"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Cuba sí contribuyó a la independencia de Estados Unidos

Este hecho es poco conocido, al igual que la participación del Batallón de Pardos y Morenos cubanos en la conquista de la Florida y en el ataque a la ciudad de Pensacola, dirigidos por el Mariscal de CampoJuan Manuel Cajigal y Monserrate, militar español nacido en Santiago de Cuba



6 de noviembre de 2018 14:11:46



El general George Washington y su aliado francés, el también general Jean-Baptiste de Vimeur de Rochambeauc, se reúnen para planificar las futuras operaciones militares contra las tropas inglesas. Oleo de Couder Foto:

Cuba contribuyó de forma destacada en el históricocombate de Yorktown que, bajo el mando del general George Washington, derrotó a las casacas rojas inglesas y decidió la independencia de Estados Unidos.

Este hecho es poco conocido, al igual que la participación del Batallón de Pardos y Morenos cubanos en la conquista de la Florida y en el ataque a la ciudad de Pensacola, dirigidos por el Mariscal de CampoJuan Manuel Cajigal y Monserrate, militar español nacido en Santiago de Cuba.



Texto de la tarja colocada en 1946 en un tramo de muralla donde se encontraba el Arsenal, frente a la Estación Central de Ferrocarriles. Foto: Desconocido


Cuando se habla de la ayuda prestada a los rebeldes de las Trece Colonias, solamente se menciona a Francia y a España. Sin lugar a dudas el aporte de la Corona española fue cuantioso, amplio, pero que, por la posición estratégica de Cuba, todo salía de La Habana.

Al producirse la conquista de La Habana por los ingleses en 1772, se establece un floreciente comercio entre Cuba, Gran Bretaña y sus colonias norteamericanas.

En el momento que estalla en 1775 la rebelión de las trece colonias norteamericanas contra Gran Bretaña, se intensificó ese comercio entre Cuba y la parte oriental de Norteamérica. Ya para entonces España había donado en secreto importantes sumas de dineroy pertrechos a los rebeldes.

Hay dos personajes que es imprescindible mencionar porque cumplieron importantes misiones con los rebeldes en el aprovisionamiento, con recursos monetarios y en el espionaje, entre otras acciones:Juan de Miralles, un comerciante de origen español, afincado en La Habana desde 1740 y gran partidario de la causa norteamericana, y el irlandés Oliver Pollock, amigo personal del financiero de la guerra, Robert Morris.

Miralles fue el primer representante de la Corona española ante los rebeldes y el artífice de que España atenuase o suprimiese algunas de las severas restricciones en cuanto al comercio, con especial beneficio para los rebeldes.

También obtuvo que las naves de una escuadra norteamericana que se dirigía a Francia, fuesen carenadas, artilladas y abastecidas. El Arsenal de La Habana se puso a disposición de los sublevados. Igualmente por sus gestiones, los corsarios norteamericanos se refugiaban en La Habana, donde se aprovisionaban y vendían sus presas.

Con Washington, Miralles estableció una importante relación personal, al punto de que cuando se enfermó gravemente, el general lo albergó en su casa, lo atendió su médico y lo cuidó su esposa. Allí falleció el 20 de abril de 1780.

El funeral presidido por Washingtoncon los más altos jefes militares se efectuó en su cuartel general en Morristown el 29 de abril, en una solemne ceremonia con todos los honores militares.


Juan de Miralles fue el primer representante de la Corona española ante los rebeldes y el artífice de que España atenuase o suprimiese algunas de las severas restricciones en cuanto al comercio. Foto:


España le declara oficialmente la guerra a Inglaterra en mayo de 1779. Inmediatamente asalta y captura los fuertes ingleses en Mississpi, conquista la Florida y toma Mobila y Pensacola.

El 22 de mayo de 1781, el general George Washington y su aliado francés, el también general Jean-Baptiste de Vimeur de Rochambeauc, se reúnen en Wethersfield, Connecticut, para planificar las futuras operaciones militares contra las tropas inglesas.

Prevalece el criterio de avanzar hacia el Norte, a Nueva York, que permanece ocupada por unas 10,000 casacas rojas bajo el mando de Henry Clinton, el comandante británico de mayor graduación.

