"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

jueves, 1 de diciembre de 2016

Agramonte y Fidel estarán en la misma plaza

Escrito por ACN Fidel Publicado: 01 Diciembre 2016 



Foto: Orlando Seguí Aguilar

CAMAGÜEY.- (ACN) La Plaza de la Revolución Ignacio Agramonte Loynaz, inaugurada por el Comandante en Jefe Fidel Castro el 26 de julio de 1989 en esta ciudad, está lista para recibir hoy el cortejo fúnebre y rendirle homenaje en una vigilia hasta el viernes, cuando seguirá su paso hacia el oriente de Cuba.

En el mismo Salón Jimaguayú, por donde desfilaron lunes y martes miles de camagüeyanos a honrarlo y manifestar su compromiso de defender el concepto de Revolución, se depositarán las cenizas del líder, en la base del monumento a otro gran héroe cubano que Fidel admiró y respetó.

El pueblo acompañará al Comandante en Jefe durante su último reposo en la tierra del Mayor en la explanada de la plaza, y a las 9:00 de la noche comenzará una velada político-cultural donde el arte de esta región, elogiado por él aquel 26 de julio hace 27 años, será el protagonista del tributo.

Desde horas muy tempranas de este miércoles comenzaron los preparativos y varias son las empresas que ayudan con el montaje, según explicó a Adelante digital Jorge Castellano Herrera, diseñador del equipo técnico, y aseguró que en la mañana todo estará listo.

Todos tenemos el dolor de la pérdida y a la vez el incentivo de que las cenizas de nuestro Comandante reposarán una noche aquí en esta ciudad, por eso nos unimos para hacerlo todo bien y más rápido, señaló Castellano.

Yohandri Ruiz Villalón, primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunista en el territorio, realizó un llamado a la juventud y al pueblo en general para a acompañar a Fidel durante toda la noche y madrugada, desde que llegue a la urbe hasta que parta rumbo a Santiago.

Aunque fueron muchos los discursos que pronunció el Comandante en Jefe en ocasión del 26 de julio, en conmemoración al asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el de Plaza de la Revolución de Camag ey se recuerda especialmente pues fue donde alertó sobre la posibilidad de la desintegración del campo socialista.

Allí también manifestó su confianza en la voluntad de resistencia del pueblo cubano, puesta a prueba en los difíciles años que siguieron, pero convencida de la necesidad de defender las conquistas del proyecto social cubano. 



CAMAGÜEY.- Aquel 4 de enero cuentan que llegó a la mañana por Guáimaro, y que el pueblo lo vitoreaba a su paso por la Carretera y por las calles de la ciudad hasta que, ya de noche, inundó la Plaza de la Libertad.

Este 1ro. de diciembre Fidel llegará otra vez a Camagüey, como aquel 4 de enero y como tantas otras veces que tuvimos el privilegio de tenerle, de escucharle, de seguirle en sus muchos sueños de futuro con los pies en la llanura agramontina.


Ahora, como entonces, le acompañaremos. El cortejo fúnebre que en una suerte de viaje a la raíz lo lleva de vuelta a Santiago de Cuba reeditando a la inversa su Caravana de la Victoria, será recibido después del mediodía en tierras del municipio de Carlos Manuel de Céspedes.

Desde allí, a lo largo de la Carretera Central, el pueblo le acogerá con cariño y respeto. Ya en la ciudad de Camagüey el recorrido tomará la Avenida de la Libertad hasta la calle Javier de la Vega, donde enrumbará hacia la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz.

No habría sitio mejor para la vigilia que ese al que nuestra caballería acude dispuesta a cada llamado del clarín, a la vista de su Mayor.

A partir de las 7:00 p.m. el tributo se tornará poesía en la velada cultural con la que más de 200 artistas y todos los camagüeyanos agradeceremos por la vida de obras de nuestro eterno Comandante en Jefe, cuyas cenizas, más que reposar, se ungirán del ejemplo de Ignacio hasta las 7:00 a.m. del viernes.

Entonces, en la Plaza de la Libertad, en intensos quince minutos de parada, desde el histórico balcón de la hoy escuela secundaria le escucharemos nuevamente: “En lo adelante el pueblo ganará todas sus batallas, porque el pueblo aprendió a ganar después de haber conquistado no solo la Revolución, sino el tenerla asegurada para sí...”.

