"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 9 de mayo de 2012

ECONOMÍA DESCALZA – MANFRED MAX NEEF

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ECONOMÍA DESCALZA – MANFRED MAX NEEF

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“Nos han hecho creer que la única forma de entender y tomar decisiones

en torno a temas económicos es la teoría neoliberal,

sin embargo basta mirar alrededor

para darse cuenta lo macabro del sistema,

que lejos de servirnos a nosotros, nos tiene atados.”

“Cuando se meten los pies en el barro

y se mira frente a frente a un nombre y un apellido,

a un José López, pobre, desempleado, con cinco hijos,

nada del discurso económico aprendido sirve para decir algo coherente”

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Manfred Max-Neef (1932) economista y ambientalista chileno. Este economista es un caso atípico. Abandona su prometedora carrera como directivo en la multinacional Shell para dedicarse a estudiar los problemas de los países pobres. Recorre medio mundo, convive con las poblaciones necesitadas y elabora los principios de su “Economía Descalza” y la “Teoría del Desarrollo a Escala Humana”. Por esta aportación es galardonado por el Parlamento de Suecia con el Premio Nobel Alternativo (Right Livelihood Award ) en 1983. Hoy, el profesor Max-Neef sigue recordando al mundo que:

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“La economía está para servir a las personas

y no las personas para servir a la economía”

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De su viaje al centro de la pobreza, queda especialmente impresionado por la riqueza de ideas y la creatividad que manifiestan las gentes humildes. Con la mochila cargada de experiencias, diseña un modelo económico alternativo basado en la igualdad y en la idea de satisfacer las necesidades básicas de todos sin atentar contra el equilibrio del planeta.
Su propuesta heterodoxa combina ecologismo y teoría del desarrollo a escala humana.

En la actualidad este economista, es una de las voces más críticas al sistema neoliberalista, que según sus palabras, “ha conseguido en tres décadas lo que el Cristianismo y el Islam no han conseguido en dos mil años: conquistar el mundo entero”.

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“Para mi el progreso es si este año usted se siente más feliz que el año pasado,

no cuántos edificios se construyeron”

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“Mi verdadero terror es que se haga realidad la ficción,

donde, en una sociedad de bárbaros polarizada,

los ricos se parapetan detrás de alambre de púa,

rejas de a lta tensión, muros con astillas de vidrio y vigilantes armados,

mientras que alrededor, en medio de paisajes pesadillescos,

los marginados vagabundean y roban”

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-¿Qué le hizo dar la espalda a su carrera en la multinacional Shell para dedicarse a estudiar los problemas de los países pobres?

-Para responder a la pregunta debo aclarar en primer lugar que, además de economista soy músico. Hago esta aclaración porque, como se verá, la responsabilidad de mi drástico cambio de vida recae en Brahms.

Recién graduado de la Universidad de Chile, a los 21 años de edad, recibí una oferta de trabajo de la Shell. Me sentí legítimamente orgulloso de ser contratado por una de las mayores empresas del mundo. Hice muy buena carrera en unos pocos años, convirtiéndome en un muy joven y exitoso ejecutivo.

Pasados cuatro años me encontré una noche solo en mi sala de estar, escuchando la Primera Sinfonía de Brahms. Al llegar el segundo movimiento tuve la súbita sensación de que Brahms me preguntaba: “¿Qué haces con tu vida?”.

Fue una sensación tan intensa que comencé a imaginar visiones de mi futuro como ejecutivo a nivel mundial, realizando grandes negocios petroleros, en medio de connotados magnates. De pronto tuve la certeza de que ese personaje no encajaba conmigo. No logré reconocerme a gusto en esas imágenes.

Una semana después renuncié sin revelar, por cierto, las verdaderas razones “brahmsianas”. Regresé a la Universidad a completar mis estudios de postgrado. Adquirí así con Brahms una deuda de gratitud de por vida.

-Cada vez más, la economía parece prescindir del ser humano a la hora de trazar sus políticas, en cambio usted habla de que es posible una economía a escala humana. ¿Cómo se puede poner esto en práctica?

-La economía surgió como hija de la Filosofía moral y, por tanto, como disciplina preocupada por el bienestar humano. Con el correr del tiempo, especialmente a partir del neo-clasicismo, comienza a deshumanizarse sistemáticamente. La economía neoliberal dominante hoy en día es una disciplina “desmadrada” (que se olvidó de su madre). Hemos llegado a un punto en que en lugar de que la economía esté al servicio de las personas, son las personas las que deben estar al servicio de la economía.

Los ejemplos abundan. Baste sólo con recordar que las políticas de ajuste estructural impuestas a casi todos los países en desarrollo, por parte del Fondo Monetario Internacional, pueden definirse como políticas que arreglaron las economías a costa de destruir las sociedades. Es el mundo al revés, el mundo patas arriba en términos de prioridades.

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La “economía a escala humana” representa por así decirlo, un retorno a la sensatez y al sentido común. Es la economía que se fortalece a niveles locales y regionales, donde la gente realmente está, sin caer en el deslumbramiento con el gigantismo y con lo macro como fines supremos. Es la economía de la diversidad, de la interdependencia, y de la solidaridad. Es la economía que reconoce que el desarrollo tiene que ver con las personas y no con objetos. Es la economía que se reconoce como subsistema de un sistema mayor, que es la biosfera sin cuyos servicios ninguna economía sería posible. Es una economía que no confunde el crecimiento con el desarrollo. Es una economía que sin ser espectacular, apunta a la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales. Es una economía orientada por valores, y en la que caben el afecto y la belleza.

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-Desde esa perspectiva humana usted se refiere en sus teorías a los “economistas descalzos”. ¿Quiénes son y qué importancia podrían tener en el futuro?

