Por Lorenzo Gonzalo*
Martianos-Hermes-Cubainformación
Investigaciones recientes que datan del mes de noviembre, arrojó la noticia que Jeb Bush, posible candidato a la Presidencia por el Partido Republicano, se dedica a la inversión de capitales de riesgo. Este tipo de actividades, ayuda a los inversionistas a pagar menos impuestos por sus inversiones de capital. Para los nacionales de cualquier país, se trata de una actividad anti nacional.
Esto no es nuevo en los dirigentes de las maquinarias políticas que dirigen el país. Es usual que los representantes de los Partidos realicen actividades personales que circunvalen las leyes del Estado, para beneficio de intereses individuales.
Lo de Jeb Bush es viejo. Ahora sale a relucir porque el tema es atractivo para hacer más entretenida la campaña por la Casa Blanca.
Jeb Bush es un republicano más cercano al tipo tradicional. Su discurso no destaca con tanto énfasis temas que se utilizan para distraer a los votantes, como el aborto, el rezo en las escuelas, el rechazo a las relaciones contractuales entre parejas del mismo sexo y ni siquiera la temática más reciente: la guerra a la reforma de salud. Su estilo afable y bonachón, parece inclinarse más por los valores tradicionales defendidos en el pasado por ese Partido.
Como republicano moderado es partidario de mantener impuesto bajos para las personas de altos ingresos; realizar inversiones en infraestructuras; defender los derechos individuales, orientados a la actividad empresarial más que a la ciudadana; y aborda algunos aspectos relacionados con derechos civiles y libertades, entendidos como la libertad de hacer negocios.
Pero la maquinaria partidista demócrata que surge a partir de los setenta, no se queda detrás en esas cuestiones. Especialmente en su visión financiera, eso explica por qué Wall Street fue el cuarto donante de la campaña de Obama en el año 2008.
Este fenómeno tiene base en las políticas económicas promovidas por Clinton, razón por la cual George W. Bush dice que Clinton es su “hermano”, declaración que no sólo tiene un contenido de campaña política, sino que refleja coincidencias programáticas que perjudican el desarrollo simétrico de la sociedad estadounidense.
La bolsa de valores adquirió una relevancia enorme en Estados Unidos en la década del noventa. No sólo por los patrones ideológicos establecidos por Reagan, sino por el uso generalizado del internet, lo cual incentivó que cada ciudadano con unos pocos miles de dólares en el banco, apostara a la compra y venta de acciones directamente desde su casa, casino doméstico que originó millones de pérdidas para muchas familias.
Fue precisamente en medio de ese furor, que Bill Clinton demoniza la Ley Glass Steagal, la cual había sido aprobada en el año 1933 prohibiendo que los bancos se afiliaran o participaran en el manejo de valores. O sea, los bancos no podían invertir en la bolsa con el dinero de sus clientes, ni tampoco participar del mercado de los seguros, otro gran juego de ruleta que afecta los procesos productivos.
En el año 1998 Citi Bank se afilió con Salomón Smith Barney y por allí comenzó un proceso de deterioro que culmina con la debacle del año 2008. En ese mismo año Bill Clinton manifestó: “la Ley Glass Steagal ya no es apropiada”.
En el año 1999 se firmó la Ley Grammy-Leach-Billy Act, aboliéndose la cláusula que prohibía la unión de los bancos con firmas de valores.
Esta coincidencia general de los dos Partidos en los asuntos económicos, afectan la vida social del país, entorpeciendo un desarrollo de la economía en mayor concordancia con los requerimientos productivos y de distribución.
Hay quienes dicen que el chisme sobre los negocios de Jeb Bush, afectaría su candidatura.
Todo puede ocurrir antes de las elecciones presidenciales del 2016. Entre otras cosas, Hillary Clinton pudiera enfrentar unas primarias difíciles si se forma un movimiento similar de aquel que consiguió la victoria de Obama en el 2008.
