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viernes, 5 de julio de 2013

EE.UU. y Canadá reconfiguran el mercado petrolero

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    Por  CHIP CUMMINS  y RUSSELL GOLD            
El aumento del suministro petrolero de Norteamérica promete reforzar la seguridad energética de Estados Unidos, pero además está proporcionando una ventaja más global: la estabilidad de los precios del petróleo.
El 15 de enero, la operadora de un oleoducto en el Mar del Norte paralizó su sistema después de un derrame, cesando la producción de nueve plataformas marítimas. En ocasiones anteriores, una interrupción de esta naturaleza podría haber disparado los precios del crudo. Ese día, sin embargo, descendieron un poco.
 
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Bloomberg
Los precios del crudo se mantuvieron notablemente estables el año pasado a pesar de una larga lista de interrupciones de suministro, desde el robo de crudo en Nigeria hasta la guerra civil en Siria. La razón, en gran parte, es una nueva y abundante oferta de petróleo extraído en América del Norte que ha "moderado" el efecto de las recientes paralizaciones en los mercados, dice Adam Sieminski, representante de la Administración de Información de Energía de EE.UU. (EIA, por sus siglas en inglés).
El nuevo suministro aún no reduce los precios y tampoco hay consenso entre los economistas de si lo hará. Sin embargo, ya funciona como amortiguador en una cadena de suministro global que inyecta 88 millones de barriles de petróleo al día a los consumidores.
Además de ayudar a las empresas y los automovilistas, al estabilizar los precios del combustible, la tendencia provee una ventaja geopolítica para EE.UU. En 2012, por ejemplo, Washington impuso nuevas y severas medidas económicas contra Irán con el fin de neutralizar sus ambiciones nucleares. Las sanciones de EE.UU. y la Unión Europea redujeron las exportaciones de petróleo iraní en cerca de un millón de barriles diarios, según la EIA. El descenso, no obstante, tuvo un impacto muy efímero en los precios, algo prácticamente impensable hace algunos años, señala John Hannah, asesor de seguridad nacional durante el segundo mandato de George W. Bush.
Las alzas de los inventarios y la producción de petróleo globales, incluyendo la de Arabia Saudita, ayudaron a moderar la reacción del mercado a la pérdida de los barriles iraníes. De todos modos, la producción de petróleo de esquisto de EE.UU. y de arenas bituminosas de Canadá proveyó un margen adicional de seguridad en medio de un puñado de interrupciones del suministro global.
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A finales de los años 90, los precios del petróleo comenzaron un prolongado ascenso, a medida que la demanda superaba el aumento de la producción. Los precios se derrumbaron durante la crisis financiera de 2008, pero volvieron a repuntar. La escasez casi perpetua condicionó a los mercados a esperar saltos en los precios después de las interrupciones en el suministro, aunque fueran mínimas. Ese efecto empieza a disiparse, ahora que el crudo de referencia de EE.UU. oscila en un rango relativamente reducido de entre US$90 y US$100 el barril.
Las grandes interrupciones aún pueden repercutir en los precios. El barril de crudo estadounidense de referencia superó la barrera de los US$100 el miércoles (el jueves fue feriado en EE.UU.), en parte debido a los temores en torno al suministro de Medio Oriente generados por la crisis política en Egipto.
De todos modos, el año pasado la volatilidad fue la menor al menos desde 2000 para los precios de referencia del petróleo en EE.UU y Europa, según un análisis llevado a cabo por The Wall Street Journal y revisado por Craig Pirrong, un profesor de la Universidad de Houston, que estudia los precios de las materias primas. La volatilidad de los precios ha caído más en lo que va del año. La fluctuación diaria es, más o menos, la mitad de lo que era a principios de los años 2000, calcula Pirrong.
América del Norte ha aumentado en cerca de 1,8 millones de barriles su producción diaria de crudo en los últimos dos años. La Agencia Internacional de la Energía (AIE), con sede en París, prevé que la región como un todo sumará unos 3,9 millones de barriles a su producción diaria de aquí a 2018.
En EE.UU., este crecimiento se debe sobre todo a los nuevos métodos de perforación para extraer petróleo atrapado en capas de esquisto y otras rocas. Canadá protagoniza una explosión de inversiones en la extracción de petróleo pesado de los depósitos de arenas bituminosas. La producción mexicana se ha mantenido prácticamente invariable.
La nueva producción le ha permitido a EE.UU. reducir las importaciones de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), lo que les da una mayor capacidad de reserva. Economistas de Barclays BARC.LN -0.56% PLC calculan que la capacidad ociosa mundial gira en torno a 2,7 millones de barriles diarios, muy por encima de la marca de 1,5 millones de hace un año.
Algunos acontecimientos podrían alterar este cuadro. Si los precios comienzan a caer, como prevén algunos economistas, los miembros de la OPEP tendrían menos incentivos parar hacer las inversiones necesarias para mantener tanta capacidad de producción ociosa. Por otro lado, si una recuperación de la economía de los grandes países consumidores impulsa la demanda, eso podría reducir las nuevas reservas mundiales.
—Keith Johnson y Sarah Kent contribuyeron a este artículo.

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