"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 24 de septiembre de 2014

ASCE: lo habitual y lo novedoso

Por: Domingo Amuchástegui
Analista político. Miami.

Con el derrumbe de las experiencias socialistas de corte estalinista de Europa Oriental derivadas de la ofensiva militar soviética al final de la Segunda guerra mundial y de la no menos estrepitosa desintegración de las estructuras e instituciones en la Unión Soviética, un numeroso grupo de economistas de los años 40 y 50 —y que abandonaron Cuba en los primeros años de la década de los 60— fundaron, en 1989, la Asociación para el Estudio de la Economía de Cuba (conocida por sus siglas en inglés, ASCE), la cual quedó legalmente inscrita con dicho nombre en agosto de 1990. Entre sus fundadores se destacaban Roger Betancourt, Jorge Plinio Montalván, Ernesto Hernández-Catá, Jorge Sanguinetty, Lorenzo Pérez, Felipe Pazos, Carlos Quijano y otros.

La casi totalidad de esos economistas durante varias décadas habían trabajado para el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo (no les gusta que le recuerden fallidas experiencias como el Plan Austral, Cruzado, el Caracazo y otras recetas bien costosas y desatinadas) y en el momento de la fundación de ASCE, su perspectiva no era otra que la inminente caída del gobierno cubano, la disolución de su sistema económico y social, resultado del “fin de los subsidios soviéticos” y los proyectos y planes que podrían aplicar para la nueva Cuba por ellos imaginada, como parte de una suerte de regreso victorioso.

Durante veinticuatro años —a partir de la celebración de la primera conferencia anual—, la mayoría de los participantes en las reuniones de la ASCE han abordado una hipótesis rectora, con independencia de que la experiencia cubana no sucumbiera ni en los 90 ni más tarde: el inminente desplome del gobierno cubano como resultado de la total quiebra económica.

La 24ª Reunión de la ASCE: “Los desconcertantes cambios en Cuba” (Miami, 31 de julio al 2 de agosto de 2014)
Si bien en los últimos años algunos han insistido en concederle a las reformas del presidente Raúl Castro “el beneficio de la duda”, la hipótesis rectora sigue vigente, y en la actualidad se centra en cinco esferas de importancia: el fracaso de las reformas agrícolas, de la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), de la nueva ley de inversiones, de la nueva reforma tributaria y las malogradas políticas de unificación gradual de la moneda a menos que se proceda a su puesta en práctica inmediata e inclusiva (todos los ponentes evitaron emplear el término “terapia de choque”). Algunos de “los habituales” fueron:
Joaquín Pujol, jubilado del FMI, (“¿Está en crisis la sociedad?”) se remite a varias causas importantes para explicar el fracaso en la agricultura, entre otras: a) la corrupción burocrática en la asignación de tierras, créditos y disponibilidad de insumo agrícolas se ha generalizado, b) el sistema de comercialización y distribución está lastrado por una administración deficiente, controles burocráticos arbitrarios y la preponderancia del robo, y c) la financiación bancaria ha sido exigua.

Jorge Pérez-López, jubilado del Ministerio de Trabajo, (“Incentivos a la inversión en la Zona Especial de Desarrollo Mariel: ¿Morderán el anzuelo los inversionistas extranjeros?”) alberga serias dudas respecto de las posibilidades de éxito de la ZEDM, tales como: a) los sistemas de remuneración de la ZEDM permiten al gobierno apropiarse de un elevado porcentaje (66%) de los ingresos de los trabajadores, b) preocupaciones por la apropiación de ingresos y por la prohibición de contratar, dirigir y resarcir a los trabajadores y c) una somera comparación de los incentivos que brinda la ZEDM y los que ofrecen otros países con los que competiría al nivel mundial para atraer inversiones no evidencia un incentivo o una combinación de incentivos que colocaría a ZEDM en una posición ventajosa.