Tiempo después le llegó al general Lafayette la información de que un contingente inglés integrado por unos 7, 500 hombres, bajo el mando de Lord Corwallis, se encontraba acampado en la aldea de Yorktown, Virginia, cerca del río York, en las colonias del Sur.



Un contingente inglés integrado por unos 7, 500 hombres, bajo el mando de Lord Corwallis, se encontraba acampado en la aldea de Yorktown. Foto:

Cuando el general Washington conoce la posición de las tropas británicas, decide atacarlas conjuntamente con sus aliados franceses. Esa era su lógica, estratégica y acertada maniobra militar. Pero la realidad era otra.

El ejército rebelde que comandaba se encontraba en condiciones deplorables. Famélicos, hambrientos, harapientos, la mayoría descalzos. No había dinero para pagarles a los agricultores las provisiones, y lo que era peor, ni a ellos su paga, por loque se negaban, casi amotinados,marchar a combatir al Sur.

Por aquel entonces, 16 de julio de 1781, arribaba a la colonia francesa de Cabo Haitiano una flota procedente de Brest, integrada por 23 fragatas bajo el mando del AlmiranteFrancois Joseph Paul De Grasse.

Entre la correspondencia que le entregaron–todas fechadas en junio de 1781–, encontró tres cartas selladas IMPORTANT:

El general Rochambeauc le pedía que reclutara tropas y las trajera consigo para reforzar al Ejército Continental de Washington. Y que el desembarco se efectuara por donde él estimase más conveniente.

Urgía al Almirante De Grasse a recaudar la enorme suma de 1 millón 200 mil libras, para cubrir los gastos del combate de la aldea de Yorktow, como única forma de obtener la victoria sobre el enemigo.

Ponía al corriente al Almirante aspectos generales de la estrategia militar que se había planificado. Expresaba, además, su preocupación por la cuestión financiera:

«No debo ocultarle, Señor, que los norteamericanos están en el límite de sus recursos, que Washington no tiene ni la mitad de las tropas que él calcula tener, y que en mi opinión, aunque él permanece callado al respecto, él no tiene 6 000 hombres, ni tampoco el Señor de LaFayette reúne 1 000 regulares con la milicia para defender Virginia…»

Por su parte el General Washington le escribió esta dramática carta al financiero Robert Morris:

«Debo solicitarle con urgencia, si es posible, que me procure en especie la paga de un mes para el destacamento bajo mi mando. Parte de las tropas no han recibido paga alguna desde hace un largo tiempo, y en varias ocasiones han mostrado señales de gran descontento (...) no tengo dudas de que el dulzor de un poco de moneda dura les devolverá el carácter apropiado. Si la cantidad total no pudiera ser obtenida, al menos una parte de ella será mejor que nada…»

Pero el financiero Morris fue tajante en su respuesta:

«Yo le he informado, Su Excelencia, de la triste situación en materia de dinero, y dudo mucho que sea posible pagar, como usted desea, un mes de salario a su destacamento. Por lo tanto, pienso que siempre será mejor no levantar falsas expectativas en ese sentido.»

El historiador estadounidense Stephen Bonsal, resumió así aquella dolorosa situación:

«Cuando llegó la hora cero de la Revolución, Washington se halló a sí mismo en una gran encrucijada. El espíritu de combate de las tropas estaba cercano al amotinamiento, y ninguno de los hombres de los estados norteños quería ser enviado al sur.

De acuerdo con las instrucciones recibidas, el Almirante De Grasse logró reclutar unos 3 000 hombres entre Puerto Príncipe y Cabo Haitiano. Pero nada de dinero. Lo más que pudo obtener en Santo Domingo fue un contacto en La Habana: Francisco de Miranda, joven venezolano a la sazón ayudante personal del Gobernador español en Cuba, Juan Manuel de Cajigal.

Fue así como a finales de julio de 1781, el Almirante De Grasse le ordenó al joven oficial Henri de Saint-Simon, que zarpara rumbo a La Habana en la fragata Aigrette, escoltada por dos de las mejores de la flota, y contactara allí con Francisco de Miranda.


