José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.-
“Sabía que en Cuba se hacían cosas importantes en materia de género, pero esto ha sido impresionante” (1). Eran las palabras de la cantante estadounidense Katy Perry al visitar la Isla, por segunda vez en una semana, y dialogar con activistas contra la homofobia y la transfobia, entre ellas la diputada Mariela Castro (2).
Estas declaraciones, sin embargo, solo fueron recogidas por la prensa cubana (3). Ni una línea sobre ellas ha aparecido en los medios internacionales que, en sus crónicas sobre dicha visita -por el contrario- no dejaron de mencionar la discriminación “durante décadas” a “transexuales y homosexuales” en la Isla. Una nota de la agencia France Presse, reproducida en decenas de medios, aseguraba –por ejemplo- que aquellos fueron “perseguidos en la isla tras la revolución de 1959” (4).
Las preguntas son obvias: ¿tras la Revolución? ¿Antes de la Revolución gays, lesbianas o personas transgénero no eran reprimidas y encarceladas en Cuba? Y –ya que Katy Perry es ciudadana estadounidense- ¿por qué la nota no menciona la homofobia institucional que existía en EEUU en aquellos años, cuando una Orden Ejecutiva –la 10450- consideraba la homosexualidad una forma de “perversión sexual” y era causa de investigación gubernamental y despido (5)?
De los clichés históricos a los mensajes colonialistas hay un paso: una web dedicada a las celebrities aseguraba que “la finalidad de la visita” habría sido poner la “imagen de la famosa” Katy Perry en la promoción de “la lucha contra los abusos y desigualdades del colectivo homosexual y transexual” en Cuba (6). No cabe duda: el éxito de la lucha contra la homofobia en la Isla ya no depende de sus activistas, o del trabajo de años del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), sino de las campañas de imagen de cantantes norteamericanas.
Similar tratamiento informativo era aplicado, también, en las noticias sobre la reciente visita a Cuba de Mick Jagger, vocalista de The Rolling Stones. La misma agencia France Presse nos decía –en otra nota publicada en decenas de medios- que “el rock estuvo marginado durante décadas en Cuba por motivos ideológicos, al ser considerada música proveniente de Estados Unidos” (7). Hace unos días tocaba en la Casa Blanca el primer grupo procedente de la Isla en más de 50 años, la agrupación “Buena Vista Social Club” (8). ¿Algún medio se atrevió a decir, en sus noticias sobre dicho concierto histórico, que el son cubano fue “marginado en EEUU durante décadas”, porque las radios de aquel país apenas lo programaban?
La visita del líder de los Rolling Stones a La Habana generaba estos y otros disparates en la prensa. El diario mexicano Milenio informaba del rodaje que tiene previsto realizar en la Isla Julien Temple, un conocido director de documentales musicales: Temple “filmará una película –leemos- que retratará la reciente libertad de Cuba, con la música de los Rolling Stones como banda sonora” (9).
“Libertad” o “transición” (10) que –aseguran no pocos medios- se está produciendo en la Isla, y cuya prueba o “signo” sería la llegada de un tropel de celebridades de la música (11), el deporte (12) y el cine (13). La agencia alemana DPA, en una nota muy difundida, aseguraba que “el reciente acercamiento político a Estados Unidos ha generado el interés de muchos artistas por viajar a Cuba” (14). Pero ¿ha habido un acercamiento de Cuba a EEUU? ¿No ha sido, más bien, al revés? ¿No ha sido el Gobierno norteamericano el que, tras reconocer el error de su política de bloqueo, ha aceptado dialogar de tú a tú con La Habana (15)? ¿No ha sido el Presidente de EEUU quien, tras décadas de prohibición, ha permitido a tantos artistas viajar, ahora, con una licencia especial a Cuba (16)?
¿Por qué entonces no hablan de transición… en EEUU?
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