Jorge Sanguinetty, de DevTech Systems Consultants, afirmó lo siguiente en un debate sobre la nueva ley de inversiones: a) pensar que el gobierno cubano está preocupado por el bienestar de los cubanos equivaldría a presentar a las autoridades cubanas como ángeles y b) la verdadera razón de esta ley es el empeño en solucionar el crónico déficit de solvencia del país y su eterna dependencia de subsidios de la antigua Unión Soviética en el pasado o de Venezuela en los últimos años.
Rafael Romeu y Gabriel Di Bella, especialistas del FMI y figuras notablemente hostiles a cualquier interpretación positiva de los cambios en Cuba, presentaron una singular ponencia —la que anunciaron que seguirán desarrollando próximamente— que se encamina a una posible hipótesis de que los Estados Unidos aplicaran a Cuba un proyecto de Ayuda Oficial al Desarrollo (siglas en inglés, ODA), como se hace en otros países de América Latina y el Caribe como Haití, Colombia y Guatemala. los Estados Unidos y Europa Occidental se contarían entre los principales donantes.

Semejante hipótesis —en opinión de algunos de los presentes en el auditorio— aparece como simplemente impensable y carece de viabilidad dado el conflicto entre ambas naciones y el andamiaje legal de sanciones que prohíbe la puesta en práctica, a menos que los expertos del FMI posean información privilegiada que indique un proceso de normalización a corto plazo o una premisa de colapso en Cuba que pudiera abrir las condiciones para un proyecto ODA en este país.

La abogada cubana y opositora al gobierno Yaremis Flores, del Centro de Información Legal (CubaLex) al referirse a “La nueva ley de inversión extranjera, sus limitaciones a la iniciativa empresarial ciudadana e inseguridad jurídica”, insistió en la necesidad de que los inversionistas extranjeros respeten los derechos humanos, destacó que los incentivos no bastan y que los inversionistas extranjeros no deben contribuir a la supervivencia del régimen. La abogada cubana y opositora al gobierno María Elena Cobas Cobiella (Universidad de Valencia, España), presentó “La evolución del derecho civil cubano y la ley de inversión extranjera en Cuba: Un camino por recorrer”, donde enfocó la manera en que recientes leyes de importancia promulgadas en Cuba (ZEDM y Ley de Inversiones) hacen caso omiso de los derechos civiles, las negociaciones colectivas, el derecho a la huelga y privan a los cubanos del derecho de participar como asociados de los inversionistas extranjeros.

Lorenzo Pérez, jubilado del FMI (“Ley tributaria de 2012: Cambios y posibles resultados”), al referirse a la tributación, hizo hincapié en dos aspectos importantes: a) la índole de la actual política tributaria y el efecto que surte en los incentives resulta negativo. La elevada tasa del impuesto sobre los ingresos personales establecido por la ley no propicia las actividades del sector privado que supuestamente el gobierno está tratando de lograr y b) existe la imperiosa necesidad de que la economía crezca, se brinden los incentivos adecuados y se elimine el fuerte sesgo existente en la actualidad contra el sector privado.

En relación con el problema de la unificación monetaria, la mayoría de los expertos cubanoamericanos jubilados del FMI y del BID coincidieron en tres opiniones diferentes: a) sigue habiendo todo género de distorsiones a la hora de medir con precisión cualquier rendimiento económico; b) contradice cualquier concepto de incentivo a la inversión extranjera; y c) por consiguiente, hay que ejecutar la unificación monetaria a la brevedad —a pesar de la inflación y las tensiones sociales.

Para Gary H. Maybarduk, antiguo funcionario del Departamento de Estado, destacado en Cuba a fines del decenio de 1990 (“Cuba, quince años después”), la unificación monetaria es un asunto vital; añadió que el tipo de cambio del CUC y el CUP crea mucha incertidumbre ya que las personas deben decidir qué moneda utilizarán para sus ahorros; afirmó que fuentes cubanas le habían dicho que el FMI se había manifestado en contra de cualquier tasa inferior a 25:1.

Por segundo año consecutivo, la ASCE invitó a una gran cantidad de representantes de la oposición interna al gobierno, unas veintidós personas, casi todos eran los llamados “periodistas independientes”. Además de algunas disertaciones, la mayoría actuó como “bloque opositor” a cualquier ponencia en la que se evidenciara algún aspecto positivo de las reformas cubanas, ya fuera por parte de expertos estadounidenses, cubanos residentes en Cuba o cubanoamericanos.

