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Por GEOFFREY A. FOWLER y EVELYN M. RUSLI
La tendencia tecnológica del momento son las aplicaciones que permiten compartir cualquier cosa, y así es cómo Grace Lichaa acabó con un grupo de desconocidos en su cocina degustando sus macarrones.
Unas doce personas que conoció por Internet llegaron a su casa en Washington en noviembre para probar sus tres variedades de macarrones con queso: una gratinada con ajo, otra con queso de cabra y tomate y una con curry. Lichaa, de 32 años, promocionó la cena en el sitio EatFeastly.com y cobró US$19,80 por persona. "Todo el mundo fue muy cortés", asegura Lichaa. Algunos comensales incluso trajeron cerveza.
Danny Harris
Grace Lichaa reunió a un grupo de desconocidos en su domicilio tras anunciar una cena en el sitio EatFeastly.com.
Comer con extraños es sólo uno de las múltiples manifestaciones de lo que las compañías de Internet y los inversionistas han empezado a denominar la economía compartida: mercados de nicho para bienes cuyo precio cae cuando se usan en conjunto. Ya se han formado empresas de Internet para compartir el cuidado de mascotas, vestidos de novia y hasta la crianza de los hijos, entre otras actividades.
¿Recibió regalos decepcionantes esta Navidad? Puede ir al sitio Yerdle.com, que se define como "un lugar mágico donde las personas comparten cosas con amigos" y regalárselos a otros.
¿Le gustan las sobras? MamaBake.com ofrece una plataforma para cocinar e intercambiar platos con otras personas.
¿Necesita un vestido nuevo? Try99dresses Inc. es un mercado en línea donde la gente vende sus vestidos por "botones" o dinero virtual con el que puede comprar más vestidos de otras usuarias.
La tendencia puede ser una ridiculez o convertirse en la nueva mina de oro de Internet. Avis Budget Group Inc. acordó este mes pagar US$500 millones por Zipcar, una empresa que permite compartir autos. Inversionistas de capital de riesgo valoraron hace unos meses en US$2.500 millones a la niña mimada de la economía compartida, un servicio llamado Airbnb Inc. para alquilar casas o habitaciones a desconocidos.
Conforme se multiplican las nuevas empresas que se describen como "la Airbnb para" lo que sea, la pregunta que algunos se empiezan a plantear es qué clase de actividades no deberían ser compartidas.
La familia de Adolfo Foronda está poniendo a prueba los límites. Los residentes de San Francisco no estaban listos para tener una mascota en casa, pero no les importó pedir una prestada. Hace unos meses, Foronda se inscribió en DogVacay Inc., un sitio web que pone en contacto a propietarios de perros con personas dispuestas a cuidarlos a cambio de una comisión. "Es el Airbnb para los perros", contó Foronda quien agregó que su hija de 5 años gritó de emoción al enterarse de que la familia cuidaría perros en forma temporal.
La próxima frontera podría ser compartir niños. Family by Design une a personas que no están en una posición de tener hijos propios con otras que sí los tienen para compartir responsabilidades de cuidado y educación. Darren Spedale, de 38 años, asegura que fundó la compañía este año tras darse cuenta de que su reloj biológico le indicaba que estaba listo para ser padre pero no tenía a nadie con quien criar a un hijo.
El sitio recién lanzado pide a los miembros que presenten una copia de sus documentos de identidad y rellenen detallados perfiles y encuestas de compatibilidad. El sitio ha atraído a miles de interesados, señaló Spedale, si bien todavía no ha habido ningún acuerdo entre los miembros.
La idea de compartir actividades con desconocidos por Internet está empezando a parecer menos arriesgada, manifestó Rachel Botsman, una consultora australiana que escribió un libro sobre la economía compartida llamado What's Mine is Yours (algo así como "Lo mío es tuyo"). El éxito de Airbnb demostró que la gente está dispuesta a compartir su mayor activo, abriendo "el diálogo sobre cómo hay nuevas maneras de confiar en los extraños", indicó.
La ley no está siempre segura de cómo abordar la nueva tendencia. Compartir comida puede ser delicado en Estados Unidos por las normas de salud e higiene. "Muchas veces, tengo que decirles (a las nuevas empresas) que están violando la ley", señaló la abogada Janelle Orsi, quien se dedica a esta clase de temas.
Algunos incluso se llevan una sorpresa. Tracy DiNunzio alquiló una habitación por primera vez en mayo de 2010 a un músico que siguió aplazando su salida. Ahora están casados.
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