Justamente el pasado viernes día 12 de diciembre, más de 330 miembros del equipo de campaña de Obama, firmaron un documento que titularon “Ready for Warren” (Listos para Warren) pidiéndole a la Senadora
Elizabeth Warren que se postule para el 2016.
La izquierda más fanática dice que Obama fue una maniobra del establishment para culpar a un negro de cualquier mal que pudiera ocurrir luego de las barbaridades de la Administración Bush-Cheyney-Condoleezza Rice. Pero obviando semejantes elucubraciones de las teorías conspirativas y aun admitiendo que su elección haya sido un producto de semejantes maniobras, lo cierto es que el equipo que estuvo a cargo de la campaña, era un buen equipo que supo organizar todo un movimiento, entusiasmando al ciudadano promedio, quienes a la hora de votar no dudaron hacerlo a favor de Obama.
Ese mismo equipo, de manera espontánea, consciente quizás de ese clamor nacional agazapado y aplastado, plantea crear un movimiento a favor de Elizabeth Warren, contradiciendo así los planes que defienden un regreso a las dinastías.
Una de las ideas expresadas en la carta dice: “nosotros creímos en un candidato que nadie pensaba que tendría la más mínima oportunidad. Organizamos una campaña como nadie antes lo había hecho y ganamos la primaria demócrata. Nosotros creamos un movimiento”.
Esa es la opción del estadounidense promedio: crear un movimiento.
Otro grupo llamado MoveOn.org también se ha sumado a lo que llaman “la creación de un movimiento” para “Reclutar a Warren”
Así están las cosas en estos primeros tiempos de la recta final para la próxima campaña presidencial del 2016.
El panorama no es en blanco y negro. El ciudadano estadounidense no es muy dado a los reinados, aun cuando circunstancialmente se entusiasmó con algunos de ellos, como en el caso de los Kennedy. El mundo en general y Estados Unidos en particular, están en fase de superar las dinastías y sustituirlas por una participación razonada.
Así lo veo y así lo digo.
* Periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.
Martianos-Hermes-Cubainformación
Investigaciones recientes que datan del mes de noviembre, arrojó la noticia que Jeb Bush, posible candidato a la Presidencia por el Partido Republicano, se dedica a la inversión de capitales de riesgo. Este tipo de actividades, ayuda a los inversionistas a pagar menos impuestos por sus inversiones de capital. Para los nacionales de cualquier país, se trata de una actividad anti nacional.
Esto no es nuevo en los dirigentes de las maquinarias políticas que dirigen el país. Es usual que los representantes de los Partidos realicen actividades personales que circunvalen las leyes del Estado, para beneficio de intereses individuales.
Lo de Jeb Bush es viejo. Ahora sale a relucir porque el tema es atractivo para hacer más entretenida la campaña por la Casa Blanca.
Jeb Bush es un republicano más cercano al tipo tradicional. Su discurso no destaca con tanto énfasis temas que se utilizan para distraer a los votantes, como el aborto, el rezo en las escuelas, el rechazo a las relaciones contractuales entre parejas del mismo sexo y ni siquiera la temática más reciente: la guerra a la reforma de salud. Su estilo afable y bonachón, parece inclinarse más por los valores tradicionales defendidos en el pasado por ese Partido.
Como republicano moderado es partidario de mantener impuesto bajos para las personas de altos ingresos; realizar inversiones en infraestructuras; defender los derechos individuales, orientados a la actividad empresarial más que a la ciudadana; y aborda algunos aspectos relacionados con derechos civiles y libertades, entendidos como la libertad de hacer negocios.
Pero la maquinaria partidista demócrata que surge a partir de los setenta, no se queda detrás en esas cuestiones. Especialmente en su visión financiera, eso explica por qué Wall Street fue el cuarto donante de la campaña de Obama en el año 2008.
