"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 11 de diciembre de 2013

La dimensión del sector privado no agropecuario en Cuba (III)

Por JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ*

Uno de los elementos de mayor interés en el análisis de la dinámica del trabajo por cuenta propia son sus fuentes de acumulación. En este sentido, cabe al menos identificar tres orígenes: las remesas, el crédito y la movilización del ahorro interno.

Al respecto, todo indica que son las remesas y el ahorro interno los factores de mayor peso, ya que, aun cuando a partir del año 2011 se abrió la posibilidad de obtención de crédito bancario para estas actividades, este no ha tenido una expansión significativa, lo que puede indicar la presencia de fuentes más atractivas o asequibles.

Diversos autores han destacado que se registra un incremento de las remesas en los últimos años y que una parte significativa de estas ha devenido capital de trabajo para este sector.

Análisis realizados en Estados Unidos estiman que en 2011 el 62% de las remesas a Cuba se destinó a apoyar nuevos negocios de los trabajadores por cuenta propia. (1) Suponiendo que ese año alcanzaran los 2.000 millones de dólares, ese porcentaje representaría unos 1.240 millones de dólares, una suma significativa.

En relación con el capital de trabajo, se señala que la fuente fundamental es la reinversión de utilidades (63%), seguida por las remesas (27%), los ahorros propios (9%) y los préstamos de familiares y amigos (1%).

Estas cifras muestran la relativa independencia de los negocios privados no agropecuarios en Cuba en relación con el Estado y el peso que en los mismos tienen las remesas como vía de financiamiento.

En cuanto a la fuerza laboral que nutre este sector, hasta el presente se trata de personas sin empleo en el 68% de los casos. Una parte de ellos laboraban en la economía informal y legalizaron su estatus. En cuanto al resto, el 18% son también trabajadores estatales y el 14% jubilados.

Los niveles de escolaridad en el 77% de esta fuerza se sitúan entre 9 y 12 grados de enseñanza, lo cual es coherente con la no incorporación de ocupaciones de nivel universitario a esta forma de empleo.

En cifras generales, el trabajo por cuenta propia representó un máximo del 4,1% de la población ocupada en 1999 y el 7,8% en 2011, y se aproximó al 9% en 2013.

Si se examinan las categorías más atractivas para esta modalidad de empleo, puede verse que ya al cierre del primer semestre de este año el número de trabajadores por cuenta propia alcanzaba los 436.342, cantidad que casi triplica la reportada en 2010.

De ellos, el 13,7% se ubica en la categoría de elaboración y venta de alimentos, el 10,8% se emplea en el transporte, el 6% se dedica al arrendamiento de viviendas y 18,8% son trabajadores contratados que, de hecho, laboran en pequeñas empresas. (2)

Esta distribución no es casual, ya que se ha estimado que las ocupaciones de mayor entrada mensual promedio son el arrendamiento de viviendas, con 35 mil pesos de ingreso bruto; los paladares, con 12.500; los artesanos, con 5.825, y otros elaboradores y vendedores de alimentos, con 3.075.3

Una aproximación a los precios y tarifas de este tipo de negocios muestra que en las condiciones del mercado cubano no opera la correlación oferta-demanda como suele suponerse, pues no existen condiciones para el desarrollo de la competencia y tienden a preponderar precios de monopolio, lo cual replica en buena medida el resultado de la segmentación de mercados que existe.

De este modo, las condiciones de abastecimiento del trabajo por cuenta propia -a partir del mercado minorista estatal que opera en CUC- hacen que los precios de su oferta resulten igualmente elevados, al menos hasta tanto no exista un mercado con precios mayoristas para su aprovisionamiento.

No obstante, muchas de las ofertas de los trabajadores por cuenta propia resultan competitivas en relación con los precios del Estado, lo cual puede deberse a diferentes motivos.

