Fue fundada un día como hoy de 1514 por el conquistador español Diego Velásquez.
Trinidad, Cuba, 8 ene. IPS- Emprendimientos no estatales como el Café Don Pepe, restaurante Ezquerra, casa de alquiler de Margelis, un servicio de masaje, bazar de artesanía y ferias de lencería, dan vida al turismo en la otrora villa de la Santísima Trinidad, que cumple hoy su aniversario 500.
Esos espacios coexisten junto a la iglesia de la Santísima Trinidad y palacetes de la época colonial como el Palacio Cantero y la Plaza Mayor, eje central de la antigua villa, desde donde observa el paso de los años una estatua de Terpsícore, musa de la danza y la música.
Calles adoquinadas, rejas, columnas, cuadras completas de antiguas edificaciones, ojos de buey en paredes de un metro de ancho y ruinas de iglesias, trasladan a visitantes nacionales y extranjeros a los tiempos de la colonia.
Ubicada a unos 360 kilómetros al este de La Habana, en la costa sur, Trinidad fue fundada el 8 de enero de 1514 por el conquistador español Diego Velásquez en las márgenes del río Guaurabo y en las laderas del macizo montañoso Guamuhaya.
Su centro urbano, junto al Valle de los Ingenios, fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1989 por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Durante muchos años, fue una ciudad olvidada y tal vez esa fue su suerte.
A finales de la década de los 80 del siglo XX, con el incipiente auge del turismo, comenzaron a llegar visitantes europeos, sobre todo franceses, interesados por una ciudad que conservaba casi intactos sus valores arquitectónicos y patrimoniales.
Con los años, ese interés fue en ascenso y los habitantes de la villa comenzaron a rescatar algunas tradiciones que resultaban atractivas como recuerdos, entre ellas, las piezas de barro y randas –un tipo de bordado a partir de entresacar los hilos de la tela- en manteles y tapetes, de mucha demanda entre los turistas foráneos.
Llegaron también los restaurantes privados y el alquiler de habitaciones en antiguas casas coloniales. En no pocos casos, los emprendimientos trajeron transformaciones en los inmuebles y preocupación entre los defensores del patrimonio arquitectónico local.
Con el turismo cambió la vida de no pocas personas radicadas en Trinidad.
Hoy tejen randas hombres y mujeres, jóvenes y adolescentes, porque saben que es una vía de obtención de ingresos. Según la delegación del Ministerio del Turismo en la localidad, la cifra de turistas registró un ligero incremento al cierre de 2013.
En la calle Gutiérrez, una pareja de estudiantes de ingeniería informática, de 21 años, alquilan un espacio para la venta de textiles de confección propia. “En algunas épocas se vende bien, en otras no tanto, pero nos mantenemos”, comentan.
Raquel y su hija Mileysis son arrendatarias de dos habitaciones ubicadas a escasas cuadras de la Plaza Mayor. “Para alquilar tuvimos primero que invertir en arreglar la casa. Hoy pagamos los impuestos y la licencia y con esto vive la familia”, dicen.
Estar entre las primeras siete villas fundadas por los españoles en Cuba y llegar al medio milenio es un privilegio y todo un acontecimiento.
Por el aniversario 500, las instituciones culturales del territorio desarrollan diferentes eventos dirigidos, entre otros fines, a recordar el devenir histórico de la tercera villa fundada por los colonizadores en Cuba, según Enriqueta Ramírez, directora del Museo Municipal.
“Trinidad es una ciudad de muchas costumbres y tradiciones, donde se celebran bailes, actividades de la música y la trova. En esta ocasión, celebraremos a la altura del acontecimiento”, declaró Ramírez.
Entre las propuestas del museo, figuran un encuentro sobre historia local, el trabajo en las comunidades y tradiciones como la lencería, tejido del yarey y el trabajo con el barro, muy distintivos de la ciudad.
Por su parte, Yara Aróstica, presidenta del comité organizador del coloquio por el medio milenio, destacó la presencia de personalidades de la investigación, la música y el patrimonio del país y la ciudad, que traen trabajos dirigidos a la conservación del patrimonio arquitectónico y su explotación de cara al turismo.
Exposiciones como “Cuando la tinta descubre una villa”, que reúne publicaciones y documentos donados por la escritora trinitaria Bárbara Venegas; el estreno de un documental sobre la historia local y una mesa redonda para mostrar la autenticidad de la música de la villa, se incluyen en la celebración.
Hoy con unos 72.000 habitantes, Trinidad tiene abundantes testigos arqueológicos que hablan de su ascenso económico, crecimiento poblacional, tráfico comercial marítimo y vicisitudes propias de los asentamientos junto al mar Caribe, ocurridos durante el siglo XVIII cuando el azúcar despuntaba como renglón productivo de la región.
Además de mejoras constructivas en los espacios más importantes de la ciudad, como la Plaza Mayor y las edificaciones aledañas, se han realizado acciones de reparación en los parques de la ciudad, casas y edificios multifamiliares.
