"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

jueves, 17 de marzo de 2016

¿Cómo recibe Latinoamérica a los presidentes de los Estados Unidos?

A diferencia de lo ocurrido en otras naciones latinoamericanas, no se prevén en Cuba marchas o protestas en contra de la visita del presidente Obama.



Protestas y amplios despliegues de seguridad acompañaron las giras de presidentes estadounidenses por América Latina.

Foto: Tomada de bbcmundo

La Habana, 17 mar.- Vastos despliegues militares, elevados niveles de alerta, cierres del espacio aéreo, ofertas de ayuda y hasta dislates, pero sobre todo grandes protestas populares, marcaron en las últimas tres décadas las giras de presidentes estadounidenses por América Latina.

Está por ver qué pasará en esta capital, que recibe los últimos retoques en su imagen para recibir a Barack Obama el 20 de marzo. A diferencia de lo ocurrido en otras naciones latinoamericanas, no se prevén en Cuba marchas o protestas en contra del mandatario estadounidense.

Historia

Ronald Reagan (1981-1989) visitó Brasil, Colombia, Costa Rica y Honduras a inicios de diciembre de 1982, en lo que constituyó su segunda gira internacional de importancia luego de llegar a la Casa Blanca.


Con dicho periplo intentó recomponer las deterioradas relaciones con la región, tras el alineamiento de Washington con el Reino Unido en la guerra que en 1982 despojó a Argentina de las islas Malvinas.

Ello pese al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR, 1947), que comprometía a las naciones signatarias a tomar cualquier ataque extracontinental como una agresión contra todos los países americanos.

Además, resultó memorable la pifia cometida por Reagan durante la cena de Estado en Brasilia, cuando brindó “por el pueblo de Bolivia”.

Al darse cuenta que se había equivocado de país, el gobernante intentó corregirse diciendo que la nación andina sería la próxima escala de su gira, pero tampoco acertó porque debía viajar a Colombia.

Mil agentes secretos norteamericanos de habla española y 5.000 soldados, tanques y helicópteros de combate, fueron puestos al servicio de Reagan en Bogotá, pese a lo cual fue recibido con una abierta hostilidad popular. Las masas le gritaron: “¡Fuera! ¡Fuera!”.

Incluso, la visita de apenas cinco horas tuvo una relativa indiferencia por los medios de comunicación: sólo la radio nacional transmitió en directo la estancia del jefe de Estado en la capital colombiana.

En octubre de 1997, William Clinton (1993-2001) estuvo una semana Venezuela, Brasil y Argentina, la primera gira a Suramérica desde que llegó al despacho oval en enero de 1993


.

Clinton buscó impulsar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), iniciativa lanzada en la I Cumbre hemisférica de 1994, en la ciudad de Miami.

Tras el devastador paso del huracán Mitch por Centroamérica (1998), que dejó un saldo de más de 11.000 muertos y miles de millones de dólares en daños materiales, el mandatario oriundo de Arkansas aterrizó en marzo de 1999 en Nicaragua, con la promesa de ayudar a la reconstrucción regional.

Sin embargo, su periplo por países vecinos se vio ensombrecido por el reclamo para evitar que fueran repatriados los cerca de 700.000 centroamericanos indocumentados que vivían entonces en Estados Unidos, temiendo un aumento de la delincuencia y efectos sociales, políticos y económicos calamitosos para los empobrecidos países de origen.

En Guatemala, Clinton no dudó en afirmar que el apoyo dado en el pasado por Estados Unidos a la represión en ese país fue “un error que no debe volver a repetirse”.

Ello no impidió que fuera recibido en la capital guatemalteca por manifestantes que corearon consignas contra la Agencia Central de Inteligencia (CIA), por su reconocida implicación en la guerra que devastó al país durante 36 años.

Pero sin dudas George W. Bush (2001-2009) ha sido uno de los presidentes estadounidenses más repudiados durante sus visitas a América Latina, mediante marchas y concentraciones convocadas por representantes de organizaciones sociales, indígenas y estudiantiles.

Miles de manifestantes protestaron contra su presencia en la IV Cumbre de las Américas, efectuada en noviembre de 2005 en Mar del Plata, Argentina.

De allí partió el 43 mandatario estadounidense sabiendo fracasada la idea del ALCA, luego de los esfuerzos concertados en contra de la iniciativa por los entonces presidentes Néstor Kirchner (Argentina), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) y Hugo Chávez (Venezuela).

Este último resumió ese momento en un mítico discurso donde expresó: “¡Alca, Alca, al carajo!”.

En marzo de 2007, en Bogotá, y a pesar de un fuerte cordón policial, miles de manifestantes quemaron una bandera estadounidense y una efigie de Bush, al tiempo que corearon consignas como “Asesino, asesino”, “Fuera Bush de Latinoamérica” y “Cesen las deportaciones masivas”.


Obama

La región miró con esperanza la llegada a la Casa Blanca de Barack Obama, en enero de 2009.

Ese sentimiento se reforzó tres meses después, cuando el mandatario inauguró la V Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, con una histórica oferta de diálogo con la nación cubana.

“Estados Unidos busca un nuevo comienzo con Cuba. Sé que hay un largo camino por delante para acabar con décadas de desconfianza, pero hay pasos decisivos que podemos tomar hacia un nuevo día”, manifestó Obama.

Casi seis años después esa voluntad se trastocó en realidad, cuando los presidentes de ambos países asombraron al mundo el 17 de diciembre de 2014, al anunciar el inicio de un proceso para restablecer las relaciones diplomáticas interrumpidas en enero de 1961.

En abril del año pasado, el presidente cubano Raúl Castro y el mandatario estadounidense se estrecharon las manos en Ciudad de Panamá, durante la VII Cumbre de las Américas, primer cónclave de este tipo donde participó Cuba.

Durante la cita continental, Obama dijo que su país había cerrado el capítulo de “inmiscuirse con impunidad” en sus vecinos del sur. “La relación entre Estados Unidos y América Latina es la mejor en muchas décadas”, opinó.

Sin embargo, el presidente emitió, este mes de marzo, una orden de continuidad de un año de la “emergencia nacional” declarada en 2015 sobre Venezuela. El documento indicó que, a juicio del gobierno estadounidense, “la situación no ha mejorado” en el país suramericano.

El decreto del Ejecutivo declara a Venezuela como una “amenaza”, algo que ha sido rechazado por varios países de la región, entre ellos Cuba. (2016)

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