Por Sarah E. Needleman y Angus Loten
Algunas startups de "economía colaborativa" de alto perfil están ganando fuerza entre los usuarios, entre ellas servicios que permiten a la gente alquilar apartamentos y casas, como Airbnb Inc., y llamar taxis, como Uber Technologies Inc.
Tanto Airbnb como Uber están valoradas en miles de millones de dólares, una señal de que los inversionistas creen que el segmento está en auge, y una gran razón por la que más emprendedores están adoptando este modelo de negocios.
En MassChallenge, un programa con sede en Boston que ayuda a nuevos emprendedores, cerca de 9% de los participantes en 2013 fueron empresas jóvenes que conectan a consumidores o compañías con productos y servicios que de otra forma quedarían sin ser utilizados. Se trata de un aumento frente a 2010, cuando fue de 5%.
"Somos optimistas sobre la economía colaborativa y definitivamente haremos más inversiones en ella", afirma Sam Altman, presidente de Y Combinator, un acelerador destartups de California y uno de los primeros inversionistas de Airbnb.
No obstante, al menos varias decenas de startups de economía colaborativa han fracasado desde 2012, incluidas BlackJet, un servicio con sede en Florida que se describía como el Uber para viajes en jet privado, y Tutorspree, un servicio de Nueva York que era llamado el "Airbnb para tutores". La mayoría se quedó sin fondos, tras lidiar con problemas que iban desde dificultades para formar una masa crítica de oferta y demanda, hasta costos operativos más altos de lo previsto.
"Terminamos sin poder producir de forma consistente un nivel de demanda a la par de lo que necesitábamos para ganar escala rápidamente", explicó Aaron Harris, cofundador de Tutorspree, que fue lanzado en enero de 2011 y cerró en agosto de 2013.
"Si tienes que readquirir clientes cada seis meses, se olvidarán de ti", dice Howard Morgan, cofundador de First Round Capital, que invirtió en BlackJet. "Un viaje en jet privado no es algo que haces todos los días. Si eres rico, tienes tu propio avión". En comparación, añadió que hace poco usó Uber tres veces en un día.
Un ejemplo es la startup de transporte compartido Ridejoy. Durante 2011, su primer año, su base de usuarios crecía cerca de 30% al mes, con más de 25.000 conductores y pasajeros registrados, y aproximadamente 10.000 viajes completados, dijo Kalvin Wang, uno de sus tres fundadores. Para el segundo trimestre de 2013, Ridejoy, que había recaudado US$1,3 millones de inversionistas como Freestyle Capital, enfrentaba una competencia feroz de alternativas gratuitas, como foros para compartir viajes en auto en sitios web de universidades.
Asimismo, algunos pasajeros empezaron a pasar por alto al intermediario. Muchos dejaron de pagar la tarifa de 10% al darles efectivo a los conductores en lugar de pagar con tarjeta de crédito en el sitio web o la aplicación móvil de Ridejoy. Otros simplemente no lo entendieron, e incluso 25.000 usuarios no eran suficientes para sostener el negocio.
Después de que dejó de operar a mediados de 2013, Ridejoy devolvió cerca de la mitad de su financiamiento a los inversionistas, según Wang. Alexis Ohanian, un emprendedor de Nueva York que invirtió en Ridejoy, dijo que "tal vez el momento o la ejecución no fueron los mejores".
Lo comparó con el éxito hasta ahora de Lyft Inc., una empresa de San Francisco fundada hace dos años que está valorada en más de US$700 millones y ofrece un servicio para compartir viajes de corta distancia. "Resultó ser que los viajes cortos eran lo que realmente quería el mercado", dice Ohanian.
Efectivo escaso
Una desventaja es que debido a que gran parte de los ingresos que genera un negocio de colaboración va directamente a los proveedores —de habitaciones, estacionamientos, vehículos y otros activos "compartidos"—, la empresa intermediaria podría estar constantemente necesitada de efectivo.
"La economía de la unidad puede ser realmente mala", indicó Ali Moiz, fundador de la firma de autos de lujo compartidos HiGear. Por entre US$125 y US$600 al día, HiGear ofrecía a los usuarios la oportunidad de manejar un Mercedes-Benz, BMW,BMW.XE -0.03% Audi, Aston Martin u otros vehículos de lujo. Después de sólo cuatro meses, generaba US$1 millón en ingresos y con el tiempo registró a más de 400 dueños de autos.
