Son frecuentes entre la población cubana los actos que dañan el entorno, aunque se conocen los efectos negativos de la contaminación, según especialistas.
La Habana, 19 ene.- Múltiples pobladores de esta capital atentan contra el ornato público, convirtiendo las prácticas contaminantes del ambiente en acciones cotidianas, señalaron periodistas y funcionarios en la televisión local.
“Todos arrojamos todo en todas partes, sin considerar que estamos atentando contra el otro y accionando sobre un contexto de convivencia. Eso también contamina la belleza de la ciudad, el espacio donde vivimos”, aportó la periodista Iramis Alonso, en la edición de este viernes del programa Mesa Redonda Informativa.
Según la especialista, “la contaminación, al nivel que hemos llegado, tiene que ver con una actitud displicente e indiferente hacia lo que nos rodea”.
Varias veces premiada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente por sus investigaciones periodísticas, Alonso señaló entre las causas de esa indiferencia “el poco rigor con el que se actúa en muchos casos para poner multas y exigir el cumplimiento de lo que está normado”.
En tal sentido, Jorge Álvarez, director de la Oficina Regulatoria Ambiental y de Seguridad Nuclear de la cartera de ambiente, recordó que existe una ley para sancionar la contaminación.
Señaló además que las contravenciones y la ley no es patrimonio de su ministerio, sino del sistema de organismos y entidades relacionados con el medio ambiente.
“Estamos llamados, como parte del rescate de la disciplina, la institucionalidad y el orden, a ser cada vez más rigurosos. Ahora hay un proceso de perfeccionamiento en esta materia. Se está elaborando un código de contravenciones, coordinado con el Ministerio de Justicia”, precisó.
Desde 1997, está vigente el Decreto Ley 200 de contravenciones “en materia de medio ambiente”. Especialistas consultados por la Redacción de IPS Cuba indican que “se aplica poco en la práctica” y debe ser atemperado a las condiciones actuales.
Por su parte, Alonso mencionó que a partir de este año se comenzará a aplicar un impuesto por el vertimiento aprobado de residuales en cuencas hidrográficas.
A su juicio, esta “es una manera de controlar, poner coto y límite. Pagar por esa autorización un dinero permite que después se pudiera reinvertir en una serie de mejoras en esos mismos procesos de control de la contaminación”.
Asimismo, estimó que “este impuesto también tiene un componente que permite el control popular. El tema de la contaminación no puede ser solo el problema de la multa, sino de enfoque preventivo y participativo de las personas, a partir del conocimiento informado”.
Luego de señalar que aún los temas ambientales no son lo suficientemente representados en los medios de comunicación y con el rigor requerido, la periodista subrayó que “falta información, reflexión, debate, para poder dar una visión mancomunada sobre las particularidades de los fenómenos y cómo enfrentarlos”.
A modo de ejemplo, la periodista y a cargo de la conducción del programa, Arleen Rodríguez, llamó la atención sobre otras conductas nocivas como el mal hábito de hacer necesidades fisiológicas en la calle.
En específico, se refirió a quienes orinan en los alrededores del Museo Nacional de Bellas Artes, uno de los centros culturales más visitados por nacionales y extranjeros en el centro mismo de la principal urbe cubana.
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