Y continuará Fidel su marcha victoriosa de libertad y sueños.

El “Plebiscito” más grande del mundo da la victoria a la Revolución Cubana


Caravana. Foto: Fernando Medina/ Cubahora.

Otra victoria de Fidel: Sin una convocatoria digital, sin declaraciones “a pie de urna”, ni estimados de encuestas, Cuba puede proclamar todos el plebiscito más grande del mundo, en el dolor y la energía que Fidel trasmitió a nuestro pueblo con la muerte natural; fallidos más de seiscientos atentados “cuidadosamente elaborados”, para acabar con la vida física del Comandante en Jefe Fidel Castro aún en la Sierra Maestra.

Antes de que salieran los primeros rayos del sol, y aún de madrugada filas compactas de cubanos se situaban a los lados del camino de regreso a Santiago de Cuba, de donde llegó a La Habana en 1959. Entonces en un jeep y en un camión, ahora en una urna de cedro, rumbo al patrimonial cementerio de Santa Ifigenia en la Ciudad Héroe de Santiago de Cuba.

La otra vez, en la caravana de la libertad, traía el proyecto revolucionario que había anunciado en el juicio por el asalto al Moncada y convocaba al pueblo a la plasmación y superación multiplicada de ese del programa, en medió de las más impactantes dificultades, agresiones, y bloqueo que aún persiste. Luego en tiempos ya pasados solamente gobiernos de dos países de Nuestra América fueron desobedientes a las órdenes de Washington a la OEA, y no rompieron relaciones con Cuba: México y Canadá.

Pero Fidel estaba realizando una revolución inspirada en el pensamiento de José Martí: el programa martiano enunciaba su respeto a las naciones libres de América hermana y hacia votos porque la Revolución triunfante, clarinada Cubana –decía—sea una estrella más en la conquista de los ideales latinoamericanos, latente en la sangre de nuestros pueblos y el pensamiento de los próceres… el sueño irrealizado de Martí.

Bastará ver los rostros cubanos de hoy en las caravanas, tras más de medio siglo cubano. Al igual que los de ayer, sí, pero con la experiencia de años de sacrificio, anunciados por su líder: Fidel, cuando dijo en los albores del triunfo que la lucha será más difícil , y no se equivocó, pero los logros también fueron más contundentes t trascendentales, y hoy Cuba, como el pueblo vio en la tribuna de la base del monumento en la Plaza de la Revolución, es un estrella en el mundo, no una isla menospreciada –a excepción de sus riquezas naturales y ubicación estrategia para el imperio vecino.

De todos los continentes hubo voces comprometidas y solidarias, respetuosas y admiradas por Fidel, un héroe de América, reconocido en todo el Planeta y cuando no, muy pendientes algunos de la fuerza que la caracteriza y caracterizará, junto a la pueblo.

La caravana de vuelta natural de donde salió en enero de 1959. Consumará el plebiscito singular. En el cual, como lo estamos viento en imágenes participan absolutamente todas las generaciones de cubanos, al igual que en la plaza y las interminables filas esperando horas bajo el sol para expresarle un tributo de reconocimiento y amor. Y no solo los cubanos sino personas de otros países que están en Cuba.

Para quien escribe fue particularmente emocionante ver a jóvenes fuertes, que seguramente no vinieron al mundo con bajo peso al nacer, o con hambre crónica; aún bajo el bloqueo. Algunos adornados con cadenas doradas en el cuello, aretes en las pulpas de las orejas, curiosos tatuajes “de moda”, entre los muchos que proclamaban “¡Fidel soy yo!”. Una frase que dice mucho, algo así como la “necesidad imposible” de exterminar a los cubanos todos para quebrar con la Revolución al frente de Raúl, el hermano héroe que asumió Toda la responsabilidad del asalto al Moncada cuando no tenía certeza de que Fidel estuviera muerto o quizás resistiendo (como en efecto ocurría) en algún lugar del paisaje de Santiago de Cuba. Cuando fue detenido Fidel, por el honesto y oscuro teniente Pedro Sarría Tartabull, y supo que Fidel vivía, se convirtió en el más capaz de la pléyade del líder de la generación del Centenario de José Martí.

