Por Pablo González Casanova
A MR. JOHN
D. ROCKEFELER, DIRECTOR HONORARIO DE LA SOCIEDAD DE LAS AMÉRICAS Y
DISTINGUIDOS INDIVIDUOS DEL SECTOR PRIVADO Y DE LAS ORGANIZACIONES
GUBERNAMENTALES O DE LAS FUNDACIONES, QUE ENVIARON UNA CARTA AL
PRESIDENTE OBAMA PARA APOYAR A LA SOCIEDAD CIVIL EN CUBA:
Hemos
leído con mucho cuidado su solicitud al presidente Obama. En ella nos
sorprende a la vez su indiscutible cambio de política hacia la pequeña
Isla y su gran pueblo. Durante más de cincuenta años habéis realizado
todas las medidas abiertas y encubiertas para que fracasara su proyecto
de Independencia y Libertad. Hoy veis la posibilidad de lograr, con
distintas políticas los mismos objetivos que antes, y argumentáis por
aplicarlos, con la misma emoción que ponéis, en “defensa de vuestros
valores e intereses”...
Las
medidas que exaltáis revelan, sin embargo, muchos errores y autoengaños
al creer (y algunos creéis) que vais a impulsar “la independencia
económica de Cuba”, sus “derechos individuales” y sus “derechos
humanos”, cuando en realidad se trata de un país al que no habéis podido
vencer, a pesar de las tremendas presiones y acciones abiertas y
encubiertas en su contra, y del incalificable bloqueo de más de medio
siglo que le habéis inflingido.
¿Tenéis
ojos y no veis?, ¿oídos y no oís? Es bien sabido. En Cuba todos los
niños y jóvenes en edad de aprender tienen escuelas, universidades e
institutos, todos los enfermos médicos, medicinas y hospitales, todos
los trabajadores empleo, y los ancianos asistencia... Es cierto que uso
aquí la palabra “todos” como la definió García Márquez, como el 80% o
más de la población, o mucho más, con limitaciones de que se encargarían
los cubanos si en la práctica los hubierais dejado cumplir con vuestros
buenos deseos. Pero ya, en medio de presiones y bloqueos, muchísimo es
lo que han logrado y, hasta centros de investigación científica de punta
tienen, a nivel mundial, así como servicios hospitalarios tan buenos y
tan amigos del pueblo norteamericano que curaron a los bomberos heridos
el “11 de septiembre”, a quienes vuestros hospitales no habían atendido
y a quienes Michael Moore se encargó de llevar a los hospitales
públicos de Cuba.
Es
más, si echáis cuentas veréis que en ese país de Nuestra América los
habitantes que reciben beneficios gratuitos alcanzan proporciones mucho
mayores que en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y la Unión Europea.
Los logros se realizan con modestos recursos pero buscando,
tesoneramente, que alcance para todos en lo que se pueda, y se puede
mucho.
Las
ofertas que proponéis de “ayuda humanitaria”, “seguridad nacional”,
“prohibición de drogas y medio ambiente”, muy bien sabéis de los
inhumanos fracasos que han tenido cuando las aplicasteis y aplicáis en
países enteros como Afganistán, Irak, Haití, Sudán del Sur, Nigeria,
Libia entre otros, o en Continentes enteros como la propia África, el
Medio Oriente, la América Latina, cuyas poblaciones –en una gran mayoría
o en su totalidad– se encuentran envueltas en las llamadas “guerras de
espectro completo” que vuestros estrategas diseñan, y que acrecientan
los odios, enfrentamientos y pesares de inmensas poblaciones que no
tienen derechos humanos, viven y mueren peor que animales, hambreados y
enfermos, flacos y hasta tan esqueléticos que sorprende verlos con los
ojos hundidos, la mirada de los niños perdida, sin brillo, y su
pielecita arrugada que se les pega a los huesos. Duele verlos hasta en
la tele, e imaginar cómo viven día a día y minuto a minuto y cómo crecen
en medio del hambre y el terror, sin agua ni techo, sin forma de
trabajar que no sea servil o esclava, agotadora, riesgosa, o insalubre,
entre ofensivas generalizadas de los capataces, de los guardias blancos,
de militares y paramilitares que con otros bandidos, asesinos y sádicos
fanáticos todos muy bien armados y aprovisionados, para gloria de la
industria armamentista, son espanto de niños, adultos y viejos, víctimas
y candidatos a las políticas de etnocidio y genocidio crecientes, cada
vez más preconizadas o patrocinadas por los “neoconservadores”, y por la
”extrema derecha” enardecida por la xenofobia, el asco visual y el
racismo del mundo global que encabezáis.