Trinidad, Cuba, 8 ene. IPS- Emprendimientos no estatales como el Café Don Pepe, restaurante Ezquerra, casa de alquiler de Margelis, un servicio de masaje, bazar de artesanía y ferias de lencería, dan vida al turismo en la otrora villa de la Santísima Trinidad, que cumple hoy su aniversario 500.
Esos espacios coexisten junto a la iglesia de la Santísima Trinidad y palacetes de la época colonial como el Palacio Cantero y la Plaza Mayor, eje central de la antigua villa, desde donde observa el paso de los años una estatua de Terpsícore, musa de la danza y la música.
Calles adoquinadas, rejas, columnas, cuadras completas de antiguas edificaciones, ojos de buey en paredes de un metro de ancho y ruinas de iglesias, trasladan a visitantes nacionales y extranjeros a los tiempos de la colonia.
Ubicada a unos 360 kilómetros al este de La Habana, en la costa sur, Trinidad fue fundada el 8 de enero de 1514 por el conquistador español Diego Velásquez en las márgenes del río Guaurabo y en las laderas del macizo montañoso Guamuhaya.
Su centro urbano, junto al Valle de los Ingenios, fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1989 por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Durante muchos años, fue una ciudad olvidada y tal vez esa fue su suerte.
A finales de la década de los 80 del siglo XX, con el incipiente auge del turismo, comenzaron a llegar visitantes europeos, sobre todo franceses, interesados por una ciudad que conservaba casi intactos sus valores arquitectónicos y patrimoniales.
Con los años, ese interés fue en ascenso y los habitantes de la villa comenzaron a rescatar algunas tradiciones que resultaban atractivas como recuerdos, entre ellas, las piezas de barro y randas –un tipo de bordado a partir de entresacar los hilos de la tela- en manteles y tapetes, de mucha demanda entre los turistas foráneos.
Llegaron también los restaurantes privados y el alquiler de habitaciones en antiguas casas coloniales. En no pocos casos, los emprendimientos trajeron transformaciones en los inmuebles y preocupación entre los defensores del patrimonio arquitectónico local.
Con el turismo cambió la vida de no pocas personas radicadas en Trinidad.
Hoy tejen randas hombres y mujeres, jóvenes y adolescentes, porque saben que es una vía de obtención de ingresos. Según la delegación del Ministerio del Turismo en la localidad, la cifra de turistas registró un ligero incremento al cierre de 2013.
En la calle Gutiérrez, una pareja de estudiantes de ingeniería informática, de 21 años, alquilan un espacio para la venta de textiles de confección propia. “En algunas épocas se vende bien, en otras no tanto, pero nos mantenemos”, comentan.
Raquel y su hija Mileysis son arrendatarias de dos habitaciones ubicadas a escasas cuadras de la Plaza Mayor. “Para alquilar tuvimos primero que invertir en arreglar la casa. Hoy pagamos los impuestos y la licencia y con esto vive la familia”, dicen.
Estar entre las primeras siete villas fundadas por los españoles en Cuba y llegar al medio milenio es un privilegio y todo un acontecimiento.
Por el aniversario 500, las instituciones culturales del territorio desarrollan diferentes eventos dirigidos, entre otros fines, a recordar el devenir histórico de la tercera villa fundada por los colonizadores en Cuba, según Enriqueta Ramírez, directora del Museo Municipal.
“Trinidad es una ciudad de muchas costumbres y tradiciones, donde se celebran bailes, actividades de la música y la trova. En esta ocasión, celebraremos a la altura del acontecimiento”, declaró Ramírez.
Entre las propuestas del museo, figuran un encuentro sobre historia local, el trabajo en las comunidades y tradiciones como la lencería, tejido del yarey y el trabajo con el barro, muy distintivos de la ciudad.
Por su parte, Yara Aróstica, presidenta del comité organizador del coloquio por el medio milenio, destacó la presencia de personalidades de la investigación, la música y el patrimonio del país y la ciudad, que traen trabajos dirigidos a la conservación del patrimonio arquitectónico y su explotación de cara al turismo.
Exposiciones como “Cuando la tinta descubre una villa”, que reúne publicaciones y documentos donados por la escritora trinitaria Bárbara Venegas; el estreno de un documental sobre la historia local y una mesa redonda para mostrar la autenticidad de la música de la villa, se incluyen en la celebración.
Hoy con unos 72.000 habitantes, Trinidad tiene abundantes testigos arqueológicos que hablan de su ascenso económico, crecimiento poblacional, tráfico comercial marítimo y vicisitudes propias de los asentamientos junto al mar Caribe, ocurridos durante el siglo XVIII cuando el azúcar despuntaba como renglón productivo de la región.
Además de mejoras constructivas en los espacios más importantes de la ciudad, como la Plaza Mayor y las edificaciones aledañas, se han realizado acciones de reparación en los parques de la ciudad, casas y edificios multifamiliares.
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