Por JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ*
Cubacontemporanea
La producción azucarera cubana constituyó hasta inicios de los años ´90 el principal generador de ingresos por exportación del país, cubriendo el 73% de su valor. (1)
A comienzos del pasado siglo, Cuba se había convertido en la azucarera del mundo y todavía en 1991 cubría el 20,9% de las exportaciones mundiales, con zafras que entre 1986 y 1990 promediaron casi 7,6 millones de toneladas de azúcar, 38,7% más que entre 1959 y 1965. Igualmente, los rendimientos cañeros prácticamente se duplicaron y los rendimientos industriales descendieron sólo ligeramente.
Para alcanzar esos resultados, la isla invirtió en esta industria un promedio anual de 454 millones de pesos entre 1976 y 1990. Se contaba en ese período con 156 centrales -ocho nuevos construidos después del triunfo de la Revolución-, 4.200 cosechadoras, 45 mil tractores, 27 mil camiones, mil locomotoras y 30 mil vagones, a lo que se sumaban 930 centros de acopio.
Se disponía de un mercado seguro para las exportaciones en la antigua Unión Soviética, que pagó un promedio equivalente a 42 centavos de dólar por libra de azúcar en los años ´80 para compensar el deterioro en la relación de términos de intercambio, fórmula acordada en 1976 entre Cuba y esa nación. No obstante, cabe apuntar que el precio pagado resultaba inferior como promedio al costo de producción del azúcar de remolacha en aquel país. (2)
Sin embargo, debe notarse que, comparada con el entorno mundial, la producción azucarera cubana se encontraba entonces por debajo de indicadores de eficiencia de otros productores, especialmente en el caso de la producción por hectárea cosechada, que alcanzaba 5,6 toneladas, frente a índices superiores en Australia, Hawái y otras naciones.
Con el advenimiento del Período Especial la situación cambió dramáticamente. La desaparición de los países socialistas de Europa conllevó la pérdida de los principales ingresos por exportación de Cuba, la desaparición de un mercado seguro y el fin de un sistema de suministros de insumos y tecnología que estuvo garantizado durante prácticamente 30 años.
En esa coyuntura, los recursos materiales necesarios para la producción de caña cayeron violentamente. De este modo, para 1993 los fertilizantes aplicados representaban sólo el 25% de los utilizados en 1989, se limpió con herbicidas sólo el 20% de las áreas y se sembró el 55% de la superficie cañera.
La producción de azúcar entre 1991 y 1995 -gracias a la acumulación de inventarios de insumos y equipos del período anterior- todavía promedió 5,3 millones de toneladas, pero ya fue un 30% menor que en la etapa previa al Período Especial. Igualmente, el peso del azúcar en las exportaciones cubanas de bienes cayó al 48,1% en 1995.
A la reducción de los ingresos azucareros contribuyó también la disminución de los precios en el mercado mundial, que habían descendido desde 12,79 centavos la libra en 1989 a 9,09 en 1993, y aunque volvieron a elevarse hasta 13,44 en 1995 se redujeron nuevamente sin parar hasta 7,51 centavos en 2003.
En esas circunstancias, una vez que en 1994 el país logró iniciar un gradual proceso de recuperación fue necesario concentrar los recursos en aquellos sectores que, como el turismo, contaban con financiamiento externo y ofrecían una más rápida recuperación en comparación con el azúcar.
Fue así que las inversiones en esta última industria se redujeron a 173,9 millones de pesos por año entre 1994 y 2001, un 38,3% de lo invertido entre 1976 y 1990.
Vale señalar que, a diferencia de otros sectores como el turismo y el níquel, el azucarero no se abrió a la inversión extranjera (3), por lo que las posibilidades de recuperarse de la descapitalización sufrida en los momentos más críticos del Período Especial no se materializaron.
Aun cuando en 1997 se planteó la necesidad de incrementar la producción de azúcar hasta alcanzar zafras de siete millones de toneladas, todo indica que ese propósito se basó en una sobrevaloración de las posibilidades de recuperación del sector agroindustrial azucarero, en medio de una muy limitada capacidad de recapitalización del mismo con recursos propios.(Continuará)
*El autor es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (La Habana).
1 Incluye el azúcar y sus productos derivados.
2 Ese costo alcanzaba unos 43 centavos la libra. Igualmente, la economía soviética se beneficiaba con la compra de cítricos cubanos a precios inferiores a los del mercado mundial.
