Por Annet Kadet
Hoy en día las empresas esperan mucho más de sus empleados, como puede demostrar una visita a Rioja, un restaurante de Denver que ha recibido excelentes críticas. Si le gusta el tortamisú de nueces que sirven allí, es gracias al chef de repostería Eric Dale. Y si se asoma en la sala de panadería y admira el trabajo de cerámicas en el piso, es, también, gracias a Dale.
Desde que su jefa, la chef Jen Jasinski, descubrió que Dale se da maña con trabajos manuales, le ha pedido doble responsabilidad como encargado de mantenimiento. Ha pasado horas pintando el horno, reparando las cañerías e instalando un sistema para el descarte de residuos. Y eso es apenas el comienzo. Solía manejar el menú de postres en uno de los restaurantes de Jasinski; ahora se encarga de tres. En total, dice Dale, la cantidad de horas que trabaja aumentaron a más de 60 por semana.
En esta nueva era del súper empleo, todos limpian las ventanas, y cualquiera que se queje de trabajar demasiado oirá una historia peor del ejecutivo sentado en el próximo taburete del bar. Animadas por una crisis de desempleo que recién ahora se está moderando, empresas de todos los tamaños en Estados Unidos les han pedido a sus empleados que asuman tareas adicionales que tienen poco que ver con sus funciones y conocimientos principales. Hay ingenieros que salen a hacer ventas, contadores que trabajan en el servicio al cliente y directores financieros que dirigen una división además de su labor principal. Y algunos creen que el cambio es permanente, según el ritmo más veloz del cambio exige más flexibilidad de todos en la oficina.
El consultor de gerencia Rich Moran, cuyos clientes han incluido Apple y AT&T, dice que los empleados harán lo que sea necesario para ayudar a que su compañía compita: "Las descripciones de los empleos están escritas sobre la arena, y está soplando el viento".
Algunos expertos laborales dicen que el súper empleo es el próximo paso lógico en la búsqueda de la gerencia para hacer que el lugar de trabajo tenga eficiencia de costos. El más reciente cambio comenzó cuando las empresas redistribuyeron la carga laboral durante la recesión; la recuperación incipiente del año pasado intensificó el proceso. Según una encuesta reciente de Spherion Staffing, 53% de los trabajadores dijo que ha asumido nuevos papeles, la mayoría sin paga adicional (solo 7% recibió un aumento o una bonificación). Ahora que las ventas están repuntando, hay incluso más trabajo, pero las compañías son renuentes a contratar personal, dicen expertos en recursos humanos. Algunos están ansiosos acerca de lo que les espera en el futuro, en tanto otros registran mayores ingresos ahora que tienen menos empleados.
Por más difícil que pueda ser, los empleados pueden beneficiarse de la tendencia. La investigación muestra que muchos líderes exitosos tuvieron su mayor crecimiento con "experiencias límite", dice Seymour Adler, vicepresidente senior del departamento de talentos y recompensas de Aon Hewitt. De todos modos, hasta los jefes más demandantes saben que los trabajadores pueden ser exigidos hasta un límite. De hecho, una encuesta reciente del Conference Board descubrió que sólo 43% de los estadounidenses están satisfechos con su empleo, un mínimo histórico.
Asignarles nuevos roles a los empleados actuales puede ser una iniciativa inteligente, afirma Debbie Zmorenski, una consultora de productividad de LSA Partners, en Orlando, Florida. Pero durante la recesión, en lugar de reasignar las tareas con cuidado según una detallada evaluación de las destrezas de los empleados, muchas empresas redistribuyeron el trabajo con rapidez y brindaron poca capacitación. Cuando se envía a un especialista en tecnología de la información que es talentoso pero tímido a conseguir ventas, afirma Zmorenski, "se lo está enviando a fracasar".
Asumir más responsabilidades no necesariamente significa un ascenso. Algunos ejecutivos terminan dedicando tiempo a tareas que solían ser manejadas por personal de menor categoría.
Si se pregunta por qué es difícil combinar roles nuevos, pregúntele a un neurocientífico. Investigaciones recientes sugieren que realizar distintas tareas puede reducir la productividad, porque requiere mucha energía mental pasar de una tarea a la siguiente. La cantidad total de horas requerida por el súper empleo también puede afectar su desempeño ya que su cerebro se fatiga, afirma Susan Koen, psicóloga organizacional y consultora cuyos clientes incluyen a Pfizer, Alcoa y Procter & Gamble.
En su defensa, algunos empleadores están haciendo un mayor esfuerzo por ayudar a sus superestrellas. Y las empresas que registraron un rebote en 2010 están ayudando a ejecutivos con administración del tiempo y delegación
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