La Actaf, con más de 26.500 asociados, capacita en función del desarrollo agropecuario y forestal.
La Habana, 22 sep.- La agroecología, una disciplina científica relativamente nueva que promueve la agricultura sostenible, es considerada por especialistas como la única alternativa viable para recuperar el deprimido agro cubano.
Según el profesor Roberto Caballero, de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (Actaf), estas prácticas son una opción para la soberanía alimentaria en un contexto de cambio climático, elevada contaminación de los ecosistemas, desequilibrios naturales y complejos problemas ambientales.
"La agricultura sostenible sobre bases agroecológicas es una propuesta de desarrollo agrario ambientalmente amigable, económicamente rentable y socialmente justa, enfocada al fortalecimiento de la soberanía alimentaria", destacó el experto, en una conferencia durante el Primer Encuentro de Comunicadores y Promoción Agroecológica.
Caballero explicó cómo internacionalmente la agricultura tradicional fue sustituida por la intensiva, caracterizada por megaempresas, monocultivo y alta dependencia de insumos externos.
La replicación global de este sistema creó rupturas en el entorno natural, reveló en la cita organizado por Actaf, el pasado 15 de septiembre en La Habana.
En el caso cubano, remarcó, tiene una responsabilidad importante este tipo de agricultura en los cinco principales problemas ambientales reconocidos por la Estrategia Ambiental Nacional: contaminación, degradación de suelos, afectaciones a la cobertura vegetal, pérdida de la diversidad biológica y carencia de agua.
Con la falta de financiamiento por la aguda crisis que persiste en el país desde hace más de 20 años, disminuyó el uso de fertilizantes y plaguicidas químicos.
Por ejemplo, la aplicación de estos productos en 2005 fue menos de 25 por ciento de la realizada en 1989. Una reducción abrupta sufrió también el acceso al combustible y por tanto bajó el uso de la maquinaria agrícola.
En medio de esta situación, salieron a la luz y cobraron fuerza las propuestas de la agroecología, que habían sido realizadas por investigadores y científicos locales en la década del 80 del siglo XX.
A partir de entonces, dijo Caballero, crece entre los productores una conciencia agroecológica, aunque existen en el camino grandes retos por vencer para llevar más lejos su conocimiento entre la gente.
Entre las características principales de esta práctica se encuentran el enfoque sistémico a nivel de entidad productiva y territorio, preponderancia de las tecnologías de proceso sobre las de insumos, valora el uso de equipos y medios por sus efectos económicos y sociales, sus tecnologías son asequibles y se fundamenta en la cultura agraria local.
Se complementa y contextualiza con los conocimientos más avanzados de la ciencia y tiene vigencia y validez para cualquier escala productiva.
"Esta concepción solo es adoptada cuando se acepta conscientemente por los agricultores y autoridades, pues implica más interés que recursos", precisó.
De acuerdo con el agroecólogo, para su implementación no existen recetas.
Se construye localmente, apuntó. Esto implica capacitación, rescate de saberes locales y asistencia técnica sistemática.
También requiere de servicios técnicos locales de apoyo diferentes a los existentes, lo que implica empoderamiento local de actores y descentralización de autoridad.
Un ejemplo de los avances en este terreno, indicó el profesor, es la Unidad Básica de Producción Cooperativa Maniabo, en la oriental provincia de Las Tunas, donde ha crecido la producción sin importaciones de pienso, entre otros recursos externos.
La validez de estas prácticas es reafirmada por el productor Roberto Cabrera, de la finca La loma del hambre, en Bejucal, en la provincia de Mayabeque, colindante con La Habana.
"Cuando pedí tierras en usufructo en la zona, muchos pensaron que estaba loco. Pero hoy, empleando los saberse de científicos y de viejos productores, tengo resultados productivos. Hasta los niños les ponen a sus padres la finca como un buen ejemplo", aseguró el campesino.
Según Idalmis Nazco, presidenta de Actaf, el paradigma de la asociación es el desarrollo de una agricultura sostenible sobre bases agroecológicas. Por ello, todos los encuentros, talleres, intercambios técnicos y nuevos proyectos y formas de capacitación, conducen a ese tipo de propuesta productiva. (2014)
La Habana, 22 sep.- La agroecología, una disciplina científica relativamente nueva que promueve la agricultura sostenible, es considerada por especialistas como la única alternativa viable para recuperar el deprimido agro cubano.
