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Por Miguel Rubiera Jústiz
Siria ocupa un territorio muy conveniente para la transportación de gas y petróleo. En 2009 Bashar al Assad anunció la implementación de la 'estrategia de los cuatro mares', cuyo objetivo era convertir Siria en un nodo de transporte de petróleo y gas entre el Golfo Pérsico, el mar Negro, el Mediterráneo y el Caspio. Por su territorio pasa el Gasoducto Panárabe (Arab Gas Pipeline), que conecta Egipto con Libia. También lo atraviesa el tramo de gasoducto que conectaba la ciudad iraquí de Kirkuk con el puerto sirio de Baniyas, aunque el tramo no funciona desde la intervención en Irak en 2003.
El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
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Siria ocupa un territorio muy conveniente para la transportación de gas y petróleo. En 2009 Bashar al Assad anunció la implementación de la 'estrategia de los cuatro mares', cuyo objetivo era convertir Siria en un nodo de transporte de petróleo y gas entre el Golfo Pérsico, el mar Negro, el Mediterráneo y el Caspio. Por su territorio pasa el Gasoducto Panárabe (Arab Gas Pipeline), que conecta Egipto con Libia. También lo atraviesa el tramo de gasoducto que conectaba la ciudad iraquí de Kirkuk con el puerto sirio de Baniyas, aunque el tramo no funciona desde la intervención en Irak en 2003.
El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
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El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
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El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
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El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
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El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
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El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
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Por Miguel Rubiera Jústiz
(AIN)
Revalidar la condición de mayor productor de café del país, en la actual cosecha, es la
aspiración del usufructuario José Alberto Torres Chaveco, del municipio santiaguero de
Segundo Frente, para lo que espera acopiar más de tres mil latas del grano.
El joven afirmó a la AIN que está empeñado en la
recuperación de este renglón de la economía desde el 2008, y que sus expectativas para
el 2015 es alcanzar las seis mil latas del cerezo, lo que sería su modesta contribución
al rescate de ese patrimonio en que está enfrascada la nación.
A pesar de las serias afectaciones provocadas en la
plantación por el huracán Sandy, en el 2012, José Alberto aportó dos mil 500 latas de
café para despulpe al plan del sector cooperativo y campesino, en la pasada contienda,
esfuerzo que le mereció el galardón de mejor caficultor de Cuba.
Agregó que después del paso del ciclón los cafetales
quedaron destruidos, pero recibió la ayuda solidaria de muchos integrantes de la
comunidad, de otros socios de la cooperativa y de sus familiares, lo que le permitió
restablecer las áreas productivas que están en óptimas condiciones para cumplir su
objetivo.
Con 35 años y desde los 15 ayudando a su padre en la
siembra de ese cultivo, ya recoge los primeros granos de la presente cosecha para que no
se caigan, acción que facilita rescatarlo y a la vez sanear sus cafetales contra posibles
plagas y enfermedades.
Miembro de la Cooperativa de Crédito y Servicios Ramón
Martínez, tiene un área de 27,10 hectáreas en su finca La Nueva Recompensa, de Puerto
Escondido, en el montañoso municipio.
Además del café, mantiene una producción diversificada
de cultivos varios, frutales, la crianza de ganado vacuno, ovino caprino, y, en pequeña
escala, las aves de corral. También es productor de leche.
Me siento orgulloso de ser un campesino cubano, estoy
comprometido a trabajar duro como pide la dirección del país, en aras de contribuir a la
alimentación del pueblo, expresó finalmente.
Siria
ocupa un territorio muy conveniente para la transportación de gas y
petróleo. En 2009 Bashar al Assad anunció la implementación de la
'estrategia de los cuatro mares', cuyo objetivo era convertir Siria en
un nodo de transporte de petróleo y gas entre el Golfo Pérsico, el mar
Negro, el Mediterráneo y el Caspio. Por su territorio pasa el Gasoducto
Panárabe (Arab Gas Pipeline), que conecta Egipto con Libia. También lo
atraviesa el tramo de gasoducto que conectaba la ciudad iraquí de Kirkuk
con el puerto sirio de Baniyas, aunque el tramo no funciona desde la
intervención en Irak en 2003.
