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sábado, 17 de enero de 2015

El gran desafío de la economía cubana

Por Enric Llopis 

El único riesgo podría venir de la incapacidad en la que pudiera incurrir la planificación estatal. Los ámbitos que la planificación no sea capaz de desarrollar, podrían ser –en un momento dado— ocupados por el mercado. Aquí nos hallamos ante un reto.

INVITADO POR LA Asociación Valenciana José Martí de Amistad con Cuba, el economista Hugo Pons Duarte ha participado en un encuentro con organizaciones sociales y medios “alternativos” en Valencia. Además de impartir clases de economía política y administración pública en la Universidad de La Habana durante 40 años, Pons Duarte es vicepresidente de la Asociación de Economistas y Contadores de Cuba, al tiempo que colaborador de la Comisión de Implementación de los Lineamientos. Ha publicado varios libros, como “Gestión Pública. Características y Particularidades (2003) y “Planificación” (2007). Actualmente prepara con otros autores el trabajo “La Administración pública en Cuba. Características y Particularidades”, que además coordina. Hugo Pons considera que uno de los grandes desafíos para la economía cubana es alcanzar la autosuficiencia alimentaria, “que evite la dependencia de los mercados internacionales y libere recursos para invertir en otros sectores productivos”.

Cuba presenta unas cifras macroeconómicas que resultarían envidiables en “democracias avanzadas”. En 2012, se registró un crecimiento económico del 3,1% y un déficit público del 3,8%. ¿Cuáles consideras que son actualmente las fortalezas y debilidades de la economía cubana?

Como principales debilidades y retos que debemos afrontar, destacaría el insuficiente nivel de eficiencia en el desarrollo de las actividades productivas, como la agricultura o la industria. En el caso de la industria, esto obedece a un cierto grado de la obsolescencia derivado del Periodo Especial. En materia agrícola, es preciso aumentar la distribución de tierras ociosas (unas 700.000 hectáreas); otro desafío importante consiste en lograr la autosuficiencia alimentaria. En cuanto a las fortalezas, tenemos clara la estrategia y los proyectos necesarios, y el proceso de regulación jurídica y las políticas públicas que van a desarrollarse. En eso consisten los Lineamientos. Por otra parte, hay que valorar las cifras alcanzadas.

¿Por ejemplo?

UNICEF ha declarado la desnutrición infantil totalmente erradicada en Cuba. En cuanto al conjunto de la sociedad, hablamos de más de 86 gramos de proteína en la dieta diaria. La esperanza de vida al nacer en Cuba es de 79,3 años. Asimismo, como resultado de las políticas sociales implementadas, el 18,3% de la población tiene más de 60 años. Y 530.000 estudiantes están matriculados en educación superior. Un 15% de los trabajadores cubanos cuentan también con formación superior.

Te referías a la necesidad de alcanzar la autosuficiencia alimentaria….

Sí, entre otras razones, para no depender de los vaivenes de los precios en los mercados internacionales. Pero reducir las importaciones de alimentos permitirá también dedicar estos recursos a la inversión productiva. En 2011 Cuba importó alimentos por valor de unos 1.500 millones de dólares. Es importante liberar inversiones que podrían destinarse a otros sectores productivos, como la industria sideromecánica o el níquel, entre otros muchos.

¿Qué cambios deberían, a tu juicio, introducirse en la agricultura?

El reto es alcanzar unos niveles más altos de productividad agrícola. También, desarrollar las tecnologías. En Cuba se han distribuido cerca de un millón de hectáreas en usufructo, tierras que continúan siendo estatales (el 96% de las tierras en Cuba son propiedad del estado); desde septiembre de 2011, 41.000 jóvenes han accedido a las tierras en régimen de usufructo (el 26% del total de beneficiarios). Además, se pretende aumentar las líneas de crédito bancario; y, un punto muy relevante, fortalecer los mercados mayoristas, para que los productores puedan adquirir aperos y maquinaria a costes más bajos.

¿Y en el sector secundario?

