"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

viernes, 17 de enero de 2014

¿Cien años de dualidad monetaria?



Imagen: Luises franceses. 
Javier Ortiz10 Economía y negocios,

Decir que la dualidad monetaria va a cumplir cien años en 2014 puede parecer una broma de mal gusto o una locura. Pero al revisar la historia de Cuba, se puede comprobar que los orígenes de la doble moneda se hallan mucho antes de los años del Período Especial.

El 28 de diciembre de 1898, el entonces presidente de los Estados Unidos, William McKinley, decretó por medio de una orden ejecutiva el uso del dólar como moneda de curso legal en Cuba, definiendo las tasas de cambio también respecto a los alfonsines españoles y luises franceses que circulaban en la Isla.

Tres días después, el primero de enero de 1899, el dinero norteamericano se metió en Cuba casi por la fuerza, junto a los soldados estadounidenses de la primera intervención militar en la Isla. Desembarcó un nuevo gobierno con su nuevo dinero.

Con este decreto, McKinley dispuso una nueva regulación financiera en Cuba, devaluando las monedas que históricamente circulaban en la ex colonia española y facilitando el uso del dólar estadounidense, según la interpretación del Decreto presidencial 123 de 1989 que hizo la historiadora cubana Concepción Planos Viñals.

Todavía no existía el peso cubano y los salarios se pagaban con lo que había: moneda francesa y española. Entró el circulante norteamericano y dio lugar a un menage à trois financiero bastante incómodo que provocó hasta huelgas (en 1907, los tabacaleros de La Habana se declararon en paro y se negaron a volver a sus puestos a menos que les pagaran en dólares).

Cuba no tuvo moneda nacional propia hasta finales de 1914, cuando el presidente Mario García Menocal dejó a la posteridad un legado que sigue en el bolsillo de cada hombre y mujer que vive en la Isla: el peso cubano y un sistema monetario dual.

La Gaceta Oficial del 7 de noviembre de ese año anunció la creación del peso cubano y también la continuación del uso del dólar como moneda de curso legal ilimitado, y con el mismo valor que el nuevo circulante.

Para el historiador Alejandro García Álvarez “la conversión de las relaciones monetarias en un todo homogéneo y su unificación bajo un patrón monetario nacional, había constituido

una aspiración de varios sectores sociales cubanos, sobre todo a partir de la incorporación de otra unidad, la norteamericana, en 1899.”

Sin embargo, García Álvarez opina que el sistema monetario creado por Menocal funcionaba como un mero auxiliar del norteamericano. “El decreto de creación dotó a ambas monedas de circulación ilimitada en el país y de la posibilidad de ser intercambiables.”

La creación del peso cubano incluyó la “asimilación del patrón bimonetario que predominó en la isla hasta 1959.” En la práctica, el decreto firmado por el presidente McKinley el 28 de diciembre de 1898 se mantuvo vigente durante más de medio siglo.

Pero McKinley solo introdujo el dólar por la fuerza. El origen de la dualidad monetaria está en el año 1914, cuando el peso de Cuba surge hermanado con el dólar. La ley que dio a luz a la moneda cubana la establecía con “el mismo peso y ley” del dólar de la época, según escribió en un artículo sobre la dolarización en Cuba el investigador cubano Luis René Fernández Tabío, del Centro de Estudios sobre Estados Unidos.

Oscar Zanetti Lecuona, historiador especializado en temas económicos, reafirma esa tesis de una forma más coloquial. “El peso empieza amarrado al dólar desde su creación y siempre se trató de mantener esa paridad.” Agrega que uno de los factores a los cuales se atribuye el crack bancario de 1920 en Cuba era la ausencia de una moneda propia efectiva que devaluar.

Con o sin pesos, el cubano a la primera mitad del siglo veinte prefería el dólar; aunque, en la práctica, no había diferencia real entre la moneda del escudo cubano y la del águila.

El historiador Gregorio Collazo Pérez señala que en los años veinte “la nueva moneda cubana, que tenía igual contenido en oro al dólar norteamericano de ese metal, fue desplazada de manera progresiva por el papel moneda norteamericano, el cual, en 1924, formaba parte del 86,8% del stock monetario de la nación, mientras que las monedas cubanas de oro, plata y níquel, solo engrosaban el 13% de este.”

No hubo billetes del peso cubano hasta después del decreto 33, de marzo de 1934. Pero solo a partir de 1939 se obligó, por ley, el canje a la moneda nacional de las ventas del azúcar y de sus derivados, así como el 30% de los productos exportados.

Tras la turbulencia política de los años treinta, se fijó la paridad de ambas monedas. Uno a uno, como en 1914. La doble circulación continuó en años posteriores, pues un peso y un dólar eran, al final, “la misma cosa”. Todavía en 1942 parte del cobro de los impuestos se hizo en dólares y hasta los salarios gubernamentales se pagaban en esa moneda.

El dólar continuó circulando de mano con el peso hasta que el Banco Nacional de Cuba los divorció. La Ley No. 13 de 1948 creó la banca central de la isla y mató la dualidad. “Dada la solidez alcanzada por el peso, en dicha ley se determinó también que cesara la fuerza liberatoria del dólar para las transacciones internas”, según publicó la Revista del Banco Central de Cuba en un artículo sobre la historia de los regímenes cambiarios del peso cubano.