Con entereza impresionante Raúl anunció la realidad: Fidel había muerto: aunque el enemigo proclamó muchas veces que “por temor” a una revuelta su fallecimiento, cuando ocurriera, sería ocultado. Bastó anunciarlo para unir más el pueblo cubano a la amada América Latina y abrazar a los norteamericanos buenos y a los hombres y mujeres de cualquier parte del mundo que comprenden la grandeza universal de Fidel.

Mienten



La Plaza de la Revolución. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate

El martes 29 de noviembre, en la Plaza de la Revolución de La Habana, las personas reunidas para despedir a Fidel Castro superaban ampliamente el millón. Una multitud emocionada, pero digna y altiva, expresó su dolor por la pérdida de su líder histórico y reiteró el compromiso de continuar su obra. Tan contundente y rotundo respaldo, impensable en nuestros días en casi ninguna de las naciones existentes, y por casi ninguno de los líderes políticos en funciones, no mereció ni una línea, ni una nota, ni una simple imagen en los titulares de buena parte de la prensa mundial, a pesar de que más de 500 de sus periodistas cubrieron la noticia en el terreno.

Cuando los poderes fácticos de la Tierra ordenan a sus franquicias y a sus serviles voceros silenciar un acontecimiento como este, con el despecho ruin de los vencidos, es porque temen a los pueblos del mundo. Cuando la realidad no les conviene, o está más allá del alcance de sus groseras manipulaciones, decretan la no existencia de la realidad, sin escrúpulos, sin medias tintas, sin cuidar las formas, olvidando sus mantras y monsergas sobre la libertad de expresión y el libre acceso a la información.

Mienten porque siempre han mentido.

Lo hacen con el desprecio que sienten por la capacidad de recordar, analizar, opinar y actuar de las personas. Lo hacen, con absoluto descaro, porque saben que nos han construido un mundo donde reina la post-verdad, y logrado que muchas de las víctimas piensen como sus verdugos, que para eso, y no para otra cosa, han suplantado la vida real por una cadena ficticia de Black Fridays, confinando los anhelos, aspiraciones y esperanzas de millones a las pasiones que levanta el fútbol.

Antes de que la Plaza se llenase de más de un millón de cubanos y de amigos y compañeros llegados de todo el mundo, en representación de sus pueblos agradecidos, escribí que esos medios cobardes intentarían escapar de la verdad como mismo los calamares, pulpos y demás invertebrados suelen hacer al percibir un peligro: dejando tras de sí un reguero de viscosidades y nubes de tinta. Auguré que algo pasaría con las Kardashian, y alerté de que todo podía ser provocado, o utilizado, con tal de eludir las incomodidades de lo inocultable.

Y entonces, sucedió. Los titulares fueron tomados por un extraño y sumamente oportuno accidente de aviación, que casualmente involucró a una aerolínea venezolana, y segó la vida de jóvenes futbolistas brasileños. No sucedió en ninguna de las opulentas naciones del planeta, ni afectó a políticos, empresarios, ni militares. Haya sido obra del azar, o no, lo cual dejo al recto juicio de cada persona, solo me resta agregar que la tragedia sirvió de oportuna coartada y puerta de escape, también de tinta invertebrada, para que pudieran huir quienes le fallaron a los lectores, y fallaron a la más elemental norma ética de su profesión: la de informar con objetividad, sin pasiones ni sesgos ideológicos. Al menos, eso siempre nos contaron ellos mismos al criticar la línea informativa de los órganos de prensa revolucionarios.

Mienten los medios, como “El País” de España, al silenciar lo que sucedía en La Habana. Mienten como mismo mintieron en Caracas, los órganos de la oligarquía venezolana al transmitir dibujos animados y cursos para aprender a jugar golf, mientras se derrocaba efímeramente a Hugo Chávez, se intentaba linchar a sus colaboradores más cercanos, y se derogaba la Constitución, mediante un hachazo goriloide.

Porque es que mienten, y siempre han mentido.

La vida de los otros

No menos indecentes son quienes apelan a doctas “explicaciones histórico-filosóficas” para reducir el hecho o enlodarlo con el fango de sus entrañas. Estos son de otra calaña: no niegan lo obvio, pero ladinamente lo relativizan afirmando que “esa misma despedida se dio a otros dictadores de la historia, como Trujillo o Stalin”, y que la reunión de más de un millón de personas para despedir al líder cubano, no merece mayor respeto ni atención.