Este fenómeno tiene base en las políticas económicas promovidas por Clinton, razón por la cual George W. Bush dice que Clinton es su “hermano”, declaración que no sólo tiene un contenido de campaña política, sino que refleja coincidencias programáticas que perjudican el desarrollo simétrico de la sociedad estadounidense.
La bolsa de valores adquirió una relevancia enorme en Estados Unidos en la década del noventa. No sólo por los patrones ideológicos establecidos por Reagan, sino por el uso generalizado del internet, lo cual incentivó que cada ciudadano con unos pocos miles de dólares en el banco, apostara a la compra y venta de acciones directamente desde su casa, casino doméstico que originó millones de pérdidas para muchas familias.
Fue precisamente en medio de ese furor, que Bill Clinton demoniza la Ley Glass Steagal, la cual había sido aprobada en el año 1933 prohibiendo que los bancos se afiliaran o participaran en el manejo de valores. O sea, los bancos no podían invertir en la bolsa con el dinero de sus clientes, ni tampoco participar del mercado de los seguros, otro gran juego de ruleta que afecta los procesos productivos.
En el año 1998 Citi Bank se afilió con Salomón Smith Barney y por allí comenzó un proceso de deterioro que culmina con la debacle del año 2008. En ese mismo año Bill Clinton manifestó: “la Ley Glass Steagal ya no es apropiada”.
En el año 1999 se firmó la Ley Grammy-Leach-Billy Act, aboliéndose la cláusula que prohibía la unión de los bancos con firmas de valores.
Esta coincidencia general de los dos Partidos en los asuntos económicos, afectan la vida social del país, entorpeciendo un desarrollo de la economía en mayor concordancia con los requerimientos productivos y de distribución.
Hay quienes dicen que el chisme sobre los negocios de Jeb Bush, afectaría su candidatura.
Todo puede ocurrir antes de las elecciones presidenciales del 2016. Entre otras cosas, Hillary Clinton pudiera enfrentar unas primarias difíciles si se forma un movimiento similar de aquel que consiguió la victoria de Obama en el 2008.
Justamente el pasado viernes día 12 de diciembre, más de 330 miembros del equipo de campaña de Obama, firmaron un documento que titularon “Ready for Warren” (Listos para Warren) pidiéndole a la Senadora
Elizabeth Warren que se postule para el 2016.
La izquierda más fanática dice que Obama fue una maniobra del establishment para culpar a un negro de cualquier mal que pudiera ocurrir luego de las barbaridades de la Administración Bush-Cheyney-Condoleezza Rice. Pero obviando semejantes elucubraciones de las teorías conspirativas y aun admitiendo que su elección haya sido un producto de semejantes maniobras, lo cierto es que el equipo que estuvo a cargo de la campaña, era un buen equipo que supo organizar todo un movimiento, entusiasmando al ciudadano promedio, quienes a la hora de votar no dudaron hacerlo a favor de Obama.
Ese mismo equipo, de manera espontánea, consciente quizás de ese clamor nacional agazapado y aplastado, plantea crear un movimiento a favor de Elizabeth Warren, contradiciendo así los planes que defienden un regreso a las dinastías.
Una de las ideas expresadas en la carta dice: “nosotros creímos en un candidato que nadie pensaba que tendría la más mínima oportunidad. Organizamos una campaña como nadie antes lo había hecho y ganamos la primaria demócrata. Nosotros creamos un movimiento”.
Esa es la opción del estadounidense promedio: crear un movimiento.
Otro grupo llamado MoveOn.org también se ha sumado a lo que llaman “la creación de un movimiento” para “Reclutar a Warren”
Así están las cosas en estos primeros tiempos de la recta final para la próxima campaña presidencial del 2016.
El panorama no es en blanco y negro. El ciudadano estadounidense no es muy dado a los reinados, aun cuando circunstancialmente se entusiasmó con algunos de ellos, como en el caso de los Kennedy. El mundo en general y Estados Unidos en particular, están en fase de superar las dinastías y sustituirlas por una participación razonada.
Así lo veo y así lo digo.
* Periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.
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