La Habana, 11 abr .- Extender el enfoque de género al mundo empresarial para darle cada vez más oportunidades a las mujeres en espacios y puestos tradicionalmente masculinos, es uno de los propósitos de un proyecto que desarrolla la empresa consultora Gestión del Conocimiento y la Tecnología (GECYT).
Surgida en 2008, la iniciativa Gestión, organización, perspectiva de género y mujeres empresarias en Cuba (Mujerempre) persigue producir y difundir conocimientos desde una perspectiva de género sobre la situación de las mujeres en el sector empresarial que permita su inserción en las nuevas condiciones económicas del país.
Realizado el 10 de abril en La Habana, el taller Construyendo equidad: estrategias para el cambio, el primero de 2014 dentro de un ciclo formativo iniciado en 2012, incluyó la conferencia Algunos avances en la incorporación de la equidad en la gestión: ¿Cómo incorporar este enfoque en la empresa?, a cargo de la doctora Sara Artíles.
La experta, quien expuso las diferentes fases, avances y desafíos del proyecto de GECYT, puso en evidencia el déficit de investigaciones sobre el tema en el periodo 2005-2011, en el que solo se han realizado 50 estudios.
A su juicio, estas cifras demuestran la ausencia del tema en la academia, cuyos resultados podrían además constituir fuentes para el periodismo que, aunque ha aumentado las publicaciones, es también insuficiente al abordar el tema.
Aunque los avances del tema de género en el ámbito empresarial son incipientes, existen buenas prácticas en diferentes organizaciones y proyectos.
"Cuando se habla del sector de la construcción, en el imaginario social generalmente se asocia con hombres, pero existen no pocos oficios que desempeñan las mujeres y se debe seguir adoptando acciones en función de la equidad de género", apuntó en el encuentro Aurelia Castillo, directora de Recursos Humanos del Ministerio de la Construcción (MICONS).
Con 105.269 trabajadores, solo el 20 por ciento son mujeres (21.402), de las cuales el 52,8 por ciento son técnicas; 24 por ciento personal administrativo; 25,5 trabajadores de los servicios; 14 por ciento operarias y solo 5,1 por ciento, personal de dirección.
Con mayor vigor que otros, ese organismo de la administración central inició en 2012 todo un proceso multifacético que ha llevado a realizar encuentros nacionales de mujeres directivas, talleres sobre equidad, e incluso, aprobar una política ramal de género, en octubre pasado, y a crear una red de colaboradores, en diciembre.
La política contempla crear condiciones de trabajo e higiene adecuada en obras y entidades, atendiendo al puesto laboral y las necesidades de hombres y mujeres; entregar medios de protección adecuados para ellas; garantizar condiciones de alojamiento y transportación; buscar vías para el cuidado de los niños en edades tempranas.
En el tema de la capacitación se propone acciones específicas para insertar mujeres en oficios básicos; diseñar capacitaciones para a personal directivo donde no se privilegie un modelo masculinizado y divulgar experiencias de las mujeres en la construcción, entre otras.
Otras buenas prácticas se han obtenido en proyectos de colaboración internacional como el Programa de Innovación Agropecuaria Local (PIAL) que ha aportado su grano de arena a la equidad y a la reducción de las desigualdades de género en contextos rurales de Cuba, destacó Bárbara Benítez, investigadora del Instituto Nacional de Ciencia Animal (INCA).
Aunque queda mucho por hacer, a partir de este programa iniciado en 1999 se han modificado algunas de las realidades existentes entonces, entre ellas falta de conciencia en las comunidades de la importancia de incorporar a la mujer a actividades productivas, subestimación de sus potencialidades para desempeñar otros roles y poca motivación femenina por actividades productivas agropecuarias, explicó.
Al exponer herramientas para la incorporación de la igualdad de género en las empresas, la experta Teresa Lara Junco apuntó que estudios arrojan el predominio de los cargos ocupados por hombres, excepto en las áreas de las direcciones de recursos humanos y de contabilidad, que son ocupadas por mujeres más que por hombres.
Según explicó, un diagnóstico con perspectiva de género debe identificar cuáles son las políticas, los procedimientos formales y las prácticas informales que generan desigualdad y distinto acceso a las condiciones de trabajo para las mujeres y los hombres.
Emprender estos procesos puede encontrar resistencias personales, estereotipos y prejuicios, así como "espejismo de la igualdad", señaló.
En el encuentro, Artiles compartió instrumentos para aplicar el enfoque de género, entre ellos el perfil organizacional, el cuestionario para identificar brechas de género; perfil de indicadores, matriz de impacto cruzado para evaluar las brechas, plan de objetivos posibles y propuestas de planes de acción.
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