Por Eliot Brown
De forma gradual y discreta, Google Inc. está creando en Nueva York algo de lo que carecen la mayoría de las empresas más grandes y antiguas de la ciudad: un campus urbano.
Desde que plantó su primera bandera en Manhattan en 2000, Google se ha expandido desde un único ejecutivo que trabajaba desde un Starbucks hasta controlar más de 325.000 metros cuadrados de espacio, más de la capacidad del icónico edificio Empire State.
En 2010, la empresa pagó US$1.900 millones por un edificio que alguna vez fue una terminal de carga y la sede de la Autoridad de Puertos de Nueva York y Nueva Jersey. Hambrienta de más, alquiló la mayoría del espacio de oficina en la calle del frente, que alguna vez albergó una fábrica de Nabisco.
Hace unos meses, Google decidió alquilar otra antigua fábrica de Nabisco aledaña. En total, la empresa controla u ocupa una franja de edificios en Manhattan que mide más que seis canchas de fútbol.
Puede haber más en el horizonte. Google, que ahora tiene más de 4.000 empleados en Nueva York, está en conversaciones preliminares para alquilar parte de un antiguo terminal marítimo sobre el río Hudson justo al frente de sus oficinas más nuevas, dijeron personas al tanto.
La acumulación de propiedades de Google es un vivo ejemplo de un cambio que se extiende por todo Estados Unidos. En el pasado, las empresas que necesitaban grandes cantidades de espacio usualmente huían a campus de baja altura en los afueras de las ciudades. Aquellos que decidían mantener las operaciones principales en una ciudad usualmente distribuían a sus empleados a lo largo de la región en busca de alquileres más baratos. Para algunos bancos, la dispersión de las operaciones se convirtió en estrategias de seguridad después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Sin embargo, empresas de crecimiento más rápido, especialmente del sector tecnológico, están huyendo ahora de los campus suburbanos hacia complejos dentro de las ciudades. Una de las razones principales: están siguiendo a los empleados jóvenes que cortejan, aquellos en la generación del milenio que hoy tienen entre 20 y 30 y pico de años.
Los empleados jóvenes de hoy viven en mayor número en ciudades, atraídos por el estilo de vida y trabajo, dijo Mitchell Moss, profesor de planeación urbana de la Universidad de Nueva York.
“Hay una fuerza laboral que ha descubierto que funciona bien cuando está cerca de actividades y el trabajo”, agregó. “Los suburbios son simplemente muy aislados”.
J.D. Lumpkin, director ejecutivo de la firma de servicios inmobiliarios Cushman & Wakefield que asesora a propietarios e inquilinos sobre espacio de oficinas en San Francisco, dijo que las empresas de tecnología quieren edificios adyacentes para estimular la interacción entre sus trabajadores. “La colaboración es típicamente en el núcleo de su cultura”, dijo.
Incluso las empresas tecnológicas con sede en los suburbios como LinkedIn Corp. eInternational Business Machines Corp. están construyendo grandes sucursales en centros urbanos, mientras que empresas nuevas como Twitter Inc. y Dropbox han establecido sus oficinas centrales en San Francisco, no en el suburbano Silicon Valley.
Con la adquisición de edificios cercanos, la compañía entera se beneficia, creen altos ejecutivos. Los empleados pueden compartir ideas cuando se encuentran en la cafetería o en la acera. Además, una empresa ancla como Google o Twitter probablemente atraerá tiendas y restaurantes, haciendo que la zona sea más deseable para los empleados.
Esa es la tesis detrás del voraz apetito de Google por inmuebles en Manhattan. Las calles que rodean sus edificios suelen estar llenas de empleados en sudaderas. “Nos gusta mantener a nuestros empleados cerca para que puedan interactuar e intercambiar ideas... esa es la esencia de la creatividad”, dijo William Floyd, director de Google en Nueva York para asuntos externos.
Aun así, la empresa no ha abandonado los suburbios y sigue acumulando terrenos cerca de su sede en Mountain View, California.
