejas, profesora de la Universidad de Ciencias Pedagógicas de La Habana hace 40 años, “la clave para conocer esos atractivos detalles se encuentra en la autopreparación.
Aquel elemento que tú puedes agarrar para impactar, para estremecer, para sensibilizar, para hacer llorar o para hacer reír nunca lo vas a encontrar en ningún programa o curso. Se consigue estudiando, leyendo”.
Estos reporteros constataron en algunas dinámicas grupales que no solo el profesor puede ser el culpable de la desmotivación. Allelín Campaña Burguel, de grado 12, reconoce: “hay muchos que no están pa’ na’, y se quedan siempre en las lunas de valencia, porque no les interesa estudiar y lo dejan todo para la última hora”.
Maestros, ¿principales responsables?
Muchos fruncen el ceño para referirse a los profesores, y pocos sopesan otros factores que condicionan la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje.
“Hay que ver qué tiempo deja la escuela objetivamente para que ese docente se supere. Quienes tienen que crear esos espacios son los directores, las estructuras municipales y provinciales, y muchas veces se pide demasiado al maestro”, recalca Pável.
Según profesores entrevistados, sobrecargar a los educadores con compromisos extradocentes ineludibles, entre los que se encuentran las guardias, la responsabilidad como profesores guías, el papeleo, entre otros poquitos que se viven a diario; limitan las horas de planificación de clases, momento esencial para diseñar un ejercicio sistematizador, participativo, transformador.
La cuerda se tensa aún más al valorar el poco tiempo con el que se cuenta para introducir una gran cantidad de unidades de estudio, lo cual puede incidir en que se privilegien los contenidos por encima de los procesos.
La totalidad de maestros consultados por esta revista conocen al dedillo los desaciertos que rondan a la enseñanza de la Historia, e incluso, proponen alternativas para superarlos. Entonces, si se reconoce la necesidad de cambio y están identificadas las vías de solución, ¿por qué aún no se logra aterrizar el deber ser a la práctica?
Para el metodólogo espirituano Lázaro Baracaldo, las respuestas se resumen en falta de control y de exigencia. “Si la clase se está dando mal por un problema de disciplina, el director debe aplicar sanciones, y si es un problema de preparación, pues hay que ayudar a ese profesor”.
Un elefante en la habitación
La mala historia es más fácil de hacer y de impartir que la buena y la crítica. Combatir los vicios que pueden adherirse al proceso educativo es la razón de ser de las universidades de las ciencias pedagógicas. Hasta dos centros de este tipo -los de La Habana y Holguín- se trasladó este equipo para verificar el estado actual de la formación de profesores de Historia.
El estudio de la Historia demanda motivación por parte de los profesores
Durante las entrevistas grupales, la asignatura Encuentro con
la Historia de mi Patria
, que se imparte en décimo grado, fue
muy criticada por los estudiantes debido a la forma reproductiva
y monótona en la que se explican los contenidos
En el segundo de ellos sobresalieron criterios como los de Adrián Navarro, un estudiante enamorado del magisterio: “Un profesor de historia tiene en la sociedad una importancia enorme pero, la mayoría de las personas cuando les comunico que soy maestro de Marxismo-Leninismo e Historia ponen una cara de desafecto. ¿Por qué no la Historia? Si vivimos con ella día a día. La historia es todo y la gente no tiene idea de eso”.
Sin embargo, no todos los jóvenes piensan así. Como tendencia, el pedagógico no suple las necesidades docentes de casi ningún territorio. Tras cerca de cinco cursos licenciando a jóvenes para dar clases de Humanidades en sentido general, el año pasado la universidad de las ciencias pedagógicas de La Habana volvió a graduar profesores especializados en Historia.
“Nosotros pretendemos que estos estudiantes sean capaces de cambiar la realidad adversa que encuentran hoy en las escuelas. No obstante, no hemos logrado una motivación total hacia la profesión. Hoy tenemos en primer año de la carrera a 35 estudiantes, y me siento contenta con esa cifra, porque en segundo solo hay 10. Comparativamente estamos en mejores condiciones en cantidad y calidad en la preparación de los alumnos, pero ¿cuántas escuelas tiene la capital?, por supuesto que no bastan los graduados”, reflexiona María Concepción González, jefa del departamento de Marxismo, Leninismo e Historia de ese centro de altos estudios.
