"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

viernes, 20 de junio de 2014

Una vía segura para el desarrollo

Por Yainier Sánchez González

Lograr la seguridad y soberanía alimentarias es prioridad nacional que el Estado cubano apoya de diversas maneras, con el fin de incentivar las producciones locales que en varios territorios del archipiélago se ejecutan con el apoyo de numerosas formas de colaboración extranjera, tanto de financiamiento como de ejecución de proyectos. 

Agro Acción Alemana o Welthungerhilfe constituye una organización surgida bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), hace justamente cinco décadas. Con veinte años de trabajo en la isla caribeña, este convenio binacional ha procurado para la Mayor de las Antillas la ejecución de proyectos vinculados con la seguridad alimentaria sostenible, el manejo de los recursos naturales y la ayuda de emergencia postdesastre, enfocados principalmente en la capital del país, el occidente y las cinco provincias orientales. 

Welthungerhilfe se convirtió en algo más que una idea inicial de cooperación con la llegada a Cuba de los primeros donativos de alimentos para escuelas y círculos infantiles. 

A decir de Teresa Planas Pérez, presidenta de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), "esta cooperación contribuyó en gran medida al rescate y potenciamiento de nuevos procederes técnicos en pos del desarrollo. Surgieron disímiles iniciativas de cooperación para desarrollar la base productiva mediante el movimiento de agricultura urbana que recién daba sus primeros pasos; de este modo se potenciaron áreas en lo referido a la mitigación de la sequía, el perfeccionamiento en la línea de seguridad alimentaria y las acciones de respuesta rápida tras el paso de huracanes y fenómenos climatológicos". 

Eficiencia y creatividad en la producción 

Fomentar la agricultura adaptada a las condiciones locales, garantizar el acceso al agua potable y suministrar energía moderna y respetuosa con el medio ambiente constituyen algunas de las líneas de trabajo de Welthungerhilfe en Cuba, una de las primeras iniciativas mundiales para combatir el hambre y la extrema pobreza. 

La Habana, Artemisa, Mayabeque, Pinar del Río, Santiago de Cuba, Holguín, Guantánamo, Las Tunas y Granma han sido los casos especiales que se benefician hoy con el sistema de ayuda al movimiento de agricultura urbana y suburbana que proponen los especialistas y proyectistas de la entidad alemana, mediante un enfoque temático que integra métodos de producción sostenible; la adaptación de la agricultura a las condiciones climáticas y socio-económicas locales; y facilita innovadoras técnicas de producción. 

Es así como investigación y experiencia práctica han caracterizado el trabajo en algunas formas productivas, principalmente en Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y numerosos productores individuales. El programa para fortalecer la innovación agropecuaria local, más conocido como PIAL, está en su tercera fase de ejecución hasta el año 2017 y ha encontrado la ruta para motivar a los campesinos a experimentar, adquirir conocimientos y técnicas, pero, sobre todo a multiplicarlos. 

El objetivo esencial del PIAL es promover la diversidad de cultivos y la producción-divulgación de semillas de calidad e integrar los conocimientos tradicionales los productores cubanos con los resultados de la investigación científica, todo ello con el noble propósito de dar protagonismo a los agricultores y alcanzar mayor accesibilidad, estabilidad y calidad de los alimentos. 

Los resultados no se han hecho esperar, pues en diez provincias de Cuba se ha fortalecido una red de actores con enfoque agroecológico que exhiben en sus patios diversificación de cultivos, variedades, especies y razas de ganado menor; bancos locales de semillas para potenciar las producciones locales; puntos de conservación y comercialización de alimentos y servicios de capacitación sobre suelos y prácticas agroecológicas. 

Con el apoyo de Welthungerhilfe, en las zonas densamente pobladas tanto de la capital del país como de otras provincias, los gobiernos locales han potenciado pequeñas parcelas u organopónicos para masificar y diversificar producciones terminadas como conservas, vegetales y hasta productos cárnicos a precios más asequibles para los pobladores. Para garantizar el abastecimiento local de alimentos en estas unidades, diseminadas en varios municipios, se han instalado invernaderos para el cultivo de plántulas hortícolas en cepellón -técnica que implica un uso más eficiente de la semilla- a la vez que reduce el tiempo de cultivo en la parcela; modernos sistemas de riego; puntos de venta para la comercialización de las cosechas a la población y existen, además, centros de producción de abonos orgánicos, así como plantas de producción de biofertilizantes. 

La doctora Susanne Scholaen, representante en Cuba de Agro Acción Alemana, declaró a OPCIONES que anualmente cada unidad de este tipo produce alrededor de 200 toneladas de hortalizas, más de 190 000 kilogramos de condimentos secos y cerca de 30 000 posturas de frutales, lo que reporta a la economía del país ingresos superiores a los 4 443 millones de pesos. Precisó también que estos resultados han significado un reconocimiento social debido a la calidad y precio accesible de los productos, el impacto ambiental de estos sistemas ecológicos de producción agrícola, y sobre todo, el servicio que brinda a la comunidad. Comentó además que en estos organopónicos se ofrecen más de 12 productos por día, con precio inferior en más de 25 % respecto a los mercados estatales. 

La sostenibilidad: el camino 

El movimiento de agricultura urbana y suburbana es una de las iniciativas potenciadas por el Estado cubano para promover el desarrollo alimentario en cada localidad. 

Dicha estrategia surgió en la década de los años 90 cuando la caída del bloque soviético propició un cambio de pensamiento: de una agricultura muy tecnificada en grandes unidades estatales dependiente de insumos importados, a una explotación cooperativa a pequeña escala, cerca del consumidor y altamente ecológica. 

Como iniciativa, este esquema de desarrollo conjunto diseñó nuevas estrategias de integralidad en un programa de siembra de pastos y masa verde para alimento animal; integración del uso de bioenergías, de abono orgánico y biofertilizantes, y de medios biológicos para el manejo de plagas y enfermedades. En la actualidad, con la puesta en práctica de este sistema integral, el potencial productivo de los suelos se incrementó en 80 %. 

La alianza estratégica cubana que junto a Welthungerhilfe ha protagonizado el desarrollo de estos programas de acción agropecuaria son la Asociación Cubana de producción Animal, la de Técnicos Agrícolas y Forestales (Actaf) y el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA).

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