Sobre la pertinencia de habilitar lugares para la lactancia materna y el recato de algunas al amamantar en público a sus hijos...
DORISBEL GUILLÉN CRUZ, CubaHora 13/07/2016
La lactancia prolongada de los hijos es una decisión de la mujer.
De acuerdo con el informe Estadísticas sanitarias mundiales (2014), presentado por la OMS, entre el 2006 y el 2012 el 49 % de los lactantes son alimentados exclusivamente al pecho durante los primeros 6 meses de vida en Cuba.
Las medias luces del atardecer se le trastocaban a Camila entre planes clases, libretas de Matemáticas y otras caras de la infancia, que afloraban a las 4:00 pasados meridianos en un centro escolar, justo 20 minutos antes de que sonara la campana o el timbre, como se dice, salvador. Sin embargo, después de que nació su primer bebé esta joven maestra espera la hora de salida de la escuela casi con más apremio que sus pupilos. El extraño sentido de la maternidad le asiste constantemente, pero se hace más fuerte en los horarios en que su hijo de un año y tres meses de nacido aún reclama para la lactancia.
“Mi bebé no ha dejado de lactar, y aunque muchas mujeres me advierten sobre esto, yo lo dejo, porque los médicos lo recomiendan y no veo nada malo”, pero el estricto horario de la escuela me coincide con el de alimentar a mi pequeño, lo cual me desespera”, afirma la educadora de la primaria José Ramón León Acosta en Santa Clara, al centro de la isla.
El caso de Camila puede ser considerado una excepción entre la regularidad de mujeres que se reincorporan a su vida laboral después de que su niño cumple un año y culmina la licencia remunerada otorgada por el gobierno cubano. Sin embargo, los debates generados durante del VII Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular arrojan la necesidad de horarios mas flexibles para las madres con niños pequeños que lacten aún después de su primer año de vida.
La Federación de Mujeres Cubanas (FMC) defiende, en ese sentido, los probados beneficios que la leche maternay el acto de amamantar en sí brindan a ambos, a la madre y al recién nacido. Representantes de la FMC proponen además la pertinencia de lugares habilitados para la lactancia materna, de forma que las madres trabajadoras no abandonen esta práctica.
Tras los causes de esta problemática social, Cubahora se entrevistó con un grupo de mujeres y hombres para quienes la lactancia constituye en acto sublime y honroso, “la cúspide de la ternura”, según el joven Julio Antonio Pérez, locutor de programas de radio y padre de tres hermosas niñas.
Sentada en el vetusto parque Leoncio Vidal de esta ciudad, Odalis Reyes recuerda los primeros años de vida de sus dos hijos, hoy con más de veinte cumplidos cada uno, y sin exacerbados escrúpulos esta cubana ofrece sus consideraciones acerca del hermoso acto de amamantar a un recién nacido.
Para ella su condición de madre no fue un impedimento en el desempeño laboral. Si bien es cierto que el trabajo como directora de programas de radio en la CMHW le concedía el preciado horario abierto de los artistas, hay una disciplina inviolable con respecto a la emisión de un programa, o sea, el tiempo al aire de un espacio no es negociable ni por razones personales, ni por otras ajenas a la voluntad del hombre, pues los oyentes lo esperan a un momento determinado del día. “Así es que muchos niños no solo son alimentados por las madres en la emisora, sino que crecen entre estudios de grabación”.
A pesar de su propia experiencia, para Odalis y para un grupo de profesoras de la Universidad Central Martha Abreu de Las Villas (UCLV), la lactancia prolongada de los hijos es una decisión de la mujer que no debe estar limitada por barreras de horario, tanto laborales como de la academia. Refiere un sondeo en esta última, que varias alumnas que asumen la gestación siendo universitarias se reincorporan al aula bastante temprano para terminar sus carreras. No es común que alimenten a sus hijos en instalaciones de la UCLV, pero tampoco existe por parte de la institución objeción en esto, tampoco en lo que se refiere a sus docentes.
PUDOR Y MODERNIDAD
Entre la inmensidad que acude un viernes cualquiera al parque Leoncio Vidal de Santa Clara, nuestra entrevistada va encontrando otros recuerdos asociados a la juventud y el milagro de la vida.
