Por Laura Howland
Por Laura Howland
La
primera cooperativa no agropecuaria para administrar un área protegida en el
país funciona ya en el capitalino reparto de Cojímar y está a punto de ser
aprobada como tal, según informaron autoridades vinculadas a la actividad.
Con esta
nueva manera de gestionar los recursos naturales se prevé impulsar el trabajo
comunitario a favor del medio ambiente en ese territorio habanero, donde
confluirá el esfuerzo mancomunado de las entidades y población del lugar,
principales beneficiarias del manejo adecuado y racional de los elementos
ecológicos allí localizados.
Según
explicó Maritza García García, directora del Centro Nacional de Áreas
Protegidas, igual que ocurre en cualquier otra zona de las 211 de este tipo
existentes en el país, en el costero emplazamiento de Cojímar los propósitos
pasan por lograr una eficiente protección y conservación de la naturaleza, así
como de los valores histórico-culturales asociados a la comunidad, además de
promover la protección de ecosistemas y hábitats naturales de alta diversidad,
o que resultan frágiles.
De
acuerdo con las regulaciones existentes en el país, para declarar un área
protegida es requisito esencial la relevancia ecológica, paisajística,
histórica, social, geológica y forestal, unido a otras excelencias
del entorno natural en cuestión.
Esta
novel cooperativa, dedicada a una actividad hasta hoy desarrollada por
organismos estatales e instituciones como el Ministerio de Ciencia, Tecnología
y Medio Ambiente, la Empresa Forestal Integral y para la Protección de la Flora
y la Fauna, o la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre,
entre otras, abre la participación a entes sociales y económicos que podrían en
un futuro cercano tener un rol más protagónico en la gestión y manejo de los
recursos naturales locales, sin que medie directamente el Estado.
Ya se
conoce de organizaciones de este tipo dedicadas, por ejemplo, a la recuperación
de materias primas y reciclaje, en San José de las Lajas, en Mayabeque, y
también en Artemisa, para rescatar, procesar y comercializar desechos u objetos
reciclables, lo cual significa no solo proyectarse hacia el universo de
satisfacciones materiales y espirituales de la comunidad, sino ofrecer
alternativas ante problemas que se resuelven mejor de manera compartida.
Extender la experiencia
Reconocidas
en el mundo como una fórmula de éxito, las cooperativas que por muchos años
funcionaron en Cuba sólo en el sector agropecuario hoy se extienden a disímiles
ramas. En el caso del resguardo de las áreas protegidas en la Mayor de las
Antillas, resulta sin precedentes su administración por actores no estatales,
en la constante búsqueda de fórmulas para armonizar tanta biodiversidad con
bienestar humano, fuentes de empleo y objetos de investigación, entre otros
fines.
Dos
Decretos-Ley del Consejo de Estado (los No. 305 y 306, del 15 y 17 de
noviembre de 2012, respectivamente), un Decreto del Consejo de Ministros (el
No. 309, del 28 de noviembre del 2012), una Resolución del Ministerio de
Finanzas y Precios (la No. 427/2012) y otra del de Economía y
Planificación (la No. 570/2012), componen el marco jurídico que regula
la creación y el funcionamiento de las cooperativas no agropecuarias.
Proteger
bienes patrimoniales de la naturaleza se suma por tanto a las decenas de
actividades que realizan las 452 cooperativas aprobadas hasta ahora, ajenas al
sector agropecuario, las cuales se establecen en forma gradual, reforzadas por
un marco jurídico considerable, aun cuando todavía el país no pueda hacer gala
de tener una Ley general de Cooperativas.
En la
etapa inicial de la experiencia se previó la constitución de más de 200
asociaciones de ese tipo en la Isla, que abarcan casi 50 actividades
diferentes, como el transporte, comercio y gastronomía, la construcción, la pesca,
los servicios personales y domésticos (los de traducción, informáticos y
contables), la recuperación de materias primas y los agromercados.
Las
cooperativas no agropecuarias desarrollan tareas productivas y de servicios que
antes estaban en manos de entidades estatales, dando paso a una forma colectiva
de gestionar los recursos, y por lo general, empleando a los mismos
trabajadores que tenían esas compañías públicas.
Según se
establece, las cooperativas son organizaciones económicas y sociales cuyo principio
fundamental de constitución es la voluntariedad de las personas que pretenden
conformarla, quienes para ser socios deben haber cumplido 18 años de edad y ser
residentes permanentes en Cuba.
Con estos
requisitos como premisa se inicia la tramitación, que incluye hacer la
propuesta a los respectivos órganos locales del Poder Popular, y a organismos o
entidades nacionales rectoras de las actividades a ejecutar, que procederán a
una evaluación inicial para validar luego que las solicitudes se presenten ante
la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo, con la
responsabilidad de analizarlas y llevarlas al Consejo de Ministros para su
aprobación.
La nueva
forma no estatal -preferente por ser la más social- toma en consideración
experiencias anteriores de sus similares en el sector agropecuario, y de
acuerdo con esas normas, cuenta con personalidad jurídica y se constituye
voluntariamente por sus socios, con fines económicos y sociales, a lograr
mediante gestión colectiva.
Estas no
se subordinan administrativamente a ninguna entidad estatal, aunque sí deben
ajustarse a las normas generales establecidas por los organismos rectores de
las actividades que realicen.
Un sector fundamental
La
directora del Centro Nacional de Áreas Protegidas, Maritza García, en un
balance del trabajo de ese sistema, señaló que entre los retos para la
preservación de estas zonas ecológicas está el de lograr una mayor integración
de factores diversos, así como el de impulsar acciones conservadoras sin
entorpecer los usos de corte recreativo y turístico.
Precisamente,
este 12 de abril se celebra en Cuba el Día de las Áreas protegidas, que tendrá
por sede el Parque Nacional de Viñales, en Pinar del Río, y recordará los 84
años de la creación de del Parque nacional Pico Cristal, en Holguín, como
primera iniciativa de ese tipo.
La
actividad al respecto se encuentra en un franco proceso de consolidación,
avanzando en función de que se le sumen ayudas desde todos los ámbitos y se
siga contando con la comprensión y el respaldo de las autoridades nacionales
acerca de la importancia que tienen estos espacios desde el punto de vista
ambiental, económico, social, estratégico y de seguridad nacional, según
explicó la funcionaria.
En tal
marco, y a tono con los esfuerzos crecientes que se planifican de cara a
próximos años, la noticia de esta nueva cooperativa que se implementa en
Cojímar ha sido muy bien recibida.
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