Con un manojo de centavos en el puño, se acercó al mostrador y le hizo una seña al dependiente.
-Buenas, deme una lata de refresco tukola, por favor –suplicó con unos sesenta años de educación y dos horas de caminata en sus rodillas.
El dependiente, indiferente al monto que la señora había dejado caer sobre el mostrador, le acercó el refresco y se dispuso a contar el dinero.
-Faltan cinco centavos –replicó el joven tendero ahorrándose cortesías y modales.
La señora, impasible ante el llamado del vendedor, rebuscó en su bolso una moneda más para completar el precio establecido en ese momento.
–Aquí tiene –sentenció la señora sin darse cuenta que su pedido le había costado más caro que de costumbre.
La alteración de precios en algunas Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) y otras entidades de comercio de productos en CUC, constituye aún un problema por solucionar en algunos puntos de venta de la ciudad pese a las medidas que se han adoptado en años anteriores.
El Ministerio de Finanzas y Precios dio a conocer en el 2012, en un intento por erradicar estas “multas”, la resolución (214) en la cual establecían una lista de precios únicos para más de un centenar de productos. Sin embargo, según algunos clientes, todavía existen irregularidades en los costes de las mercancías.
“Destinar parte del salario en la compra de estos productos, importantísimos para el hogar, ya es una proeza para el cubano de a pie. Imagínese si aparte de eso tenemos que pagar esta pequeña “multa” para llenarle el bolsillo a alguien”, comentó una señora que salía de una de las tiendas de la Terminal de Ómnibus.
Un equipo de Cubadebate que llegó a las puertas de esta misma terminal, encontró, entre otras cosas, que las colchas de limpiar tenían precios diferentes a lo establecido por el Ministerio de Finanzas y Precios. El importe de este útil de la limpieza variaba en dos de las tiendas, entre 0.80 y 0.85 centavos cada una. Y en algunos contenedores de Nuevo Vedado, permanecen en 0.85 centavos.
Según los comerciales de estas tiendas, existe un proveedor que proporciona estos productos a la cadena con un precio que responde al importe de costo. Luego la cadena impone una cifra superior, en dependencia del tipo de tienda. Cada empresa aplica un margen con el fin de obtener ganancia. El resultado consiste en la diferencia de valor de un mismo artículo entre distintas unidades.
Se puede encontrar diferencia de precios entre las TRD, las tiendas y Cupet pertenecientes a la empresa CIMEX, solo que, a veces, el monto es abismal.
Sucede con más frecuencia en tiendas que expenden artículos no amparados por la resolución 214. Un bombillo de pantalla pequeño de auto o moto, en 23 y C o en Infanta y Malecón, cuesta más de 5 CUC. Sin embargo, ese mismo bombillo en una TRD vale 0.35 centavos.
Asimismo, existen precios que no se ajustan a la muestra en exposición. En el Cupec de Santa Catalina y Boyeros, unos bombillos de farol delantero de motos con un precio visible de poco más de 4 CUC, cuestan en realidad 3 CUC y unos centavos.
-Buenas, deme una lata de refresco tukola, por favor –suplicó con unos sesenta años de educación y dos horas de caminata en sus rodillas.
El dependiente, indiferente al monto que la señora había dejado caer sobre el mostrador, le acercó el refresco y se dispuso a contar el dinero.
-Faltan cinco centavos –replicó el joven tendero ahorrándose cortesías y modales.
La señora, impasible ante el llamado del vendedor, rebuscó en su bolso una moneda más para completar el precio establecido en ese momento.
–Aquí tiene –sentenció la señora sin darse cuenta que su pedido le había costado más caro que de costumbre.
La alteración de precios en algunas Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) y otras entidades de comercio de productos en CUC, constituye aún un problema por solucionar en algunos puntos de venta de la ciudad pese a las medidas que se han adoptado en años anteriores.
El Ministerio de Finanzas y Precios dio a conocer en el 2012, en un intento por erradicar estas “multas”, la resolución (214) en la cual establecían una lista de precios únicos para más de un centenar de productos. Sin embargo, según algunos clientes, todavía existen irregularidades en los costes de las mercancías.
“Destinar parte del salario en la compra de estos productos, importantísimos para el hogar, ya es una proeza para el cubano de a pie. Imagínese si aparte de eso tenemos que pagar esta pequeña “multa” para llenarle el bolsillo a alguien”, comentó una señora que salía de una de las tiendas de la Terminal de Ómnibus.
Un equipo de Cubadebate que llegó a las puertas de esta misma terminal, encontró, entre otras cosas, que las colchas de limpiar tenían precios diferentes a lo establecido por el Ministerio de Finanzas y Precios. El importe de este útil de la limpieza variaba en dos de las tiendas, entre 0.80 y 0.85 centavos cada una. Y en algunos contenedores de Nuevo Vedado, permanecen en 0.85 centavos.
