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El g-20 se reúne sistemáticamente para analizar propuestas de cambios.
El conocido como g-20 aboga por la creación de una cooperativa cultural con una concepción diferente al actual Decreto-Ley No. 305.
El conocido como g-20 aboga por la creación de una cooperativa cultural con una concepción diferente al actual Decreto-Ley No. 305.
“Este es el momento de definir las bases del futuro”, sostuvo realizador Pedro Luis Rodríguez, del grupo de cineastas conocido como g-20, que dialoga con las autoridades de Cuba para lograr equidad entre la producción cinematográfica estatal y la independiente, entre otros asuntos.
Ideas como estas animaron el debate del panel “¿Hacia dónde va el cine cubano?”, realizado la víspera, durante el primer día del XXXV Festival Caracol de la Asociación de Medios Audiovisuales y Radio, perteneciente a la no gubernamental Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
Junto a los cineastas Fernando Pérez y Rebeca Chávez, y a Roberto Smith, presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), Rodríguez insistió en la necesidad del cambio de mentalidad “de las personas que deben tomar decisiones”.
Por su parte, Smith apoyó el criterio del ineludible “cambio de mentalidad”. El cine realizado fuera del ICAIC crece cada vez más y la institución también debe preguntarse: “¿A dónde queremos ir?” con el séptimo arte, reconoció.
Aseguró que esta manifestación artística seguirá siendo subsidiada en un porciento. Además, el directivo mencionó la posibilidad de que el presupuesto estatal recibido por el instituto sea compartido con la producción independiente.
“Con la participación de los creadores, (se irá) lo más lejos posible”, consideró Smith, quien también se refirió a la importancia de crear mejores condiciones y oportunidades de trabajo. “No va a ser fácil, porque cada vez el cine es más caro”, advirtió
Por su parte, Fernando Pérez instó a “entender la especificidad de la industria cinematográfica y de su libertad de movimiento”, a la que esa instancia en Cuba “todavía no ha llegado”.
Valoró que “el ICAIC y otros organismos rectores deben entender la particularidad de la industria cinematográfica”. “En los últimos períodos ha existido enajenación de cineastas, sobre todo jóvenes, respecto a la decisión de lo que será el cine cubano”, aportó.
No obstante, destacó que el espacio ganado por los jóvenes es esencial y reconoció la voluntad gubernamental de escuchar las propuestas del g-20, un grupo que, desde el pasado 4 de mayo, dialoga y presenta proyectos al ICAIC y el Ministerio de Cultura para actualizar el sistema cinematográfico cubano.
Aunque calificó de complejo el escenario donde se desarrolla la filmografía nacional, llamó a “continuar siendo irreverentes, inconformes, a ver el cine como búsqueda”.
Al respecto, Pedro Luis Rodríguez comentó que se estudian alternativas para proponer la legalización de productoras independientes, pues considera “el cuentapropismo como un camino errado para hacer arte”.
Por ello, el grupo ha valorado la opción de conformar una cooperativa cultural que se piense con perspectiva diferente a lo establecido por el Decreto-Ley No. 305, que permitió la apertura de cooperativas no agropecuarias en algunos rubros.
En tanto, Rebeca Chávez evaluó la experiencia del g-20 como la oportunidad para desarrollar un modelo diferente, el cual permita realizar coproducciones con entidades estatales. Hasta ahora “no hay forma legal de hacerlo, aun cuando el ICAIC o RTV Comercial (Empresa Comercializadora del Instituto Cubano de Radio y Televisión) quieran”, lamentó.
A su juicio, las propuestas fílmicas realizadas de forma independiente demuestran que el cine puede hacerse de otra manera.
El sistema del cine y el audiovisual al cual aspira el g-20 presupone un escenario de producción “que será muy diverso y competitivo”, así como un escenario artístico diferente, favorecido sobre todo por las nuevas tecnologías, concluyó Chávez
Ideas como estas animaron el debate del panel “¿Hacia dónde va el cine cubano?”, realizado la víspera, durante el primer día del XXXV Festival Caracol de la Asociación de Medios Audiovisuales y Radio, perteneciente a la no gubernamental Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
Junto a los cineastas Fernando Pérez y Rebeca Chávez, y a Roberto Smith, presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), Rodríguez insistió en la necesidad del cambio de mentalidad “de las personas que deben tomar decisiones”.
Por su parte, Smith apoyó el criterio del ineludible “cambio de mentalidad”. El cine realizado fuera del ICAIC crece cada vez más y la institución también debe preguntarse: “¿A dónde queremos ir?” con el séptimo arte, reconoció.
Aseguró que esta manifestación artística seguirá siendo subsidiada en un porciento. Además, el directivo mencionó la posibilidad de que el presupuesto estatal recibido por el instituto sea compartido con la producción independiente.
“Con la participación de los creadores, (se irá) lo más lejos posible”, consideró Smith, quien también se refirió a la importancia de crear mejores condiciones y oportunidades de trabajo. “No va a ser fácil, porque cada vez el cine es más caro”, advirtió
Por su parte, Fernando Pérez instó a “entender la especificidad de la industria cinematográfica y de su libertad de movimiento”, a la que esa instancia en Cuba “todavía no ha llegado”.
Valoró que “el ICAIC y otros organismos rectores deben entender la particularidad de la industria cinematográfica”. “En los últimos períodos ha existido enajenación de cineastas, sobre todo jóvenes, respecto a la decisión de lo que será el cine cubano”, aportó.
No obstante, destacó que el espacio ganado por los jóvenes es esencial y reconoció la voluntad gubernamental de escuchar las propuestas del g-20, un grupo que, desde el pasado 4 de mayo, dialoga y presenta proyectos al ICAIC y el Ministerio de Cultura para actualizar el sistema cinematográfico cubano.
Aunque calificó de complejo el escenario donde se desarrolla la filmografía nacional, llamó a “continuar siendo irreverentes, inconformes, a ver el cine como búsqueda”.
Al respecto, Pedro Luis Rodríguez comentó que se estudian alternativas para proponer la legalización de productoras independientes, pues considera “el cuentapropismo como un camino errado para hacer arte”.
Por ello, el grupo ha valorado la opción de conformar una cooperativa cultural que se piense con perspectiva diferente a lo establecido por el Decreto-Ley No. 305, que permitió la apertura de cooperativas no agropecuarias en algunos rubros.
En tanto, Rebeca Chávez evaluó la experiencia del g-20 como la oportunidad para desarrollar un modelo diferente, el cual permita realizar coproducciones con entidades estatales. Hasta ahora “no hay forma legal de hacerlo, aun cuando el ICAIC o RTV Comercial (Empresa Comercializadora del Instituto Cubano de Radio y Televisión) quieran”, lamentó.
A su juicio, las propuestas fílmicas realizadas de forma independiente demuestran que el cine puede hacerse de otra manera.
El sistema del cine y el audiovisual al cual aspira el g-20 presupone un escenario de producción “que será muy diverso y competitivo”, así como un escenario artístico diferente, favorecido sobre todo por las nuevas tecnologías, concluyó Chávez
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