Por Kelly Crow
A inicios de los años 80, el artista alemán Gerhard Richter pintó 24 perspectivas de velas blancas encendidas, pero no vendió ni una sola. Hace unos cuantos meses, la casa de subastas Christie's vendió uno de esos lienzos por US$16,5 millones.
Germany's Gerhard Richter's artworks sold at auction last year for a total of $176 million, more than any other living artist. Kelly Crow has a profile of Richter and his work on Lunch Break. Photo: Sotheby's
Pocas personas pueden determinar el momento exacto en el que un artista se vuelve icónico, como un Pablo Picasso o un Andy Warhol, pero en este momento, el mundo del arte trata de darle este título a Richter. El año pasado, las ventas de sus obras recaudaron US$200 millones, según la firma especializada en subastas Artnet. Se trata de la mayor cifra para un artista vivo y un total que supera las ventas combinadas de Claude Monet, Alberto Giacommetti y Mark Rothko. En la galería de Richter, en Nueva York, la lista de espera para uno de sus cuadros, cuyo precio puede bordear los US$3 millones, llega a las varias decenas de nombres.
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Una perspectiva de Richter en la Galería Nacional de Berlín.
La coleccionista londinense Lily Safra pagó en noviembre US$20,8 millones en una subasta de Sotheby's por el cuadro de Richter "Pintura Abstracta", un precio récord para una obra del alemán. Otros artistas han vendido obras individuales a precios más altos, Jeff Koons es uno de ellos, pero en términos de volumen, no hay nadie que supere a Richter.
El auge del pintor es motivado tanto por la demanda del mercado como por su exposición. Las casas de subastas y los museos, deseosos de hallar nuevos maestros, están exhibiendo los trabajos de Richter en todo el mundo a un ritmo cada vez más acelerado. Varios coleccionistas y marchantes también están aprovechando la ocasión para comprar o vender sus obras y, de paso, embolsarse una jugosa ganancia. Entre estos figuran el empresario ruso Roman Abramovich, el ejecutivo francés Bernard Arnault y el gestor de fondos de cobertura Steven Cohen.
El trabajo de Richter se ajusta casi a la perfección a los requerimientos del mercado actual. Al igual que Picasso, utiliza una serie de estilos, desde los cuadros abstractos con los colores del arco iris hasta retratos de familia. Eso les da a los coleccionistas una amplia variedad de opciones. El artista también es prolífico, lo que significa que hay un volumen constante de sus obras en el mercado, pero como una cantidad importante está en poder de los museos, no hay un exceso de oferta.
Los coleccionistas están dispuestos a llevarse la mano al bolsillo para adquirir los cuadros abstractos de mayores dimensiones que Richter pintó a finales de los años 80 y que tienen todo el impacto visual de una obra de Francis Bacon o Mark Rothko, artistas cuyos precios se dispararon antes de la recesión económica. "Los coleccionistas quieren una obra icónica en un formato que todo el mundo reconozca", señala el marchante de San Francisco, Anthony Meier.
Sotheby’s
Esta pintura abstracta de Richter fue vendida por Sotheby's por US$15,1 millones.
Richter, de 80 años, es reverenciado en Europa. Oriundo de Dresden, huyó a Alemania Occidental meses antes de que se erigiera el Muro de Berlín. Ha pasado seis décadas experimentando con formas de refrescar las categorías tradicionales de la pintura, como la naturaleza muerta (bodegón). Sus evocadores retratos de familia le han valido un lugar prominente entre los artistas europeos de la postguerra.
Richter, por su parte, no parece muy cómodo con su estatus de artista superestrella. En una época en la que los principales pintores trabajan con un agente en cada continente, Richter trabaja en forma casi exclusiva con la estadounidense Marian Goodman. Ambos hablan en voz baja y casi nunca asisten a las subastas más reconocidas. El par ha rechazado lucrativos acuerdos de licenciamiento y no acepta encargos de particulares. Sus esfuerzos combinados han contribuido a que sus niveles de precios tengan un aire de integridad. Goodman, quien habló a nombre de Richter, indicó que el artista tiene "un mercado honesto". El pintor declinó ser entrevistado
No todos están dispuestos a apostarle a Richter. El colombiano José Mugrabi y el libanés David Nahmad, quienes están entre los principales merchantes de Warhol y Picasso, respectivamente, no creen que la obra de Richter tenga el peso suficiente para competir con los maestros del arte modernista. Mugrabi señaló que el arte de Richter se ha puesto de moda ahora, pero eso no quiere decir que haya cobrado mayor relevancia.
Agence France-Presse/Getty Images
El mismo Gerhard Richter, de 80 años, dice que los precios pagados por sus obras son "absurdos".
Las tendencias del arte, asimismo, pueden cambiar súbitamente y no está claro si a largo plazo los precios que se pagan por un Richter seguirán escalando o descenderán. A fines de los 80, los precios de los cuadros geométricos de Frank Stella alcanzaron rápidamente los casi US$4 millones antes de estabilizarse en 1989. Después de esa fecha, ninguna otra obra de Stella vendida en una subasta ha alcanzado ese precio. Las pinturas abstractas de Rothko, por su parte, llegaron a valer US$72,8 millones durante pleno auge del mercado en 2007, pero desde entonces, ninguna de sus obras se ha acercado a siquiera la mitad de esa cantidad. El asesor de arte Nikolai Frahm cuenta que les recomienda a sus clientes que no compren obras de Richter hasta que "sus precios se estabilicen".
Robert Storr, decano de la Facultad de Arte de la Universidad de Yale, opina que la obra de Richter es comparable a la de Picasso y Warhol. "Richter no quiere ser el próximo rey, pero ha llevado a la pintura más lejos que casi todos los demás", explica.
El punto de quiebre para Richter se produjo en 1995 cuando el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) pagó US$3 millones por un juego de 15 pinturas en grisalla llamado "Oct. 18, 1977". El artista pintó este ciclo en 1988 como respuesta al arresto, juicio y la truculenta muerte en 1977 de un grupo de jóvenes alemanes que de anarquistas pasaron a ser terroristas. Storr, el decano de Yale, que entonces trabajaba como el principal curador de pinturas y esculturas del museo, empezó a planear una perspectiva del trabajo de Richter para la institución.
La exhibición se inauguró seis años después, en 2001, y de repente, series que habían parecido al azar cuando debutaron, como las pinturas de las velas, cobraron relevancia, dijo el especialista de Sotheby, Scheyenne Westphal. Tres meses después de la apertura de la exhibición, la casa de subastas vendió sus "Tres velas" por US$5,3 millones.
Richter le ha confesado a sus amigos que los recientes precios pagados por sus obras son "absurdos". Pero quienes las han coleccionado desde hace tiempo consideran que merecen cosechar los frutos.
Hace unos años, el endocrinólogo berlinés Thomas Olbricht estaba construyendo un museo de cinco pisos para exhibir su colección de arte y se dio cuenta de que se le estaba acabando el dinero. De modo que vendió un cuadro abstracto de Richter por el que pagó US$287.000 en 1996. Christie's se lo vendió en 2008 por US$14,8 millones.
Hoy, el museo, se destaca en medio de una estrecha calle en Mitte, uno de los barrios más congestionados de la capital alemana. "Me gustaría haberme quedado con la pintura", señala Olbricht. "Hoy, valdría US$20 millones".
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