No es secreto para nadie que el factor económico destaca -al igual que en casi todas las profesiones- entre las cuestiones principales que inciden en la desmotivación de los bachilleres a la hora de optar por carreras pedagógicas. “El historiador gana muy poco y no se busca nada aparte de su trabajo. Esto influye inmensamente en el muchacho cuando va a escoger una profesión. Pero, además, la mayoría de los que ingresan a la carrera en la Universidad de La Habana no pueden alcanzar las tres primeras opciones de la boleta”, asegura el Doctor Loyola.
Según Pura Machado, profesora de historia de la vocacional de Matanzas, los alumnos más capacitados no se integran al pedagógico y mucho menos se interesan por impartir clases de historia. “Se debería encontrar una fórmula para enamorar a los buenos estudiantes con este tipo de enseñanza. No pueden seguir ingresando en los pedagógicos aquellos que se quedan sin carreras, porque esos mismos dentro de unos años serán los encargados de formar a toda una generación de cubanos”.
A propósito, Rafael Tamayo Batista, estudiante de primer año de Licenciatura en Marxismo-Leninismo e Historia del municipio Cueto, en Holguín, declara: “en esta carrera la mayoría tenemos como objetivo graduarnos y ejercer. Pero también existen otros que solo están aquí para obtener un título. Conozco a profesores que no les gusta la carrera, pero no tenían otras opciones y hoy están dando clases. Para muchos Educación es la última carta de la baraja”.
Pese a estas advertencias, los jóvenes educadores entrevistados comentaron que su preparación es fructífera y cuentan con claustros especializados muy competentes. Al preguntarles si les enseñan a dar clases más críticas y menos reproductivas, todos dijeron que sí. Hablaron sobre metodologías para elaborar mejores clases y de la existencia de espacios en la universidad que promueven la reflexión y el diálogo, como debiera ocurrir en el preuniversitario.
Conocer la ciencia para formar conciencia
 
El profesor es responsable de buscar las más importantes aristas de esta asignatura
Es ineludible contextualizar y 
diferenciar los objetivos de cada 
educación (primaria, secundaria, 
preuniversitaria, universitaria) para
que el estudiante no siga creyendo 
que Historia es siempre “la misma.” 
Una vez dentro, Armando André colocó la carga en el sitio indicado y con el tabaco que llevaba en su boca prendió la mecha. Todo salía según lo planeado. Disponía de cinco minutos para abandonar el complejo, de lo contrario, volaría junto a Weyler. 
A toda velocidad desapareció de los baños del recinto, ubicados en la esquina de Obispo y Mercader, no sin antes obstruir la puerta. Cruzó el salón en busca de la salida, pero se confundió y entró por error en una oficina de militares. Pronto salió a su encuentro un oficial que le preguntó:
-¿Dónde va usted?
-¡Ñoooo, que mala suerte! Exclama Antonio, quien no puede mantener la ecuanimidad.
-Para afuera. Contestó André.
Luego de intercambiar varios segundos de hirientes miradas con el militar, este al no observar nada fuera de lo común, señaló la salida que conducía a la Plaza de Armas. Se había salvado por muy poco.
Muy pocos de los estudiantes encuestados son conscientes de lo que es una buena clase de Historia, por lo que pudiera asumirse que en la enseñanza preuniversitaria aún no logran formar juicios de valor sustantivos para discernir entre ser protagonista de la clase y servir como reservorio de contenidos inoculados. El educando, por lo general, es incapaz de corregir a su profesor, porque tradicionalmente se le ha dicho que el especialista es el único que tiene la razón, es quien posee “el conocimiento”.
Quizás por eso casi todos los adolescentes que conversaron con este equipo de periodistas creen no poder aportar nada a la Historia, como si sus experiencias de vida no fueran suficientes para preguntarse constantemente de dónde vienen, donde están y hacia dónde van. “Para poder cambiar la historia, tendría que graduarme de historiador, y escribir libros o dar charlas”, sostiene convencido un estudiante trinitario.
Las expresiones más frecuentes ante la interrogante de para qué te sirve esta ciencia social más allá de la escuela fueron: “para ampliar mi cultura”, “para poder conversar con la gente mechá y no quedar como bruto”, “para conocer mis raíces”. Hubo hasta quien lo definió de una forma más original: “para saber por qué hay en las aulas un retrato de Martí y no de un cantante de moda, pero no me sirve para hablar con los socios del barrio, ni con mi jebita”.