De los veintidós paneles y conferencias, cinco se centraron por entero en políticas y acciones contra el gobierno cubano y estuvieron a cargo de cubanos y cubanoamericanos opositores al gobierno. Entre las figuras opositoras que mayor cobertura mediática recibieron se encontraban Miriam Leyva, Eliécer Ávila, Miriam Celaya, Orlando Luis Pardo. Dimas Castellano, Hildebrando Chaviano, Darsi Ferrer, Osmar Laffita y otros, junto a conocidos nombres del mundillo cubanoamericano como María Werlau, Carlos Sánchez Berzaín, Carlos Alberto Montaner, etc.

En sus presentaciones y comentarios prevalecieron repetidamente los argumentos descalificadores de que las reformas y cambios que han tenido lugar en Cuba son simples “cambios domésticos” inoperantes y que nada cambian de manera efectiva. Su total identificación con las plataformas políticas y accionar del exilio más beligerante y su devota admiración de sus éxitos económicos, sociales y políticos, fueron constantemente enfatizados. Al mismo tiempo, todos ellos enarbolaron el reiterado reclamo a la permanencia y reforzamiento del arsenal de sanciones contra las autoridades cubanas y su quehacer económico, desde el embargo hasta el estatus de Estado patrocinador del terrorismo, todo ello bajo la necesidad de una “política mucho más proactiva por parte de los Estados Unidos” contra el gobierno cubano.

Se mostraron especialmente hostiles a una charla muy positiva —durante el receso del almuerzo — organizada por Carlos Saladrigas y el grupo de estudios de Cuba que incluía a cinco exitosas empresarias radicadas en Cuba; también fueron muy contrarios a algunas de las opiniones expresadas por Miriam Leyva, viuda del economista disidente Oscar Espinosa Chepe y jefa del movimiento Reconciliación Cubana, en especial al concepto de que en Cuba ya está teniendo lugar una transición.

Este año hubo más novedades y más sorpresas de distinto tipo:

Para comenzar, el actual presidente ex oficio de la ASCE, Ted Henken, profesor del Baruch College, CUNY, admitió en el discurso de apertura que los integrantes de la junta no se habían puesto de acuerdo en el nombre que darían a la conferencia de ese año y que al final la solución intermedia había sido bastante inusitada: ¡DESCONCERTANTES CAMBIOS EN CUBA! Añadió que se había invitado a un pequeño grupo de académicos cubanos pertenecientes a instituciones oficiales pero que —por razones desconocidas— no asistieron; asimismo indicó que las autoridades estadounidenses les habían negado las visas a algunos de ellos.

Otro hecho desconcertante fue que hubo veinticinco ponencias que, de una u otra forma, mostraron una amplia gama de puntos de vista positivos y críticas constructivas a las reformas y cambios que están teniendo lugar en Cuba, pero con una gran diferencia. La mayoría de esos estudiosos norteamericanos se basaron en investigaciones hechas en el lugar, es decir, estaban en Cuba y habían recogido muchos criterios novedosos. Gary Maybarduk (mencionado con anterioridad) hizo una comparación entre Cuba hoy y en el decenio de 1990 (“Cuba quince años después”); Joseph Scarpaci (Universidad West Liberty) se refirió a la realineación empresarial en Cuba; William M. Messina (Universidad de la Florida) habló sobre las nuevas modalidades de importación de productos agrícolas en Cuba; Barbara Kotschwar (Peterson Institute for International Economics) presentó una ponencia sobre “Normalización económica con Cuba: Hoja de ruta para los formuladores de política estadounidenses”; hubo muchos ejemplos que evidenciaron las novedosas y positivas tendencias resultantes de las reformas y cambios que están teniendo lugar.

Hubo dos enfoques que surtieron gran efecto y provocaron mucho debate. En primer lugar, el profesor de derecho de la Universidad de la Florida, José Gabilondo, hizo hincapié en un abordaje fundamental: en la actualidad, la ASCE está integrada por dos grupos muy diferentes. Uno de ellos sostiene que Cuba es un país donde no existen leyes ni instituciones, mientras que el segundo afirma que Cuba sí las tiene, y este es el enfoque que él propugna. El otro enfoque fue el del profesor Kotschwar, que destacó los vientos nuevos encaminados a normalizar las relaciones con Cuba y subrayó una interrogante fundamental: ¿Por qué no alentar desde los Estados Unidos una apertura incondicional?

