Mochila a cuestas y a bordo de un jeep, recorrimos las decenas de kilómetros que distan desde el Norte hasta el Sur de la Isla de la Juventud, destino del equipo de trabajo.
Vencimos más de una hora de viaje para conocer un poco de la cotidianidad de la brigada productora de carbón vegetal más destacada de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Flora y Fauna, en el municipio especial, cuyo aporte -de enero a julio- sobrepasó las 86 toneladas (t) del combustible, destinado a la exportación.
Eddy Nieves Pérez, el más integral de los 57 productores dedicados a esa actividad, encabeza el grupo y es quien primero habla de su destreza para aserrar la madera, de cómo respalda el plan de cada uno de sus compañeros y de las ventajas de enfrentar este tipo de labor en colectivo.
En ese sentido, Elpidio Rubio Leyva, jefe del programa, sostiene que la organización del trabajo posibilita utilizar mejor la fuerza laboral, optimizar los recursos y distribuir las rentas a partes iguales entre sus integrantes.
"Seis hombres y una mujer -encargada de la elaboración de los alimentos- conformamos el grupo", comenta Osmany Romero Reyes, operador del tractor, a bordo del cual se traslada la madera al lugar donde se preparan para quemar tres o cuatro hornos al mismo tiempo.
"En el mes debemos entregar 14 t de carbón (dos por cada integrante de la brigada). Por ello nos preocupamos de que el horno queme bien. De ese modo se garantiza la calidad del producto y logramos que quede especial, nos dice sonriendo.
El carbón vegetal se produce a temperaturas oscilantes entre 400 y 700 grados Celsius y con ausencia de aire, explica Omar Rodríguez Guerrero, quien añade que apilan la leña, la cubren con pajas de asuarina y luego le agregan arena o tierra.
"Después de encender el fuego en la parte inferior, se deja quemar durante 10 ó 12 días. De noche es cuando mejor se aprecia si ya no hay madera encendida, entonces se abre el horno, sacamos el carbón y lo partimos después, para almacenarlo en sacos de 20 kilogramos cada uno", acota.
Desde tiempos remotos el hombre produce carbón vegetal para la cocción de alimentos. Esa práctica artesanal a cielo abierto llega hasta nuestros días, cuando tal combustible ecológico se ha convertido en un rubro exportable.
Producir con eficiencia
El carbonero contribuye al uso sostenido del monte, la conservación de los ecosistemas y, además, su trabajo ayuda a sacar provecho a las tierras ocupadas por plantas indeseables.
"Una de las materias primas que se utiliza es indeseable en los campos de Cuba, el marabú, y otra es la casuarina, esta última forma parte del proyecto de eliminación de plantas invasoras, que, a su vez, afecta las dunas", precisa Raúl Fernández González, director de la UEB.
"Esta UEB sobresale entre las de su tipo en Cuba al sobrecumplir lo pactado en un 8 %, a partir de la aplicación de sistemas de emulación, de pago, de acuerdo con los resultados productivos y de estímulo a la iniciativa a favor de los rendimientos", nos comenta Raúl.
"Ahora estamos más motivados, antes nos pagaban el saco a 15,00 CUP y gracias a la vinculación cobré en total el mes pasado 1 800,00 CUP y 40,00 CUC", afirma Osmany Romero.
Asimismo, Fernández González ponderó la labor de la brigada de beneficio, veladora de la calidad exportable del recurso y de los trabajadores indirectos de la UEB, quienes acarrean manualmente la mercancía a contenedores en puerto, alternativa puesta en práctica frente a la incapacidad técnica de la grúa.
Rubio Leyva señala como positiva la construcción de viviendas y almacenes rústicos en los polos productivos, a favor de la calidad de vida y protección del carbón, debido a la ocurrencia de lluvias y contratiempos en la transportación.
"Ser carbonero resulta un oficio muy duro, por eso cuando se despiertan les tengo preparado el desayuno, procuro que los alimentos sean de buena calidad y hasta les caliento agua para el baño", refiere Leticia Soto Fernández, cocinera de la brigada.
Ella, desde hace tres años, también enfrenta el calor excesivo y las plagas, cocina, limpia y da belleza a la casa rústica.
"Como matrimonio nos llevamos muy bien y damos buen ejemplo de familia", dice Romero Reyes.
El carbón vegetal es muy apreciado como combustible por su poder energético, alto contenido de carbono, niveles mínimos de humedad, ausencia de materias volátiles y la imposibilidad de ser atacado por hongos e insectos fitófagos (herbívoros).