3 Solamente en 2000 se creó la empresa mixta ALFICSA, dedicada a la producción de alcoholes finos, con capital español.
La producción azucarera cubana constituyó hasta inicios de los años ´90 el principal generador de ingresos por exportación del país, cubriendo el 73% de su valor. (1)
A comienzos del pasado siglo, Cuba se había convertido en la azucarera del mundo y todavía en 1991 cubría el 20,9% de las exportaciones mundiales, con zafras que entre 1986 y 1990 promediaron casi 7,6 millones de toneladas de azúcar, 38,7% más que entre 1959 y 1965. Igualmente, los rendimientos cañeros prácticamente se duplicaron y los rendimientos industriales descendieron sólo ligeramente.
Para alcanzar esos resultados, la isla invirtió en esta industria un promedio anual de 454 millones de pesos entre 1976 y 1990. Se contaba en ese período con 156 centrales -ocho nuevos construidos después del triunfo de la Revolución-, 4.200 cosechadoras, 45 mil tractores, 27 mil camiones, mil locomotoras y 30 mil vagones, a lo que se sumaban 930 centros de acopio.
Se disponía de un mercado seguro para las exportaciones en la antigua Unión Soviética, que pagó un promedio equivalente a 42 centavos de dólar por libra de azúcar en los años ´80 para compensar el deterioro en la relación de términos de intercambio, fórmula acordada en 1976 entre Cuba y esa nación. No obstante, cabe apuntar que el precio pagado resultaba inferior como promedio al costo de producción del azúcar de remolacha en aquel país. (2)
Sin embargo, debe notarse que, comparada con el entorno mundial, la producción azucarera cubana se encontraba entonces por debajo de indicadores de eficiencia de otros productores, especialmente en el caso de la producción por hectárea cosechada, que alcanzaba 5,6 toneladas, frente a índices superiores en Australia, Hawái y otras naciones.
Con el advenimiento del Período Especial la situación cambió dramáticamente. La desaparición de los países socialistas de Europa conllevó la pérdida de los principales ingresos por exportación de Cuba, la desaparición de un mercado seguro y el fin de un sistema de suministros de insumos y tecnología que estuvo garantizado durante prácticamente 30 años.
En esa coyuntura, los recursos materiales necesarios para la producción de caña cayeron violentamente. De este modo, para 1993 los fertilizantes aplicados representaban sólo el 25% de los utilizados en 1989, se limpió con herbicidas sólo el 20% de las áreas y se sembró el 55% de la superficie cañera.
La producción de azúcar entre 1991 y 1995 -gracias a la acumulación de inventarios de insumos y equipos del período anterior- todavía promedió 5,3 millones de toneladas, pero ya fue un 30% menor que en la etapa previa al Período Especial. Igualmente, el peso del azúcar en las exportaciones cubanas de bienes cayó al 48,1% en 1995.
A la reducción de los ingresos azucareros contribuyó también la disminución de los precios en el mercado mundial, que habían descendido desde 12,79 centavos la libra en 1989 a 9,09 en 1993, y aunque volvieron a elevarse hasta 13,44 en 1995 se redujeron nuevamente sin parar hasta 7,51 centavos en 2003.
En esas circunstancias, una vez que en 1994 el país logró iniciar un gradual proceso de recuperación fue necesario concentrar los recursos en aquellos sectores que, como el turismo, contaban con financiamiento externo y ofrecían una más rápida recuperación en comparación con el azúcar.
Fue así que las inversiones en esta última industria se redujeron a 173,9 millones de pesos por año entre 1994 y 2001, un 38,3% de lo invertido entre 1976 y 1990.
Vale señalar que, a diferencia de otros sectores como el turismo y el níquel, el azucarero no se abrió a la inversión extranjera (3), por lo que las posibilidades de recuperarse de la descapitalización sufrida en los momentos más críticos del Período Especial no se materializaron.
Aun cuando en 1997 se planteó la necesidad de incrementar la producción de azúcar hasta alcanzar zafras de siete millones de toneladas, todo indica que ese propósito se basó en una sobrevaloración de las posibilidades de recuperación del sector agroindustrial azucarero, en medio de una muy limitada capacidad de recapitalización del mismo con recursos propios.(Continuará)
*El autor es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (La Habana).
1 Incluye el azúcar y sus productos derivados.
2 Ese costo alcanzaba unos 43 centavos la libra. Igualmente, la economía soviética se beneficiaba con la compra de cítricos cubanos a precios inferiores a los del mercado mundial.
3 Solamente en 2000 se creó la empresa mixta ALFICSA, dedicada a la producción de alcoholes finos, con capital español.
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