En
medio de tan inhumanos hechos, confirmados por los “medios” y hasta por
las íntimas miradas de vuestros propios hijos –con unos que se preparan
para sucederos con la misma saña y otros que cada vez más protestan y
se rebelan con admirable fortaleza– vosotros añadís el error de creer
que en la Cuba invencible tras más de cincuenta años de asecho se puede
separar y aun enfrentar a la “sociedad civil” contra “su gobierno”.
No os cabe imaginar gobiernos que no sean de las corporaciones y de los
burócratas. Pero en Cuba, pueblo y gobierno están fusionados y soldados
tan estrechamente –y en una proporción tan alta– que no hay grupo de
“contras” aventureros que haya podido tener éxito, en tan largo tiempo,
con sus acciones terroristas y subversivas.
El
“pueblo gobierno” de Cuba es un fenómeno “demo-crático” que si lo
entendierais os causaría horror, pues de hecho –como ha escrito David
Brooks– la democracia es a lo que más teméis, en tanto encierra el
verdadero sentido de la etimología griega y corresponda a la definición
de una práctica del pueblo como hacedor de las grandes decisiones, en
que para ser efectivo en el logro de sus fines se organiza como
pueblo-gobierno, con los más variados colectivos y las más variadas
estructuras, unas coordinadas y otras jerárquicas, todas para lograr, en
cada tarea, los objetivos a alcanzar.
La
organización de las prácticas democráticas en Cuba es muy distinta a la
de los gobiernos de las corporaciones, pues tanto en las grandes como
en las pequeñas estructuras los valores e intereses dominantes engarzan
con los de la Independencia y la Libertad, todo, por supuesto, en medio
de contradicciones, errores y flaquezas –menores o mayores– que los
enemigos del proceso cubano buscan acrecentar fingiendo consternación
por las fallas que ellos mismos o sus patrocinadores atizan.
Pensad
bien y entenderéis con suma claridad, que vuestros grandes triunfos en
el mundo, por algo no se han dado en Cuba. Veréis, en lo íntimo de
vuestra conciencia política, que los cubanos han logrado subsistir en su
proyecto emancipador precisamente por la clase de democracia que los
habitantes de Cuba han redefinido, tanto en la creación como en la
práctica de sus organizaciones. Creación y práctica abarcan a una
inmensa población con cientos de miles de cuadros, cuya conciencia,
voluntad y valentía incluyen la disciplina que por convicción tienen
quienes ni se rinden ni se venden.
Tamaño
esfuerzo del pequeño gran país no deja de padecer y enfrentar –como
hemos dicho– esas contradicciones que a ustedes tanto les interesan y,
también, las que recientemente reconoció con precisión y claridad
admirables. Mr. Warren Buffet, el tercer millonario de los Estados
Unidos de Norteamérica, cuando dijo hace poco: “Sin duda hay guerra de
clases, y es mi clase, la mía –la de los ricos–, la que está ganando”…
La
lucha sigue y ustedes –como signatarios de la carta al presidente Obama
sobre Cuba… (Por cierto, permítanme que les cambie de trato y les
hable de “usted” pues me resulta más fácil)… Repito: la lucha de clases
sigue, y confieso que la están dando muy bien en lo que les es posible,
pues ahora la quieren cambiar para ganar la guerra por las buenas ya que
no la ganaron por las malas. En su propuesta al presidente Obama le
piden que cambie la política de bloqueo, de sanciones y prohibiciones
que Estados Unidos ha aplicado contra Cuba durante cincuenta años.