Según los comerciales de estas tiendas, existe un proveedor que proporciona estos productos a la cadena con un precio que responde al importe de costo. Luego la cadena impone una cifra superior, en dependencia del tipo de tienda. Cada empresa aplica un margen con el fin de obtener ganancia. El resultado consiste en la diferencia de valor de un mismo artículo entre distintas unidades.
Se puede encontrar diferencia de precios entre las TRD, las tiendas y Cupet pertenecientes a la empresa CIMEX, solo que, a veces, el monto es abismal.
Sucede con más frecuencia en tiendas que expenden artículos no amparados por la resolución 214. Un bombillo de pantalla pequeño de auto o moto, en 23 y C o en Infanta y Malecón, cuesta más de 5 CUC. Sin embargo, ese mismo bombillo en una TRD vale 0.35 centavos.
Asimismo, existen precios que no se ajustan a la muestra en exposición. En el Cupec de Santa Catalina y Boyeros, unos bombillos de farol delantero de motos con un precio visible de poco más de 4 CUC, cuestan en realidad 3 CUC y unos centavos.
REBAJAS, MULTAS Y DIFERENCIAS IRRECONCILIABLES
Una de los comerciales entrevistados añadió que está el caso de mercancías con defectos, para las cuales los proveedores otorgan notas de crédito por el valor considerado de la afectación.
Además algunos productos tardan largos periodos en venderse, por lo que son sometidos a rebajas producidas de manera centralizada. Es decir, la cadena fija un precio único en todas las tiendas. No obstante, advierte que eso no justifica que puedan existir artículos con diversidad de precios dentro de la propia cadena.
“En esta zona tenemos muchas tiendas y además, estas casetas que son muy útiles para los consumidores, ya que las puedes encontrar en la esquina de la casa. Pero no entiendo por qué un paquete de pollo o detergente, un pomo o lata de refresco, o una frazada de piso, en estos contenedores, lo podemos encontrar con precios superiores al de las tiendas de la misma empresa. Tal vez cobran por evitar la molestia de caminar un poco más, como los carretilleros”, concluyó sonriente un joven a la salida de la tienda de Tulipán.
Uno de los vendedores entrevistados dijo que en su Cupet, que pertenece a la empresa CIMEX, ha visto los precios un poco más altos que en las TRD y, sin embargo, están establecidos por la cadena. “También ocurre con las bebidas, el papel sanitario, productos de limpieza y aseo, cárnicos y muchos otros. Tengo entendido que la diferencia de los precios se fija entre el proveedor y la empresa. Eso sí, no dudes que en algunos lugares los precios estén multados”, afirmó.
Aunque los productos que se venden en cualquier tienda, sean de una cadena o de otra, son iguales en cuanto a envase, contenido o marca, los precios varían. ¿Será que utilizan alguna estrategia de marketing, como bajar un poco los precios para vender más respecto a los otros? ¿O tal vez es una medida suicida a productos que se quedan estancados en el almacén?
“Hay rebajas en muchos lugares. No tiene que ser fin de año, día de los enamorados, ni ninguna otra fecha señalada. Es real, a veces hay una sobreproducción de alguna mercancía, o simplemente no son productos con mucha salida. También hay que tener en cuenta las zonas más pobladas, incluso, las de mejores recursos económicos, a mayor demanda en un municipio, más rápido se acabarán los suministros, y viceversa. De todas formas, no existe justificación para encontrar tal variación entre precios”, indicó un trabajador de un Cupet de Línea.
En la mayoría de los casos, los clientes se conforman con estas “diferencias” y no vacilan en pagar… pensando en el dicho: un centavo más o un centavo menos…
“No creo que mucha gente discuta con el dependiente por cinco centavos más o menos. Es un fenómeno que ha pasado a formar parte de nuestra cultura, de nuestro diarismo. Como si fuera un proceso automático, o un gesto involuntario de nuestro cerebro. Llegas a una tienda, miras el precio, y simplemente pagas”, comentó un grupo de estudiantes a la espera de un P2 en la parada de Tulipán.
Mas, si existe una resolución que unifica la mayoría de las mercancías que se comercializan en estas tiendas, ¿por qué aún encontramos irregularidades? ¿A qué, en verdad, se debe la diversidad de costo en las mercancías que no entran en dicha resolución, si presentan las mismas características en cualquier cadena de venta?
No debe ser parte de la cultura de nuestro pueblo aceptar o conformarse con la inquietante diversidad de precios sin explicación certera, ya sea de pesos, de diez e, incluso, de cinco de centavos, pues, para la mayoría, con un bolsillo estrechamente remunerado en moneda nacional, hasta los quilos marcan la diferencia.
Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate
Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate
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