Según el profesor Roberto Caballero, de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (Actaf), estas prácticas son una opción para la soberanía alimentaria en un contexto de cambio climático, elevada contaminación de los ecosistemas, desequilibrios naturales y complejos problemas ambientales.
"La agricultura sostenible sobre bases agroecológicas es una propuesta de desarrollo agrario ambientalmente amigable, económicamente rentable y socialmente justa, enfocada al fortalecimiento de la soberanía alimentaria", destacó el experto, en una conferencia durante el Primer Encuentro de Comunicadores y Promoción Agroecológica.
Caballero explicó cómo internacionalmente la agricultura tradicional fue sustituida por la intensiva, caracterizada por megaempresas, monocultivo y alta dependencia de insumos externos.
La replicación global de este sistema creó rupturas en el entorno natural, reveló en la cita organizado por Actaf, el pasado 15 de septiembre en La Habana.
En el caso cubano, remarcó, tiene una responsabilidad importante este tipo de agricultura en los cinco principales problemas ambientales reconocidos por la Estrategia Ambiental Nacional: contaminación, degradación de suelos, afectaciones a la cobertura vegetal, pérdida de la diversidad biológica y carencia de agua.
Con la falta de financiamiento por la aguda crisis que persiste en el país desde hace más de 20 años, disminuyó el uso de fertilizantes y plaguicidas químicos.
Por ejemplo, la aplicación de estos productos en 2005 fue menos de 25 por ciento de la realizada en 1989. Una reducción abrupta sufrió también el acceso al combustible y por tanto bajó el uso de la maquinaria agrícola.
En medio de esta situación, salieron a la luz y cobraron fuerza las propuestas de la agroecología, que habían sido realizadas por investigadores y científicos locales en la década del 80 del siglo XX.
A partir de entonces, dijo Caballero, crece entre los productores una conciencia agroecológica, aunque existen en el camino grandes retos por vencer para llevar más lejos su conocimiento entre la gente.
Entre las características principales de esta práctica se encuentran el enfoque sistémico a nivel de entidad productiva y territorio, preponderancia de las tecnologías de proceso sobre las de insumos, valora el uso de equipos y medios por sus efectos económicos y sociales, sus tecnologías son asequibles y se fundamenta en la cultura agraria local.
Se complementa y contextualiza con los conocimientos más avanzados de la ciencia y tiene vigencia y validez para cualquier escala productiva.
"Esta concepción solo es adoptada cuando se acepta conscientemente por los agricultores y autoridades, pues implica más interés que recursos", precisó.
De acuerdo con el agroecólogo, para su implementación no existen recetas.
Se construye localmente, apuntó. Esto implica capacitación, rescate de saberes locales y asistencia técnica sistemática.
También requiere de servicios técnicos locales de apoyo diferentes a los existentes, lo que implica empoderamiento local de actores y descentralización de autoridad.
Un ejemplo de los avances en este terreno, indicó el profesor, es la Unidad Básica de Producción Cooperativa Maniabo, en la oriental provincia de Las Tunas, donde ha crecido la producción sin importaciones de pienso, entre otros recursos externos.
La validez de estas prácticas es reafirmada por el productor Roberto Cabrera, de la finca La loma del hambre, en Bejucal, en la provincia de Mayabeque, colindante con La Habana.
"Cuando pedí tierras en usufructo en la zona, muchos pensaron que estaba loco. Pero hoy, empleando los saberse de científicos y de viejos productores, tengo resultados productivos. Hasta los niños les ponen a sus padres la finca como un buen ejemplo", aseguró el campesino.
Según Idalmis Nazco, presidenta de Actaf, el paradigma de la asociación es el desarrollo de una agricultura sostenible sobre bases agroecológicas. Por ello, todos los encuentros, talleres, intercambios técnicos y nuevos proyectos y formas de capacitación, conducen a ese tipo de propuesta productiva. (2014)
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