Una noticia reciente ha provocado una gran algazara en Miami, sobre todo en los desesperados canales de radio y televisión de la política anticubana, que ya están tocando fondo por falta de contenido en estos nuevos tiempos de positividad, de cosecha de relaciones. Tiempo de “recoger lo sombrado”. Como dice Eva Golinger, estos periodistas plegados al dinero no son ni siquiera malos periodistas; han cambiado de profesión, son manipuladores.
La información que les desquicia es que se dio a conocer que oficiales del Ministerio del Interior de Cuba, del MININT, un Coronel y dos Tenientes Coroneles, visitaron bases en Cayo Hueso y en el sur de la Florida. Estaban cumplimentando una invitación oficial hecha por el Comando Sur de Estados Unidos, con sede en Miami, con el objetivo de tratar temas vinculados a la seguridad nacional de ambos países; como son la lucha contra el narcotráfico, la seguridad de fronteras, la respuesta a la piratería y otras acciones violentas, etc. Es algo que sigue naturalmente a los pasos dados en el proceso hacia la normalización de relaciones, y que ha tenido sus antecedentes.
Las razones de este tipo de diálogo entre autoridades de Cuba y Estados Unidos fueron pasadas por alto por la prensa derechista de Miami, que empezó a atacar a los oficiales del MININT con el lenguaje turbio e irrespetuoso de siempre.
Coincidentemente con esto la prensa local publicó unas declaraciones del jefe del Comando Sur donde hacía referencia a las relaciones que tiene Cuba con países que no son del agrado de Estados Unidos como China, Rusia e Irán; lo que se interpretó por los tendenciosos de siempre como un intento de condicionar las relaciones bilaterales a que Cuba se distancie de los referidos países, lo que sería una inaceptable injerencia en la soberanía cubana y su independencia en la concepción de su política exterior.
Hay que entender que Cuba es un país soberano, que a la vez respeta la soberanía de otros países. Cuba tiene relaciones con Estados Unidos y no le critica, y menos le pide que rompa, con países muy adinerados pero de muy poco prestigio internacional, donde aún se lapidan mujeres y se les reprime en sus derechos, como es el caso de Arabia Saudita. Por si fuera poco un país que ha apoyado a personas que ejercieron la violencia contra ciudadanos y ciudades norteamericanas.
Hay que reconocer, aunque no le guste a algunos, que las relaciones con Rusia y China han sido importantes para Cuba precisamente en los momentos en que EEUU, con toda la torpeza de que es capaz en geopolítica, le bloqueó el comercio y las finanzas.
La independencia y la soberanía de la política exterior cubana es precisamente lo que le ha permitido tener el respeto de las demás naciones y cosechar éxitos a nivel internacional.
Sobre política exterior Raúl fue muy claro en el informe central al VII congreso del partido. El Presidente cubano citó un párrafo de la Constitución de la República de Cuba donde se establece que “las relaciones económicas, diplomáticas y políticas con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera”. En cuanto a su proyección internacional, Raúl reiteró que Cuba seguirá siendo consecuente “en el ejercicio de su política exterior, comprometida con las causas justas, la defensa de la autodeterminación de los pueblos y el tradicional apoyo a países hermanos”.
Pero así como la injerencia extranjera es inadmisible para Cuba en política exterior; también lo es en cuestiones vinculadas a la marcha de la economía, sus reformas y actualizaciones. A esto se refiere la declaración de la ANAP publicada recientemente en el periódico Granma, donde se renuncia o pospone la exportación de café a Estados Unidos dada la exigencia del Departamento del Tesoro, a través de su Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), de que solo podría entrar a territorio norteamericano aquel café producido por cooperativas que puedan probar que no tiene nexos con el estado cubano. Un “control de calidad” muy atípico, pues no le importa si el café es robusto, si está bien tostado, si no tiene adulterantes o contaminantes, nada de eso, lo único que le interesa es que no esté “mezclado” con el estado cubano.
Cosa además imposible. ¿Cómo puede una cooperativa cubana, o de cualquier otro país, no tener relaciones de algún tipo con el estado? Al final siempre se tienen vínculos con lo estatal. Una cooperativa no puede sobrevivir totalmente al margen de la estructura estatal, a no ser que tenga petróleo; y ni siquiera así porque luego querría exportarlo y solicitaría una licencia, que por supuesto otorga el estado.
Las exigencias de Estados Unidos para que cooperativas cubanas le exporten café, prácticamente estarían buscando empujar a los productores al delito y la mentira. Esta condición injerencista, muy bien respondida por la ANAP, es del mismo tipo que la que pretende la organización de Grandes Ligas, que estaría dispuesta a permitir el contrato de jugadores residentes en la isla, pero les prohíbe pagar impuestos al estado cubano. Como en los casos anteriores, ni el INDER ni la Comisión Nacional de Béisbol aceptan este otro intento de pasar por encima de la soberanía nacional cubana.
Las autoridades norteamericanas deberían ser más profesionales y conocer mejor a Cuba. Y no lanzar públicamente propuestas que son prematuras y dependen de otras normas prohibitivas que no están bajo el dominio de OFAC. A veces es mejor quedarse callado y no provocar suspicacias innecesarias. Quien quiera relaciones con Cuba primero debe estudiar las leyes cubanas; es mejor esto que prejuiciar a la opinión pública en contra de algo que en fin de cuentas aún no tiene condiciones para ser implementado.
Como expresé en el programa “La tarde se mueve” de ayer jueves (https://soundcloud.com/ltsm/05052016-jueves?in=ltsm/sets/programas), las ambiciones de Estados Unidos de mandar sobre Cuba son históricas; se pueden encontrar en varios documentos, entre ellos en la Carta de Thomas Jefferson al Presidente James Monroe del 24 de octubre de 1823, donde le dice: “Pero tenemos que preguntarnos una cuestión. ¿Deseamos adquirir para nuestra confederación una o más de las provincias españolas? Yo confieso honestamente, que siempre he mirado a Cuba como la adición más interesante que podría hacerse a nuestro sistema de Estados. El control que, junto con Florida, esta isla nos daría sobre el Golfo de México, y los países e istmos que la rodean, así como todas esas aguas que fluyen ahí, llenaría la medida de nuestro bienestar político.”
Y ya que cité a nuestro programa, quiero terminar con la nota de un oyente de Miami leída en “La tarde se mueve” este jueves, donde dice: “¿Querrán que las personas siembren café en un cuarto como hacen aquí con la marihuana y que lo traigan poquito a poco en un bolso cuando vengan de visita?”. A lo mejor así se podría importar en Estados Unidos un café que no tenga relación alguna con el estado cubano. Y ni tanto, porque la entrada por el aeropuerto significaría que se ha pagado visa y pasaporte a las autoridades migratorias de Cuba.
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