El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU. - See more at: http://mamvas.blogspot.mx/2013/08/la-transportacion-de-gas-es-la-razon.html#sthash.DwkEQPh0.dpuf
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El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU. - See more at: http://mamvas.blogspot.mx/2013/08/la-transportacion-de-gas-es-la-razon.html#sthash.DwkEQPh0.dpuf
La transportación de gas es el motivo de la guerra en Siria
Siria ocupa un territorio muy conveniente para la transportación de gas y petróleo. En 2009 Bashar al Assad anunció la implementación de la 'estrategia de los cuatro mares', cuyo objetivo era convertir Siria en un nodo de transporte de petróleo y gas entre el Golfo Pérsico, el mar Negro, el Mediterráneo y el Caspio. Por su territorio pasa el Gasoducto Panárabe (Arab Gas Pipeline), que conecta Egipto con Libia. También lo atraviesa el tramo de gasoducto que conectaba la ciudad iraquí de Kirkuk con el puerto sirio de Baniyas, aunque el tramo no funciona desde la intervención en Irak en 2003.
El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
La transportación de gas es el motivo de la guerra en Siria
Siria ocupa un territorio muy conveniente para la transportación de gas y petróleo. En 2009 Bashar al Assad anunció la implementación de la 'estrategia de los cuatro mares', cuyo objetivo era convertir Siria en un nodo de transporte de petróleo y gas entre el Golfo Pérsico, el mar Negro, el Mediterráneo y el Caspio. Por su territorio pasa el Gasoducto Panárabe (Arab Gas Pipeline), que conecta Egipto con Libia. También lo atraviesa el tramo de gasoducto que conectaba la ciudad iraquí de Kirkuk con el puerto sirio de Baniyas, aunque el tramo no funciona desde la intervención en Irak en 2003.
El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
La transportación de gas es el motivo de la guerra en Siria
Siria ocupa un territorio muy conveniente para la transportación de gas y petróleo. En 2009 Bashar al Assad anunció la implementación de la 'estrategia de los cuatro mares', cuyo objetivo era convertir Siria en un nodo de transporte de petróleo y gas entre el Golfo Pérsico, el mar Negro, el Mediterráneo y el Caspio. Por su territorio pasa el Gasoducto Panárabe (Arab Gas Pipeline), que conecta Egipto con Libia. También lo atraviesa el tramo de gasoducto que conectaba la ciudad iraquí de Kirkuk con el puerto sirio de Baniyas, aunque el tramo no funciona desde la intervención en Irak en 2003.
El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
La transportación de gas es el motivo de la guerra en Siria
Siria ocupa un territorio muy conveniente para la transportación de gas y petróleo. En 2009 Bashar al Assad anunció la implementación de la 'estrategia de los cuatro mares', cuyo objetivo era convertir Siria en un nodo de transporte de petróleo y gas entre el Golfo Pérsico, el mar Negro, el Mediterráneo y el Caspio. Por su territorio pasa el Gasoducto Panárabe (Arab Gas Pipeline), que conecta Egipto con Libia. También lo atraviesa el tramo de gasoducto que conectaba la ciudad iraquí de Kirkuk con el puerto sirio de Baniyas, aunque el tramo no funciona desde la intervención en Irak en 2003.