-Durante muchos años de mi vida profesional trabajé en regiones de extrema pobreza en varios países de América Latina. En sierras y selvas y en entornos de miseria urbana.

Fue en esas realidades donde descubrí que cuando se meten los pies en el barro y se mira frente a frente a un nombre y un apellido, a un José López, pobre, desempleado, con cinco hijos, nada del discurso económico aprendido sirve para decir algo coherente. ¿Tendría sentido, por ejemplo, que le dijera a López que debiera estar contento porque la economía está creciendo a un 6%?

Decir algo así llegaría a ser obsceno.

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La “economía descalza” es, por tanto, la que debe descubrir y practicar el economista que se atreve a meter los pies en el barro. Una economía que debe responder a la realidad, y no una economía que fuerza la realidad para que se ajuste al modelo diseñado a priori. Si hubiese más economistas descalzos, no me cabe duda de que estaríamos en un mundo de mucha mayor equidad.

-Recientemente comentaba que el libre mercado y sus exigencias funcionan hoy como una religión para el resto del mundo con Vaticano propio. ¿Por qué lo califica de religión y qué posibilidades hay de enfrentarse a ello?

-En cuanto al discurso neoliberal he manifestado reiteradamente que la única manera de comprenderlo es si se lo analiza como discurso religioso. En primer lugar, y ese mérito hay que reconocerselo, ha logrado en tres décadas lo que el Cristianismo y el Islam no han conseguido en dos mil años: conquistar el mundo entero.

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La razón es que es simplista y dogmático y utiliza un lenguaje atemorizador. Se proclama verdad universal que no reconoce alternativas. Quienes no aceptan la revelación están condenados. Tiene sus templos en las Universidades donde la única economía que se enseña es la neoclásica, que es su madre. Tiene su santísima trinidad: crecimiento económico, libre comercio y globalización. Tiene su Vaticano: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio que, como vaticano que se precie es, por cierto, infalible; sabe mejor que todos nosotros lo que es bueno para nosotros, y en aras de nuestra salvación lo impone.

¿Cómo enfrentarse a ello? La historia enseña que la única manera de enfrentar un credo que nos parezca pernicioso, es la herejía.

Hoy es urgente atreverse a ser hereje.

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-Esta “religión” de la que usted habla, defiende el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio para las Américas) como el modelo ideal de economía para Latinoamérica. ¿Qué alternativas propone?

-Los tratados como el ALCA son, por decirlo en una sola frase, tratados profundamente asimétricos. En un convenio entre un gigante y un pigmeo, no hay que ser un genio para saber quién gana, especialmente cuando el gigante se permite a sí mismo privilegios que se niegan al pequeño, como es el caso de los subsidios especialmente a los productos agrícolas. La alternativa está en tratados bilaterales o subregionales que realmente convengan y que garanticen una mayor simetría entre los contratantes.

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-Permítame una curiosidad. ¿Cómo llega usted a conclusiones tan “diferentes” a lo establecido y tan sencillas que -sin duda- podrían cambiar el mundo? ¿Hay países que se hayan lanzado ya a esta aventura que usted propone?

-Si se tienen las ideas claras, se pueden explicar de manera simple. Los lenguajes complicados son un refugio para las mentes confusas e inseguras. Siempre he admirado lo simple, porque está más cerca de la belleza, y la belleza está más cerca de la verdad.

En cuando a la difusión de mis propuestas, hay que tener presente que están dirigidas a acciones locales, comunitarias, regionales. Son útiles a movimientos sociales y a grupos de acción. En ese sentido hay muchos grupos y redes trabajando los principios de Desarrollo a Escala Humana a través de proyectos en países tan diversos como Colombia, Sudáfrica, Australia, Suecia y varios otros.

-¿Qué labor desarrolla en estos momentos en la Universidad Austral de Chile? ¿Cuáles son sus líneas de investigación?

-Después de haber sido durante ocho años Rector de la Universidad, ahora trabajo como Profesor Titular (Catedrático) de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Mis líneas de investigación en la actualidad están en los ámbitos de la Economía Ecológica, la Transdisciplinaridad y el Desarrollo a Escala Humana.

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Mi preocupación más inmediata es la reflexión y el análisis en torno a la pertinencia que, para las ciencias sociales, tienen las constataciones de la física cuántica. Se trata éste de un tema no sólo fascinante, sino de inimaginables potenciales, por corresponder a un territorio hasta ahora escasamente explorado del conocimiento humano.

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POSTULADOS DE LA TEORÍA DE MAX-NEEF

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La economía que Max-Neef propone se sustenta en cinco postulados:

  • La economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía.

  • El desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos.

  • El crecimiento no es lo mismo que el desarrollo y el desarrollo no precisa necesariamente de crecimiento. Esto irrita mucho a mis colegas y les cuesta mucho tragarlo. Es como darles una bofetada.

  • Ninguna economía es posible al margen de los servicios que prestan los ecosistemas.

  • La economía es un subsistema de un sistema mayor y finito que es la biosfera y por lo tanto el crecimiento permanente es imposible.

Y un principio valórico fundamental:

  • Ningún proceso o interés económico, bajo ninguna circunstancia, puede estar por encima o sobre la reverencia por la vida.

La actualidad es exactamente lo contrario a estos postulados y a este principio.

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“¿Qué puedo hacer yo?

Lo que puedes hacer tú es, primero,

ser coherente contigo mismo.

Actuar y comportarte de acuerdo a lo que realmente quieres y crees”

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“La fuerza radica en lo que cada uno de nosotros puede hacer

a partir de su propia conciencia

y de tratar de convencer a los demás”

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