Afirman que “Estados Unidos puede ayudar al pueblo cubano a determinar
su propio destino…”; puede “empoderar”, (como ya se dice en mal
castellano) al pueblo; puede “fortalecer a un amplio espectro de la
sociedad civil independiente”, y “a las organizaciones creadas para
impulsar la economía individual, y las necesidades sociales, al margen
de su orientación política…”
En
su carta abierta al presidente Obama le proponen sin ambages “un cambio
radical,” en vista de que la política seguida por Estados Unidos en sus
relaciones con Cuba ha dejado a Estados Unidos cada vez más solo en
términos internacionales. “Es la oportunidad de cambiar, –le dicen–,
….de ayudar al pueblo de Cuba, a la sociedad civil de Cuba; la
oportunidad de ampliar el comercio con “las empresas independientes”,
eso sí, la “de facilitar y legalizar el uso de tarjetas de crédito”, de
promover “la importación y exportación de artículos y servicios”, y de
que las ONG’s, (las Organizaciones no Gubernamentales), “apoyen a los
pequeños propietarios agrícolas”, y “que también apoyen, por supuesto, a
las pequeñas empresas y hasta a las micro-empresas…”
En
varias ocasiones –no sé por qué tantas– ustedes insisten en la
necesidad de promover varios proyectos de telecomunicaciones, y se
refieren a diversas formas de cooperación de las ONGs con instituciones
académicas cubanas mediante fondos para la educación, becas para
estudiantes distinguidos y para gastos de viaje, y que en ese terreno se
dé la necesaria autorización para que quienes viajen a Cuba, o tengan
familiares en Cuba, puedan usar, junto con las tarjetas de crédito,
otros servicios bancarios norteamericanos, así como abrir cuentas en los
bancos de Estados Unidos, o enviar remesas a sus familiares, o prestar
servicios profesionales a “empresarios independientes”…
Por
supuesto, al mismo tiempo, insisten ustedes en que “el gobierno de
Estados Unidos se comprometa cada vez más con el pueblo de Cuba, y que
simultáneamente cumpla con el deber de seguir presionando al gobierno
de Cuba en el terreno de los derechos humanos”. “El gobierno debe dar
prioridad” –terminan diciendo al presidente Obama– a concertar
compromisos en áreas “de interés mutuo y a realizar discusiones serias
con sus contrapartes cubanos en asuntos de seguridad mutua y deberes
humanitarios”. En éstos destacan la liberación de un preso al que
estiman.
Para
cualquier lector bien enterado, como Mr. Warren Buffet, todo el mensaje
a que nos hemos referido busca seguir ganando la lucha de clases en
Cuba. Su innegable sagacidad consiste en privilegiar los intereses
individuales, de grupo, ideología o clase frente a los intereses de la
comunidad nacional de un país donde el pueblo-gobierno de las grandes
mayorías está construyendo la transición a un mundo viable, pues en el
que vivimos se encuentra en proceso la destrucción por ese 1% al que
parte de ustedes pertenece, un proceso que la juventud americana, con la
del mundo entero, va a sufrir y a enfrentar, amenazada como está en su
futuro inmediato por el enfermizo y hegemónico proyecto de acumulación
de poder y riquezas que practicáis a costa de la miseria de la inmensa
mayoría de la humanidad y del creciente peligro para la vida de toda la
humanidad, situación y peligro confirmados por los propios “think tanks”
de Harvard, MIT, Instituto de Santa Fe, y por numerosos organismos
científicos del mundo, entre los que destacan los principales de
Naciones Unidas, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, y
muchos más que con todo rigor y responsabilidad científica registran, a
más del cambio climático; del crecimiento del hoyo de ozono, –que sólo
por un momento pareció contenerse–, y de muchos otros peligros más, que
abarcan la polución de los mares y de las aguas dulces; la destrucción
de los suelos, y subsuelos; de los bosques, vegetales y faunas de mar y
tierra, y hasta de la biosfera entera. Como nos dicen los expertos,
muchos de esos daños y peligros son irreversibles, y nos aseguran que
cada día se aceleran más, y que conforme pasa el tiempo se vuelve más
difícil contenerlos. Las más prestigiosas revistas científicas de
Estados Unidos y el mundo sostienen estas afirmaciones que para nada
tienen que ver con meras creencias apocalípticas ni con supuestos
errores u opiniones de algunos especialistas, ni menos con
manipulaciones de los datos por científicos tramposos de que llegaron a
acusar, sin la menor base un grupo de científicos ingleses por el hecho
de haber señalado el carácter “antropogénico” del cambio climático que
amenaza al planeta. Tan temeraria acusación fue desmentida por las
grandes revistas científicas de vuestro propio país y del mundo. Ese
peligro y otros que amenazan a la Tierra son antropogénicos. Por
primera vez en la historia del sistema solar el hombre es capaz de
destruir a la tierra. Piénsese nada más en el perfeccionamiento y la
excedente cantidad de bombas nucleares y e sistemas de lanzamiento, que a
su capacidad letal, precisión y alcance añaden la irresponsabilidad con
que las grandes potencias juegan a las amenazas de guerra.
