Ocho años después del inicio de la crisis económica, el mundo sigue inundado por una deuda que alcanza niveles récord, situándose la cifra total de la deuda acumulada en estos años en 57 billones de dólares.
Desde el inicio de la crisis financiera hace ocho años, la deuda global ha crecido unos 57 billones de dólares, según el Instituto Global McKinsey, informa 'The Telegraph'. El siguiente mapa muestra el estado actual del endeudamiento en el mundo.
El Banco de Pagos Internacionales ha calculado que desde 2007, la deuda gubernamental de los países del G7, en relación con el PIB, ha crecido un 40% hasta alcanzar un 120%. Ninguna economía desarrollada, y tan sólo cinco mercados emergentes, han conseguido reducir el ratio deuda/PIB que incluye tanto la deuda doméstica como la gubernamental.
El drástico aumento de la deuda pública se ha debido a que los países han sido incapaces de reducir sus pasivos mediante la inflación. En lugar de eso, una espiral deflacionaria global ha aumentado tanto la deuda de los países como los intereses que pagan para su servicio.
Esta combinación de la deflación y la contracción económica, particularmente en la eurozona, ha llevado a McKinsey a concluir que el "despalancamiento es raro y las soluciones son escasas".
Con el endeudamiento global que alcanza su nivel más alto en los últimos 200 años, el FMI ha advertido que el mundo va a necesitar una ola de impagos, impuestos sobre ahorros y una inflación más alta para finalmente despejar el camino hacia la recuperación.
Desde el inicio de la crisis financiera hace ocho años, la deuda global ha crecido unos 57 billones de dólares, según el Instituto Global McKinsey, informa 'The Telegraph'. El siguiente mapa muestra el estado actual del endeudamiento en el mundo.
El Banco de Pagos Internacionales ha calculado que desde 2007, la deuda gubernamental de los países del G7, en relación con el PIB, ha crecido un 40% hasta alcanzar un 120%. Ninguna economía desarrollada, y tan sólo cinco mercados emergentes, han conseguido reducir el ratio deuda/PIB que incluye tanto la deuda doméstica como la gubernamental.
El drástico aumento de la deuda pública se ha debido a que los países han sido incapaces de reducir sus pasivos mediante la inflación. En lugar de eso, una espiral deflacionaria global ha aumentado tanto la deuda de los países como los intereses que pagan para su servicio.
Esta combinación de la deflación y la contracción económica, particularmente en la eurozona, ha llevado a McKinsey a concluir que el "despalancamiento es raro y las soluciones son escasas".
Con el endeudamiento global que alcanza su nivel más alto en los últimos 200 años, el FMI ha advertido que el mundo va a necesitar una ola de impagos, impuestos sobre ahorros y una inflación más alta para finalmente despejar el camino hacia la recuperación.
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