No obstante, HiGear recibía sólo 30% de la tarifa, o alrededor de US$90 en promedio por transacción, y les daba 70% a los propietarios. Adquirir un cliente le costaba unos US$300 en publicidad en Internet. "Nos habría salido más barato comprar 100 autos de lujo y rentarlos como un servicio tradicional de alquiler de autos", dice.
Después de que una banda delictiva usara tarjetas de crédito robadas e identidades falsas en diciembre de 2011 para eludir los controles de seguridad de HiGear y robar cuatro autos con un valor total de unos US$400.000, Moiz cerró la startup en vez de afrontar mayores costos de seguro y seguridad.
Algunos emprendedores que han tenido éxito dicen que deben gastar mucho en servicio al cliente.
DogVacay.com, un servicio de Los Ángeles creado hace dos años que conecta a dueños de mascotas con cuidadores, gasta cerca de la mitad de su presupuesto operativo en brindar soporte al cliente durante las 24 horas, siete días a la semana, explica el cofundador Aaron Hirschhorn. La startup, que levantó US$22 millones de inversionistas, permite a los cuidadores fijar sus propios precios, en promedio US$30 al día por mascota. La empresa se queda con 15%.
También existen obstáculos regulatorios, incluyendo normas municipales que prohíben a la gente alquilar sus apartamentos a extraños, o cobrar a pasajeros por viajes. Uber y Airbnb también enfrentan una creciente oposición de sectores más convencionales, como hoteleros, taxistas y cadenas minoristas en ciudades como Bogotá.
Tanto Uber como Airbnb trabajan para informar a funcionarios alrededor del mundo sobre los beneficios de sus servicios. De las 35.000 ciudades en las que opera Airbnb, sólo tres tienen preocupaciones serias sobre el servicio —San Francisco, Nueva York y Barcelona—, dice David Hantman, director de política pública global de la startupcaliforniana, que fue fundada en 2008.
Algunas startups de "economía colaborativa" de alto perfil están ganando fuerza entre los usuarios, entre ellas servicios que permiten a la gente alquilar apartamentos y casas, como Airbnb Inc., y llamar taxis, como Uber Technologies Inc.
Tanto Airbnb como Uber están valoradas en miles de millones de dólares, una señal de que los inversionistas creen que el segmento está en auge, y una gran razón por la que más emprendedores están adoptando este modelo de negocios.
En MassChallenge, un programa con sede en Boston que ayuda a nuevos emprendedores, cerca de 9% de los participantes en 2013 fueron empresas jóvenes que conectan a consumidores o compañías con productos y servicios que de otra forma quedarían sin ser utilizados. Se trata de un aumento frente a 2010, cuando fue de 5%.
"Somos optimistas sobre la economía colaborativa y definitivamente haremos más inversiones en ella", afirma Sam Altman, presidente de Y Combinator, un acelerador destartups de California y uno de los primeros inversionistas de Airbnb.
No obstante, al menos varias decenas de startups de economía colaborativa han fracasado desde 2012, incluidas BlackJet, un servicio con sede en Florida que se describía como el Uber para viajes en jet privado, y Tutorspree, un servicio de Nueva York que era llamado el "Airbnb para tutores". La mayoría se quedó sin fondos, tras lidiar con problemas que iban desde dificultades para formar una masa crítica de oferta y demanda, hasta costos operativos más altos de lo previsto.
"Terminamos sin poder producir de forma consistente un nivel de demanda a la par de lo que necesitábamos para ganar escala rápidamente", explicó Aaron Harris, cofundador de Tutorspree, que fue lanzado en enero de 2011 y cerró en agosto de 2013.
"Si tienes que readquirir clientes cada seis meses, se olvidarán de ti", dice Howard Morgan, cofundador de First Round Capital, que invirtió en BlackJet. "Un viaje en jet privado no es algo que haces todos los días. Si eres rico, tienes tu propio avión". En comparación, añadió que hace poco usó Uber tres veces en un día.
