Por: Paul Krugman | 10 de junio de 2014
El economista Thomas Piketty ha contestado extensamente a Chris Giles, redactor jefe de economía de The Financial Times, que intentó desmontar su obra El capital en el siglo XXI, y lo ha hecho de una forma muy eficaz. Básicamente, Giles trató de comparar las manzanas y las naranjas, y el resultado fue un limón.
La cuestión principal aquí le resulta familiar a todo aquel que trabaje mucho en temas de desigualdad. Existen dos tipos de datos sobre la distribución de la renta y la riqueza: los estudios, en los que se pregunta a la gente qué hace o qué posee, y los datos fiscales.
El economista Thomas Piketty ha contestado extensamente a Chris Giles, redactor jefe de economía de The Financial Times, que intentó desmontar su obra El capital en el siglo XXI, y lo ha hecho de una forma muy eficaz. Básicamente, Giles trató de comparar las manzanas y las naranjas, y el resultado fue un limón.
La cuestión principal aquí le resulta familiar a todo aquel que trabaje mucho en temas de desigualdad. Existen dos tipos de datos sobre la distribución de la renta y la riqueza: los estudios, en los que se pregunta a la gente qué hace o qué posee, y los datos fiscales.
Los datos de los estudios son mejores a la hora de describir a las familias de rentas más bajas, que a menudo no están cubiertas por los impuestos; pero es bien sabido que los datos subestiman las rentas más altas y la riqueza porque, hablando en líneas generales, es difícil entrevistar a los multimillonarios. Además, se dispone de datos de estudios desde hace bastante poco, después de la II Guerra Mundial, y con frecuencia, mucho más tarde.
Por eso Piketty trabajó principalmente con datos fiscales, aunque también utilizó algunos datos de estudios; cuando los combinaba, realizaba ajustes para corregir las tendencias a la baja conocidas de los cálculos de los estudios sobre las mayores riquezas.
Sin embargo, Giles señalaba básicamente que algunos cálculos de estudios relativamente recientes sobre las grandes fortunas son más bajos que algunas estimaciones basadas en datos fiscales de periodos anteriores, y se sirvió de esto para afirmar que no hay ninguna tendencia clara hacia la concentración de riqueza.
¡Error!
Esto debería zanjar realmente el tema, pero, naturalmente, no lo hará. Los que niegan la desigualdad se fijarán en la mala reseña de The Financial Times, y se convertirá en parte de lo que “saben” que es cierto.
La misma historia de siempre
Vale, no sé qué es lo que Giles pensaba que estaba haciendo, pero sé qué estaba haciendo en realidad, y es lo mismo de siempre. Desde que se hizo evidente que la desigualdad estaba aumentando – allá por la década de 1980 – en la derecha ha habido un sector bastante importante de negación de la desigualdad. La negación no se basaba en ningún argumento, ni tampoco contenía objeciones coherentes. Consistía más bien en lanzar al aire muchos argumentos distintos, con la esperanza de que algo calase: la desigualdad no está aumentando; está aumentando, pero se ve compensada por la movilidad; está anulada por la mayor ayuda a los pobres (que estamos tratando de destruir, pero eso da igual); en cualquier caso, la desigualdad es buena. Todos estos argumentos se han propuesto al mismo tiempo; ninguno de ellos se ha abandonado nunca ante la evidencia, simplemente vuelven una y otra vez.
Fíjense en el artículo que escribí para The American Prospect hace 22 años, Los ricos, la derecha y los hechos (y aunque no se diga en la página de Prospect, se publicó en realidad en 1992). Todos y cada uno de los argumentos falsos que describía en él se siguen presentando hoy día. Y sabemos perfectamente bien por qué: se trata de defender al 1% de la amenaza de unos impuestos más elevados y de otras medidas que podrían limitar las rentas más elevadas.
Lo que es nuevo en la última ronda de argumentos es el vehículo utilizado. Tradicionalmente, la negación de la desigualdad se ha llevado a cabo en la página de opinión de The Wall Street Journal y en lugares de mentalidad parecida.
El ver que se extiende a The Financial Times es una novedad, y es señal de que el periódico puede estar sufriendo una murdochización progresiva.
Traducción de News Clips.
© 2014 The New York Times.
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