Para 2015 se busca reducir un 10 por ciento del consumo de HCFC en Cuba, y del 35 por ciento en 2020, aunque en el mundo está previsto que esto suceda para el 2040, todo ello establecido sobre la base de los acuerdos contraídos en virtud del Protocolo de Montreal, señaló Espinosa.
Entre las estrategias implementadas para lograrlo, está el perfeccionamiento de la legislación del país, para controlar y evitar el empleo de los mismos en los procesos industriales, el desarrollo de cursos de capacitación sobre buenas prácticas de refrigeración y aire acondicionado y reconversión de equipos a alternativas libres de HCFC.
Además se actualizan inspectores de aduanas para detección de sustancias y productos en fronteras, así como la sustitución paulatina de equipos para otros con tecnologías amigables con el medio ambiente, aseveró.
Expresó la necesidad de instaurar un programa de educación ambiental, divulgación y sensibilización pública para eliminar HCFC en los plazos previstos por las leyes cubanas y acordados en el Protocolo.
Señaló que para el próximo año, en la nación cubana se implementará un proyecto demostrativo de recuperación, recolección, almacenamiento, transportación y destrucción de sustancias agotadoras de la capa de ozono.
Espinosa dijo a Prensa Latina, que este es el primero de América Latina y el Caribe que incluye la destrucción de esas sustancias.
Por otra parte, recordó que Cuba, firmante del Protocolo de Montreal, tratado internacional más exitoso en materia medio ambiental, lo primero que hizo para proteger la capa de ozono fue la eliminación total de los CFC en la refrigeración doméstica y comercial y los aerosoles farmacéuticos e industriales.
En la actualidad el archipiélago está libre de esos productos, ya no existen extintores de incendios que contengan alones, ni se fumigan los almacenes con bromuro de metilo; mientras que los pesticidas para los productos agrícolas también están exentos de esta última, agregó.
Precisó que en los últimos años se aprobaron y desarrollaron más de 50 proyectos y se capacitaron unos nueve mil especialistas para afrontar el reto eliminar estas sustancias utilizando alternativas novedosas y viables.
Sin embargo, recalcó que las acciones no pueden detenerse, ni podemos conformarnos con lo que se ha alcanzado, pues estas sustancias tienen un efecto acumulativo, y lo que se reduzca hoy permitirá un futuro más saludable para el planeta.
Recordemos siempre que solo si tenemos capa de ozono tendremos vida, expresó Espinosa en el marco de la jornada por el Día Mundial de Protección de la Capa de Ozono, que se celebra en todo el planeta cada 16 de septiembre.
Este día también se conmemora el 18 aniversario de la OTOZ y el 26 aniversario de la firma del Protocolo de Montreal, un acuerdo notable que sentó un precedente para una mayor cooperación internacional en encarar los problemas globales del medio ambiente.
El impacto del convenio ha sido de tal magnitud que ya todos los países del mundo son parte signataria, recalcó Espinosa.
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