El joven oficial Henri de Saint-Simon, contactó en La Habana a Francisco de Miranda quien le entregó el dinero recaudado. Foto:


En efecto, resultaron decisivas, fundamentales, las gestiones del joven Miranda, en la recaudación del dinero. Por su parte el Gobernador ofreció una discreta suma y autorizó a Miranda en esa misión.



Francisco de Miranda, joven venezolano a la sazón ayudante personal del Gobernador español en Cuba, Juan Manuel de Cajigal. Foto:



De acuerdo con el historiador estadounidense Charles Lee Lewis:

«La historia de Miranda, uno de los principales líderes de la independencia latinoamericana, es bien conocida. Lamentablemente, sin embargo, su decisiva participación en la recogida de fondos requeridos para financiar la campaña de Yorktown, es uno de los aspectos menos conocidos en la vida de este hombre extraordinario. La simple verdad es que Miranda, junto a unos pocos cubanos (criollos), fueron las personas que organizaron la recogida de fondos solicitada por Saint-Simon. Si bien procedieron de varias fuentes diferentes, el principal grupo donante fueron las damashabaneras. Ellas ofrendaron sus joyas y sus diamantes —su riqueza— a la causa norteamericana.»

Y afirma Lewis:»

«El tesoro público fue ayudado por personas individuales, damas, que incluso donaron sus diamantes. Cinco horas después del arribo de la fragata Aigrette (...) la suma de 1 200 000 libras fue llevada a bordo.»



A unas tres leguas al norte de Matanzas se le incorporaron la fragata Aigrette, con su valiosa carga y las otras dos que la custodiaban, poniendo rumbo Norte el convoy francés. Foto:



Aunque legalmente Cuba era una posesión de España, hay que destacar la cubanía de las damas habaneras que ya anidaban sentimientos de solidaridad independentista y de separatismo.

Tal y como estaba previsto el almirante DeGrasse, zarpó de Cabo Haitiano el 5 de agosto de 1781 con su flota y el día 14 de ese mismo mes, a unas tres leguas al norte de Matanzas se le incorporaron la fragata Aigrette, con su valiosa carga y las otras dos que la custodiaban, poniendo rumbo Norte el convoy francés.

Dice el historiador Davis:

«Con ese dinero, los dirigentes norteamericanos y franceses comenzaron a enfrentar los vastos gastos de la campaña sureña. El Ejército Continental, junto a la muy necesitada colaboración francesa, combatieron exitosamente a las fuerzas británicas del general Cornwallis en Yorktown, Virginia. La Flota francesa desempeñó un importante papel, tal vez crucial, al impedir que los refuerzos ingleses llegaran a Cornwallis. Después de unos pocos días de salvaje combate, las tropas británicas, rodeadas por los rebeldes, se vieron obligadas a rendirse. La capitulación de Yorktown fue firmada el 31 de octubre de 1781. A partir de entonces, la victoria norteamericana se consolidó, aunque hasta 1783 continuaron combates esporádicos. El Tratado de París estableció, finalmente, la independencia norteamericana.»



La capitulación de Yorktown fue firmada el 31 de octubre de 1781. A partir de entonces, la victoria norteamericana se consolidó, aunque hasta 1783 continuaron combates esporádicos. Foto:


Hay que mencionarle a los que no lo saben y recordarle a quienes lo saben, pero lo ocultan, el proceder de los criollos cubanos con los rebeldes norteamericanos.

Y recordarles, además, que en 1898, los vecinos del norte hicieron todo lo contrario con Cuba. Impidieron nuestra independencia cuando prácticamente le teníamos ganada la guerra a España.

Por eso podemos decir que Cuba sí contribuyó a la independencia de Estados Unidos.

Fuentes:

La historia “olvidada” del combate de Yorktow, por Félix Pita Astudillo, Granma, 14 de enero de 1995.

¿Quién debe gratitud a quién?, por Emilio Roig de Leuchsenring, Revista INRA No.7, julio de 1961.

Admiral De Grasse and the American Independence, Annapolis 1945, por Charles Lewis.

Los EE.UU. en la Historia: Desarrollo Histórico de su Pueblo y su Significado, México 1987, por Harold E. Davis.

When the French were Here: a Narrative of the Sojourn of the French Forces in America and Their Contribution to the YorktowCampaingn, New York 1945, porStephenBonsal.

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