Parten, por supuesto, de una ignorancia supina, de una crapulosa manipulación de los datos históricos, y también mienten, descocadamente, al callar las enormes diferencias históricas entre los sucesos que comparan.

La ceremonia de inhumación de los restos de Iosif, Visarionovich Stalin tuvo lugar el 9 de marzo de 1953. Había fallecido cuatro días antes, y su cadáver embalsamado fue depositado en el hasta entonces conocido como Mausoleo de Lenin. Es cierto que la ceremonia reunió a decenas de millones de ciudadanos soviéticos, en todo el país, pero también lo es que el fallecido se había desviado groseramente de los principios revolucionarios y leninistas, erigiéndose en un dictador culpable de graves crímenes contra sus compañeros y su propio pueblo. Una mezcla de fanatismo, miedo, desesperanza y temores ante el futuro fueron los móviles de aquellas multitudinarias reuniones. Hubo estampidas y víctimas, que algunos ubican en más de 1400, en medio de la histeria colectiva. No hay evidencias de la participación de dignatarios o personalidades extranjeras, aunque es de presumir hubo representaciones de partidos comunistas y gobiernos afines de Europa del Este.

La ceremonia de inhumación del tirano momificado Rafael Léonidas Trujillo Molina, ajusticiado por un grupo de complotados en la noche del 30 de mayo de 1961, tuvo lugar el 2 de junio en el Palacio Nacional y luego en la Iglesia de San Cristóbal, su pueblo natal. Miles de dominicanos participaron en la despedida en una sociedad donde no se podía ser, no ya enemigo, sino tampoco tibio ni indiferente. Las escenas de luto que tuvieron lugar fueron una mezcla de fanatismo, ignorancia, miedo y la más corrosiva miseria. La presencia de jóvenes fue escasa, como evidencian las imágenes filmadas. Ser joven, para entonces, era sospechoso. Muchos habían sido asesinados, como los 27 muchachos conocidos como “los panfleteros de Santiago”, y otros guardaban prisión, como los miembros del clandestino movimiento “14 de Junio”. La juventud dominicana, para 1961, se ubicaba en un abierto enfrentamiento con el régimen.

En la ceremonia de inhumación de Trujillo no participaron representantes oficiales extranjeros, quizás con la excepción del cuerpo diplomático acreditado en el país, como era de rigor. Ni siquiera uno entre los centenares de políticos, legisladores, altos funcionarios del gobierno y militares de rango de los Estados Unidos, que habían apoyado y defendido la dictadura, y que en muchos casos, como el de Richard Nixon, aceptaban regularmente los sobornos y dádivas del tirano dominicano.

¿Qué tienen que ver estos dos casos descritos con la ceremonia de despedida de Fidel, realizada entre el 26 y el 29 de noviembre en La Habana, y el posterior homenaje que recibirá por toda Cuba, hasta que sus cenizas sean depositadas el 4 de diciembre en el cementerio santiaguero de Santa Ifigenia, a la vera de los restos de José Martí?

Absolutamente nada. Donde habían masas fanáticas, ignorantes, enloquecidas de miedo y miseria, víctimas de la represión más despiadada, hubo lágrimas y trances estridentes, en una indigna ostentación del dolor, como salvoconducto futuro para la vida. No hubo apenas jóvenes. No hubo muestras de dolor y solidaridad sinceros de los pueblos del mundo. Se hundían dos dictadores en la nada, en medio del espectáculo crepuscular y deshumanizado que se aseguraron en vida. En ambos casos, una profusa parafernalia de símbolos monumentales y arquitectónicos, que con aspiración faraónica y milenarista acumularon en vida para su propia gloria, no tardarían en desaparecer.

Fidel, como siempre fue llamado por el pueblo, fue despedido por un mar de habaneros, y luego lo será por millones de otros cubanos que, en silencio y recogimiento, sin estridencias y con dignidad, dio y dará el hasta siempre a un dirigente de su talla histórica al que jamás trató de mariscal, ni “Padre de los Pueblos”, ni de Generalísimo, “Ínclito varón de San Cristóbal”, “Benefactor”, ni “Padre de la Patria Nueva”. Tampoco permitió en vida monumentos, ni símbolos de su persona, reiterando, al justo decir de Martí, que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”. De su cuerpo físico, por su expresa voluntad, solo quedó un puñado de cenizas.