El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
La transportación de gas es el motivo de la guerra en Siria
Siria ocupa un territorio muy conveniente para la transportación de gas y petróleo. En 2009 Bashar al Assad anunció la implementación de la 'estrategia de los cuatro mares', cuyo objetivo era convertir Siria en un nodo de transporte de petróleo y gas entre el Golfo Pérsico, el mar Negro, el Mediterráneo y el Caspio. Por su territorio pasa el Gasoducto Panárabe (Arab Gas Pipeline), que conecta Egipto con Libia. También lo atraviesa el tramo de gasoducto que conectaba la ciudad iraquí de Kirkuk con el puerto sirio de Baniyas, aunque el tramo no funciona desde la intervención en Irak en 2003.
El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
La transportación de gas es el motivo de la guerra en Siria
Siria ocupa un territorio muy conveniente para la transportación de gas y petróleo. En 2009 Bashar al Assad anunció la implementación de la 'estrategia de los cuatro mares', cuyo objetivo era convertir Siria en un nodo de transporte de petróleo y gas entre el Golfo Pérsico, el mar Negro, el Mediterráneo y el Caspio. Por su territorio pasa el Gasoducto Panárabe (Arab Gas Pipeline), que conecta Egipto con Libia. También lo atraviesa el tramo de gasoducto que conectaba la ciudad iraquí de Kirkuk con el puerto sirio de Baniyas, aunque el tramo no funciona desde la intervención en Irak en 2003.
El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
La transportación de gas es el motivo de la guerra en Siria
Siria ocupa un territorio muy conveniente para la transportación de gas y petróleo. En 2009 Bashar al Assad anunció la implementación de la 'estrategia de los cuatro mares', cuyo objetivo era convertir Siria en un nodo de transporte de petróleo y gas entre el Golfo Pérsico, el mar Negro, el Mediterráneo y el Caspio. Por su territorio pasa el Gasoducto Panárabe (Arab Gas Pipeline), que conecta Egipto con Libia. También lo atraviesa el tramo de gasoducto que conectaba la ciudad iraquí de Kirkuk con el puerto sirio de Baniyas, aunque el tramo no funciona desde la intervención en Irak en 2003.
El verano de 2011 Siria firmó un convenio con Irak e Irán para construir un nuevo gasoducto que saldría del yacimiento de gas South Pars (Pars del Sur) en Irán, pasaría por Irak y Siria, y desde allí por el Mediterráneo llegaría hasta Europa. El proyecto, que costaría unos 10.000 millones de dólares, tendría una capacidad de transporte de 110 millones de metros cúbicos al día y empezaría a funcionar entre 2014 y 2016. Naturalmente, tanto estos países como Europa se beneficiarían del proyecto. Pero el nuevo gasoducto afectaría los intereses de otros actores del sector de los hidrocarburos: por ejemplo, se quedaría al margen Turquía, el mayor transportador de gas de la región.
El periódico árabe 'Al-Ajbar' informa sobre la existencia de un plan aprobado por EE.UU. para la construcción de un nuevo gasoducto que transportaría gas de Catar a Europa a través de Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Siria e Israel. No mencionó su capacidad, pero supuso que puede superar la capacidad de otros proyectos en la zona: el gasoducto Nabucco (también estadounidense) y South Stream. El gasoducto se ramifica en tres direcciones cerca de la ciudad siria de Homs. No es sorprendente que Homs sea uno de los lugares donde se han dado las batallas más fuertes en Siria, señala el analista de 'Asia Times' Pepe Escobar: allí se decide el futuro de Siria y de todo Oriente Medio.
Al problema económico contribuye el problema religioso, señala el periodista, economista y especialista en asuntos energéticos F.William Engdahl. Los países orientales, la mayoría de los cuales profesa el islam sunita, ven el proyecto como un 'gaseoducto chií', es decir, un gaseoducto que sale desde Irán -chií-, pasa por Irak -de mayoría chií- y llega a Siria -donde los chiíes están en el poder, incluido el presidente-, sostiene Engdahl. La situación se agrava, recuerda el experto, por el hecho de que el yacimiento South Pars se ubica en la frontera entre Irán y Catar, que es sunita y aliado de EE.UU.
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