Muchos olvidan que la Historia se forja en la cotidianidad
Un segmento considerable de los adolescentes entrevistados
no cree poder aportar nada a la historia, pues esta ciencia 
social se sigue viendo como registro de una memoria pasada y
no como parte de la cotidianidad
Estos reporteros quedaron deseosos de escuchar más criterios como los de Dayla Fajardo, quien con 17 años sueña con ser maestra: “creo que le podemos aportar juventud, fuerza, vitalidad, porque en ella está también la esperanza. Una persona se siente patriota cuando oye una canción y se eriza, o cuando se emociona ante un monumento, o cuando llora con una película”.
Sin pecar de absolutos y con el ánimo de conceptualizar el asunto, todo indica que aún la historia tiende a ser vista solo como aquel registro lejano de lo que fue y no como fuerza transformadora de lo que será. Se siguen adoptando discursos muchas veces vacíos de sentido que repiten los conceptos de identidad, idiosincrasia, patriotismo, como si estuvieran incorporados genéticamente. Tales significaciones se construyen, no se imponen.
Liliam Milián Rosales, profesora del pedagógico habanero, define a la historia como “una fuente de valores, porque yo aprendo a entender el significado de Patria en la medida en que conozco y me identifico. Comprenderla me hace pensar qué camino yo elijo, a qué aspiro como sujeto individual y colectivo”.
Trazar ese horizonte no solo es responsabilidad de la escuela, lo es también de la familia, la comunidad, los medios de comunicación… instituciones que no quedan al margen de la reproducción de patrones poco atractivos, también mecánicos, deshumanizadores.
“Alguien una vez definió a la historia como la forma espiritual en que una cultura se rinde cuenta de su pasado -resume Oscar Loyola-. Gracias a ella uno enriquece el espíritu, se engrandece, se emociona y se siente glorioso de pertenecer a un pueblo”.
Caminaba a paso veloz. Debía marcharse cuanto antes, pues en cualquier momento estallaría la bomba. Al salir, paró un coche de plaza. El júbilo invadía por completo a Armando André. La acción se desarrolló de forma espectacular, tan espectacular como la idea de poner 23 libras de dinamita debajo de la misma oficina del sanguinario Valeriano Weyler y Nicolau.
A los pocos minutos una terrible explosión sacudió el Palacio del Capitán General. Todos corrían despavoridos alrededor de la colosal edificación. Nadie sabía qué había pasado. Una densa estela de humo negro inquietaba a cuanto curioso se acercaba a preguntar. Al percatarse de que el inmueble permanecía en pie André decidió parar el coche y dirigirse hacia el lugar de los hechos. Se ocultó entre la multitud y preguntó si Weyler estaba vivo, pero nadie podía contestar a la pregunta. ¿Qué había pasado?
Un aula de nivel medio superior (preuniversitario)
Para muchos, en las aulas cubanas habría que voltear la mirada: 
los procesos educativos no deben estar centrados en la 
enseñanza, sino en el aprendizaje
El timbre anuncia la conclusión de la clase. Los alumnos permanecen en sus puestos. Todavía las libretas y los libros se muestran abiertos. Poco importa que sea viernes y este el último turno. Todos permanecen inmóviles.
-¿Y… cómo terminó la historia? Persiste Antonio desde el primer pupitre.
-No se preocupen, el lunes a primera hora sabrán el final. Aclara Diego.
Entonces llega el ruido de las sillas, y la recogida del aula. Al final, la silueta del profesor es atrapada por el metodólogo, quien solo regala agasajos a su persona. Diego gana de nuevo. Solo necesitó 45 minutos para seducir a todos. Antonio está imbricado en la historia de tal forma que su mente apenas puede apartarse de la narración de los acontecimientos. Queda atrás el ahora o nunca y las ganas de saber el desenlace de Armando André. La clase finaliza, pero Antonio sigue impaciente.
Satisfecho camina Diego hacia el hogar. Durante el trayecto se detiene en una librería. Hojea un clásico de la historiografía cubana. Al final del pasillo contempla la imagen de un mulato guapo. Apenas sobrepasa los 16 años. Nada le cuesta pensar que se llama Antonio. Se dirige hacia él. Le intriga la efusividad. Se sitúa a un costado del joven y antes de observarle el rostro, vislumbra entre sus manos un libro de historia, el mismo que él había utilizado horas antes de concluir su última clase.
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