No fueron turbas, sino un pueblo sano, consciente, educado y altivo, con su dignidad intacta, la misma que le dio la propia Revolución, la que sin estridencias ni puestas en escena, lloró calladamente a Fidel, y en medio del mismo, protagonizando una jornada de emociones inolvidables, la espléndida juventud cubana, fidelista, aguerrida y omnipresente, bajando como un torrente de vida la escalinata del Alma Máter, y recordando a Trump y a las alimañas carroñeras que osaron levantar cabeza en Miami, al conocerse la triste noticia, que habrá Revolución para rato.

Y junto a los cubanos, más de 50 dignatarios llegados de todo el mundo en representación de sus pueblos, conmovidos, agradeciendo tanto ejemplo, tanta ayuda solidaria, tanta valentía y tanta dignidad.

No conozco ninguna revolución del mundo conocido, ni de la historia humana, hasta el momento, que 57 años después de haber triunfado haya conservado el apoyo irrestricto de su pueblo, y de su juventud, como esta ocasión luctuosa ha puesto ante los ojos del planeta, en una pequeña isla del Caribe.

Transcurridos esos años, tras la declaración de independencia de las Trece Colonias norteamericanas, el país se hallaba en 1844 preparando la guerra expansionista contra México y la anexión de Texas, actos incompatibles con los elevados ideales que proclamaron los Padres Fundadores; Francia daba la victoria a los conservadores en las elecciones legislativas de 1846, no a los herederos de los jacobinos, tras la traición a los sueños revolucionarios que significó el imperio napoleónico y sus guerras de conquista, mientras se preparaba el funesto reinado imperial de Luis Napoleón; en 1974, la URSS ya había sido dirigida por Stalin, con su carga de gulash, represiones y crímenes contra el propio pueblo soviético, y sus sucesores ya habían invadido a Checoslovaquia, cuatro años antes, lo que implicaba la derrota y renuncia a los verdaderos ideales revolucionarios y leninistas. En 1967, México se hallaba inmerso en profundas contradicciones sociales y agitación política, en vísperas de la infame Matanza de Tlatelolco que costó la vida a 68 estudiantes en huelga.

Las imágenes de la Plaza de la Revolución, y las de toda Cuba, durante las jornadas gloriosas de fines de noviembre del 2016, son la expresión profunda del carácter y la evolución de una revolución auténtica, hecha por los humildes y para los humildes, que no se traiciona, ni se rinde, ni ha perdido el rumbo. Y esos rasgos únicos, si alguien desea explicarlos, tienen su artífice más acabado en Fidel.

No importa que mientan una vez más los que siempre han mentido.

En fotos, la jornada de este miércoles #HastaSiempreComandante

Por: Ladyrene Pérez
En este artículo: Cuba, Fidel Castro Ruz

Las cenizas de Fidel vuelven sobre las huellas de la Caravana de la Libertad en 1959. La primera parada ocurre en Santa Clara, donde Ernesto Guevara de la Serna gana, en los últimos días de 1958, una de las dos grandes batallas que definen el fin de Fulgencio Batista (la otra es ganada por Camilo Cienfuegos en Yaguajay).

Cualquier cubano que uno topa en la calle puede contar la historia. Batista echa mano de su última carta y envía a su batallón de élite contra los barbudos que avanzan hacia La Habana. Les ordena ir hacia el oriente en un tren blindado. El Che Guevara usa maquinaria pesada para reventar las vías y ahí se acaba la historia (el siguiente episodio, es Batista trepado en un avión con destino a Estados Unidos).

Al lado de esas vías están los vagones descarrilados y un memorial escultórico con un Che grandototote. En el escenario de la batalla de Santa Clara, el mayor logro militar del Che, que duró varios días, reposan por una noche las cenizas de Fidel, con homenaje militar y cantos juveniles, como será los siguientes días, de La Habana a Santiago de Cuba.