Bueno…,
es posible que ganéis la lucha de clases, pero vuestra victoria será
una victoria pírrica si destruís a los movimientos que están luchando
por la construcción de la vida, como el gobierno-pueblo de Cuba, y
muchos otros que desde las comunidades agrícolas y las ciudades perdidas
están construyendo la transición a otro mundo posible y autosostenible.
Con
mis mejores deseos y buenas maneras os digo. Dejaos de
“descalificaciones” y “negaciones” freudianas. Alentad a los hombres de
ciencia que han confirmado la verdad, atended su verdad, y pensad por
vuestra propia cuenta que la democracia de las corporaciones y complejos
ya es insostenible, que la organización del mundo por los complejos
empresariales-militares-políticos y mediáticos, cuyo más poderoso
“atractor” es la “maximización de utilidades y riquezas”, ya ha entrado a
una “fase de transición” terminal, “entrópica”, y que es necesario
impulsar la transición a un sistema cuyo atractor principal sea la
libertad y la vida.
En
ese camino veréis que es pionero el pueblo-gobierno de Cuba y también
el ciberespacio en el que desde Wall Street y hasta Washington D.C.
luchan muchos de vuestros propios hijos. Todos ellos, absolutamente
todos, buscan caminos pacíficos, y continúan, bajo nuevas formas, la
vieja lucha de los rebeldes por la paz y por la vida para transitar a un
mundo viable, realmente humano…
Conocerlos
y reconocerlos consiste en respetarlos, y en empezar por honrar vuestra
palabra, un acto para el que también apelamos a la Señora Hilary
Clinton, que ha empezado a organizar su campaña por la presidencia del
gobierno de Estados Unidos y que podría empezar por honrar su palabra y
la del gobierno al que aspira, así como la de su esposo, demandando la
inmediata liberación de los tres jóvenes aún encarcelados –Gerardo
Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero– quienes por acuerdo con el
expresidente Clinton formaron parte de un grupo cubano-norteamericano
encargado de poner al descubierto a los terroristas que desde Miami
estaban cometiendo atentados sin cuento.
La
lucha de clases sigue, la lucha por la independencia y la autonomía de
los pueblos sigue, así como la lucha por la redefinición en los hechos
de la libertad, la justicia y la democracia: Ninguna se detendrá. Sólo
que en el mundo actual los seres humanos tienen que empezar por
recuperar el uso de la palabra para la transición a la paz y la vida.
Haced
vivir la palabra que se honra con actos… Haced –para empezar– algo que
os parecerá muy pequeño y que será muy grande. Pidan al presidente Obama
la libertad de los tres héroes cubanos encarcelados. Inicien una nueva
historia de su palabra con actos como éste a que nos obligan los cambios
de un mundo en que no sólo existe la lucha de clases sino la lucha por
la vida, por la vida del 99% y también del 1% de la humanidad y de
nuestros descendientes.
Pensad que otra vez en el principio del mundo estará la palabra.
Viva la vida y la libertad.
Viva el pueblo de Estados Unidos y el pueblo de Cuba.
Viva la Humanidad y la transición a otro mundo viable, posible y necesario.
Gracias por su atención.
Sinceramente
Pablo González Casanova
Profesor de la Universidad
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