La disponibilidad actual en los embalses de Cuba apenas rebasa el 30 por ciento de su capacidad.
AMBIENTE Y CAMBIO CLIMÁTICO Redacción IPS Cuba 19 agosto, 2015
El déficit de agua también puede complicar la situación epidemiológica y sanitaria.Foto: Foto: Jorge Luis Baños/IPS
La Habana, 20 ago.- La prolongada ausencia de precipitaciones y la alta evaporación del agua por calores récord, se han confabulado para recrudecer la más intensa sequía que azota a Cuba en los últimos 115 años y ya limita el protegido suministro de agua a las personas.
Algunos informes indican que cerca de 10 por ciento de los 11,2 millones de habitantes de la nación caribeña, depende en la actualidad de abastecimiento del líquido mediante camiones cisternas, con ciclos que oscilan entre varios días y hasta dos semanas.
“Hasta hace un tiempo recibíamos el agua cada ocho días, pero desde finales de julio el ciclo es de 15 días. La situación en muy compleja, sobre todo si no dispones de los depósitos necesarios para enfrentar una circunstancia así”, dijo Mercedes Cueto, que vive en la provincia oriental de Guantánamo.
El déficit de agua también puede complicar la situación epidemiológica y sanitaria.
“Como no queda más remedio que almacenar agua, tal vez sin las condiciones elementales, podría incrementarse la infestación por Aedes aegypti, el mosquito transmisor de enfermedades como el dengue”, opinó la epidemióloga Aimé Quiroga.
Una nota de la Defensa Civil emitida el pasado 17 de agosto alertó que el nivel de los embalses se encuentra muy por debajo de su capacidad, a la vez que las fuentes de agua subterráneas están en descenso con respecto a los meses precedentes.
Para mayor preocupación, el pronóstico del estatal Instituto de Meteorología (Insmet) apunta que podría afectarse aún más la disponibilidad de agua en el próximo período seco (de noviembre a abril), a causa de la escasez de lluvias por la intensa sequía y la poca actividad en la temporada ciclónica en lo que resta de año.
De mayo a junio, la escasez de precipitaciones afectó al 68 por ciento del país y las perspectivas para el trimestre en curso son desfavorables en todas las regiones de la isla, según el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.
De acuerdo con especialistas del Centro del Clima del Insmet, el pasado mes de julio fue por cuarta vez el de menos precipitaciones desde 1961.
El déficit de lluvias, con un promedio muy por debajo del valor histórico, se mantiene como una tendencia en 2015.
Reportes de Centro del Clima señalan que, en julio, el 63 por ciento de todo el territorio nacional registró déficits en sus acumulados. De ellos, un 24 por ciento se catalogaron como extremos y severos, 18 por ciento moderados y 21 por ciento débiles.
Las áreas con déficits más significativos se localizaron en las provincias de Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, sur de Camagüey y Las Tunas. En el extremo más oriental, Santiago de Cuba y Guantánamo fueron las más afectadas, por lo que debieron adoptar medidas de ahorro para garantizar el consumo de agua potable.
Si bien el agua escasea, todavía buena parte de la que se bombea se pierde por salideros en las redes extra e intradomiciliarias.
La prioridad en la distribución del agua la tiene la población, seguida de la agricultura.
Solo el 10 por ciento de la agricultura cubana cuenta con sistemas de riego, mientras el resto emplea métodos ineficientes y de alto consumo del líquido.
La actual sequía impacta al 81 por ciento del área agrícola, dañando algunos de los cultivos fundamentales del archipiélago como tabaco, caña, hortalizas, arroz, café y frijoles, lo que en los meses venideros podría impactar tanto en la disponibilidad de alimentos como en rubros exportables como el azúcar y tabaco.
“Si hasta ahora los precios de los productos agrícolas eran elevados, la baja en la producción los disparará”, aventuró Eric Fuste, residente en la provincia de Granma, cuyas principales presas están al borde del colapso y el río Cauto, el más extenso del país, es apenas un recuerdo de sus mejores momentos.
Para reducir los impactos negativos de esta catástrofe silenciosa, la Defensa Civil recomienda incrementar la vigilancia y monitoreo sobre su evolución, apreciar los riesgos e informar oportunamente a la población y a las autoridades competentes.
El programa para reducir las pérdidas de agua incluye la rehabilitación de las redes hidráulicas, la eliminación de los aliviaderos y el reordenamiento del servicio de distribución del líquido con ajustes a las condiciones de cada territorio.
Aunque la capacidad de embalse del país supera los 9.000 millones de metros cúbicos de agua en más de 200 presas y represas, la disponibilidad actual apenas rebasa el 30 por ciento del total. (2015)
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