Podríamos tomar como ejemplo la industria azucarera. Desapareció el Ministerio del Azúcar como parte de la transformación institucional, y se creó un grupo corporativo estatal que agrupa a más de 56 empresas. La corporación pública (no el ministerio) es el ente que aprueba e impulsa la gestión. También se ha creado otro grupo empresarial –Biocubafarma- que comprende el proceso de biotecnología y la producción de medicamentos. Y un tercero, la piscicultura del camarón. Insisto en la idea de que se trata de procesos experimentales que, si funcionan, podrán generalizarse.

El desarrollo de sectores como el turismo o la explotación del petróleo y el gas, ¿consideras que anticipan un nuevo modelo productivo?

Más que avanzar un nuevo modelo productivo, lo consolidan. Porque hace tiempo que en Cuba se venía trabajando en el sector turístico (recordemos que durante el Periodo Especial ya se definieron ocho polos turísticos; y que la importancia de estos ejes ya venía esbozada por Fidel en 1960). Tampoco el petróleo y el gas para la generación de electricidad son novedosos. Se trata, en fin, de consolidar un modelo interrumpido con la caída de la URSS y el campo socialista. Que para la economía cubana supuso una caída del PIB (de 1993 a 1994) del 34,7% del PIB. Desde aproximadamente el año 2003 se crean las condiciones para un crecimiento económico más o menos estable; existe una resolución relativa de los desequilibrios financieros (un déficit público del 3,8% en 2012) y se logra afrontar el déficit externo con pagos de la deuda y procesos de renegociación de la misma.

Por otra parte, ¿Qué rol otorgan los Lineamientos a la planificación estatal y al sector público en la economía cubana?

La planificación estatal de la economía figura entre los primeros Lineamientos. Porque el objetivo continúa siendo la construcción de una sociedad socialista. Ahora bien, es necesario introducir mayor flexibilidad e incorporar otras fórmulas como las cooperativas o el trabajo por cuenta propia. Pero el estado, a través de sus empresas, preserva el peso fundamental de la producción e impulsa el marco jurídico y regulatorio para la actividad económica; la empresa pública se preserva en los sectores de actividad fundamentales. En la salud, la educación, los sistemas hídricos, la energía eléctrica, la cultura o los servicios bancarios.

¿Consideras que existen riesgos de deriva hacia una economía de mercado?

El único riesgo podría venir de la incapacidad en la que pudiera incurrir la planificación estatal. Los ámbitos que la planificación no sea capaz de desarrollar, podrían ser –en un momento dado- ocupados por el mercado. Aquí nos hallamos ante un reto.

¿Se compensarán de algún modo los recortes en el empleo público?

No se trata de recortes, sino de un reacomodo. Esto hay que relacionarlo con el desarrollo del trabajo por cuenta propia y de las cooperativas, que se constituyen como nuevas fuentes de empleo. Y tampoco hemos de olvidar que en Cuba la Seguridad Social cubre a toda la población. También debe considerarse que los territorios (provincias y municipios) están ganando peso y autonomía. El estado central se aligera y descentraliza. Ello favorecerá un reacomodo en los puestos de trabajo. En dos provincias sobre todo se está experimentando con esta reestructuración institucional: Mayabeque (agroindustrial) y Artemisa (industrial pero también agrícola).

¿En qué fase se halla la implantación de cooperativas y el trabajo por cuenta propia? ¿Cómo está desarrollándose?

En este proceso es fundamental la experimentación. Sobre la práctica es como se constatará si las medidas dan resultado. También es muy importante contar con un marco jurídico claro (los Lineamientos) y, por último, hacer las cosas sin improvisación. De una muestra de más de 230 empresas estatales que se convertirán en cooperativas (no agropecuarias), 126 se encuentran ya en fase avanzada. Y en unos sectores muy amplios: gastronomía, transporte, servicios como peluquerías, pequeños talleres de reparación de electrodomésticos, etcétera. En cuanto al trabajo por cuenta propia, hay un centenar de actividades (que en buena parte anteriormente eran estatales) en las que puede solicitarse una licencia para ejercerlas. Por ejemplo, tenedor de libros de contabilidad.

Por último, ¿consideras necesario un cambio de mentalidades que favorezca los cambios?

Pienso que hay que pensar distinto. Para lograr lo que nos proponemos, cada uno tendría que asumir su responsabilidad individual. Los niveles de sobreprotección han de reducirse. Y por ese camino estamos avanzando.

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