La Habana, 15 mar.- Cuba mantiene la vigilancia fitosanitaria para controlar la presencia del caracol gigante africano, capaz de transmitir graves enfermedades al ser humano y considerado entre las 100 especies más invasoras del mundo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Según Michel Matamoros, del área de malacología agrícola del estatal Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal, fue detectada inicialmente en junio de 2014, en el reparto Poey, municipio Arroyo Naranjo, al suroeste de La Habana, cuando un vecino notó el daño que el enorme caracol le hacía a sus plantas y se dirigió al Centro Nacional de Sanidad Vegetal.
"En La Habana lo encontramos en Poey, unos tres mil ejemplares en una manzana, así como en otros sitios, incluido el Parque Metropolitano de La Habana, donde pensamos que las poblaciones serían mayores por ser un área abierta pero solo fueron hallados unos 200 en cinco días", dijo.
"Además de la salud humana, lo que más preocupa es la agricultura urbana, los moluscos necesitan de lugares sombríos y húmedos y la agricultura urbana, donde el riesgo es estable, les brinda humedad y alimento", indicó el especialista.
Tras ser identificado en el Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal como una connotada plaga agrícola, la entidad emitió el 30 de junio de 2014 el dictamen diagnóstico y dio la orientación a todas las provincias del país de vigilar y contener al caracol gigante africano, la cual se mantiene vigente.
Su nombre científico es Lissachatina fulica y tiene importancia fitosanitaria, médica y veterinaria.
Se alimenta de 234 especies de plantas, muchas de interés económico; alberga a dos tipos de nemátodos (Angiostrongylus cantonensis y Angiostrongylus costaricensis) capaces de transmitir enfermedades a los humanos como meningoencefalitis eosinofílica y angiostrongiliasis abdominal.
El peligro ambiental radica en que llegan a competir con otras especies por el alimento y podrían llevar a perder especies únicas como las polimitas y los ligus, dijo el especialista a una publicación digital cubana.
En Cuba existen 1.394 especies de moluscos terrestres, muchas de las cuales deben ser protegidas por su alto endemismo, pues solo existen aquí, sostuvo el experto.
El caracol africano contamina a los humanos directamente o a través de otro animal, como ratas y ratones.
Es un hospedero intermediario, porque estos nematodos lo necesitan para llegar a un vertebrado que puede ser la rata o el humano.
Estos nematodos, explicó el especialista, están en Cuba desde hace mucho tiempo pues los primeros reportes en las Américas se hicieron aquí. También están presenten en muchos de los moluscos presentes en zonas agrícolas.
Sin embargo, el caracol africano tiene más biomasa por su gran tamaño y puede albergar gran cantidad de los nematodos. "Como es tan bonito y vistoso, puede llamar la atención de las personas, productores y niños, quienes pueden llegar a tocarlo más fácilmente", alerta.
El caracol sale de un huevo de entre tres y cinco milímetros, de color amarillo verdoso. Nace con unos tres milímetros y su concha, con forma de barquillo cónico globoso, que puede alcanzar hasta 30 centímetros de longitud.
Los colores del caparazón varían de amarillo a marrón, que se presentan en forma de flámulas o llamas de fuego. Es más claro hacia la punta o ápice, por lo que la mayoría de las personas puede identificarlos fácilmente.
Según la biología del caracol, puede poner entre 30 y 500 huevos, de los cuales 85 por ciento eclosiona. Se trata de una especie muy exitosa a la hora de colonizar territorios, no entiende de barreras y puede estar en cualquier patio.
Hasta ahora se le atribuye la entrada de caracol al país a prácticas religiosas. Por lo que Matamoros aconseja a quienes podrían estarlos usando en sus rituales, no seguirlos llevando a patios y espacios abiertos.
Por el peligro que implica su manipulación, los especialistas orientan, en caso de encontrar algún ejemplar, usar guantes, recogerlos en bolsas, eliminarlos golpeándolos fuertemente con un objeto contundente y enterrándolos en huecos de más de 50 centímetros de profundidad para evitar que se sigan propagando.
El caracol gigante africano se alimenta fundamentalmente de vegetales, aunque no es su alimento exclusivo porque pueden llegar a alimentarse de detritus (material en descomposición), animales en descomposición, roer superficies artificiales como el plástico y arrasan en sembradíos de col, acelgas, col china, entre otras hortalizas, hasta 500 especies vegetales.
En el caso de la fruta bomba, la infesta no solo alimentándose de ella sino también transmitiéndole enfermedades como Phytophthora parasítica y Phytophthora palmívora, también reportadas en la bibliografía. (2015)
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