(Texto de Arturo Cano, en La Jornada)


Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate


Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate


Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate


Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate


Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate



Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate


Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate



Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate


Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate


Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate


Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate


Tributo a Fidel desde La Habana hasta Santa Clara. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate

Cenizas de Fidel Castro recorren Cuba

El cortejo fúnebre pasará por casi todo el país rumbo a la ciudad oriental de Santiago de Cuba, donde reposará el fundador de la Revolución Cubana de 1959.

POLÍTICA Redacción IPS Cuba 30 noviembre, 2016


El cortejo con las cenizas del líder de la Revolución cubana, hará el recorrido de la Caravana de la Libertad que entró en La Habana en enero de 1959. Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

La Habana, 30 nov.- Con personas a lo largo de las vías para acompañar su camino de regreso al oriente cubano, inició esta mañana el recorrido de cuatro días de las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro, que reposarán desde el 4 de diciembre en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.

A las 7.17 de la mañana de hoy, el armón de artillería que porta la urna con las cenizas del líder revolucionario partió desde el edificio del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR, ejército), en la Plaza de la Revolución, adonde acudieron a despedirlo cubanas y cubanos de pueblo y oficiales de las FAR y el Ministerio del Interior.

La viuda Dalia Soto, de la mano de dos de sus hijo con Castro, y otros familiares cercanos, presenciaron la salida de la urna de la Sala Granma, donde se encontraba desde el lunes pasado, se vio en la transmisión en vivo de la televisión local.

A la partida del cortejo, algunas personas no pudieron contener las lágrimas al ver por primera vez la urna con las cenizas. Hubo hombres que prefirieron ocultar sus sentimientos detrás de espejuelos oscuros en la aún clara mañana. Una solemnidad silenciosa cubrió la plaza que apenas horas antes estuvo inundada por la multitud que no quiso ausentarse de la despedida.


En silencio transitó el cortejo. Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

Los restos mortales del Comandante en Jefe realizan, en sentido contrario, el recorrido que emprendiera de joven, junto a los triunfantes guerrilleros barbudos, quienes el 2 de enero de 1959 partieron de Santiago de Cuba rumbo a La Habana.

Entonces, el naciente Ejército Rebelde recorrió localidades rurales y ciudades del interior del país, donde eran aclamados por la población.

En la capital, la caravana pasó por las calles Paseo y el Malecón; la Avenida del Puerto, la Virgen del Camino, la Calzada de Güines y la Carretera Central, por donde salió de las fronteras habaneras para proseguir su itinerario por varias provincias hasta llegar a Santiago de Cuba.

A su paso, lo esperaban personas de todas las edades, con carteles, fotografías y banderas cubanas y la enseña rojinegra del Movimiento 26 de julio.


Pero muchas personas no pudieron contener las emociones. Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

“Es curioso, las personas dicen `ahí viene Fidel, no ahí vienen las cenizas”, comentó Magda Simón, trabajadora de una empresa de gastronomía del municipio de Centro Habana.

“Han pasado ya cuatro días y todavía me cuesta creerlo, es una ausencia que no puedo expresar claramente con palabras”, dijo Juan Martín, quien combatió como miliciano en Playa Girón (Bahía de Cochinos), mientras un hombre de mediana edad se quejaba de la ausencia de ómnibus públicos, al ser desviados por el paso del cortejo.

Según reportes de noticias, la caravana llegará a diversos sitios de las provincias de Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma y Santiago de Cuba.

A su paso por las provincias de Villa Clara, Camagüey y Granma se realizarán vigilias en recordación del líder de la Revolución cubana.

El 3 de diciembre, en la capital santiaguera, la Plaza de la Revolución Antonio Maceo será sede de un acto de masas que estará encabezado por el presidente Raúl Castro, quien pronunciará un discurso, según él mismo anunció en el acto de despedida del 29 de noviembre en La Habana.

La inhumación se producirá el 4 de diciembre en el cementerio de Santa Ifigenia, donde reposan los restos del Héroe Nacional, José Martí, y del iniciador de las gestas independentistas armadas, Carlos Manuel de Céspedes.

También descansan en el camposanto patrimonial, jóvenes que participaron en las luchas clandestinas de la segunda mitad del siglo XX, entre ellos Frank y Josué País, Otto Parellada, Tony Alomá y Pepito Tey. (2016)
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