Asimismo en el ámbito de las inversiones extranjeras y el nuevo marco jurídico las ponencias hechas por cubanos y cubanoamericanos destacaron las nuevas tendencias y cambios observados en las nuevas leyes vinculadas a la ZEDM, y la nueva Ley de Inversiones enriqueció los debates, como ocurrió en el caso de Antonio Zamora (Facultad de Derecho de la Universidad de la Florida) sobre “Nuevas oportunidades para el comercio y las inversiones en Cuba en virtud de la apertura económica”; el abogado José M. Pallí, que se refirió a la “Nueva ley cubana de inversiones”; Mario González-Corzo y Orlando Justo (Lehman College, CUNY), que se remitieron al “Trabajo por cuenta propia en Cuba: una actualización”; Arturo López-Levy (Universidad de Denver) sobre “Oposición leal, soberanía y derechos humanos: elementos para una discusión cubana desde el derecho internacional”; Lenier González (Cuba Posible y ex redactor de Espacio Laical) sobre “Buscando una mirada certera sobre la Cuba actual”; Roberto Veiga (Cuba Posible; ex redactor de Espacio Laical) sobre “Oposición Cuba: una mirada al futuro”. En diferentes sesiones se leyeron cuatro presentaciones de académicos cubanos vinculados a instituciones oficiales que no pudieron asistir.

Zamora analizó las vicisitudes de megaproyectos cubanos relacionados con campos de golf, marinas y condominios desde finales del decenio de 1990, aunque subrayó que están teniendo lugar nuevos acontecimientos positivos, tales como la mayor marina y condominio que se está levantando en Carbonera, Varadero, así como la recién creada Comisión Náutica, presidida por el ministro de turismo Manuel Marrero tras la promisoria inauguración de la ZEDM. Insistió en la necesidad de que las autoridades cubanas creen una comisión de inversión extranjera integrada por cubanos e inversionistas extranjeros y se preste mucha atención a las inversiones medianas y pequeñas.

El letrado Pallí hizo hincapié en la idea de que Cuba —estemos o no de acuerdo con ello— tiene sus propias leyes e instituciones, y que durante los últimos años se ha evidenciado un significativo cambio de actitud dentro del país. Añadió que si bien 80% de la nueva Ley de inversiones puede asemejarse a la anterior Ley 77 de 1995, hay que reconocer que existe una nueva actitud que insufla un impulso fresco y cada vez más vez más poderoso a la nueva ley a partir de una novedosa disposición y buena voluntad.

En un panel dedicado a “Estado, sociedad civil y oposición en Cuba”, tuvieron lugar las presentaciones de Arturo López-Levi, Lenier González y Roberto Veiga, pero precedidas de una ponencia del profesor cubano Armando Chaguaceda, del Colegio de Veracruz (“La oposición y el poder autoritario: reflexiones desde la experiencia internacional”).

Según Chaguaceda, en un contexto postotalitario, los procesos de oposición pueden transitar por experiencias híbridas, donde puede aparecer una esfera de oposición que le permita disputar espacios al régimen, rechazando cualquier validez del término gobierno en estos casos. Aliados de Cuba —subrayó— experimentan hoy, y no excluyen, la presencia de fuerzas de oposición, mencionando los casos de Irán y de Ecuador, donde siguen operando como agentes de cambio pues los opositores se definen como ciudadanos y ejercitan sus derechos correspondientes, donde se debate y elabora política fuera de la esfera oficial, en el marco de una contienda entre mayorías y minorías, lo que asegura una diversidad y mayor equilibrio sociopolítico. En el caso de Cuba, no existe hoy nada parecido.

Lenier González, enfatizó toda la excepcionalidad que ha rodeado a la experiencia cubana como revolución, antes y después del derrumbe de las experiencias estalinistas del este de Europa y la Unión Soviética, con su soberanía en jaque frente a la hostilidad de los Estados Unidos desde el principio hasta ahora. Hoy la sociedad cubana debe ser asumida como lo que es en realidad, con una cultura cada vez más globalizada, con un elevado grado de despolitización entre las nuevas generaciones, donde muchos miran a Miami como una suerte de faro, pero, al mismo tiempo, un creciente empoderamiento económico de amplios sectores que origina un pluralismo creciente y una nueva transnacionalización a través de los crecientes lazos de Cuba con América Latina y el Caribe, de lo que se deriva un futuro de cambios como el curso natural de la historia.

