Por Nouriel Roubini, a professor at NYU’s Stern School of Business and Chairman of Roubini Global Economics
La subida de los mercados mundiales de acciones que se inició en julio está perdiendo fuelle ahora, cosa que no es de extrañar: al no haber habido mejora importante alguna en las perspectivas de crecimiento ni en las economías avanzadas ni en las grandes economías en ascenso, la recuperación no dejó en ningún momento de parecer que carecía de fuste. Si acaso, la corrección podría haberse producido antes, en vista de los decepcionantes datos macroeconómicos de los últimos meses.
Comenzando por los países avanzados, la recesión de la zona del euro se ha propagado desde la periferia hasta el centro, al entrar en recesión Francia y afrontar Alemania una doble mala racha de crecimiento desacelerado en un importante mercado de exportación (China/Asia) y una clara contracción en otros (Europa meridional). El crecimiento económico en los Estados Unidos ha seguido anémico, al ascender a 1,5-2 por ciento durante la mayor parte del año, y el Japón está deslizándose a una nueva recesión. El Reino Unido ya ha padecido, como la zona del euro, una doble recesión y ahora incluso los grandes exportadores de productos básicos –el Canadá, los países nórdicos y Australia– están desacelerándose con los vientos contrarios que llegan de los EE.UU., Europa y China.
Entretanto, las economías con mercados en ascenso –incluidas todas las de los BRIC (el Brasil, Rusia, la India y China) y otros participantes importantes como la Argentina, Turquía y Sudáfrica– también se desaceleraron en 2012. La desaceleración de China puede haberse estabilizado durante unos trimestres, en vista de la última inyección fiscal, monetaria y crediticia del Gobierno, pero ese estímulo no hará otra cosa que perpetuar el insostenible modelo de crecimiento del país, basado en demasiada inversión fija y ahorro y demasiado poco consumo privado.
En 2013, los riesgos para el crecimiento mundial resultarán exacerbados por la propagación de la austeridad fiscal a la mayoría de las economías avanzadas. Hasta ahora, el lastre fiscal recesivo se ha concentrado en la periferia de la zona del euro y el Reino Unido, pero ahora está invadiendo el centro de la zona del euro. Y en los EE.UU., aun cuando el Presidente Barack Obama y los republicanos del Congreso acuerden un plan presupuestario que evite el “precipicio fiscal” que se cierne, los recortes de gasto y aumentos de impuestos provocarán invariablemente algún lastre en el crecimiento en 2013: al menos el uno por ciento del PIB. En el Japón, el estímulo fiscal representado por la reconstrucción posterior al terremoto desaparecerá progresivamente, mientras que de aquí a 2014 se introducirá gradualmente un nuevo impuesto al consumo.
Así, pues, el Fondo Monetario Internacional está absolutamente en lo cierto al sostener que una austeridad fiscal excesivamente concentrada en el comienzo y sincronizada en la mayoría de las economías avanzadas ofrecerá unas perspectivas de crecimiento poco brillantes en 2013. Entonces, ¿qué es lo que explica la reciente recuperación en los EE.UU. y en los mercados mundiales de activos?
La respuesta es sencilla: los bancos centrales han vuelto a abrir sus grifos de liquidez, cosa que ha impulsado los activos de riesgo. La Reserva Federal de los EE.UU. ha lanzado una relajación cuantitativa (RC) enérgica e indefinida. El anuncio del Banco Central Europeo de su programa de transacciones directas en el mercado ha reducido el riesgo de una crisis de deuda soberana en la periferia de la zona del euro y una ruptura de la unión monetaria. El Banco de Inglaterra ha pasado de la RC a la relajación crediticia y el Banco del Japón ha aumentado repetidas veces las dimensiones de sus operaciones de RC.
Las autoridades monetarias de muchas otras economías avanzadas y con mercados en ascenso han reducido también los tipos de interés y, con crecimiento lento, inflación baja, tipos de interés a corto plazo próximos a cero y más RC, los tipos de interés a largo plazo en la mayoría de los países avanzados siguen siendo bajos (con la excepción de la periferia de la zona del euro, donde el riesgo soberano sigue siendo relativamente importante). No es de extrañar, por tanto, que los inversores que buscan réditos a toda costa se hayan apresurado a comprar acciones, productos básicos, instrumentos crediticios y divisas de los mercados en ascenso.
Pero ahora parece estar en marcha una corrección de los mercados mundiales, debida, en primerísimo lugar, a las poco optimistas perspectivas de crecimiento. Al mismo tiempo, la crisis de la zona del euro sigue sin resolverse, pese a las audaces medidas adoptadas por el BCE y a que se habla de una unión bancaria, fiscal, económica y política. Concretamente, Grecia, Portugal, España e Italia siguen en riesgo, mientras que el centro de la zona del euro está hartándose de los rescates.
Además, abundan las incertidumbres políticas y normativas en los frentes fiscal, tributario, regulador y de la deuda. En los EE.UU, la preocupación fiscal es triple: el riesgo de un “precipicio” en 2013, pues, si no se llega a un acuerdo político, los aumentos de impuestos y recortes de gasto en gran escala entrarán en vigor automáticamente; una nueva lucha partidista sobre el límite máximo de deuda y otra sobre la austeridad fiscal a medio plazo. En muchos otros países o regiones –por ejemplo, China, Corea, el Japón, Israel, Alemania, Italia y Cataluña– las próximas elecciones o transiciones políticas presentan igualmente una mayor incertidumbre normativa.
Otra razón para la corrección es la de que las cotizaciones en los mercados de valores han alcanzado máximos excesivos: las proporciones de precios/beneficios son grandes ahora, mientras que el aumento de los beneficios por acción está reduciéndose y será objeto de más sorpresas negativas al seguir siendo bajos el crecimiento y la inflación. Con incertidumbre, inestabilidad y riesgos imprevistos en aumento otra vez, la corrección podría acelerarse rápidamente.
De hecho, ahora hay también mayores incertidumbres geopolíticas: sigue habiendo un gran riesgo de enfrentamiento militar entre el Irán e Israel, pues las negociaciones y las sanciones podrían no disuadir al Irán de desarrollar su capacidad en materia de armas nucleares; una nueva guerra entre Israel y Hamás en Gaza es probable; la primavera árabe está volviéndose un invierno sombrío de inestabilidad económica, social y política; y las disputas territoriales en Asia entre China, Corea, el Japón, Taiwán, las Filipinas y Vietnam están enardeciendo a las fuerzas nacionalistas.
Al volverse los consumidores, las empresas y los inversores más cautos y reacios al riesgo, la recuperación de los mercados de acciones en la segunda mitad de 20012 ha llegado al máximo y, en vista de la gravedad de los riesgos para el crecimiento tanto en las economías en ascenso como en las avanzadas, la corrección podría ser la punta de lanza de males peores por venir para la economía mundial y los mercados financieros en 2013.
Traducido del inglés por Carlos Manzano.
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