Ventidós años después de sus primeras gestiones para traer a La Habana una réplica del monumento ecuestre a José Martí del Parque Central de Nueva York, el Historiador de la Ciudad Eusebio Leal Spengler, ha logrado su sueño.
Foto Eugenio Martinez
Desde este domingo ha vuelto el Apóstol de Cuba a su ciudad natal, gracias a la solidaridad del Museo del Bronx, la alcaldía de Nueva York y los donativos de numerosos estadounidenses, de una admiradora mexicana de Martí y de más de un centenar de cubanos patriotas residentes en los Estados Unidos.
El acto de este domingo en La Habana, que fue presidido por el Jefe de Estado de Cuba, Raúl Castro y otros altos dirigentes cubanos, fue transmitido al mundo por varios canales de television y también por las ondas internacionales de Radio Habana Cuba.
Fue el mayor homenaje al Apóstol de la independencia cubana en el 165 aniversario de su nacimiento en La Habana, y sirvió para poner en evidencia los fuertes lazos históricos que en gran medida gracias a José Martí unen a los pueblos de Cuba y los Estados Unidos.
El monumento original de esta colosal obra fue realizado en la década de los años cincuenta por la escultora estadounidense Ana Hyatt, y evoca el momento de la caída en combate de José Martí en el oriente cubano el 19 de mayo de 1895.
Se trata de una pieza de 8 coma cinco toneladas de bronce sobre una base de mármol negro situada muy cerca del antiguo Palacio Presidencial, en el Centro Histórico de La Habana, que fue proclamado en 1982 como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
El acto de este domingo en homenaje a José Martí, cuyo nombre ha sido utilizado para denominar a las emisoras de radio y televisión que desde Estados Unidos intentan derrocar a la Revolución Cubana, constituye una muestra de que son más fuertes los lazos que unen a la emigración patriótica y a los amigos de Cuba en el territorio estadounidense, que aquellos que buscan interrumpir el proceso de normalización de los vínculos entre los dos países.
Martí, quien vivió quince años en los Estados Unidos y conoció bien las entrañas del imperio, no solamente es el más universal de los cubanos, sino también el soporte ético, moral, político, y filosófico en el que se afirma el pueblo cubano frente a las pretensiones hegemónicas de Wahington.
De ahí la importancia de esta réplica del Martí de Nueva York que a partir de este domingo se puede apreciar en el cada vez más hermoso y acogedor Centro histórico de La Habana.
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