Roberto Veiga insistió en la presencia de dos desafíos claves en la actualidad de la sociedad cubana: a) Integrar toda la pluralidad hoy existente y b) Que se integre al desafío de mejorar el contexto existente. A lo que es necesario forjar un consenso de toda la diversidad ideológica, política y cultural de los cubanos, destacando diversos pilares para articulación tales como ejercicio responsable de la libertad, la igualdad, la solidaridad, la justicia, la socialización de la riqueza y la democracia ciudadana. No son los únicos ni tampoco una única manera de hacerlo, sino mediante la creación de un consenso para el encuentro y la integración, junto a una bien definida independencia territorial y empoderamiento ciudadano.

Ambos ponentes, frente a los intentos de numerosos opositores cubanos y cubanoamericanos por descalificar sus presentaciones, reafirmaron la legitimidad de sus argumentos en torno a una oposición leal, el rechazo a toda forma de injerencia de parte de los Estados Unidos, así como a todos los que favorecen esta y fomentan cualquier curso de confrontación.

López-Levi, tras argumentar las bases institucionales, legales y soberanas del actual Estado cubano y su vigencia, características estas que no pueden ser impugnadas o negadas, puesto que Revolución cubana no fue ningún “accidente histórico” como algunos argumentan de este lado. En el caso cubano no existe ni se perfila una sociedad política opositora; en su futuro de transición muchas serán las formas que podrán darse y expresarse, existiendo hoy toda una cultura de transitología con múltiples y diversos modelos y experiencias, incluyendo variadas hipótesis y casos de desenlaces de continuidad que no pueden ignorarse. Le recordó al auditorio la legitimidad de las acciones un Estado en guerra y asediado a recurrir a acciones extremas en la tradición de la república en armas, citando como ejemplo el famoso Decreto Spottorno.

Las ponencias cubanas leídas en la conferencia por diferentes participantes destacaron dos ideas importantes. Hubo una sobre turismo, de José Luis Perelló (Universidad de La Habana) intitulada “Actualización del turismo en Cuba”, en la que llegó a la conclusión de que hasta ahora Cuba no ha podido captar suficientes turistas europeos y que incluso en el caso de los rusos, estos viajan mucho más la República Dominicana que a Cuba. Jesús Bu Marcheco, abogado radicado en Cuba, presentó “La inversión extranjera en Cuba y su implicación con las propiedades norteamericanas confiscadas”, en la que subrayó el concepto de que sería imposible que hubiera cualquier tipo de corrientes de inversión debido al embargo de los Estados Unidos, el terrorismo y la ley Helms-Burton. Otras presentaciones de cubanos vinculados a instituciones oficiales de la Isla, pero que no pudieron asistir personalmente, y que fueron leídas fueron la de Eduardo López Bastida, Universidad de Cienfuegos, con el título de “Análisis de los principales indicadores de desarrollo sustentable de la República de Cuba” y la de Rosendo Romero Suárez, curador e historiador de arte de Baracoa, con su trabajo sobre “El nuevo programa de desarrollo local y comunitario (PDLC): objetivos y trascendencias”, seguido por la presentación personal de Yociel Marrero Báez, de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, de su ponencia “Las transformaciones socioeconómicas y los ecosistemas: evidencias en la cuenca del Río Toa”.

Dos peritos españoles en la esfera del turismo, Julio Cerviño y José Antonio Fraiz (Universidad Carlos III de Madrid) presentaron “¿Cuánto han aprendido las cadenas hoteleras cubanas de sus socios extranjeros? Comparación del grado de satisfacción del cliente en hoteles con gerencia cubana y extranjera”, donde reconocieron cómo los ejecutivos y gerentes cubanos han ido aprendiendo cada vez más las pericias, técnicas y normas de la gestión hotelera y de balneario.

El profesor canadiense de la Universidad Carleton, Archibald Ritter, en su ponencia “¿Tiene Cuba un futuro industrial?” afirmó en sus argumentos y respuestas que quizás el país lo tendría si lo asume con seriedad, sobre todo porque en la actualidad la producción industrial representa 50% del producto interno bruto del país respecto a 1989 y que las exportaciones industriales han disminuido de 70 a 25%. No obstante, explicó las numerosas ventajas comparativas que tiene Cuba y todo lo que podría beneficiarse si se vincula a los mercados estadounidenses. También se refirió a la manera en que China ha contribuido a desindustrializar Cuba invadiendo el país con productos chinos baratos; que Cuba debe evitar que las Tiendas de Recaudación de Divisas sean una copia de la cadena Wal-mart; y que, por consiguiente, el país debe buscar y construir sus propios mercados especializados. Para concluir aseguró que se puede lograr una producción industrial más variada pero que hay que vencer muchas dificultades.

