Por J.M del Río/Toblerone Cubano
El historiador Dr. Eduardo Torres Cuevas, en el diario Granma del pasado miércoles 8 de marzo, hace referencia a este tema: «Cuando Fernando Ortiz va a definir qué es ser cubano dice: “Ser cubano son dos cosas; primero, la conciencia de serlo”. (..). Pero lo segundo es más trascendente: “la voluntad de serlo”. Usted puede tener conciencia de quién es, pero en las condiciones de Cuba tiene que ser una decisión suya ser Cubano».
Durante estos más de 50 años de confrontaciones, de combates y de victorias hemos sido testigo del turbio desempeño de una camada de vociferantes lacayos del imperio, que soslayando el hecho de haber nacido en Cuba, han estado despotricando y sirviendo de complacientes ejecutantes de las más viles agresiones contra el país que dejó de ser el suyo, para complacer los designios de los que pagan, cuyo único objetivo es destruir el proceso revolucionario cubano no importa el sufrimiento que impongan al pueblo cubano en su sucio, pero fallido intento.
Los nombres de estos mercenarios asalariados fluctúan según el momento que se esté viviendo. Hay algunos que han logrado mantenerse en el pináculo de la ignominia y alardean de su condición de “activistas” o de “disidentes”, o de “periodistas independientes” o de “miembro de la sociedad civil independiente” o integrante de alguna de esas organizaciones con nombres ampulosos, integradas por cuatro gatos. Claro está que cuando uno hurga un poco en el quid del asunto, expeditamente arriba a conclusiones, siguiéndole “la ruta al dinero”. Todos estos personajes, en el apellido de su “activismo”, emplean el calificativo de “independientes”. ¿Podría alguien, quizás más avezado que yo, decirme como se puede ser “independiente” y al mismo tiempo ser un mercenario asalariado del Gobierno de los EE.UU o de alguna institución de cualquier tipo que recibe fondos de ese Gobierno? ¿No es evidente que en cualquier tipo de actividad regida por intereses espurios, el que paga manda? ¿Me van a decir ahora que el Gobierno de los EE.UU dedica millones de dólares en sus actividades anticubana, para que sus mercenarios asalariados hagan lo que les venga en ganas?
¿Puede alguien con dos dedos de frente asegurar, que los “periodistas independientes” que son pagados y reportan a la emisora anticubana del Gobierno de los EE.UU, tienen la “libertad” para decir lo que a ellos le vengan en gana? ¿O que todos esos “turistas disidentes”, que tienen más horas de vuelo que los pilotos de American Airways, viajan por su libre albedrio, van a donde ellos quieran y hacen lo que les dé la gana? ¿No resulta más razonable pensar que lo cierto es que reciben su paga conjuntamente con un itinerario de viaje bien definido y la agenda de las actividades que deben cumplir? Como diría mi abuelita: “¿con que se sienta la cucaracha?”.
Todos esos cipayos remunerados hace un buen rato que dejaron de tener voluntad de ser cubanos, porque el hecho de que hayan nacido en Cuba no resulta suficiente si no se tiene la conciencia y la voluntad de serlo. Hay miles de emigrados cubanos en muchos países del mundo que honran su condición de cubanos y que al igual que nosotros, rechazan a los que, como Judas Iscariote, por 30 monedas venden su alma al imperio.
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