Volvemos al camino, después de una ardua jornada, con la mochila repleta de historias cotidianas que se hornean en el sur pinero, donde hombres y mujeres enteros reviven una tradición que parecía extinta en los campos de Cuba. (AIN)
Vencimos más de una hora de viaje para conocer un poco de la cotidianidad de la brigada productora de carbón vegetal más destacada de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Flora y Fauna, en el municipio especial, cuyo aporte -de enero a julio- sobrepasó las 86 toneladas (t) del combustible, destinado a la exportación.
Eddy Nieves Pérez, el más integral de los 57 productores dedicados a esa actividad, encabeza el grupo y es quien primero habla de su destreza para aserrar la madera, de cómo respalda el plan de cada uno de sus compañeros y de las ventajas de enfrentar este tipo de labor en colectivo.
En ese sentido, Elpidio Rubio Leyva, jefe del programa, sostiene que la organización del trabajo posibilita utilizar mejor la fuerza laboral, optimizar los recursos y distribuir las rentas a partes iguales entre sus integrantes.
"Seis hombres y una mujer -encargada de la elaboración de los alimentos- conformamos el grupo", comenta Osmany Romero Reyes, operador del tractor, a bordo del cual se traslada la madera al lugar donde se preparan para quemar tres o cuatro hornos al mismo tiempo.
"En el mes debemos entregar 14 t de carbón (dos por cada integrante de la brigada). Por ello nos preocupamos de que el horno queme bien. De ese modo se garantiza la calidad del producto y logramos que quede especial, nos dice sonriendo.
El carbón vegetal se produce a temperaturas oscilantes entre 400 y 700 grados Celsius y con ausencia de aire, explica Omar Rodríguez Guerrero, quien añade que apilan la leña, la cubren con pajas de asuarina y luego le agregan arena o tierra.
"Después de encender el fuego en la parte inferior, se deja quemar durante 10 ó 12 días. De noche es cuando mejor se aprecia si ya no hay madera encendida, entonces se abre el horno, sacamos el carbón y lo partimos después, para almacenarlo en sacos de 20 kilogramos cada uno", acota.
Desde tiempos remotos el hombre produce carbón vegetal para la cocción de alimentos. Esa práctica artesanal a cielo abierto llega hasta nuestros días, cuando tal combustible ecológico se ha convertido en un rubro exportable.
Producir con eficiencia
El carbonero contribuye al uso sostenido del monte, la conservación de los ecosistemas y, además, su trabajo ayuda a sacar provecho a las tierras ocupadas por plantas indeseables.
"Una de las materias primas que se utiliza es indeseable en los campos de Cuba, el marabú, y otra es la casuarina, esta última forma parte del proyecto de eliminación de plantas invasoras, que, a su vez, afecta las dunas", precisa Raúl Fernández González, director de la UEB.
"Esta UEB sobresale entre las de su tipo en Cuba al sobrecumplir lo pactado en un 8 %, a partir de la aplicación de sistemas de emulación, de pago, de acuerdo con los resultados productivos y de estímulo a la iniciativa a favor de los rendimientos", nos comenta Raúl.
"Ahora estamos más motivados, antes nos pagaban el saco a 15,00 CUP y gracias a la vinculación cobré en total el mes pasado 1 800,00 CUP y 40,00 CUC", afirma Osmany Romero.
Asimismo, Fernández González ponderó la labor de la brigada de beneficio, veladora de la calidad exportable del recurso y de los trabajadores indirectos de la UEB, quienes acarrean manualmente la mercancía a contenedores en puerto, alternativa puesta en práctica frente a la incapacidad técnica de la grúa.
Rubio Leyva señala como positiva la construcción de viviendas y almacenes rústicos en los polos productivos, a favor de la calidad de vida y protección del carbón, debido a la ocurrencia de lluvias y contratiempos en la transportación.
"Ser carbonero resulta un oficio muy duro, por eso cuando se despiertan les tengo preparado el desayuno, procuro que los alimentos sean de buena calidad y hasta les caliento agua para el baño", refiere Leticia Soto Fernández, cocinera de la brigada.
Ella, desde hace tres años, también enfrenta el calor excesivo y las plagas, cocina, limpia y da belleza a la casa rústica.
"Como matrimonio nos llevamos muy bien y damos buen ejemplo de familia", dice Romero Reyes.
El carbón vegetal es muy apreciado como combustible por su poder energético, alto contenido de carbono, niveles mínimos de humedad, ausencia de materias volátiles y la imposibilidad de ser atacado por hongos e insectos fitófagos (herbívoros).
Volvemos al camino, después de una ardua jornada, con la mochila repleta de historias cotidianas que se hornean en el sur pinero, donde hombres y mujeres enteros reviven una tradición que parecía extinta en los campos de Cuba. (AIN)
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