"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

domingo, 31 de marzo de 2013

‘Bushificar’ el Berlaymont

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Por: Premio Nobel de Economia

Mientras leía lo que tenían que decir los tuiteros de Bruselas, me sorprendió el hecho de que tienen una costumbre que, a mi modo de ver, es algo más alarmante que un toque de descortesía aquí y allá. De hecho, muestran un parecido considerable con George W. Bush.
¿Qué quiero decir? Bueno, una de las cosas verdaderamente horribles del mand
ato de Bush fue la deliberada fusión de la persona que ocupaba la Casa Blanca con el país. Si uno criticaba al presidente Bush, era antiestadounidense; si denunciaba la Guerra de Irak, estaba atacando a los soldados.
George W. Bush

Y el alcance de esta clase de argumentación parecía ilimitado. Había republicanos que sostenían que teníamos que apoyar la privatización de la Seguridad Social por motivos de seguridad nacional, porque el presidente la defendía y la credibilidad del presidente era esencial para la Guerra contra el Terrorismo (marca registrada).

Por supuesto, todo eso cambió en cuanto llegó un demócrata a la Casa Blanca. Pero fue una lección práctica sobre lo erróneo que es confundir el respeto por la institución con el apoyo irreflexivo hacia las personas que en cada momento dirigen la institución.
Pues bien, fíjense en lo que dicen los tuiteros de Bruselas; a saber, que un ataque contra la desatinada doctrina económica de Olli Rehn es un ataque contra Europa y que cualquiera que critique las chapuzas que están haciendo con la política tiene que ser un estadounidense que odia Europa. Pues no.
Resulta que yo soy muy proeuropeo; considero que el proyecto europeo – el camino de la paz mediante la prosperidad y la integración—es una de las mejores cosas que le han sucedido a la humanidad durante el siglo pasado. He visto el buen trabajo que ha hecho Europa a la hora de  fomentar la democracia.
No tengo un problema con Europa, sino con las malas políticas que están desgarrando Europa y con los funcionarios que por la razón que sea –inflexibilidad intelectual, anteojeras ideológicas o, sospecho, pura vanidad personal y no querer admitir que estaban equivocados—se han negado a plantearse cualquier modificación de esas políticas después de años de resultados desastrosos.
Y los intentos de esos funcionarios de envolverse en el manto de la unidad europea son verdaderamente deleznables.

© 2013 New York Times
Traducción de News Clips.

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