El volumen se titula "Algunas claves para pensar la pobreza en Cuba desde la mirada de jóvenes investigadores".
La Habana, 21 sep.- Una compilación de la profesora María del Carmen Zabala sobre la pobreza en Cuba aporta investigaciones realizadas por jóvenes científicos sobre este tema tabú en el país.
"Algunas claves para pensar la pobreza en Cuba desde la mirada de jóvenes investigadores", presentado este mes, fue editado conjuntamente por el no gubernamental Centro Félix Varela y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Los ensayos reunidos abarcan un amplio abanico temático con referencias a las políticas públicas, la participación local en el combate de la escasez, relación entre pobreza y medio ambiente, expresión territorial y familiar de la pobreza, implicaciones en la salud física y mental y la expresión cultural de la pobreza, entre otros.
Las y los investigadores coinciden en que este problema tiene un carácter complejo, multifactorial y multidimensional.
Revelan que, en el caso cubano, la pobreza se ha caracterizado por la invisibilidad de políticas para contrarrestarla y la poca divulgación de información sobre su persistencia y tendencia al incremento, feminización y racialización en la nación caribeña.
El colectivo de autores subraya que la profunda crisis de más de 20 años vivida en el país reconfiguró la estructura social desde el punto de vista demográfico, clasista, ocupacional, generacional, racial y, con ello, profundizó las desigualdades sociales.
Así retrocedieron los avances logrados en ese sentido por las reformas políticas, económicas y sociales para la igualdad social implementadas por el gobierno socialista, en el poder tras la revolución que triunfó en 1959.
Se estima que en la actualidad 25 por ciento de los 11,2 millones de habitantes están sumidos en la pobreza, indica en el prólogo el investigador Juan Valdés Paz.
Explica que este fenómeno se concentra fundamentalmente en zonas suburbanas y rurales.
Este tipo de pobreza califica como "con protección y garantías" o con "amparo", debido a las subvenciones estatales vigentes en algunos servicios de seguridad social y en el hecho de que los servicios de salud y educación son gratuitos en Cuba.
No obstante, una parte significativa de la población permanece bajo el umbral de la subsistencia.
Ancianos solos, mujeres, personas con nivel educacional primario y medio, enfermos crónicos e incapacitados, desocupados, trabajadoras del hogar, empleados del sector estatal tradicional y personas negras y mestizas, son los grupos más propensos a vivir en la miseria, señala Valdés Paz.
Aunque las políticas públicas cubanas han estado acompañadas de un discurso ideológico sobre la igualdad social y metas igualitaristas, la realidad siempre ha evidenciado un patrón persistente de desigualdad, subraya.
Para la investigadora Mayra Espina, autora del epílogo, una de las limitaciones para ahondar en la complejidad de la pobreza en Cuba está en la escasa información sobre estos temas y las resistencias dentro de algunas estructuras estatales a reconocer su persistencia.
Critica asimismo "la insuficiente profundización en estrategias económicas y de inserción en el mercado internacional como posibilidad de reducción de la pobreza, ausencia de una perspectiva social-holística de la pobreza en relación con el desarrollo, y la falta de una valoración crítica sobre la posibilidades de participación de la población afectada en la construcción de una agenda de cambio social".
Por su parte, Zabala destaca entre los valores de la compilación que las y los autores realizaron su "formación académica y social (...) en el contexto de la crisis de los noventa y las reformas económicas".
Sus posturas críticas y creativas sobre la realidad les permiten trascender las visiones economicistas y estáticas prevalecientes sobre el fenómeno y proponer enfoques desde la cultura, participación, gestión gubernamental de políticas públicas y comunicación social, argumenta.
De forma general, los ensayos hablan de la necesidad de sumar actores de la sociedad civil a las entidades del Estado para el diseño de políticas públicas más efectivas contra la pobreza.
También resaltan la urgencia de empoderar los sujetos, grupos y comunidades afectadas. (2014)
La Habana, 21 sep.- Una compilación de la profesora María del Carmen Zabala sobre la pobreza en Cuba aporta investigaciones realizadas por jóvenes científicos sobre este tema tabú en el país.
"Algunas claves para pensar la pobreza en Cuba desde la mirada de jóvenes investigadores", presentado este mes, fue editado conjuntamente por el no gubernamental Centro Félix Varela y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Los ensayos reunidos abarcan un amplio abanico temático con referencias a las políticas públicas, la participación local en el combate de la escasez, relación entre pobreza y medio ambiente, expresión territorial y familiar de la pobreza, implicaciones en la salud física y mental y la expresión cultural de la pobreza, entre otros.
Las y los investigadores coinciden en que este problema tiene un carácter complejo, multifactorial y multidimensional.
Revelan que, en el caso cubano, la pobreza se ha caracterizado por la invisibilidad de políticas para contrarrestarla y la poca divulgación de información sobre su persistencia y tendencia al incremento, feminización y racialización en la nación caribeña.
El colectivo de autores subraya que la profunda crisis de más de 20 años vivida en el país reconfiguró la estructura social desde el punto de vista demográfico, clasista, ocupacional, generacional, racial y, con ello, profundizó las desigualdades sociales.
Así retrocedieron los avances logrados en ese sentido por las reformas políticas, económicas y sociales para la igualdad social implementadas por el gobierno socialista, en el poder tras la revolución que triunfó en 1959.
Se estima que en la actualidad 25 por ciento de los 11,2 millones de habitantes están sumidos en la pobreza, indica en el prólogo el investigador Juan Valdés Paz.
Explica que este fenómeno se concentra fundamentalmente en zonas suburbanas y rurales.
Este tipo de pobreza califica como "con protección y garantías" o con "amparo", debido a las subvenciones estatales vigentes en algunos servicios de seguridad social y en el hecho de que los servicios de salud y educación son gratuitos en Cuba.
No obstante, una parte significativa de la población permanece bajo el umbral de la subsistencia.
Ancianos solos, mujeres, personas con nivel educacional primario y medio, enfermos crónicos e incapacitados, desocupados, trabajadoras del hogar, empleados del sector estatal tradicional y personas negras y mestizas, son los grupos más propensos a vivir en la miseria, señala Valdés Paz.
Aunque las políticas públicas cubanas han estado acompañadas de un discurso ideológico sobre la igualdad social y metas igualitaristas, la realidad siempre ha evidenciado un patrón persistente de desigualdad, subraya.
Para la investigadora Mayra Espina, autora del epílogo, una de las limitaciones para ahondar en la complejidad de la pobreza en Cuba está en la escasa información sobre estos temas y las resistencias dentro de algunas estructuras estatales a reconocer su persistencia.
Critica asimismo "la insuficiente profundización en estrategias económicas y de inserción en el mercado internacional como posibilidad de reducción de la pobreza, ausencia de una perspectiva social-holística de la pobreza en relación con el desarrollo, y la falta de una valoración crítica sobre la posibilidades de participación de la población afectada en la construcción de una agenda de cambio social".
Por su parte, Zabala destaca entre los valores de la compilación que las y los autores realizaron su "formación académica y social (...) en el contexto de la crisis de los noventa y las reformas económicas".
Sus posturas críticas y creativas sobre la realidad les permiten trascender las visiones economicistas y estáticas prevalecientes sobre el fenómeno y proponer enfoques desde la cultura, participación, gestión gubernamental de políticas públicas y comunicación social, argumenta.
De forma general, los ensayos hablan de la necesidad de sumar actores de la sociedad civil a las entidades del Estado para el diseño de políticas públicas más efectivas contra la pobreza.
También resaltan la urgencia de empoderar los sujetos, grupos y comunidades afectadas. (2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar