Camagüey, 21 dic (AIN) El camagüeyano bosque fósil de Najasa, uno de los de su tipo más famosos en Cuba, tuvo la petrificación de los árboles atribuible al impacto de manantiales de agua caliente, según la última investigación en esa área, realizada por el ingeniero geofísico Antonio Barroso.
Dirigido a buscar nuevas evaluaciones acerca de la evolución del sitio, cuyo origen es fuente de diversos puntos de vista, el estudio afirma también que por un río de gran sinuosidad allí, existente antes, pudieron correr aguas cargadas de sílice y material areno-arcilloso
Uno de los datos plantea que la erosión provocó el afloramiento de las plantas petrificadas.
La primera pesquisa conocida en el lugar la realizó en 1887 el padre escolapio Pío Galtés, quien entre otros criterios no descartó la posibilidad de las aguas, y expresó que la fosilización ocurrió más bien en el interior de la tierra, con cierta humedad y bajo la acción de determinadas corrientes eléctricas.
Entre otras exploraciones en el sitio, situado a 62 kilómetros de la ciudad de Camagüey, el doctor Manuel Iturralde adjudicó en 1981 la fosilización presumiblemente a un huracán, y en 1921 el sacerdote y naturalista Modesto Roca la consideró causada por la influencia de géiseres.
Barroso es colaborador de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC), para la cual efectuó prospecciones geofísicas destinadas a indagaciones en arqueología.
Resultados de la más reciente investigación constan en el libro Cultura Material e Historia. Encuentro Arqueológico, el final de los dos tomos de una serie publicada por la OHCC.
Los libros reúnen artículos de autores de Argentina, Panamá, México, Colombia y Cuba, y en su mayoría aluden a la época colonial.
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