—Deberían existir lugares apropiados para la lactancia, usted no cree Odalis, por ejemplo, si una madre está de paseo con su hijo pequeño aquí en el parque, un día como hoy, con esta concurrencia, ¿qué hace?
—¡No importa! —plantea, segura de sí misma, esta mujer quizás cercana a las 50 primaveras—. El acto de amamantar es honroso y no creo que deba aislarse a una mujer para realizarlo, el lugar apropiado es el regazo de la madre y nada más, y alimentar al bebé en el momento en que lo necesite. El pudor, como usar una toalla para cubrir el seno, es una de las cosas que depende del recato de cada una”. Comenta y casi dice adiós, pues a lo lejos el cronómetro de la ciudad le indica su retorno al trabajo.
“Tras estas historias de feminidad, Cubahora encontró también a la económica Xiomara González, una mujer cuyos ojos se enternecen ante el recuerdo de los hijos enrollados en un pañal o siendo alimentados por ella. Xiomara se pronuncia por la necesidad de locales con las condiciones higiénicas para amamantar a los niños, puesto que los baños comunes no las tienen y, en su criterio, las cubanas puérperas pueden verse privadas de una vida social por esta razón”.
—¿Tiene alguna experiencia personal al respecto?
—Yo tuve a mi hijo varón lactando hasta después del primer año de vida. En una ocasión salí con su papá y otros familiares, amigos además. Tuvimos una cena en el Centro Recreativo “Arco Iris”. De pronto el niño sintió hambre, comenzó a llorar y yo tuve que amamantarlo allí mismo, lo cual no me molesta porque por nada del mundo permitiría que llore mi bebé, pero no niego que me hubiese gustado hacerlo en un sitio exclusivo, con comodidad, relajada.
Ante esta historia surgen otras como la propuesta de la periodista Ana Belkis Chirino: “No creo que en Cuba —afirma la joven madre— debamos convivir con esa discriminación de la mujer que nos impide amamantar en publicó con total naturalidad”. Para ella nunca fue necesario un lugar especializado ni un momento a solas si de lactar a su bebé se trataba, y disfrutaba de la maternidad en un país donde prejuicios como estos son los menos preponderantes.
Se suma la actriz de 27 años María Luiza Bringas, quien vislumbra ese acto futuro como un suceso trascendente del cual no piensa perderse ni una parte. Opina que es necesario crear otras estructuras públicas más importantes que locales para amamantar. Ella planea alimentar a sus bebés, cuando lleguen, hasta que lo necesiten y en el momento que lo pidan, le bastarán para eso sus brazos y su amor profundo.
Otra mujeres, no menos enternecidas por la maternidad, se unen a la petición de Xiomara y explican además que en muchos lugares públicos las condicione higiénico-sanitarias son incompatibles con este acto. Además, según algunas de ellas, incluida la espirituana Alicia Darias, “corres el riesgo de que alguien te de un golpe accidentalmente”.
“Lo cierto es —argumenta la joven Chirino, colaboradora del grupo de internautas “La teta pública”— que en otros lugares del mundo las mujeres necesitan de estos locales, entre otros aspectos, por una cuestión de protección, pues el pecho femenino es considerado un símbolo de sexualidad y nunca de nutrición, al punto de que existe perversión en la forma en que es recepcionada la imagen de una mujer amamantando”.
Y en eso concuerda Cubahora. En San Pablo, Brasil, por ejemplo, fue necesario que se multaran a establecimientos porque prohibían a mujeres amamantar en público a sus hijos.
Jóvenes encuestados por esta revista, padres algunos de ellos, están lejos de sentirse intimidados con la presencia de una mujer alimentando a su hijo públicamente. Sin embargo, la preocupación hacia las condiciones y factibilidad de la lactancia es un hecho entre cierto grupo de cubanas, según trascendió en sesión parlamentaria reciente.
En este país cada vez se aboga más por la inserción de la mujer en el ámbito laboral y otros. Se suma la necesidad que ellas y sus hijos pequeños tienen de una lactancia prolongada y saludable, lo cual es al fin y al cabo parte de la obra humana de la revolución.
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