Por Matias Bosh
He vuelto a escuchar en estos días el desagrado y malestar que algunos sienten por lo que llaman "campaña internacional contra República Dominicana". Yo invito a no sentirse involucrado en defender de una "ofensa a la Patria" lo que en realidad es una protesta abierta ante actos abusivos cuyos autores tienen nombre y apellido, y usan al Estado dominicano como finca privada para imponer sus agendas, como si éstas fueran las de la "Nación".
¿Se justifica esta estrategia? Conozco a Cuba en sus entrañas, un país sometido al bloqueo económico, político y financiero por más de medio siglo, tal vez la política más cruel implementada contra país alguno en América. Cuba, sometida también a atentados terroristas, la guerra biológica, la guerra mediática, planes de intervención armada y de magnicidio. Soy hijo de desterrados de Chile por un golpe fascista horroroso, fabricado en Washington. Soy nieto de un expresidente derrocado cuyo país fue ocupado, precisamente este, Rep. Dominicana. Jamás, jamás de los jamases escuché a los líderes e intelectuales cubanos, ni de países como Chile, Nicaragua, El Salvador, sometidos al genocidio, ni a Juan Bosch, ni hoy en día al Gobierno venezolano, a Evo, a Correa, a Cristina, afirmar sobre Estados Unidos lo que se ha llegado a decir recientemente sobre Haití en R.D., llamándolo "Estado enemigo". Jamás escuché ni se ha visto en Cuba ni a nadie que practica la cooperación internacionalista como elemental deber humanitario echar en cara lo que se hace por otros Pueblos del mundo, como una mercancía que se cobra en deudas políticas; jamás se ha visto a esos y otros países que resisten una guerra injusta y abusiva, ni a Bosch en su momento, hacer de su política la denuncia de una "campaña internacional", sino en primer lugar convencer con la solidez ética y moral de sus argumentos y sus hechos, especialmente en lo que toca a la promoción de los derechos humanos y sociales.
Yo quiero recordar que la Corte Interamericana de Derechos Humanos no es un organismo de "campañas", sino una CORTE y que ha sancionado al ESTADO dominicano dos veces por VIOLAR DERECHOS HUMANOS DE DOMINICANOS (no de haitianos). Que el Primer Ministro Gonsalves hablara en la Cumbre de CELAC 2014 contra la aberrante sentencia TC 168-13 QUE ATENTA CONTRA DERECHOS DE DOMINICANOS (no de haitianos) no es un acto de campaña "anti-dominicana" "a favor de Haití" ni es un "atentado a la soberanía": es lo natural en una Cumbre, las reglas del juego, para eso se hacen, y recordar que los Derechos Humanos, desde 1948 y desde el Pacto de San José, son de jurisdicción internacional... Por eso mismo cuando hay violaciones generalizadas y sistemáticas se habla de "crimen de lesa humanidad", es decir es un crimen contra la Humanidad; da lo mismo el Estado en que se haya cometido.
Ah! ¿Y la marcha en Puerto Príncipe? Pues yo quisiera saber quién no saldría a marchar en toda R.D. si nos enteramos que en Madrid o San Juan de Puerto Rico apareció un dominicano asesinado a golpes y colgado de un árbol en una plaza pública, y que pasan los meses y nadie sepa nada, y encima de ello los titulares de prensa culparan a otros dominicanos del espantoso crimen.
Cada vez que Trujillo se sentía ofendido, confundía su persona, su negocio y su régimen con "la Patria", defender la Patria era defenderlo a él y viceversa. Y cuando eso pasaba, cuando se le acusaba de tirano y de violar la dignidad humana, su régimen ripostaba que eso era una "campaña pro-haitiana" o del "comunismo internacional".
Ya nos sabemos hace rato ese jueguito macabro. Los y las progresistas, los humanistas, los de izquierda, los admiradores de Duarte, de los Restauradores, de Bosch, Caamaño y Abril, debemos tenerlo claro: ¡Los fascistas que se defiendan ellos solos! A la Patria se le defiende haciéndola próspera, feliz y justa, respetada en el Mundo por ser una tierra donde (como dijo Martí) la dignidad humana sea la ley primera de la república, y su soberanía se defiende, en primer lugar, de los que la saquean, ultrajan y abusan desde adentro y desde afuera, mientras ciertos personajes se hacen "patriotas" con los débiles e indefensos.
No deja de resultar al menos simpático acusar a las "potencias" de participar en la "campaña anti-dominicana", y al mismo tiempo ver que el poder de esas "potencias" en República Dominicana no ha variado un ápice: Una inmensa cantidad de instancias de hacer políticas y espacios de toma de decisiones siguen literalmente siendo campo de la primacía de la llamada "cooperación internacional" y de los grandes "donantes", que practican el "internacionalismo vertical" que en la práctica es un colonialismo de nuevo tipo. Dramático ha sido ver esto en decisiones tan serias como la explotación de los Haitises o Loma Miranda, las políticas educativas de los últimos veinte años, y el caso del nuevo auge de la malaria en el país, directamente asociado a que la "cooperación internacional" se retiró de ese rubro dejando al desnudo la flaqueza de las políticas nacionales en cosas tan elementales y delicadas. Haití, en vez de "Estado enemigo" o propagandista "anti-dominicano" es quizá el ejemplo más catastrófico de la colonización y el despojo revestido de esa "cooperación internacional" que tiene en República Dominicana tan alto rango como en casi toda la América Latina aún no emancipada.
Ciertamente existe un pulseo entre los sectores de la derecha y la oligarquía haitiana, el "trindente imperial" y su contraparte isleña, es decir la oligarquía y la derecha dominicana, y ese pulseo une a esos tres bandos en lo mismo que han hecho siempre: no resolver nada, con los pueblos de carne de cañón. Ante esto, la primera bandera a izar es la de sostener la hermandad -más allá de los gobiernos y los "políticos"- entre el Pueblo dominicano y el Pueblo haitiano, y el respeto a la dignidad de los inmigrantes, porque eso es respetar al Pueblo dominicano, igualmente víctima del abuso, las invasiones, el despojo y hermanado en los miles y miles que de ambos Pueblos han quedado flotando en el mar, tras la "visa para un sueño".
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