Luego de analizar las numerosas ventajas de la agricultura cubana, el profesor Messina concluyó que la isla podría convertirse en un centro motriz agrícola, y el profesor Scarpaci y otros afirmaron que está habiendo un auge de cooperativas y trabajadores por cuenta propia a pesar de las presiones oficiales que pesan sobre ellos en términos de tributación excesiva, la necesidad de que exista una red mayorista y la aún restringida lista de actividades comerciales lícitas. Luego de emprender amplias investigaciones en el país, Corzo y otros llegaron a resultados muy similares en el marco teórico de un excepcional estudio de casos prácticos sobre socialismo reformado.

La exposición de Maybarduk (“Cuba quince años después”) ofreció una serie de comparaciones y observaciones de primera mano por parte del antiguo asesor del Departamento de Estado para asuntos económicos y políticos de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana (1997-1999). Observó muchos cambios positivos que no existían en el decenio de 1990 y que eran impensables en aquellos tiempos junto a muchas otras características negativas y deficiencias persistentes. Maybarduk cita a un economista cubano que señala un indicador de mejores condiciones de vida: En 2008, solo 80 000 cubanos se alojaron en hoteles o habitaciones pagadas en CUC o divisas. En 2013, la cifra había aumentado a 648 000 cubanos. La misma tendencia fue confirmada por el español Cerviño en respuesta a varias preguntas.

En el caso de la asistencia social, las opiniones estuvieron divididas. Sin embargo, varias personas consideraron que la mayoría de la población no se beneficiaba con los cambios. Hubo unanimidad en que la desigualdad en los ingresos iba en aumento, que probablemente continuaría y que muchas personas quedarían a la zaga. Ese criterio coincidió con las impresiones de Maybarduk.

Otra observación importante fue que el crecimiento industrial cubano se basa en la exportación de servicios médicos y que probablemente seguiría siendo la principal fuente de divisas en años venideros.

En materia de inversión extranjera y la ZEDM, afirmó que el requisito de que las compañías extranjeras tengan que seguir usando las bolsas de trabajo resulta desalentador, aunque un economista apuntó que en la Zona Especial de Desarrollo Mariel las bolsas solo puede cobrar el costo de los trámites y ya no pueden quedarse con el 90% del salario de los trabajadores. Si el gobierno decide hacer extensiva esa política al resto de las inversiones extranjeras y unifica el tipo de cambio a una tasa razonable, los costos por concepto de salario disminuirían de manera significativa y las maquilas podrían resultar factibles.

Respecto del debatido asunto de la producción de alimentos, su análisis de las estadísticas y experiencias sobre el terreno a todo lo largo y ancho del país permiten concluir que si bien la información cambia de un año a otro, “la tendencia general de la producción va en ascenso, excepto en el caso de las papas y los frijoles. Estos últimos están sujetos a la frecuente entrega tardía de semillas por parte del gobierno. Los precios y mercados liberados hacen que muchos cubanos se quejen del alto costo de los alimentos, que han aumentado con más rapidez que los salarios, y esto sigue siendo un problema creciente. En resumen, hay muchas razones para mostrarse escépticos ante las reformas del gobierno, pero pienso que es demasiado pronto para descartar la posibilidad de que haya una fuerte respuesta en la oferta a medida que los recientes cambios de política surtan efecto y empiecen a hacerse otras reformas”.

Al final de su disertación, Maybarduk fue muy elocuente: los economistas cubanos afirman públicamente que un mayor crecimiento económico depende del capital extranjero. Hoy en día, un nuevo Milton Freedman se sentiría a sus anchas hablando de economía con los cubanos. Tal vez ese sea uno de los mejores augurios para el futuro.[1]


[1] Catalejo agradece a las publicaciones de análisis Cuba News y www.cubastandard.com, donde el autor es columnista, su autorización para publicar esta reseña en español; así como a él, por haber redactado esta versión ampliada expresamente para nuestros lectores.

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