Un ejemplo es la startup de transporte compartido Ridejoy. Durante 2011, su primer año, su base de usuarios crecía cerca de 30% al mes, con más de 25.000 conductores y pasajeros registrados, y aproximadamente 10.000 viajes completados, dijo Kalvin Wang, uno de sus tres fundadores. Para el segundo trimestre de 2013, Ridejoy, que había recaudado US$1,3 millones de inversionistas como Freestyle Capital, enfrentaba una competencia feroz de alternativas gratuitas, como foros para compartir viajes en auto en sitios web de universidades.
Asimismo, algunos pasajeros empezaron a pasar por alto al intermediario. Muchos dejaron de pagar la tarifa de 10% al darles efectivo a los conductores en lugar de pagar con tarjeta de crédito en el sitio web o la aplicación móvil de Ridejoy. Otros simplemente no lo entendieron, e incluso 25.000 usuarios no eran suficientes para sostener el negocio.
Después de que dejó de operar a mediados de 2013, Ridejoy devolvió cerca de la mitad de su financiamiento a los inversionistas, según Wang. Alexis Ohanian, un emprendedor de Nueva York que invirtió en Ridejoy, dijo que "tal vez el momento o la ejecución no fueron los mejores".
Lo comparó con el éxito hasta ahora de Lyft Inc., una empresa de San Francisco fundada hace dos años que está valorada en más de US$700 millones y ofrece un servicio para compartir viajes de corta distancia. "Resultó ser que los viajes cortos eran lo que realmente quería el mercado", dice Ohanian.
Efectivo escaso
Una desventaja es que debido a que gran parte de los ingresos que genera un negocio de colaboración va directamente a los proveedores —de habitaciones, estacionamientos, vehículos y otros activos "compartidos"—, la empresa intermediaria podría estar constantemente necesitada de efectivo.
"La economía de la unidad puede ser realmente mala", indicó Ali Moiz, fundador de la firma de autos de lujo compartidos HiGear. Por entre US$125 y US$600 al día, HiGear ofrecía a los usuarios la oportunidad de manejar un Mercedes-Benz, BMW,BMW.XE -0.03% Audi, Aston Martin u otros vehículos de lujo. Después de sólo cuatro meses, generaba US$1 millón en ingresos y con el tiempo registró a más de 400 dueños de autos.
No obstante, HiGear recibía sólo 30% de la tarifa, o alrededor de US$90 en promedio por transacción, y les daba 70% a los propietarios. Adquirir un cliente le costaba unos US$300 en publicidad en Internet. "Nos habría salido más barato comprar 100 autos de lujo y rentarlos como un servicio tradicional de alquiler de autos", dice.
Después de que una banda delictiva usara tarjetas de crédito robadas e identidades falsas en diciembre de 2011 para eludir los controles de seguridad de HiGear y robar cuatro autos con un valor total de unos US$400.000, Moiz cerró la startup en vez de afrontar mayores costos de seguro y seguridad.
Algunos emprendedores que han tenido éxito dicen que deben gastar mucho en servicio al cliente.
DogVacay.com, un servicio de Los Ángeles creado hace dos años que conecta a dueños de mascotas con cuidadores, gasta cerca de la mitad de su presupuesto operativo en brindar soporte al cliente durante las 24 horas, siete días a la semana, explica el cofundador Aaron Hirschhorn. La startup, que levantó US$22 millones de inversionistas, permite a los cuidadores fijar sus propios precios, en promedio US$30 al día por mascota. La empresa se queda con 15%.
También existen obstáculos regulatorios, incluyendo normas municipales que prohíben a la gente alquilar sus apartamentos a extraños, o cobrar a pasajeros por viajes. Uber y Airbnb también enfrentan una creciente oposición de sectores más convencionales, como hoteleros, taxistas y cadenas minoristas en ciudades como Bogotá.
Tanto Uber como Airbnb trabajan para informar a funcionarios alrededor del mundo sobre los beneficios de sus servicios. De las 35.000 ciudades en las que opera Airbnb, sólo tres tienen preocupaciones serias sobre el servicio —San Francisco, Nueva York y Barcelona—, dice David Hantman, director de política pública global de la startupcaliforniana, que fue fundada en 2008.
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