De forma gradual y discreta, Google Inc. está creando en Nueva York algo de lo que carecen la mayoría de las empresas más grandes y antiguas de la ciudad: un campus urbano.
Desde que plantó su primera bandera en Manhattan en 2000, Google se ha expandido desde un único ejecutivo que trabajaba desde un Starbucks hasta controlar más de 325.000 metros cuadrados de espacio, más de la capacidad del icónico edificio Empire State.
En 2010, la empresa pagó US$1.900 millones por un edificio que alguna vez fue una terminal de carga y la sede de la Autoridad de Puertos de Nueva York y Nueva Jersey. Hambrienta de más, alquiló la mayoría del espacio de oficina en la calle del frente, que alguna vez albergó una fábrica de Nabisco.
Hace unos meses, Google decidió alquilar otra antigua fábrica de Nabisco aledaña. En total, la empresa controla u ocupa una franja de edificios en Manhattan que mide más que seis canchas de fútbol.
Puede haber más en el horizonte. Google, que ahora tiene más de 4.000 empleados en Nueva York, está en conversaciones preliminares para alquilar parte de un antiguo terminal marítimo sobre el río Hudson justo al frente de sus oficinas más nuevas, dijeron personas al tanto.
La acumulación de propiedades de Google es un vivo ejemplo de un cambio que se extiende por todo Estados Unidos. En el pasado, las empresas que necesitaban grandes cantidades de espacio usualmente huían a campus de baja altura en los afueras de las ciudades. Aquellos que decidían mantener las operaciones principales en una ciudad usualmente distribuían a sus empleados a lo largo de la región en busca de alquileres más baratos. Para algunos bancos, la dispersión de las operaciones se convirtió en estrategias de seguridad después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Sin embargo, empresas de crecimiento más rápido, especialmente del sector tecnológico, están huyendo ahora de los campus suburbanos hacia complejos dentro de las ciudades. Una de las razones principales: están siguiendo a los empleados jóvenes que cortejan, aquellos en la generación del milenio que hoy tienen entre 20 y 30 y pico de años.
Los empleados jóvenes de hoy viven en mayor número en ciudades, atraídos por el estilo de vida y trabajo, dijo Mitchell Moss, profesor de planeación urbana de la Universidad de Nueva York.
“Hay una fuerza laboral que ha descubierto que funciona bien cuando está cerca de actividades y el trabajo”, agregó. “Los suburbios son simplemente muy aislados”.
J.D. Lumpkin, director ejecutivo de la firma de servicios inmobiliarios Cushman & Wakefield que asesora a propietarios e inquilinos sobre espacio de oficinas en San Francisco, dijo que las empresas de tecnología quieren edificios adyacentes para estimular la interacción entre sus trabajadores. “La colaboración es típicamente en el núcleo de su cultura”, dijo.
Incluso las empresas tecnológicas con sede en los suburbios como LinkedIn Corp. eInternational Business Machines Corp. están construyendo grandes sucursales en centros urbanos, mientras que empresas nuevas como Twitter Inc. y Dropbox han establecido sus oficinas centrales en San Francisco, no en el suburbano Silicon Valley.
Con la adquisición de edificios cercanos, la compañía entera se beneficia, creen altos ejecutivos. Los empleados pueden compartir ideas cuando se encuentran en la cafetería o en la acera. Además, una empresa ancla como Google o Twitter probablemente atraerá tiendas y restaurantes, haciendo que la zona sea más deseable para los empleados.
Esa es la tesis detrás del voraz apetito de Google por inmuebles en Manhattan. Las calles que rodean sus edificios suelen estar llenas de empleados en sudaderas. “Nos gusta mantener a nuestros empleados cerca para que puedan interactuar e intercambiar ideas... esa es la esencia de la creatividad”, dijo William Floyd, director de Google en Nueva York para asuntos externos.
Aun así, la empresa no ha abandonado los suburbios y sigue acumulando terrenos cerca de su sede en Mountain View, California.
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