Uno de ellos es que su suministro proviene en alguna medida de la economía informal ilegal, lo cual abarata sus costos y, por otro lado, los precios en este mercado tienden a ajustarse mucho más a la capacidad de la demanda solvente de la población, lo cual -no obstante- permite ganancias razonables frente a la política recaudatoria que rige la mayoría de los precios en CUC y CUP de las tiendas y servicios estatales.

Adicionalmente, este sector compite en condiciones favorables en la relación calidad-precio frente al Estado, en particular en lo relacionado con el arrendamiento de viviendas en el sector turístico y en la gastronomía tanto en el mercado doméstico como en el turismo.

En síntesis, el impacto de la apertura al trabajo por cuenta propia en la economía y la sociedad cubana se verifica hasta el presente en la elevación de una alternativa de empleo, cuya retribución supera notablemente el salario medio estatal, aunque es una opción que requiere apoyo financiero con base en remesas o ahorro interno no disponible para toda la población.

Además, se ha ampliado la gama de ofertas en bienes y servicios que resultan atractivos, por su favorable competitividad en precios y calidad frente a sus similares del Estado, para el segmento de la población de mayores ingresos.

Resulta evidente la obtención de elevadas ganancias para un importante segmento del trabajo por cuenta propia cuyo destino debe corresponderse con los mejores intereses sociales, analizando para ello vías como la creación de empresas mixtas y fondos de inversión entre el sector privado y el Estado que permitan desarrollar mecanismos de gestión favorables para cumplir el papel que a cada uno corresponde en las transformaciones en curso.

Aun tomando en cuenta que será al sector estatal al que corresponderá el papel fundamental en el desarrollo del país, resulta necesario lograr una mejor inserción del sector privado en la dinámica económica actual, revisando la necesaria consolidación de una oferta de suministros mayoristas para el mismo.

Ello debe ir acompañado por el seguimiento y la revisión de la política fiscal que se está aplicando en estos momentos como medio de regulación, la reconsideración de la designación puntual y detallada de ocupaciones autorizadas -que no resulta todo lo efectiva que se supone-, y la revaloración de la política de empleo no estatal para personal con alta calificación, tomando en cuenta, por un lado, que es importante brindar el cauce adecuado para el subempleo estatal, y por otro, la necesidad de incrementar el empleo de este sector con ocupaciones intensivas y de mayor productividad.

A lo anterior habría que añadir que el proceso de reestratificación social en que se inscribe el sector privado no agropecuario deberá tomar en cuenta las diferencias sociales que el mismo introduce y crear las medidas compensatorias adecuadas para atenuar sus negativos efectos en un modelo llamado a asegurar la equidad y la igualdad de oportunidades.


*El autor es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (La Habana).

1 Ver de M. Orozco y K. Hansing: Remittance recipients and the present and future of microentrepreneurship activities in Cuba, ASCE Cuba in Transition, vol. 21, Washington DC, 2011, en www.ascecuba.org. Según estos autores, adicionalmente a las remesas, el 27% de las inversiones de los trabajadores por cuenta propia provienen de recursos propios y el 11% de préstamos de familiares y amigos.

2 El tema de las pequeñas empresas (PYMES) y el sector privado en Cuba ha sido poco analizado y su discusión rebasaría los marcos de este artículo. No obstante, pueden verse de Roberto Carthy y María Antonia Núñez: El trabajo por cuenta propia en el marco de la actualización del modelo económico cubano, Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Oriente, junio de 2013, en www.monografías.com, y de Pavel Vidal y Omar Everleny Perez: Apertura al cuentapropismo y la microempresa, una pieza clave del ajuste estructural, en Pavel Vidal y Omar Everleny Pérez (comps.): Miradas a la economía cubana, Editorial Caminos, La Habana, 2012.

3 Según Orozco y Hansing, la cifra promedio general es 5.000 pesos mensuales. No obstante, al tratarse de cifras obtenidas por encuestas que se basan en declaración propia, es muy probable que estén subvaloradas.

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