Triunfa la Revolución de 1959 y la tenencia del dólar estadounidense se penaliza con la Resolución 140 de 1961. Pero persiste la paridad en la tasa oficial, aunque esta fluctuó entre 0,82 y 1,15 pesos cubanos por dólar, hasta que en los noventa se estableció una cantidad fija que es la vigente. Otra vez, uno a uno. Un peso por un dólar.

El propio Ernesto “Che” Guevara, siendo Presidente del Banco Central de Cuba, afirmó que defendería “el valor de nuestra moneda porque cualquier devaluación incide fundamentalmente sobre las clases populares, lo que sería contrario a nuestras normas revolucionarias.”

Oscar Zanetti lo define de otra forma. “Que el peso cubano estuviera en paridad con el dólar fue, en la mentalidad de la época, en la mentalidad que heredaba la Revolución y que tienen sus dirigentes, un valor esencial del funcionamiento económico de la República. La paridad del peso-dólar se mantuvo hasta anteayer sobre bases ficticias. El problema de la dualidad monetaria en Cuba es la existencia de una tasa de cambio irreal en el sector empresarial de la economía.”

En un tono un tanto informal, el economista cubano Juan Triana Cordoví comentó que “siempre hablamos de la doble circulación monetaria, de la sobrevaluación de la tasa oficial de cambio oficial de Cuba; pero la sobrevaluación de la tasa oficial del peso cubano viene desde 1958, que era cuando Cuba tenía que haber devaluado su moneda y el Banco Central no quiso, por un problema de déficit en su balance comercial.”

El 13 de agosto de 1993 se despenaliza el dólar. Dos años después, se abren las primeras CADECA (casas de cambio). La tasa oficial de cambio queda exclusivamente para las empresas. Las CADECA abrieron estrenando la primera tasa de cambio conectada con el estado real de la economía: cada dólar costaba 35 pesos.

Aunque el dólar ya no circula en la economía cubana, tiene un sustituto que no se le parece, pero que lo suplanta: el peso convertible, que también se cambia uno por uno.

Una de las autoridades más consultadas en el tema de la política monetaria cubana, Pavel Vidal Alejandro, ex especialista del Banco Central de Cuba, recetó una solución tajante para eliminar la dualidad monetaria: devaluar la tasa de cambio oficial del peso cubano (uno a uno), unificarla con la tasa de cambio en CADECA (25 pesos cubanos por un peso convertible) y darle convertibilidad al peso cubano.

Vidal Alejandro plantea que la eliminación de la doble moneda se hubiese podido realizar en el año 2003, junto a la desdolarización, si hubiese sido posible cambiar todos los dólares al precio de las CADECA, si hubiese sido ese el único precio vigente.

El problema real de la dualidad monetaria es la existencia de dos tasas de cambio o, más bien, la existencia de una tasa de cambio desproporcionalmente revaluada, que no refleja el estado real de la economía, sino que es rezago de un error cometido hace casi cien años.

1 comentario:

  1. humberto, lo cierto es que pavel ha ido reformulando sus "propuestas" en la medida que se conocen las decisiones sobre politica monetaria de la administracion de raul [ver su varias veces reelaborado trabajo junto con Everleny "La reforma monetaria en Cuba hasta el 2016: Entre gradualidad y “big bang” que puedes ver en http://www.brookings.edu/~/media/research/files/papers/2014/01/monetary%20reform%20cuba%202016%20alejandro%20villanueva/monetary%20reform%20cuba%202016%20alejandro%20villanueva]
    respecto a la propuesta original de pavel de "devaluar la tasa de cambio oficial del peso cubano (uno a uno), unificarla con la tasa de cambio en CADECA (25 pesos cubanos por un peso convertible) y darle convertibilidad al peso cubano", se suscribe a la concepcion de un big bang no creativo sino destructivo. por otro lado a tenor de la fragilidad de la economia cubana declarar la covertibilidad ajustada a su real valor del peso cubano solo acarrearia la descapitalizacion inmediata del pais pues cualquier tenedor de divisas podria hacerse del control del paquete financiero del pais.
    en algo de eso estarian pensando murillo-andollo cuando instrumentaron la emision de bonos de deuda publica sin permitir que potenciales inversores fuera del propio sistema financiero central accedan a ellos. la expresion de los rostros de la sra. peraza y soberon en la asamblea nacional donde se discute el tema resume en una imagen lo que ha constituido el mayor secuestro de un sistema bancario-financiero que se conozca, pero es que virtualmente no hay otras muchas mas alternativas para evitar el caos.
    la akademia debe ser tomada en cuenta sin olvidar que ella no asume responsabilidad alguna con sus propuestas y eso creo que lo tienen bien en claro quienes estan haciendo las reformas. otro asunto es hacerlo de manera secreta que conduce inevitablemente a la sospecha cierta de conspiracion del poder sobre los ciudadanos. declarar y atenerse a un cronograma gradual de reforma monetaria seria lo deseable.

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